Gay, Confesiones Gay. Me llamo Daniel, soy un chico de unos 35 años y hasta hace muy poco tiempo sólo había tenido relaciones heterosexuales. Siempre he tenido un buen cuerpo, fibrado y con músculos marcados; me cuido bastante. Tengo el pelo oscuro, ojos marrón claro, gafas y perilla que ya empieza a encanecerse.
La historia comienza un miércoles de Octubre cuando llegando a mi gimnasio, me crucé en la puerta con una pareja en la que un chico iba a entrar y se besaba con su novia en señal de despedida. Yo intenté no molestar a mi paso por la puerta y entré. Llevaba casi 15 años yendo regularmente al gimnasio para mantenerme en forma, no me gusta tampoco tener físico de culturista pero si bien cuidado. Hasta el día que tuve aquella sesión de fotos en la fábrica que ya os he contado anteriormente nunca me habían llamado la atención los chicos, y eso que en el gimnasio hay cada cual que está bastante bien. Sólo había tenido la típica curiosidad de mirar un poco en las duchas por aquello de comparar tamaños; pero nunca había sentido excitación sexual alguna.
Desde aquel día en la fábrica ya no podía mirar a los chicos de la misma forma, me los imaginaba de mil maneras y me costaba centrarme en el ejercicio. Yo me evadía lo máximo posible y realizaba mi rutina de ejercicios. Suelo ir unas tres veces por semana a diferentes horas, según tenga tiempo libre en mi trabajo como fotógrafo profesional. Acabé mis ejercicios y me dirigí a las duchas a asearme antes de volver a casa. Era bastante tarde y las duchas estaban vacías, algo que agradecía por según que situaciones incómodas. Estaba disfrutando de mi ducha cuando escuché la puerta y entró alguien. Con la cara cubierta de jabón no podía abrir los ojos, me aclaré un poco y miré como se ponía en la ducha de al lado el chico con el que me había cruzado en la entrada.
Era un chico bastante joven, tendría unos 22 años pero tenía un cuerpo muy fibrado. Era un poco más bajo que yo, yo mido 1.80 m. y él mediría unos 1.75 m. El chico estaba como quería, era rubio con ojos azules y un cara muy nórdica. Tenía muy poco bello corporal, sólo en los pectorales y la bajada del ombligo, era muy sexy. No quería seguir bajando en mi escaneo de aquel ejemplar de hombre pero no podía resistirme, se giró un poco y me dejó ver una espalda ancha y fuerte y un culo como jamás había visto.
Ese culo no era normal, se notaba duro y muy trabajado a base de sentadillas. Se volvió a girar y el frente no decepcionaba, menudo aparato cargaba el chico, la tenía en reposo y era de un tamaño descomunal, largo y ancho; yo me relamí pensando en como sería una vez duro. Disimuladamente seguía mirando mientras me duchaba y me quedé hasta que se fue para que no notara mi terrible erección. Agarré el tronco de mi polla y me masturbé durante unos minutos hasta que me corrí pensando en aquel pedazo de tío. Mi polla tiene un tamaño bastante bueno, sobre unos 21 cm. Aunque era muy raro, no solía fijarme en chicos tan jóvenes. Me sequé con mi toalla, me cambié en los vestuarios y cogí rumbo a mi casa.
Durante mis siguientes visitas al gimnasio hacía el esfuerzo de ir a la hora en la que me lo había encontrado anteriormente, quería contemplar a ese chico de nuevo, efectivamente casi todas las veces me lo encontraba despidiendo a su novia en la entrada. Yo no me hacía ilusiones de nada, ya que sabía que era hetero y jamás iba a tener algo con él. Lo veía de vez en cuando por las distintas salas del gimnasio y el chico era como para no mirarlo, desprendía virilidad por cada poro de su piel. Al contrario que en otros chicos, su cara angelical no producía esa sensación de ternura; sino al contrario, le añadía cierta sensualidad.
Un día que coincidimos en las pesas me fijé en cómo miraba el espejo, esa mirada me impactó, su cara de esfuerzo, su frente sudorosa, sólo observar la escena era un regalo para los sentidos; tuve que cambiarme de sitio por razones obvias y al rato me fui a las duchas. No esperaba para nada volver a encontrármelo allí dentro, creía que se habría ido hace rato. Me coloqué en una ducha un poco alejada pero que todavía me permitía disfrutar de la anatomía de ese pedazo de tío. Acabé de ducharme y como siempre me vestí y me fui a casa.
