En el amplio espejo de la recamara, reflejados los cuerpos multiplicados por placer y orgasmos
En el amplio espejo de la recamara, reflejados los cuerpos multiplicados por placer y orgasmos, Tanz desnuda, su piel aperlada en sudor y semen, siendo penetrada en ambos orificios, al tiempo que mamaba con avidez a un tercer miembro en perfecta sincronía.
¿Cómo es que se había emputecido, hasta este extremo?, el solo pensamiento de su iniciación le hacia excitarse aún más, una cuchilladas de espasmos vaginales le acompañaban, sintiendo próximo una multiplicidad de orgasmos, puta y reputa, jadeaba el que la penetraba por el culo, con más ahínco que con expertis pero se estaba bien, se dijo Tanz cuando sintió de pronto el chorro de semen en su garganta, tragando cuanto podía, acaso escurriéndole miseras gotas por la barbilla, un nuevo orgasmo le recorrió casi eléctricamente su cuerpo, en intensos escalofríos iniciados en la espina dorsal, el que la enculaba eyaculaba al mismo tiempo que el que ocupaba la vagina, así casi de manera simultanea los cuatro habrían alcanzado su orgasmo en la sesión sexual del día.
Tanz, con las piernas aún temblándole, las caricias hechas apenas unos instantes antes aún escocían su cuerpo, tanto como el culo que sangraba discretamente en un hilo imperceptible confundible con sudor y jugos, entro acompasadamente al cuarto de baño, recostándose en la bañera, cerro los ojos abandonándose al silencio y a la calma, su corazón aún latía en frenética arritmia como si acabase de correr en un maratón, en un par de minutos sintió el chorro caliente en su cuerpo, dirigido en particular a su cara, abrió la boca para poder probar y tragar la orina de los tres hombres que la meaban, esa era la despedida, uno de ellos tuvo a bien antes de irse en llenarle la bañera con agua tibia, y después darle un cariñoso pellizco a sus doloridos pezones, ahora, en medio de la calidez del agua, se podía sumir con gusto a sus pensamientos, y a su iniciación, pensar en ello incluía por supuesto a Oswaldo.
Ella siempre se había considerado atractiva, a sus 30 años tenía un par de senos firmes y hermosos, que le gustaba mostrar de vez en cuando para obtener los favores galantes de los hombres, las nalgas duras y piernas torneadas, producto de un par de horas al día en el gimnasio, su trabajo era el de ejecutiva de ventas en una empresa papelera, cuidaba su físico y se valía del mismo para poder sobresalir en las ventas, aunque las más de las veces no pasaba de ser un simple coqueteo, una insinuación, o bien una promesa condicionada al monto de la facturación, sin embargo lejos de cumplir los deseos no expresados de los clientes cerraba las ventas con un apretón de manos y un beso en la mejilla, despidiéndose del cliente y referenciandolo a un ejecutivo personalizado, ella era únicamente el gancho de las ventas, una vez cerradas se desaparecía.
De está manera tenía cierto estatus y prestigio dentro de la empresa, se hablaba inclusive de una probable promoción, hacia tiempo se había desocupado la gerencia, y para Tanz era claro que ese lugar era solo de ella, hasta que llego Oswaldo y sin más ocupo dicho lugar, administrando el equipo de Tanz integrado por ella y por otros ejecutivos, Oswaldo era un tipo de 35 años, alto, delgado de piel morena, que al igual que el resto de los empleados cuidaba en extremo su apariencia personal, vistiendo impecable de manera ejecutiva, casi siempre con traje gris o azul.
Un día llamo a Tanz para tener una charla con ella, le pidió que incrementará sus ventas ya que veía que estas estaban en descenso, aunque ella no lo expresaba, era claro que la desilusión de no tener el ansiado puesto le había pesado en sobremanera, Oswaldo lo sabía por lo que se ofreció a acompañarla las próximas reuniones con clientes.
