Orgía, primera vez. Su situación económica pasaba por una crisis y un amigo le comentó la solución perfecta a sus problemas.
Mi primera vez en todo sentido. Para comenzar esta historia, debo remontarme a unos años atrás, precisamente a diciembre del 97. Tenía yo, 27 años de edad, casado con dos hijos, y atravesábamos una situación económica muy crítica. Mi negocio se había fundido y debía ya dos meses de alquiler y ya no sabía que hacer, por que no me alcanzaban las horas del día para trabajar y reunir el dinero que necesitábamos. Un amigo me comentó que yo podía obtener buenas sumas de dinero pero tenía que dar algo a cambio. Esta parte es muy confusa, incluso para mí, porque las situaciones se presentaron rápidamente. Yo le pedí dinero prestado a Carlos, y él me respondió – Mira yo no tengo la suma que necesitas, pero vos te la podrías ganar… – Como? Si trabajo todo el día y … escasamente me alcanza para vivir… -contesté sin comprender lo que me quería decir. – Vamos a tomar algo y te cuento de que se trata. – me dijo seriamente. Cruzamos a un bar que había frente a casa. Carlos pidió una cerveza y mientras bebíamos me habló sin vueltas: -Yo conozco un viejo que tiene mucha plata, pero… Te lo tendrías que coger! – Qué decís?… – respondí, con un poco de miedo y un poco de bronca, por que pensé que había tomado en broma mi situación. – Para, me dijo, yo sé que esto te puede resultar difícil… yo he cogido con muchos hombres, y no tengo drama en confesártelo… En ese momento yo estaba en un estado que no se puede explicar con palabras, y Carlos continuó – No tiene nada de malo, además con probar no se pierde nada. Yo simplemente lo observaba y un millón de interrogantes cruzaban por mi mente. Mi esposa estaba en la casa de su madre, y yo no hacía otra cosa que pensar en ella en mi hija y también me preocupaba por solucionar los problemas económicos. No aceptaba la propuesta de Carlos, por lo que decidí dar por terminada esa conversación, sugiriéndole que salgamos del bar y regresemos a mi casa. Y allí … comienza la historia. – Carlos – le dije seriamente – A este tipo … hay que cogerlo solamente… – Mira le gustan los pendejos, y vos además eres lindo, pero tendrías que hacer el 69 y también tendrías que … – No! Un momento, yo nunca se la chupé a nadie y tampoco… – No me dejó continuar, tomando mi rostro con sus manos, me dio un beso en la boca. Yo me resistí diciendo que estaba yendo muy lejos y … me interrumpió diciendo: – Me llamaste para que te ayude, te traigo una solución y … Yo no dudé, me arrodillé frente a él, bajé el cierre de su jeans, y apareció frente a mí su pija que había comenzado a ponerse dura. Lo miré y le dije: – Esta es mi primera vez, y lo hago para no pasar vergüenza con tu amigo… – Tranquilo – me interrumpió tomándome de la cabeza y empujándome hacia su pija, que para entonces ya estaba bien dura. Yo simplemente abrí mi boca y lentamente comencé a tragármela. Debo confesar que los nervios me invadían, pero a la vez me estaba excitando mucho. En un momento me dijo: – Que "linda" que te ves chupando… déjame explorar tu culito… no te va a doler "hermosa". Esas dos palabras, sí "linda" y "hermosa", fueron las que cambiarían el rumbo de mi vida. No sé si fueron esas palabras o mi excitación, pero yo me quité el pantalón y el slip, me puse en posición del perrito, y le entregué la colita a aquel amigo, sin importar lo pudiese suceder. Carlos comenzó a jugar con un dedo en mi hoyito virgen, luego con dos y lenta y muy suavemente, me fue introduciendo su pene. Debo reconocer que al principio me ardía un poco, pero luego de un rato comencé a experimentar un placer que nunca había sentido. Finalmente, su leche caliente fue descargada en mi interior y eso me produjo un orgasmo tan intenso que mi cuerpo entero temblaba, mientras mi semen se desparramaba en el piso. Carlos giró mi rostro con su mano, e introdujo su lengua en mi boca, jugando dulcemente con la mía. Luego se despidió de mí prometiendo mantene
r lo sucedido, en secreto, y esperando que se vuelva a repetir. ¿Qué pasó después?…. Un sentimiento de culpa me invadía, pero cuando recordaba lo sucedido, una extraña sensación me atacaba y el deseo de repetir esa experiencia me hacía perder la cabeza. Había pasado poco más de un año desde aquella primera y única vez que tuve sexo con un hombre… Y quiero aclarar que nunca fui a visitar a ese VIEJO CON PLATA, del cuál Carlos me habló, por que sorpresivamente mi situación económica comenzó a mejorar día a día, conseguí un buen empleo y en poco tiempo mis problemas estaban, prácticamente resueltos. Pero un buen día encuentro a Carlos en la calle y se estableció, entre nosotros, una conversación muy particular. – Qué pasó – me dijo, dudosamente- No te gustó lo que … – Sí me encantó – interrumpí – Simplemente tuve que tomarme un tiempo. Y me gustaría estar con vos nuevamente, pero… ¿Te gustaría que me vista y me maquille como una mujer? Un ¡Siiii….! muy caliente