Ya habían pasado unas semanas desde aquella primera ducha en la que descubrí a ese perfecto macho. Un día cuando llegué, él ya había llegado al gimnasio y estaba entrenando. Yo me dediqué a lo mío pero cuando estaba en las pesas llegó él y para no levantar sospechas me tuve que quedar un rato realizando mis ejercicios a su lado. No quería mirarlo demasiado pero a veces no controlaba mis impulsos y echaba una ojeada. Me fui a duchar y de nuevo no había nadie más, podía disfrutar de una ducha relajada. En el momento en que mejor estaba sonó la puerta y como no, era él otra vez. Se volvió a poner en la ducha de al lado. Esta vez me sonrió y entabló conversación conmigo:
– Hola tío.
– … hola
– ¿Cómo va eso?
– Pues aquí, ya acabando para volver a casa. ¡Estoy agotado!
– Yo también, tío. Soy Raúl, tú eres…
– Daniel, encantado. ¿Vienes mucho verdad?
– Sí, vengo todos los días a las 6 en punto, nunca fallo.
– Joder, yo tampoco me machaco tanto. Yo suelo venir tres veces a la semana como mucho.
– Pues estás cuadrado macho, te cunden bien esos días.
– Jajaja, gracias; aunque mira quien lo dice, tu estás petadísimo.
– Tampoco para tanto tío, jajaja
No continuó la conversación, aunque sí nuestra ducha. No sé si lo que estaba presenciando era verdad o mi mente calenturienta me estaba jugando una mala pasada, pero juraría que se estaba recreando mientras se duchaba, su manera de tocarse, de enjabonarse, de aclararse. Se tocaba con gusto, recorría cada centímetro de su piel con sus manos mientras se contoneaba. Yo estaba a punto de explotar, cogí rápidamente mi toalla y salí corriendo de aquellas duchas. Al llegar a casa no podía dejar de pensar en esa escena, era como una fantasía erótica hecha real, no sabéis que manera de ducharse, se había movido como un stripper.
Esa semana ya había ido mis tres veces pero no pude resistirme a volver al día siguiente. Llegué sobre las 7, no lo veía en ninguna sala y me quedé un poco decepcionado. Me puse con mis ejercicios y al acabar; como siempre, a las duchas. Terminé más rápido de lo habitual porque había bastantes chicos duchándose a la vez conmigo y no me sentía cómodo. Al cruzar la puerta de los vestuarios me encontré con una escena a la que no podía dar cŕedito. Raúl estaba allí, había abierto mi taquilla y estaba oliendo mi ropa interior usada. No me había visto, así que retrocedí unos metros e hice ruido para que notase que iba a llegar alguien. Al volver a entrar ya no estaba. Era increíble todo, algo incoherente pero que no cabía a la malinterpretación. Lo había visto varias veces con su novia, se veía un chicarrón super hetero ¿qué hacía oliendo mis boxers? Aquel recuerdo no me dejó dormir casi esa noche.
Dejé pasar los días y al martes siguiente volví al gimnasio y me lo encontré mientras hacía pesas, lo saludé amablemente y me dirigí a otro aparato. Volvían a mi mente aquellos segundos en los que vi a Raúl con mi ropa interior. Me excitaba demasiado pensar que podía gustarle, que podía tener opción a algo. A las dos horas me fui a las duchas que por desgracia estaban llenas, a los pocos minutos entró Raúl y se colocó en la única ducha que quedaba libre; bastante alejada de la mía.
No sé cómo, fueron saliendo todos los chicos gradualmente y sólo quedamos Raúl y yo al final. No me había percatado pero Raúl había salido de su ducha, había atrancado la puerta y se estaba acercando a mí. Yo, totalmente ajeno a lo que se me venía, noté una presencia detrás mía y me giré. Era él, a 1 metro de mi totalmente desnudo; entonces tiró a sus pies una pastilla de jabón. Yo estaba atónito, ¿significaba aquello lo que yo pensaba? Sería mi segunda experiencia con un hombre, después de Jacques No dejé tiempo para pensamientos o dudas, me puse de rodillas y me metí su polla en la boca.