Al otro día Tanz tenía cita con un par de hermanos de la comunidad editorial, eran dos tipos que no hacían ningún trato si no estaban ambos de acuerdo, ella sabia que eran admiradores de sus encantos, por lo que decidió continuar con su estrategia de ventas, se puso una minifalda color azul, y una blusa blanca transparente, busco un sujetador que aunque cubría lo necesario dejaba insinuar sus pezones, sabía que con el aire acondicionado de la oficina de sus c
lientes pronto tendría los pezones enhiestos, para delicia de los hermanos y agrado de la cuenta de la compañía, puntual a su cita llego Oswaldo, como siempre perfectamente acicalado, aún estaban en los saludos de cortesía cuando los ojos lascivos de los hermanos recorrían el cuerpo moreno de Tanz, era evidente el deseo que despertaba en el par de vejetes, tanto que no paso inadvertido para Oswaldo quien inescrutable comenzó a dirigir la reunión centrándose en negocios, el pedido en realidad era un mero pretexto, al pasar a la amplía oficina ya estaba dispuesto café, canapés y una licorera con coñac, más que una reunión de negocios parecía una sala de convivios, Tanz acepto un coñac, Oswaldo ejecutivo siempre prefirió café, los viejos tomaron también coñac, y aunque pronto detallaron las necesidades de papelería, a claras luces no querían que se fuera Tanz, una oportuna llamada telefónica hizo que ambos vejetes abandonaran la oficina un momento, disculpándose, Tanz quería aprovechar para poder despedirse e irse pero su jefe estaba anclado a la silla con su mejor porte sorbiendo el café.
Acababan de salir los vejetes cuando, sucedió lo inexplicable, Oswaldo se levanto, y como si estuviera curioseando por la oficina, se acerco a Tanz, ella estaba un poco mareada por el coñac, comenzó primero a olerla despacio y con suavidad, casi como si quisiera grabarse su aroma y reconocerla donde fuera, con sus manos tomaba su estrecha cintura, y comenzaba a subirlos, hasta detenerse en los botones de su blusa, ella tenía descubiertos un par de estos para coquetear, pero Oswaldo comenzó a desabotonarle los faltantes, pronto comenzó a magrearle los senos, los pezones de por sí ya sensibles al frío ambiental pronto se endurecieron aún más al roce, ella trato de levantarse, pero Oswaldo la detuvo con un suave movimiento, ahora, le desabrochaba el sostén y sacaba los senos que turgentes y firmes como los tenía se apreciaban deliciosos al gusto y al tacto, Tanz comenzaba a mojarse, no sabia que tenía Oswaldo que la hacia excitarse de esa manera, poco le importaba que entraran los vejetes en ese momento, ella de pronto se vio atrapada en un marasmo de sensaciones y una certeza: quería que Oswaldo la penetrara, la hiciera suya, ahí en esa oficina, que la montara y que le dijera al oído cualquier cosa, esto no tenía nada que ver con el amor pero sí con un deseo silente que hacia que ella cada vez más se sintiera mojada, lubricándose su sexo, ardiendo por dentro, trato de participar y acariciarle a Oswaldo el bulto que se veía en su entrepierna, él, la dejo, con torpeza Tanz bajo el cierre del pantalón de Oswaldo, en tanto el comenzaba a acariciarle las piernas sin descuidar los pezones que lamía con golosa delectación, la sentó, en la mesa, luego comenzó a besarle las piernas, la falda estaba levantada arriba de su cintura, sí Tanz se hubiera podido verse se sorprendería que a pesar de estar con su ropa desordenada se veía hermosa, Oswaldo al llegar a sus bragas fue el único momento en que dejo de ser un caballero, al romperle con las manos las medias, el tanga ya mojado y fuera de su lugar se mostraba risible tapando apenas la intimidad de Tanz, los labios rosáceos de su vagina, el botoncito de su clítoris con el que Oswaldo comenzó a jugar distraídamente, Tanz desde hacia rato había perdido ya la cabeza, había experimentado un primer orgasmo en el magreo había sentido en una brevedad como corría por todo su cuerpo, lo que deseaba era ser penetrada, cual no sería su sorpresa, cuando de pronto sintió en su intimidad la presencia de un pene que trataba de abrirse paso, ella tenía los ojos cerrados, sentía