Recuerdan a Olivia y a Claudia? Disfrutaba tanto a estas dos niñas que por un tiempo me olvidé de Karla y de Lorena. Pero un día le llamó por teléfono Karla a mi mujer. Platicaron un largo rato, ya que Karla tenía ya un buen tiempo de no venir a casa.
Karla tenia 24 o 25 años de edad, y hacia ya 4 que se había casado, por cierto somos padrinos de anillos. Tenía un niñito de unos tres años. Karla era la más bonita de las cuatro amigas. Alta de tez blanca y ojos verdes, bonitas piernas un culito redondo y respigado, sus pechos con la maternidad habían tomado más volumen, lo único malo era que se había descuidado un poco y mostraba un poco de vientre.
Más tarde platicando con mi mujer mi dijo que Karla tenía problemas con el marido, al parecer tenía otra mujer y ya no atendía ni al niño ni a Karla.
Ella iba a venir el fin de semana a casa para platicar con nosotros más ampliamente. Así ocurrió, llegó temprano a casa, llevaba al niño un poco enfermo. Le pedí que me lo diera para acostarlo en mi cama, me acerqué para tomarlo de sus brazos, y sin querer toqué su seno, ella solo me sonrió. Como el niño casi despierta, me acosté con él para que siguiera durmiendo. Ella comenzó a platicar con mi esposa en la sala, yo me tardé en regresar y cuando así lo hice, que sorpresa.
Karla le mostraba a mi esposa algunos moretones que su marido le había producido por golpearla en la espalda, pero como ella vestía una especie de overall, o tenía hasta el suelo. Ella estaba parada en la sala, mi mujer sentada en el sofá, Karla le daba la espalda, así que yo la veía de frente, pero mi esposa no me veía a mí. Karla vestía una pantaleta completa blanca con encaje en las piernas y el frente tenía la tela calada, así que se le veía tremenda pelambrera. Llevaba una camisa de algodón que le disimulaba los senos y estaba seguro que no llevaba brassiere. Ella me vio y no hizo nada por cubrirse, por el contrario me volvió a sonreír.
Yo regresé por donde venía, haciendo algo de ruido, Karla tuvo que cubrirse, entonces aparecí yo. Continuamos platicando, mi mujer aconsejándola que era mejor dejarlo, ya que no solo no le daba dinero sino que ahora hasta le pegaba.
Así transcurrió la tarde, llegando la noche Karla le dice a mi esposa que ya se iba, mi mujer le dijo que mejor se quedara, que mañana se fuera cuando ya hubiera luz.
Mi mujer le acondicionó una cama en uno de los sillones para ella y en otro para su niño. Así nos retiramos a dormir. Pero yo no podía dormir, solo pensaba en Karla, en sus piernas desnudas y todos esos pelos asomándose por su pantaleta, pensando en ese pecho duro y grande que le había tocado sin querer
Pasaron un par de horas y cuando ví que mi mujer ya estaba bien dormida decidí pararme e ir donde Karla. Ella también dormía, ví su overall a un lado del sofá, y levantando un poco las sábanas ví que solo dormía con su pantaleta y unas calcetas, sus pechos estaban libres tal como lo imaginaba
Yo con esta visión tuve una gran erección. Me agaché y sentándome en el suelo, subí mi mano y suavemente toqué una de sus piernas, dejé mi mano sobre ella por un rato, al ver que ni se movía le empecé a acariciar toda la pierna desde su calceta hasta la orilla de la pantaleta.
Me latía fuerte el corazón pensando en que fuera a despertar ella o mi mujer. Pero mi calentura era mayor. De pronto Karla se movió, quedando completamente bocarriba, yo continué con lo mío, por arriba de la pantaleta le comencé a frotar su peluche, como no parecía despertar decidí aventurarme más, le metí la mano por debajo de la pantaleta tratando de meterle un dedo, era muy incomodo, pero lo comencé a lograr poco a poco, al cabo de un rato sentí más humedad en su vagina, con la otra mano comencé a sobarle sus pechos.