se escapo de sus labios y continuó diciendo: – Te voy a conseguir muchas "cositas". Te parece que nos veamos la próxima semana? – Si mi amor – respondí con voz muy suave y femenina – Adriana está ansiosa por hacer el amor con vos! Así nos despedimos y esperé que él me llamase. Solamente pasaron tres días y su llamado no se hizo esperar diciéndome: – Te quiero ver hoy a las 19:00 hs., estoy solo en casa, y tengo algo que te está esperando. – OK – respondí – allí estaré. Y corté. Aquel día se hizo eterno. Yo sentía un palpitar en mi corazón y un cosquilleo recorría mi cuerpo cuando pensaba en lo que iba a suceder. Por fin llegó el momento, y mis nervios me atacaron al momento de tocar la puerta de la casa de Carlos. Pero ya estaba allí y no me quería perder la fiesta. Carlos abrió la puerta y con una dulce sonrisa me dijo: – Pasa directamente al baño… Te espero en mi dormitorio, "hermosa". Hice lo que me pidió. Al ingresar me encontré con un montón de cosméticos, perfectamente ordenados, y varios juegos de lencería para que yo elija. También había una serie de vestidos largos y un par de Bodys. Ya mis nervios se habían disipado, me di un a ducha . Una vez frente al espejo, comencé a practicar con el maquillaje … Debo admitir que por ser la primera vez que lo hacía, resulto ser un verdadero desastre, peor yo estaba plenamente convencida de haber hecho un trabajo excelente. Me puse una tanguita negra, un body rojo, y un vestido negro con detalles plateados. Zapatos no tenía por que yo calzo 42 (un punto en contra). Quiero destacar, que mientras me estaba vistiendo, tuve una erección que no podía ocultar con la diminuta bombachita, y mirándome a espejo me dije – Adry esto te gusta mucho, salí y dale todo el placer a tu hombre. Me dirigí hacia el dormitorio, donde Carlos estaba sentado en la cama y aún vestido con un jeans negro y una camisa blanca. Se levantó mirándome de arriba hasta abajo, mientras yo me acercaba lentamente. Me tomó entre sus brazos y nos fundimos en un largo y cálido beso. Mientras nuestras lenguas jugueteaban, él pasaba una mano por mi espalda, y la otra recorría mi colita suavemente. Mis manos comenzaron el camino desde su pecho, desabrochando su camisa, siguieron hacia su velludo abdomen, y finalmente llegaron a la "despensa del placer". Quité sus pantalones con mis manos, y comencé, con la lengua, a recorrer el mismo camino que surcaron mis manos. Jugué con sus tetillas, exploré cada milímetro de su abdomen hasta que decidí quitarle el slip rojo, dejando que su duro pene golpee contra mi mentón. Comencé a tragar lenta y suavemente cada uno de sus testículos, luego mi húmeda lengua recorrió de abajo hasta arriba su tierno tallo, llegué a la cabeza y, sin abrir la boca, lamí el dulce néctar de aquella dura y caliente flor. Levanté la mirada y pude apreciar el placer que irradiaba su rostro. Finalmente, abrí la boca y comencé a mamar su pene. Carlos se retorcía de placer mientras me decía: – Hay así putita … Cómo chupas, linda … Cómo te voy a coger… Yo sentía un palpitar en mi agujerito y no veía la
hora de ser penetrada, hasta que por fin, Carlos me tomó entre sus brazos, dejándome sobre la cama, boca arriba. Levantó mi vestido, me quitó la tanguita, separó mis piernas, me besó en la boca y se deslizó hacia mi colita, para comenzar a jugar con su lengua en mi caliente hoyito. Introdujo un dedo, luego dos, y luego la lengua. Para entonces, sentí que mi cuerpo temblaba de placer, con cada entrada y salida me hacía tocar el cielo con las manos. Cuando parecía que estaba por estallar, como si de un volcán se tratase, le supliqué con un grito de placer – Cógeme mi amor!!! Quiero sentir tu pija e mi culo!!! Sin hacerse rogar, colocó mis piernas en sus hombros, y se abalanzó sobre mí. Yo lancé un grito, no de dolor sino de intenso placer, seguido de un largo gemido. Cada embestida de Carlos, estaba acompañada de mis gemidos de "gata en celo" y mi pene estaba a punto de desbordarse, hasta que pude ver los ojos de Carlos que se blanqueaban, mientras su caliente esperma se vaciaba en mi interior, y yo acabé gritando, loca de placer. Nos abrazamos y nuestras lenguas se fundieron en un tierno, cálido y largo beso, hasta quedarnos dormidos. Cuando me desperté, había transcurrido más de una hora, y el reloj indicaba la 23:15. Carlos me tenía entre sus brazos y su rostro reflejaba satisfacción. Casi en voz baja dije: – Adry! Creo que falta completar lo que empezaste. Me deslicé hacia su pene y comencé a acariciarlo. Carlos despertó y le pedí que de higienizase. Regresó del baño con el pene erecto, se costó dejando a mi merced ese juguete que tanto placer me había proporcionado. Mi boca y mi lengua le practicaron una larga y jugosa paja, al tiempo que mis manos jugueteaban con sus testículos. Su leche fue derramada en mi boca, la cuál tragué gustosamente. Me vestí quitándome todo el maquillaje, y nos despedimos, a las 00:48, prometiendo repetir el encuentro con Adriana.