un pene aunque un poco flácido en un inicio, pronto fue adquiriendo dureza en su interior se sentía cálido, de pronto en su boca, la mano de Oswaldo que le daba a chupar sus dedos, ella aunque le parecía extraño, no le puso ningún reparo, comenzó a chupar los dedos de quien creía era Oswaldo, hasta que de pronto comenzó a notar que el dedo que tenía ahora era mucho más grande, gordo y duro que el de cualquier mano de hombre que hubiera visto en cualquier momento, ante la sorpresa abrió sus ojos, dándose cuenta que quien la había penetrado era uno de los vejetes y que el otro tenia su pene en su boca, trato de liberarse sin mucha convicción, ya que Oswaldo, comenzó a acari
ciarle la cabeza, como si se tratara de una niña a la que hay que consolar, Tanz, nunca supo si fue el morbo de la sorpresa, la excitación que había experimentado antes, las ansias de ser penetrada o de verdad las cualidades amatorias de los viejos eran excepcionales, pero comenzó a disfrutar de la situación, incluso ella empezó a participar para el gusto de los vejetes, movía caderas y cabeza dándole una cogida y mamada al mismo tiempo, Oswaldo al ver esto se aparto un poco y como si se tratase de un cuadro a lo lejos veía complacido tal escena, durante el tiempo que duró el acto con los vejetes no quito la mirada del cuerpo de Tanz, ella lo sabia, y eso hacia que se sintiera sucia, fueron unos pujidos primeros acompañados de alguna alusión religiosa lo que indico que el que ocupaba su vagina estaba descargando, casi como si fuera una orden el otro viejo saco su miembro de la boca de ella y comenzó a eyacular en una copa que tenía prevista, no hubo palabras, acaso miradas cómplices entre los viejos y Oswaldo, estos una vez terminaron, con prisa se abrocharon su pantalón con la excusa de asuntos de agenda se disculparon y despidieron, siempre dirigiéndose hacia Oswaldo, ofreciéndole la oficina el tiempo que deseara estar aún e indicándole una puerta, donde le comentaron que había un baño con ducha por si lo requería.
Tanz estaba acostada, aún abierta de piernas, mirando a los viejos irse y a Oswaldo dirigirle una mirada, ella quiso decirle algo, pero las palabras no salían de su garganta, el se acerco, ella penso que vendría una caricia o algún mimo por parte de él, pero no hubo ni lo uno ni lo otro, el tomo la copa que tenía semen del viejo y le agrego coñac, dándosela a beber a Tanz, ella la rechazo, pero sin mucho énfasis, ¿Qué le sucedía cuando estaba con Oswaldo, qué perdía su voluntad?, él la tomo del cabello obligándola a hacer una mueca de dolor y sin más le vertió el contenido en su boca, ella no quería tragarlo, estaba a punto de escupirlo cuando él le propino un beso en la boca que hizo se le olvidara, tragando vino y semen; después la ayudo a ponerse de pie, la desnudo completamente como si se tratara de una niña o de una muñeca, y la llevo al baño, ahí el también se desnudo y procedió a asearla, una esponja enjabonada la fue pasando por sus senos, se detuvo a jugar con los pezones, y luego bajo por el abdomen, acariciándole la cintura, los muslos, la entrepierna y al final la vagina, Tanz había querido participar pero el la había rechazado, no obstante Tanz se dio cuenta del cuerpo desnudo de Oswaldo, su porte atlético, su cuerpo que sin ser musculoso resultaba atractivo, y al final un pene erecto de unos 25 cm, que se mostraba en un pubis completamente depilado, cuando Oswaldo le comenzó a acariciar la vagina ella trato de hacer lo mismo con el pene de él, el hizo que ella se agachara, por lo que penso que la iba a tomar por atrás, abriendo sus piernas, sin embargo el pene fue dirigido a su ano, al principio no entraba por la estreches del culo y por los insuficientes esfuerzos de Tanz, pero Oswaldo le dijo solo, relájate, imagina que vas a cagar, para que Tanz se dejara hacer a pesar del dolor del embolo entrando por su orificio anal, algunas gotas de sangre salieron del ano, pero fueron pronto lavadas por el agua de la regadera, y Tanz no sabia por que pero un mar de orgasmos la hacían presa, y ella estaba dispuesta a dejarse ahogar, gimió, grito y