Pero ella no daba señales de despert
ar, y mi verga estaba a punto de explotar, así que saqué la mano de su pantaleta y comencé a masturbarme, sentía que pronto me vendría así que con la otra mano me cubrí llenándose esta de mi caliente lechita que salía a borbotones. Como Karla no reaccionaba le embarré mi leche en sus pechos y en los pelos de su concha. Y por último le acerqué la punta de mi verga a sus labios, no los abrió pero le dejé una prueba de mi leche en su rostro. La tapé y regresé a mi cama.
Yo seguía caliente y a pesar de haberme masturbado aún tenía la verga parada, así que volteé hacia donde dormía mi mujer, ella estaba dándome la espalda, me le acerqué y con ambas manos comencé a bajarle la pantaleta, le empecé a meter el dedo, primero en su vagina y luego en el culo. Ella no despertaba y yo no aguanté más con la mano izquierda le abrí sus labios vaginales y de un golpe le metí toda la verga, solo sentí que ella se repegó más a mí entonces se la saqué y nuevamente de un golpe le perforé el culo, ella solo dio un pequeño grito.
-Ohhhh, me hubieras dicho que la ibas a meter allí cabrón. Ahhhhhhhh, ahora muévete, mueeevete.
-Apriétalo más asssiiiiiiii,me voy a venir -Sí ya vente y déjame dormir
Exploté en el culo de mi mujer, y por fin se me apaciguó la verga.
Al día siguiente al escuchar ruido en la sala, me levanté, mi esposa aún dormía, fui a la sala y encontré a Karla con el overall puesto pero hasta la cintura tenía los grandes pechos al aire, cuando me vio ni se inmuto ni hizo nada por cubrirse.
-¿Qué buscas Karlita?. le dije. -Mi camisa, me contestó. -¿Una como esta? Le dije mostrando su camisa, que la noche anterior me había llevado a mi recámara. -Sí, esa es, ¿por qué te la llevaste? ( ahora me hablaba de tú) -¿No te imaginas? -No, ¿dime porqué?.-Porqué deseaba verte así, con tus senos libres.
-¿Y que te parece? ¿Te gusta lo que ves? -Bueno lo que se ve desde aquí, se ve más o menos bien.
-¿Más o menos? -Si tendría que examinarlos de más cerca. -¿Y por que no lo haces?.
Me acerqué, no sin antes de cerciorarme que mi mujer dormía aún. Entonces me acerqué a ella sin tocárselos con las manos, me llevé a la boca uno de sus pezones, que inmediatamente se endureció.
-Oohhhhh, siiiiii -¿Esto es lo que querías Karlita? -No, esto es algo de lo que quiero. -Entonces, ¿por qué anoche no quisiste despertar? -Tenía miedo. -Y ahora no? -Si también ahora, dame mi camisa antes de que despierte tu esposa. -Con una condición. -¿Que cosa?.
-Dame una mamada! Ahora. -No no ahora no hay tiempo.
-Solo una pequeñita, solo quiero ver como te la metes en la boca. ¿No te gustó la lechita que te dejé anoche en tus labios? -Sí, si me gustó y por eso no quiero hacerlo ahora, si me meto tu verga en la boca no pararé hasta sacarte la leche, pero puede despertarse. -Déjame ver.
Me asomé en nuestra recámara, ella dormía plácidamente. Le llamé a Karla para que ella lo viera y alejar su miedo.
-Está bien pero solo será una chupadita. -¿No dices que no pararas hasta que me venga? -Mejor ya dámela.
Cuando dijo esto ella ya me estaba sacando la verga que para ese momento esta dura y gorda. Ella la tomó con una mano, acercó su boca y sacó la lengua, y la pasó por toda la cabeza de mi garrote, escupió en el y empezó a masturbarme, de pronto abrió su boca y se lo tragó casi por completo.
Agghhhh, aagglllhhhh.
En el tercer intento lo tragó por completo! Yo estaba en el cielo, ahora lo metía y lo sacaba, lo tomaba con la mano y lo elevaba y me chupaba los huevos, nuevamente lo tragaba todo, ufff. Que soberana mamada.
