-Para mañana traed un resumen de los dos primeros relatos del libro de Antonio Gala «El dueño de la herida»
Para mañana traed un resumen de los dos primeros relatos del libro de Antonio Gala «El dueño de la herida» Entre murmullos de desaprobación todos mis alumnos fueron abandonando la clase.
Se quedaron los últimos Luis y Juan.
-Loli, esta tarde damos una fiesta en mi casa, una especie de guateque con sangría y baile. Quiero que vengas. Vendrá casi todo el instituto, es una manera de confraternizar, de que nos conozcamos todos y todas.
-No sé, tengo que preparar unos trabajos.
-Díselo también a Isabel, podéis venir a las ocho. Por favor, tenéis que venir, sois mis profesoras preferidas.
Todavía hacía buen tiempo y la piscina de la casa de Juan estaba preparada para el último chapuzón de la temporada. Ni Isa ni yo íbamos sin embargo preparadas para ello.
Cuando llegamos todo estaba adornado con guirnaldas en el patio y adornos de papel de colores. Juan y los chicos habían colocado unas mesas en el jardín con aperitivos variados y sangría y cubatas para beber.
-Adelante, profa, bienvenidas. Estáis preciosas.
Había chicas y chicos en todas las habitaciones. La música estaba distribuida por todas las habitaciones por el hilo musical, con diferentes canales según la voluntad y ánimos de los asistentes.
Como tenía calor, después de tomar mi primer vaso de vino, subí a dejar la chaqueta a un cuarto de arriba. Una luz tenue y al lado de los abrigos, sobre la cama, había una pareja que susurraba. Eran dos chicas, Eva y Elvi, como pasé sin hacer ruido no se dieron cuenta de mi presencia.
Estaban medio tumbadas y se estaban besando y acariciando sus pechos por encima de los vestidos. Las manos de una y otra se perdían por debajo de sus ropas como caballitos al galope, en busca de frutos maduros y jugosos. Seguían gimiendo y suspirando mientras yo dejaba mi chaqueta y abandoné la habitación algo excitada por la escena. No sabía que estas dos chicas eran lesbianas o puede que estuvieran afirmando su verdadera identidad y gustos, un juego sin importancia.
-Loli, ven vamos a bailar.
En el salón había como cuatro parejas bailando una melodía lenta.
Todos ellos se estaban magreando y algunos se besaban con fruición y desesperación.
Luis me llevó al improvisado centro de la pista y me puso las manos en la cintura, yo las mías en su cuello.
-Loli, estás muy guapa esta noche, con esa blusa trasparente. Se te ven los preciosos pechos y esa minifalda que destaca tanto tus caderas maravillosas. Estás para comerte.
Y me besó en el cuello tiernamente.
-Vaya, Luis, la bebida ya te hizo efecto, ves a viejitas como yo todavía atractivas.
Me empezó a acariciar por los hombros y la espalda, dando masajes por debajo de mi sujetador.
Algunas parejas buscaban un sillón, un sofá, algún lugar cómodo. Se veía como se iban deshaciendo de algunas prendas, dejando a la vista sus cuerpos jovenes desnudos. Casi todos estaban ya en bragas y calzoncillos. La música era suave y se oían con mayor fuerza los jadeos y exclamaciones de placer de los chicos y chicas.
-Loli, ven al sofá, necesito besarte.
-No, tengo que ir al baño, perdona, ahora vengo.
La madre de Juan estaba preparando más bebida, llevaba una especie de bañador rosa, el tiempo era bueno y además con el calor que hacía con la bebida sobraba toda la ropa.
Laura iba con la cofia y el mandil pero o yo había bebido ya demasiado o no llevaba ninguna otra prenda de ropa.
En la cocina había una pareja que estaban intentando hacerlo junto al fregadero, ella arriba, inclinada, con una mano en cada grifo y él con la cabeza a la altura de su culo. Era el conserje del instituto, Pedro, con María, una chica de 1º de Bachillerato que estaba especialmente desarrollada. Más de una vez tuve que volver la cabeza por los pasillo del insti pues su cuerpo te obligaba a ello.
La muchacha ahora arremangaba su faldita para dejar su culo en pompa, completamente descubierto a disposicion de la lengua del goloso conserje que se le caía la baba de lo que se estaba a punto de comer.
-Venga, putita, que estás muy caliente y yo ya no puedo aguantar más. Te voy a meter mi polla por tu culazo de un solo golpe, ya verás cómo lo
gozas.
-Pedro, ten mucho cuidado que soy virgen por el ano.
Los dejé seguir a lo suyo, me marché al cuarto de baño a orinar; el vino y la sangría hacían su efecto y pensé hacerme un dedito porque mi excitación iba creciendo por momentos y tenía las braguitas encharcadas. Pero, antes de entrar escuché ruido. Entorné con cuidado, despacio la puerta, y vi de espaldas a mí a la madre de Juan, dentro de la bañera y detrás aun chico de mi clase, alto y rubio. Le estaba bajando el bañador, ya sus pechos estaban bamboleantes, él estaba desnudo y tenían una fuerte erección.
En el váter estaba sentado Luis, con los pantalones en los tobillos, me miró y griñó un ojo, como diciendo -como tú no querías, me voy a poner las botas con ésta. Mientras tanto gemia y jadeaba por las arremetidas que Laura, la sirvienta le estaba proporcionando en su papel estelar de la amazona mayor del reino. Ella estaba montada en su pene, a caballito, de frente a él, yo veían la escena a su espalda. Laura saltaba y saltaba como si montara a caballo, sus jadeos eran intermitentes. LLevaba puesta la cofia y unas medias, se le veía el culo y las tetas que subían y bajaban con cada cabalgada. Con su mano izquierda introducía casi con violencia el mango de un cepillo por su ano. Luis le daba nalgaditas para que fuera más rápido y le iba marcando de rojo su enorme culo, mientras le decía a gritos -puta sirvienta, zorra ecuatoriana, galopa!!
