Una chica de 18 años con un cuerpo increíble es demasiado selectiva con los hombres siendo aún virgen, sin embargo presenciará un hecho que despertará toda su calentura.delatando sus necesidades.
Hola, soy Angie, me gustaría contarles alguna situaciones que ocurrieron hace unos años, ahora tengo 25. Siempre he sido una chica muy alegre, sociable, muy segura, mi padre se encargó de enseñarme a enfrentar la vida, a dar mi opinión con argumentos y respeto, a sentir felicidad por lo que uno es por dentro, y no por lo que uno posee o como luzca, a valorar las cosas simples de la vida, como también mi madre que me dio su amor, su cariño, autoestima, orientación y muchos consejitos como mujer, y no menos importante hábitos de estudio.
Ambos siempre fueron muy abiertos y transparente, desde los 14 años me explicaron el tema sexual, desde lo biológico, coito, proceso menstrual, el embarazo, el real significado de lo que significa unirse con otra persona tan íntimamente, un actor de amor.
Sin embargo las cosas no ocurren siempre según el plan, si bien tenía una gran formación, tenía mucha más madurez en aquel entonces que mis compañeros y amigos. Nos preocupaban distintas prioridades a la hora de tomar decisiones. Todos me parecerían muy inmaduros y vacíos, algunos hablaban por hablar sin ningún porqué de sus opiniones, eso lo hacía aburrido, estaba acostumbrada a la comunicación que teníamos en casa, y con los amigos de la familia, donde íbamos derivando y desmenuzando temas, aunque habían algunos compañeros que me hacían reír y eso lo valoraba mucho, pero los seguía viendo como niños, se podría decir que era muy selectiva.
Todo desencadenó estando en el último año del colegio con 18 años aún no había tenido alguna experiencia, uno que otro beso con amigos de mi villa, empezaba molestarme ya que mis compañeras comentaban sus experiencias con los chicos que agarraban, como se besaban, como se tocaban, qué posiciones lo hacían, dando mucho detalle a cosas que yo no había experimentado y que solo imaginaba, aparte que hormonalmente me sentía alterada, sin razón aumentaba mi temperatura corporal, mis pechos se agitaban y ponían muy duras, lo que me causaba un dolor punzante, andaba muy sensible físicamente y emocionalmente, me sentía quemar por dentro, solo escuchar a mis compañeras, me hacía imaginar en situaciones similares, generando sensaciones extrañas y placenteras. Ante tales situaciones mi pupi se humedece tímidamente ante la mínima provocación, me arqueaba de solo sentir esos escalofríos. Necesitaba liberar toda esa energía dentro de mí, pero no me gustaba tocarme, lo encontraba aburrido.
Con el pasar de los días más aumentaba mi deseo, aunque intentará no pensar, mi cuerpo me traicionaba pidiendo alguna atención, era una bomba de tiempo, tenía que encontrar una solución.
Antes dejen describir un poco a las personas que me rodean, mi padre se llama Enrique y es Chileno, de piel blanca, tiene 48 años y se mantiene bastante bien, juega tenis algunas veces para para equilibrar lo que le fascina comer, y así
mantener esa pancita bebe como le digo yo para molestarlo. Es dueño de una empresa de Turismo, por lo cual tiende a viajar constantemente por todo el país.
Mi madre Celeste, es Colombiana, muy alegre y vigorosa, ojos verdes, de sangre caliente como dice ella, tiene una cara muy linda. Aparte se dedicaba mucho a su figura haciendo gimnasia y bailando todo el día, dice que es su herencia familiar, que sus genes eran muy buenos y resistente, porque su piel se mantenía muy bien a pesar de ser tan entradita en carnes, sus pechos parecen melones, muy poco caídos, de caderas anchas, piernas gruesas, y un trasero en forma de zapallo con nalgas muy amplias y gorditas que eran su mayor atributo. Aparte ella siempre ha sido muy desinhibida y espontánea, le gustaba saberse que tenía un cuerpo único para su edad y generar atracción en los hombres, decía que era un poder, por lo cual a veces se vestía muy provocativa resaltando sus atributos, aunque no fuera tan difícil de conseguir.
Incluso cuando salíamos con Papa la molestaban y le decían algunos comentarios subidos uff, como que estaba bien buena, o que pedazo de trasero señora, pagaría todo el dinero del mundo puta, donde papá solo se reía y se hacía el loquito para luego decirle cosas al oído, ella solo reía y caminaba con más ímpetu.
Yo le increpaba porque no la defendía, el me respondió: una mujer con ese cuerpo y vestida así es difícil de no alabar no crees?, es imposible luchar contra lo inevitable, que la miren y le digan cosas, mientras no le falten el respeto tocándola … son solo palabras, uno les da el peso hija.
Comprendí que tenía la razón, a mamá le gustaba sentirse linda y admirada junto a su hombre vistiendo ropas provocativas, brillando como una estrella, le daba fuerza y energía, ella se sentía bien, aparte papa la entendía y parecía también disfrutar que admiraran a su mujer, muchas veces la tomaba fuerte de la cintura como diciendo es mía, o le daba unos buenos besos apasionados, era muy incómodo para mí, ver a tus padres así en pleno centro comercial, pero sabía que así era su forma de ser, sus gustos, era parte de su confidencialidad como pareja, yo mientras me hacía la loca.
Finalmente estábamos mi hermana y yo, ella es 5 años mayor que yo, se llama Lucía, ambas heredamos la genética de nuestra madre, aunque somos muy parecidas, su cuerpo es mucho más proporcionado y simétrico, en el sentido que tiene todo bien puesto, lindas formas pero sin exageración. Debe andar en 92-64-95.
Yo sin embargo soy la imagen viva de mi madre. Mis senos creo que son como naranjas, bien puestos en su lugar, mi cintura está bien, algo con grasita pero lo normal, mis caderas amplias debido a mi trasero, herencia familiar, que debo reconocer es grande, era molesto porque desde cierta edad los chicos se daban cuenta y hacían comentarios, aparte sufría con la espalda, un tiempo pensaba que era demasiado, que se veía mal, y le decía a mamá que a los 18 me operaría, pero ella rotunda me decía que debía estar orgullosa, que ya me daría cuenta.
Mis piernas son algo carnosas de muslos, pero bien trabajadas ya que desde pequeña me encanta bailar, otra herencia. Por aquel entonces mis medidas debían andar en 98-62-105. Desde un tiempo nos medíamos juntas para echar competencia, mi madre siempre ganaba y yo segunda. Como se darán cuenta nosotras no estábamos ajenas a comentarios morbosos cuando salíamos, al comienzo me daba miedo, luego los ignorabas, incluso algunos me parecían divertidos y hasta me gustaban.
En ese momento Lucía estaba de novia con Marcos, su actual esposo, un buen chico, delgado, alto y de piel blanca, muy inteligente, culto y sociable, siempre tenía un tema de conversación y se encontraba terminando su carrera como Médico. Pasaba bastante tiempo en la casa, por lo cual lo empezábamos a considerar uno más de la familia, sin embargo, nunca podría imaginar que detrás de todas esas cualidades, pronto conocería su verdadera forma de ser…