Grabé a mi vecina con el novio.
Esta narración acaeció hace unos años, tenía una vecina que me encantaba, con 23 años, fuimos al mismo colegio, su hermano es amigo mío, se llamaba Verónica, era delgada, piernas largas y duras, nalgas redondas, pechos grandes los cuales resaltaban en su delgado cuerpo, cabellos cortos castaños. A causa de ella había pasado grandes momentos en soledad, cada vez que la veía me provocaba gran excitación, ya que la ventana de su habitación daba frente a la mía, y aunque no la había visto desnuda, sólo el verla me provocaba gran excitación.
Una noche, estaba en mi cuarto con la luz apagada viendo la televisión cuando la vi llegar a su habitación, me agaché para que ella no me viese, me arrastré hasta llegar a la ventana, y camuflándome con las cortinas asomé la cabeza, la vi acostada en su cama, parecía dormida aunque tenía la ropa puesta, unos vaqueros azules y una camiseta blanca, rápidamente fui a rastras a por mi cámara de video, para gravarla. Cuando regresé a mi escondite junto a la ventana, pude ver que estaba con un chico, encendí la cámara y me puse a grabar, se estaban besando y rápidamente se quitaron la ropa mutuamente, quedándose ambos desnudos.
Al rato, Verónica se tumbó en la cama, abrió las piernas y el chaval se acostó sobre ella y le metió la polla hasta dentro, abriéndole aun más las piernas, dejándole totalmente separadas las extremidades, pronto empezó mi vecina a gemir de placer, eso me excitaba, pero continué filmando. Minutos después, él le dio la vuelta a ella, la puso a cuatro patas, como a una perra, y le introdujo su verga, dándole con suma violencia, ella gritaba al sentir el miembro en su coño, pero a la vez disfrutaba de placer. Así siguieron hasta que él terminó y bañó el culo de Verónica de su semen, tras esto se fueron, por lo que apagué la cámara y me dispuse a ver lo grabado.
El vídeo había salido bien, era perfecto, se podían apreciar sus gestos de dolor, el movimiento de sus cuerpos y aunque no se escuchaban sus sonidos se veía como abría la boca ella para gemir y gritar.
Mientras veía el video no pude evitar tocarme la polla, sobármela un poco, empecé subiéndome y bajándome la piel suavemente, luego me di un masaje en los testículos, era fantástico, estaba muy cachondo, ver follar a Verónica en video era deleitante, más aun cuando podía parar las imágenes, y ver las caras de perra que ponía. Cada vez me masturbaba con más fuerza, estaba haciéndome una grandiosa paja, solo se oía el ruido de los chasquidos, estaba muy caliente y no tardé mucho en soltar los chorretones de leche.
Así estuve un tiempo, masturbándome con el video que me había regalado mi vecina Verónica.
Autor: Fary
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