Una chica de 18 años con un cuerpo increíble es demasiado selectiva con los hombres siendo aún virgen, sin embargo presenciará un hecho que despertará toda su calentura.delatando sus necesidades.
Un día que en el colegio nos enteramos que había muerto un profesor bien entradito de edad de un ataque al corazón, decidieron enviarnos a casa, me sentía algo triste, el ambiente era extraño y amargo, era el más viejito pero nadie quería que se fuese, era un profesor querido, y todos lo estimamos mucho, nos hacía siempre sonreír con sus ocurrencias, un estilo único e inigualable para educar, en fin podía pasar una tarde sin hacer nada, lo cual venía muy bien con toda la tensión que sentía.
Apenas llegue a casa fui a ver que había para beber porque hacía un calor de los buenos, mientras bebía echaba unas miradas buscando a mamá, pero no estaba, tal vez fue a hacer las compras del mes pensé. Me fui a mi pieza que está en el segundo piso a descansar o ver TV, cuando escucho unos ruidos de la pieza de mi hermana, veo su puerta entreabierta y pienso pasar a saludarla hasta que me quedo de piedra, me quedo como estatua ahí y sin habla, un poco en shock. Mi hermana Lucía estaba en cuatro sobre la cama con un bikini fucsia que dejaba su trasero al aire mientras Marcos la tenía bien sujeta de la cintura, estaban teniendo relaciones, la penetraba a un ritmo constante, que al chocar las pompis de mi hermana con su pubis hacia un sonido muy fuerte, aparte le daba unas nalgadas que hacían estremecer a Lucía, sonaban dolorosas pero su cara mostraba lujuria, la escuchaba murmurar “uhmmm papito, más por favor”.
Quede paralizada, estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer, el tiempo estaba detenido y a la vez eterno, pero ya estaba más consciente, pensaba en irme, pero mi cuerpo o algo más no quería, sentía miedo de que me escucharán y me descubrieran, aparte nunca había visto algo así, sentía curiosidad, una cosa era escuchar y otra muy distinta ver, respire profundo y cerrando los ojos intente calmarme, hasta que escuche que comenzaban a conversar:
Lucía: Aiii amor, te dije que no era buena idea que lo hiciéramos aquí en la piscina de la villa (al parecer estaban creando una historia de fantasía), se viene acercando el Conserje y me va mirar desnuda mientras me la metes Marcos, detente por favor.
Marcos: Amor no estás desnuda, estas con tu bikini.
Lucía: Si pero me puse el más pequeñito, no me cubre nada amor, pareciera que estoy desnuda, aiii Marcos, me va ver el señor, me da vergüenza, aaii papiii. (Movía la cola como tratando de zafarse, pero realmente ella misma se enterraba más duro)
Marcos: Tú lo has escogido amor, sabiendo que te iba a follar en la piscina de la villa, ¿y que podía venir alguien no?, pudiste haberte puesto uno no tan pequeño. (Le estampa 3 sonoras nalgadas con mucha firmeza haciendo resonar sus cachetes)
Lucía: Ayyyyyyyy papiiiiii…. Aiii yoo, lo siento, no sé porque lo hice, no sé porque me puse este bikini que no me tapa nada, y me deja todo al aire. Uff amooor el Conserje me está mirando, me está devorando tu cuerpito, amor dile algo, está mirando desnuda a tu mujer… mientras me penetras, qué vergüenza papito.
Marcos: mmmm Si lo sabes PUTA ¡! (Me asusté mucho al escuchar a Marcos tratando así a mi hermana, pero supuse que era parte de su fantasía y mantuve mi posición).
Es porque te encanta provocar y calentar hombres como tu madre, que le gusta vestirse mostrando sus carnes con esos shorcitos ajustados incrustados en su enorme culo, o esos tops que usa pareciera que van a explotar, así le gusta comprar el pan parando vergas, para después culearse a tu papa hasta dejarlo seco cuando viene, tu madre grita de deseo de tanta calentura (Eso era verdad, era muy incómodo cuando éramos más pequeñas, pero luego nos explicaron que así era el sexo entre ellos, fueron cuidadosos muchos años, pero últimamente que estamos más grande se han vuelto muy cariñosos, y más de alguna vez los hemos escuchado cuando nos creen dormidas, tal vez ni les importe, tienen mucha confianza con Marcos).
Estaba impresionadisima, jamás había escuchado a Marcos hablar de esa manera y menos referirse así de mama ya que siempre la trataba con mucho respeto, en cierta parte tenía razón pero me violentaba su manera, pensaba que era el contexto, pero si lo decía era porque lo pensaba. ¿Pensará lo mismo de mí me preguntaba?, mi mente trabajaba mil ideas por segundos, al igual que mi cuerpo, mi pupi estaba empapada, mi respiración agitadisima, como si hubiese corrido una maratón, mis pechos jamás los había sentido así de duros e hinchados, sentía que me iban a explotar y me causaba mucho dolor, por inercia empecé a mover las caderas imitando el ritmo en círculo de Lucía, era como una si tuviese un demonio dentro, necesitaba tocarme, así que lleve una mano bajo mi sostén y comencé a sobar mis inflamados pechos muy suavemente, pasándome ambas manos por todo su extensión, lo hacía delicadamente y tiernamente por la inflamación molesta, que producto de las caricias poco a poco se fue desvaneciendo, dando el protagonismo a sensaciones de alivio y placer.
Pero no estaba conforme, tenía mucha energía acumulada y pedía a gritos ser liberada, comencé a apretar mis senos con más fuerza, imaginaba las manos de un hombre inspirado por la lujuria de manosear mis pechos fue que acaricie mis pezones, jugaba con la presión de mis dedos palpando mi sensibilidad, cuando lo hacía con fuerza era dolorosamente placentero, e inspirada por la ola de calentura metí mi mano bajo mi faldita para acariciar mi pupi.
Lucía: Siiiiiiiiiiiiiii papiiiii, nos encanta vestir provocativas para levantar vergas y ojalá bien gruesas, como la tuya amor, por eso me puse este bikini que no me cubre nada, sabía que podía venir Don Pedro o un vecinito, aaaii no mentira, que digo… solo me gusta probar tu salchichita mi vida. (Mientras ella misma se nalgea lo miraba por encima del hombro con una cara de puta que me sorprendió, parecía que estuviese poseída, al menos ella estaba liberando al demonio pensaba).
Don Pedro era uno de los conserjes de nuestro edificio, debía tener unos 55 años y medir 175, no era obeso, pero tenía tremenda panzota, ya casi no le quedaba cabello y si bien era educado, era un viejo verde que miraba de manera pervertida.
Aiiii papi, ya vámonos, llévame a casa, Don Pedro se acercó y bajó sus pantalones, está con su cosota al aire frente a mi amor, el señor la está acercando a mi cara amor, dile algo por favor, la tiene demasiado grande mmmmmmmm (Lucía lo miró y se relamió los labios llevándose un dedo a la boca).
Amor, el señor me está poniendo su glande muy cerca de la cara, uhmmmm la está acercando a mi boquita, y sus bolas se ven gordas… parece que está muy tenso el señor conserje, papi mmmm…
Marcos solo decía groserías, le lanzaba escupitajos a su cuerpo, entre su ano, sus nalgas e incluso su espalda, los cuales hacían estremecer a mi hermana, mientras le seguía dando nalgadas sin compasión, su sexo era duro. Hasta que Lucía sacó un plátano que tenía cerca de ella, le saco la cascara y mirando a Marcos con una cara de puta que no le conocía…
Disfruta aquí de la segunda parte de «Angie«