Nos conocimos por el chat y practicamos de todo
Este relato data de hace dos años, cuando conocí a una chica de treinta años hablando por el chat, era de Huelva como yo, se llamaba Patricia, tras varias coincidencias allí, la agregué al messenger y seguimos charlando durante un tiempo, nos enviamos fotos. Hablábamos casi todos los días, nos contamos nuestras cosas íntimas, tenía un trabajo de cajera en un supermercado, hasta que un día surgió la cosa de conocernos en persona.
Quedamos en una cafetería, y de pronto nos vimos frente a frente, la verdad que la situación no fue para nada tensa, ese día hablamos bastante sin mucha vergüenza por ambas partes. Patricia era rubia, pelo por los hombros, ojos castaños, con una cara no muy bella, pero que daba mucho morbo, rellenita, con cuatro o cinco kilitos de más, de pecho andaba bastante bien, el culo era redondito. Otros días también fuimos a tomar café, así durante varios días, nuestras conversaciones se hacían más calientes cada día, incluso hubo algún toqueteo suyo con algún pie sobre mi pene cubierto por mis pantalones.
Un día me propuso que la acompañase a unos recados en coche, yo fui, y cuando llevábamos unos cuantos, la cosa se empezó a calentar, me decía que yo le gustaba a ella, yo le dije lo mismo, a continuación me dijo que si me gustaban sus tetas, le dije que sí, y por último me dijo que si me gustaba sus bragas, me quedé callado unos segundos, y le respondí que no las había visto, ella me replicó que las viera, me quedé parado unos segundos hasta que reaccioné, entonces mientras Patricia conducía por la ciudad le subí como pude la falda, y pude ver en vez de unas bragas su tanga, ella sonrió, yo continué, le aparté el tanga y le empecé a acariciar su rajita, estaba muy mojada, sin demora le introduje un dedo en su vagina, y momentos después dos, estaba muy empapada, cuando me quise dar cuenta había parado el coche detrás de una urbanización.
El sitio daba la impresión de que alguien podía aparecer en cualquier momento, pero nos miramos, empezamos a besarnos, y a meternos mano, transcurrido un tiempo, me dijo que si me apetecía follar, no lo dudé, y le dije que claro, entonces ella me indicó que nos fuéramos para el asiento de atrás, el coche era un todo terreno. Patricia se tumbó, le desabroché la camisa y le saqué los pechos por encima del sujetador, se subió la falda y disfruté quitándole el tanga, se lo dejé en uno de sus tobillos.
Sin pensarlo dos veces metí mi cabeza entre sus piernas, le mordisqueé los muslos, besé sus ingles, pasé mi lengua por su rajita, con los dedos separé sus labios, metí la lengua, me entretuve en su clítoris, ella con su mano, me oprimía la cara contra su coñito, hasta que claramente se corrió, empezó a gritar como una loca, y apretaba aun más mi cara contra su rajita. Cuando terminó su orgasmo, se incorporó, me quitó la ropa, y se lanzó a por mi pene, me lo chupó por todos lados, para después empezar a metérselo un poco, hasta que fue introduciéndoselo más, y un poco más, hasta que llegó al tope de su garganta, tenía los ojos desencajados, esa cara de puta me excitaba bastante, después empezó a masturbarme con la boca, era bastante experta, le gustaba tener mi polla en su boca, disfrutarla, así estuvo un largo tiempo.
Al rato no podía más, me puse sobre ella, mis labios chupaban sus pezones, le daba bocaditos, hasta que se la metí lentamente, empecé a moverme sobre ella, con la postura del misionero. Transcurridos unos minutos, probé una posición más profunda, una penetración total, le abrí las piernas, se las elevé, ella aguardaba a que le introdujera el pene en su vagina, cuando lo hice, Patricia calzó sus piernas en mis hombros, le ofrecí una penetración absoluta, con un contacto genital único, los testículos se posaban suavemente entre los glúteos, el clítoris se encontraba presionado, con el transcurso del tiempo, fui penetrándola más rápidamente, a ella le encantaba, disfrutaba teniendo mi polla dentro de ella, así estuvimos un rato hasta que no aguantamos más, y nos corrimos ambos casi simultáneamente.
Tras descans
ar un poco tumbados en el asiento trasero, volvimos a la acción, esta vez ella se acostó en el borde del asiento, tendiendo sus piernas flexionadas al costado de su cuerpo, teniendo su clítoris atrapado entre los labios vaginales, me arrodillé en el suelo frente a ella, y la penetré, le agarré sus pechos, y disfrutaba de ellos mientras la follaba. Se notaba que le encantaba esta postura, gemía alocadamente, fuera de sí, agarraba con fuerza el asiento con sus manos, estaba próxima a un nuevo orgasmo, pero al darme cuenta paré, me desenganché, y la puse en otra postura. Me recosté sobre una puerta con las piernas flexionadas y un poco abiertas, Patricia se sentó en el espacio que formaba con mis piernas mirándome, después la acomodé para que se metiera mi verga en su vagina, una vez logrado, llevé sus piernas a apoyarlas en mis hombros, atrapándome ella la cabeza con sus muslos. Pronto empezó a botar lentamente, para después hacerlo algo más veloz, le acariciaba el clítoris mientras cabalgaba. Más tarde, la agarré de la cintura con fuerza, y le fui guiando en la velocidad, dándole más caña por momentos, ella estaba gozando del momento como una guarra.
Pasado un tiempo dándole, le dije que se diera la vuelta, que se pusiese a cuatro patas, que me apetecía darle por el culo, yo sabía que a ella por detrás no le gustaba mucho, por las conversaciones que habíamos tenido, así que no estaba convencida de hacerlo, pero tras unos segundos de pensárselo, se puso con el culo en pompa y con la cabeza pegada al asiento, le ensalivé su ano, le di varias veces con mi lengua, le comí el culito durante un rato, para después meterle un dedo ensalivado, jugué un poco con él, y cuando este iba bien para dentro y hacia fuera, le metí dos dedos, no hubo tampoco mayores problemas, estaba lista para admitir mi pene. Ambos nos pusimos a cuatro patas, le acaricié un poco el clítoris y dirigí mi polla a su ano, fue entrando sin muchos problemas, estaba muy mojado y eso ayudó, segundos después había llegado al final, en ese momento Patricia me empezó a masajear mis testículos, tras esto, empecé a follarme su culo, ella gritaba de dolor y de placer, incluso a veces echaba su culo hacia atrás para sentir mi verga más en su interior, el follado era salvaje. Estuvimos un buen tiempo en esa posición hasta que no pude más, y me corrí, continué un poco más y ella igualmente tuvo otro orgasmo, llené su culo de mi leche, después nos abrazamos y quedamos un rato tirados con mi polla en su culo.
Pasado un tiempo, ella decidió que era hora de irse, nos vestimos mientras me decía que le iba a doler el culo unos días, que no estaba muy acostumbrada, pero que aun así le encantó, después me llevó a mi casa. Continuamos hablándonos por el messenger y quedando algunos días.
Autor: Fary
pabloeresmas ( arroba ) hotmail.com