– Ahhh… que gusto cabrón _exclamó Raúl
Estaba comiéndole la polla al chico buenorro de mi gimnasio, ese que tenía novia, ese que estaba tremendo, ese que me miraba y me derretía. Me encantaba la sensación de notar como su polla iba creciendo en mi boca, no paraba de crecer, era enorme. Su polla estaría en torno a los 24cm. por lo menos y era bastante gordita. La chupé con ganas unos minutos y me apartó antes de correrse como una fuente. Nunca había visto tanta leche brotar de una polla. Me miró jadeante y me hizo una señal para que me girase. Yo le ofrecí gustosamente mi culo y sin imaginar que un chico “hetero” como él iba a chupármelo, noté su lengua recorrer mi ano con ansia.
Me lamía lentamente con su lengua hasta que comenzó a jugar con sus dedos, yo me deleitaba con su maniobra, mi polla estaba a punto de reventar. Paró unos segundo y me insertó su estaca sin previo aviso. ¡Qué polla tenía! Aquel nabo duro entraba a duras penas por mi estrecho agujerito, pero sentía tanto placer que no notaba molestia alguna. Su polla tenía el capullo un poco más pequeño que el resto del tronco, no era muy venosa y tenía unos huevos suaves y depilados. Era magnífico notar cada impulso, cada empujón que me daba me hacía disfrutar más. Me corrí a los pocos minutos y el seguía embistiendo con fuerza. Era la forma de follar de un tío hetero, yo follaba así.
No podía gustarme más aquel polvazo que me estaba echando. Su forma de follarme demostraba su jueventud, su vitalidad…Me agarró los brazos y empezó a embestirme con más fuerza todavía; en una embestida en la que sentí todos y cada unos de sus centímetros dentro de mí sentí el calor de su leche en el interior de mi ano, era como un torrente que me hervía por dentro. ¡Joder con el niñato, cómo follaba! Se derrumbó exhausto sobre la pared de la ducha y le dije:
– ¿Y yo? No creas que me quedo así, esto no ha acabado todavía
– … (sólo jadeaba y me miraba con sus ojos azules)
Lo incorporé de la ducha y él me hizo un gesto dándome a entender que no quería que lo penetrase, yo le tranquilicé. Me volví a meter aquella masa de carne caliente, que aún goteaba leche, en mi boca. Me encantaba chupar aquella polla, sabía tan rica, era tan apetecible. Mientras procedía con mi mamada le agarraba y le arañaba aquellas nalgas duras y redondas, era un buen macho el cabrón. Me incorporé y le chupé cada cm de su torso hasta llegar a sus pezones los cuales estaban durísimos por el agua, fría ya, que salía de la ducha. Pasé un buen rato con ellos y le dije que se girase; me volvió a mirar con cara de niño asustado, que la verdad a mi me ponía muy cachondo, pero lo volví a tranquilizar. Se giró y se agachó dejándome ver por completo aquel culo perfecto.
Lamí y chupé cada parte de ese precioso culo. Me tumbé y le dije que se pusiese en mi cara en cuclillas para poder disfrutar de aquel manjar. Le comí su agujerito de mil formas mientras me masturbaba. Ese culito virgen destilaba una esencia deliciosa en mi boca. Él me paró de pronto, se acomodó encima mía y realizamos el primer 69 que yo había hecho con un hombre. Él tenía muchísima fuerza así que no me supuso esfuerzo alguno comerme de nuevo ese nabo duro y tieso que tenía.
Raúl titubeó un poco antes de meterse mi polla en la boca pero finalmente lo hizo, y cómo lo hizo… para ser primerizo en esto del sexo con hombres como parecía, la chupaba que daba gusto. Arriba, abajo, usaba la lengua… un placer que me hizo explotar en su garganta sin tiempo para avisarle. No hizo gestos de desagrado, se volvió hacia mi y se tumbó a mi lado. Nos besamos apasionadamente y nos duchamos juntos.
No volvimos a dirigirnos la palabra hasta el vestuario donde me pidió que no dijese nada, que no podía saberse lo que había pasado y yo acepté de buena gana; puesto que yo tampoco quería que algunas personas supiesen lo mío. Le conté que lo había pillado oliendo mis boxers y él se sonrojó un poco; él me contó que desde la primera ducha notó que lo miraba con otros ojos pero que hasta que no me pilló en el espejo no confirmó que me ponía y quería comprobar hasta donde llegaba yo intentando excitarme en las duchas.
Nos dirigimos a la salida y allí estaba su novia esperándolo. Yo seguí mi camino pensando en cuando sería la próxima vez que volvería a catar a ese hombre.
buenisimo!!!!!!!!!!!!!!como para hacerlo en mi casa de campo solos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!11