-Karlita, que manera de mamar, sigue mamacita, assiiiiiii. -¿Te gusta papi? ¿Lo hago bien? -¿Bien? Nunca nadie me la había mamado como lo estás haciendo, pero sigue, sssiiiii gue. -Chupppllllll aagghhlllll. -Ay Karla me vengo, me vengo!
Entonces Karla se lo volvió a meter todo y se quedó quieta. Entonces exploté en su boca. Cuando ella sintió que me estaba viniendo, comenzó a succionarme de tal forma que me secó por completo. Cuando se sacó la verga de la boca, esta estaba completamente limpia y ella se había tragado toda mi le
che sin desperdiciar una sola gota.
-¿Te gustó papi? -Karlita, eres increíble, que manera de mamar, ¿cómo aprendiste o quién te enseñó? -Mira cuando me casé yo no sabía hacer nada de nada, llegué virgen a mi boda. Pero a mi marido le gustaba que le mamaran la verga. Y yo no sabía, es más, me daba asco, pero comenzamos a tener problemas por esto, ya que yo no quería hacerlo y cuando se lo hacía lo lastimaba con los dientes.
-Entonces, cómo aprendiste? -Una vecina de nosotros, escuchaba nuestras broncas y un día me visitó. Platicamos largo tiempo, y logrando que yo por lo menos intentara hacerlo que no me diera asco.
-Pero cómo? -Bueno, ella tenía mucha experiencia a pesar de no ser tan grande, me llevó revistas donde veía a mujeres chupando tremendas vergas. Un día me invitó a su casa, su esposo estaba de viaje. Entonces me dijo: -Karla vamos a seguir con tu enseñanza. -Está bien, le dije, ¿que vamos a hacer?
Ella sacó unas películas porno, las puso. Vi en plena acción lo que antes me había mostrado en las revistas.
-Fíjate bien, mira esa rubia, ve como abre la boca y se traga todo ese garrote, ahora esa negra, ve su lengua como la pasa por toda la cabeza, que te parece?
Yo nunca había visto nada parecido, si las revistas que me había llevado, para mí eran verdaderamente una sorpresa, imaginate ver una película.
-¿Y entonces que siguió? -Mi vecina me dijo: ¿te gustaría probar? -Si, bueno, no se… -Anda Karla, ¿que puedes perder?, además acuérdate de las broncas con tu esposo por no saber hacerlo bien.
-Tienes razón, está bien pero, como voy a probar, ¿vas a llamar a alguien? -No, ¿como crees?, espera y veras.
Ella se metió a su cuarto, al poco tiempo salió, traía un montón de cosas raras (bueno, yo no las conocía) de todos tamaños, colores y formas.
-Mira Karlita estos son consoladores, con algunos de ellos aprenderás a hacer lo que ves en la tele.
Yo estaba como espantada cuando me los acercó, no atinaba a agarrar ninguno, solo los veía, la verdad uno de ellos me llamó la atención. Ese sí parecía una verga de verdad, era duro, pero suave a la vez, no era muy grande, y tenía una pequeña ranura en la cabeza, tenía una bolsa como si fueran sus huevos.
-¿Te gusta ese Karla?, me preguntó mi amiga. -Precisamente, con ese vas a practicar.
Y así lo hice, todos los días estaba con mi vecina chupando ese miembro de vinil, ella aún no me decía por que tenía la ranura, hasta que un día que llegué a su casa y le pedí "mi" verga, la sentí un poco caliente y la bolsa de los huevos algo pesada. Le pregunté que porque y mi dijo que había llenado de leche caliente los huevos y que cuando yo estuviera lista mamando ese garrote le oprimiera los huevos y me tragara la leche.