La mamá de Juan estaba ya desnuda por completo, con sus grandes pechos en las manos de mi alumno que con su pene totalmente erecto la fue penetrando, de pie y la cogio a caballito, subiendo sus piernas alrededor de su cintura y sus talones colocados en su culo, obligándola a que diera saltitos para facilitar la penetración, mientras que la tenía ensartada por su conejito peludo y babeante.
-Pero qué mamá más guay que tiene el cabroncete de Juanito. Te voy a reventar tu coñito zorrona.
-Loren, ten cuidado, me haces daño, ahhhh, ahora, sí, sí, sigue, ya estoy mejor, sigue. Me vuelven loca los jovencitos calientes y cachondos como tú.
En ese momento ella me vió por encima del hombro de Loren, pero enseguida siguió a lo suyo, besando y follando con el muchacho.
En un rincón del baño había una chica de 2º de bachillerato, muy excitada con la escena, desnuda, tocándose las tetas y pezones, con fuertes pellizcos y tratando de meter un bote de desodorante en su peludo coño pelirrojo.
Nos sonreimos y guiñamos un ojo, no necesitaba ayuda para pasarlo bien solita.
Los dejé, no sabía adónde ir, parecía que todas las habitaciones estaban ocupadas por pasiones desenfrenadas en las que no podía participar.
Unas manos me alcanzaron y taparon mis ojos.
-¿Quien soy? Te voy a llevar a un sitio especial y quiero que participes y goces con nosotros.
Era Juan, me llevó a la habitación de sus padres. Había una cama grande y dos monitores de televisión, en ambos se veían escenas de películas pornográficas grabadas del Adult Channel. En una se veía a una mujer mayor, gorda y con tetas y culo muy grandes, vestida con un juego de lencería negra completo, y le hacía una mamada a un jovencito con un pene enorme que parecía ser su nieto. En la otra se desarrollaba una orgía después de una ceremonia nupcial, había gente mixta en edades y razas, chinos, negros y nórdicos. Todos ensartados por el culo, la boca, las vaginas… en posturas imposibles de recrear.
La luz era tenue, no se veían bien los rostros, solo lo cuerpos. En la cama había al menos cuatro personas, una de ellas era Isabel, lo supe por su pequeño tatuaje en el culo. Le estaba chupando el coñito rasurado o peladito a una chica de unos dieciséis años, que gemía y suplicaba que aquello no acabara nunca. Detrás de Isa había otra mujer de mi edad, por el pelo reconocí a la profesora de Educación Física, Paula, que besaba su culo y metía su lengua en su coñito, a estas horas chorreante. Mientras lo hacía ella misma se metía un dedo en la vagina y lo metía y sacaba violentamente.
-Quiero que pongas tu culo en la boquita de Lea, la niña que goza con Isa.
Obedecí, que ya era hora que me tocara a mí pasarlo bien. Juan me desnudó rápidamente y él se puso a mam
arme las tetas mientras la pequeña Lea jugaba con su lenguecita en mi clítoris puntiagudo y vibrante.
Las cinco personas de nuestro improvisado trenecito, encadenadas, nos corrimos al mismo tiempo, algunas hasta tuvimos varios orgasmos encadenados.
Después de unos momentos de relajamiento y descanso Juan se puso en pie.
-Bueno chicas, vamos todos a la piscina.
-Juan, ya está bien, es mejor que nos marchemos ya. Mañana tenemos que ir a clase.
Juan no me escuchaba e iba por las habitaciones abriendo puertas y sacando a los concurrentes de su extasis y lujuriosos momentos, había gente por todos los rincones de la casa follando a solas, en pareja o grupo.
-Todos a la piscina, en pelotas!!! Maricón el último!!!
Todos desnudos, algunos manteniendo la erección, otras con los pezones levantados, todos con una expectante mirada lujuriosa.
Juan puso en marcha lo que resultó ser un cañón de espuma, apuntando al centro de la piscina.
Espuma por todas partes, en el agua, en el jardín.
La gente se empezó a zambullir. Era ya de noche aunque algunas farolitas nos guiaban el camino.
En ese momento entraron en el chalé Pepe -el papá de Juan- y su secretaria.
-Eh, pero ¿qué pasa aquí? ¿Qué invento es esto?
-Papá, pasa, báñate con nosotros.
-No sabíamos que nos íbamos a bañar, no hemos traído bañador.
-No usamos bañador, estamos desnudos. No pasa nada papá, es un juego inocente.
-Bueno, hijo. Un día es un día. Allá vamos.
Se desnudó rápidamente, ya creciendo su erección con el espectaculos de cuerpos juveniles en cueros.
En la piscina nos mezclamos todos, manos, pechos, coños y penes. Con la espuma no era fácil identificar quien te acariciaba ni a quién le masturbabas. Era la orgía del siglo, la más grande y desordenada en que yo jamás haya participado nunca.
Acabamos haciéndolo por el jardín, por el suelo, en el agua, por todas partes. Hasta reventar de cansancio. No puedo predecir las consecuencias que para todos nosotros puede tener esto. Espero que todos lo olvidemos y volvamos a nuestros papeles tradicionales, profesores, alumnos, padres, madres.
Comentarios de mujeres lascivas amantes de la lujuria como yo a
Autor: doloresxxx
doloresxxx ( arroba ) hotmail.com