Cosas del trabajo en nuestros días….
La capulla de la hermana de mi mujer me trae mártir. No pierde ni un solo segundo en buscarme en cuanto mi mujer sale de casa a trabajar. Es un putón verbenero, gorda y robusta a la que le sobra el dinero tras un buen acuerdo de divorcio. Me tiene empleado en su tienda de ordenadores y sé que no puedo negarme a sus caprichos lujuriosos. De todas las formas controla nuestra economía ya que mi mujer apenas hace algunas chapuzas como grabadora de datos. Soy su empleado y su consolador, ella lo sabe y juega conmigo como con un ratoncillo.
Aquella noche cuando cerramos la tienda ella me invitó a su apartamento. Mi mujer trabajaba toda la noche, así que no tenía escapatoria. Al llegar juntos y después de una copa, ella me obligó a lo que os estáis imaginando: Nos acostamos en la cama y yo la empiezo a meter mano entre sus bragazas, ella me exige que la chupe los pezones gimiendo a continuación como una cerda. Le bajo las bragas mojadas dejándola en pelotas. Sé que entonces la debo sobar el culo, metiéndole dos dedos ensalivados en su ojete. Ella empieza a ser comprensiva:
– ¡ Ay, ay, aaay… bésame, chúpame…métemela ya que me corro…Ahhhhhh Sus palabras me excitan tanto que se la endiño por su gran culo mientras la acaricio el higo. Con unos cuantos vaivenes de sus nalgas y en dos minutos ella se corre patas abajo casi llorando de gusto. Me contengo pues el resto de la ceremonia es largo y con ella no se puede improvisar.
Ahora tocan las chupadas. Me separo de ella con el rabo tieso recién sacado de su culo. Ella me observa espatarrada en la cama mientras se mete hasta tres dedos en su hinchada vagina, tan peluda como un osito y con unas crines que parecen un estropajo.
– ¡ Ay, ay, aaaay, venga dame tu picha que me la voy a comer ! Pero como todo lo quiere con excesiva rapidez no me deja reposar. Se echa encima de mí y mientras se traga mi badajo hasta la campanilla me clava el chochazo en la cara hasta casi axfisiarme. Cuando reacciono le meto la puntita de la lengua en su viciosa cueva. Ella comienza a gemir en mi polla mientras da saltos con su culazo golpeándome la cara y llenándome del flujo viscoso de su chochete. Me lío a lamerla, y ella hace también lo mismo. Acostumbra a iniciar la mamada por la base del capullo, sin importarle echarme unos gargajos de saliva bien profundos con un ruido de carretero al amanecer. Escucho un ruido singular y cuando se la saca me dice ordinarieces que me ponen la picha a punto de estallar. No cesa de darme culetazos en la cara hasta que se corre. Este es el momento elegido, no aguanto más y le suelto toda la lefa acumulada en su garganta mientras ella se la traga con gusto de gorda bulímica.
Si creéis que mi jefa gorda está agotada os equivocáis. Al minuto ella me señala su conejo hambrienta y con un tirón empieza a besarme el carajo encogido mientras penetra con un dedo mi ojete. La verdad es que no me gusta lo que hace en mi retaguardia, pero en pocos segundos consigue que se me ponga dura de nuevo, hasta que me solicita la clavada en su chumino. La follo cada vez con mas profundidad mientras ella se espatarra hasta lo posible y así nos corremos hasta casi mi muerte entre sus enormes tetas.
Ella me deja marchar hasta mañana, no puedo hacer nada y aunque disfruto , luego me siento fatal con mi mujercita. En fin, son cosas del trabajo en nuestros días…
Autor: erospopuli
erospopuli ( arroba ) biwemail.com