Pasadas dos semanas, ya me encantaba mamar ese garrote de hule, con su lechita tibia. Al llegar a casa de mi vecina, la encontré muy bañadita y solo con una batita muy ligera. Me dijo que como ya había aprendido a mamar gracias a sus enseñanzas, me tocaba hacer algo por ella,
Yo le dije que me parecía correcto, que solo dijera que quería. Entonces me mostró otros consoladores: unos largos con dos cabezas, otro enorme con unas correas, otros más delgados y pequeños.
-Mira Karlita, ahora vamos a jugar tú y yo, ven vamos a la cama y desnúdate. -Pero… -Nada, quedaste que harías lo que yo te pidiera, ¿no? -Está bien.
Nos desnudamos las dos, ella comenzó a tocarme los pechos, me besaba suavemente, hasta que reaccioné y yo empecé a hacer lo mismo. Entonces tomó su víbora de dos cabezas y me dijo métete esa y yo por el otro extremo; luego me puso la enorme verga de las correas y me dijo como cogérmela con ella.
-Bueno más o menos esas cosas hicimos, y así aprendí a mamar de esta manera, ¿que te parece?.
-Pero Karla, ¿como es posible que tu marido te maltrate si ahora sabes hacer lo que a el le gusta? -Mira, cuando volvimos coger mi marido y yo, estaba yo deseosa de mostrarle lo que ya sabía hacer…
-¿Quieres que te la mame? Le pregunté a mi esposo
Pero yo estaba ya haciéndolo, le tomaba su verga con las manos me le llevé a la boca le pasé mi lengua por su cabezota, me la tragué toda. Él estaba en las nubes, supe que pronto s
e vendría, así que cuando sentí su leche en mi boca, lo succioné de tal modo que casi se desmaya.
-Seguro quedó muy complacido. -Al contrario, cuando reaccionó, me pegó muy fuerte en el rostro gritándome: "perra puta, ¿quien te enseñó a hacer esto?, maldita seguro me estas engañando, antes te daba asco y ahora pareces profesional, puta desgraciada"
Y así comenzaron mis problemas, te juro que ya estoy hasta la madre de él. Si lo voy a dejar, me iré a vivir con mi abuela y me pondré a trabajar.
Karla ya se había terminado de vestir, pero con la historia que me acababa de contar ya se había vuelto a parar. Me acerqué a ella, la tomé de la cintura y ella me abrazó, nos besamos con pasión.
-Karlita, mira como me volviste a poner… -Si ya lo sentí, pero ni modo, tu esposa no debe tardar en despertar. -No seas mala y vuélvemela a chupar, ven vamos a la cocina, si despierta la oiremos y tendremos tiempo para separarnos. -Está bien vamos
Ya en la cocina, me sacó la verga y pronto comenzó a mamarla, de pronto se levantó me besó y me dijo.
-Cógeme
Y bajándose el overall se volteó, empinándose le bajé la pantaleta, se tomó con ambas manos nalgas y abriéndolas me dijo :
-Anda, métemela y vente pronto, ya habrá oportunidad, para que lo hagamos con calma.
No me lo dijo dos veces, viendo ese par de nalgas abiertas mostrándome el hoyo de su culo y los labios de su vagina le enterré todo mi garrote.
-Ssiiiiiiiiiiii todaaa -mueeeveteeee sssiiiiiiiii assssiiiiiii ppppappiiiiii -Maasssssss tooooodddddaaaaaaaa ahhhhhhhhh ahhhhhhh ahhhh -Ventteeeeee yyyaaa -Ooohhhhhh oooohhhhhhhh ssssiiiiiiiiii.
Y así con tres o cuatro bombeadas, le llené su conchita de mi lechita
-Uf, que rico papacito, lo tendremos que hacer otra vez. -Claro que lo haremos más veces. -Ya te llamaré cuando esté sola y nos veremos cuando tú quieras mi amor. Ahora ya debo irme.
En eso oímos que mi mujer ya se había levantado, nos arreglamos las ropas y salimos, Preparamos un almuerzo y Karla se despidió de nosotros, por desgracia tiene ya casi cuatro meses que no sabemos nada de ella, y creanme, como extraño las mamadas que solo ella sabe dar…
Autor: Superman