lloro, Oswaldo entraba y salía de su agujero sin consideración, de vez en vez alguna nalgada con fuerza restallaba con dolor en la piel mojada lo que hizo que pronto las nalgas de Tanz se pusieran coloradas, a ella le flaqueaban las piernas apenas y se apoyaba en la pared del baño, Oswaldo a veces intercambiaba las nalgadas por caricias en su vagina deteniéndose en el clítoris jugando con él trazando suaves círculos o bien introduciendo dos dedos en la vagina, en otro momento pellizcaba con crueldad los senos enfocandose en los pezones los cuales tiraba como si pretendiese arrancarselos, Todo esto hacia que de pronto Tanz sintiera una mezcla de dolor y de placer, Oswaldo aún la cogía por el culo cuando decidió cerrar las llaves del agua, se salió de ella, Tanz con el placer sufrido y el ejercicio sexual no podía mantenerse de pie por lo que se desplomo hincándose, eso lo aprovecho Oswaldo para acercarle su pene húmedo, con restos de mierda y sangre y dárselo a mamar a
Tanz, ella no estaba muy segura de hacerlo, pero el chupa puta, que le espeto Oswaldo fue convincente, ya que se vio tragando en embolo de su jefe, este se movía con rudeza dentro de su boca, de pronto la embestía, haciendo que su glande entrara hasta su garganta, algunas arcadas de asco le sobrevinieron a Tanz, pero Oswaldo comenzó a eyacular con fuerza, metiendo lo más posible su verga en su boca haciendo que Tanz, tragara toda la leche de él.
Una vez, recompuestos, después de haberse vestido, estuvieron un par de minutos más en la oficina, Oswaldo le habló de los proyectos de ventas en puerta, luego diserto sobre cine, y termino sobre algo de literatura, en realidad era una persona con un gran bagaje cultural y era agradable su conversación, en ningún momento hizo alusión a los eventos acontecidos momentos antes, ni al tipo de relación que ahora tendrían, si acaso saco de su saco un estuche de maquillaje nuevo y lo extendió a Tanz, diciéndole un obsequio para ti, claro además de un bono extraordinario por la venta que acabamos de hacer hoy. A pesar del dolor en el culo Tanz se sentía bien, cansada pero satisfecha, contrariada acaso por los acontecimientos pero sin duda también excitada por lo que pudiera venir, Oswaldo al despedirse de ella en el estacionamiento solo le dijo, espérame en la noche, te llevo una sorpresa.
Al llegar a casa Tanz apenas y creía lo que acababa de vivir, no sabía si se trataba de un sueño, sus medias rotas y las bragas húmedas y olorosas a sexo le decían que no que era mucho más real de lo podía pensar, como si se tratara de una confirmación un escozor del maltrecho culo recién inaugurado dio el punto final a dicha pregunta, apenas y se cambio de ropa y callo rendida en su cama, ahí el cansancio la llevo a dormir y este al sueño, imágenes inconexas de los eventos experimentados se revelaban en dulce agonía, los rostros de los vejetes, la mirada impasible de Oswaldo, y luego el baño y su sodomización, no supo cuanto tiempo durmió, solo un sobresalto la despertó, Oswaldo le acariciaba la cabeza como lo había hecho horas antes, pero la diferencia es que ahora se trataba de su casa, su cama. Oswaldo la tranquilizo, y le extendió un paquete envuelto como regalo, póntelo, le dijo, y se levanto, te espero en la sala.
El paquete contenía ropa interior femenina, un baby doll color azul pastel, y un liguero con medias de seda transparentes, hacían el juego, todo del mismo color, tenía gracia, ahora ya no le romperían las medias como en la mañana, Tanz se puso todo, se vio en su espejo y se encontró atractiva, hermosa, como si se tratase de otra Tanz, una puta cara, una actriz de cine, alguien que no era ella pero que siempre había soñado ser, La ropa le ajustaba a la perfección, ya no se extrañaba de nada con Oswaldo, y creía entrever que la razón o las preguntas salían sobrando, antes de salir de su recamara se pinto con el juego de pinturas que le había regalado, se soltó el cabello y se puso un poco de perfume, tomo aire y salió, imaginándose a los toreros próximos a salir al ruedo, solo que no sabía si ella era el matador o más bien la presa.
Oswaldo estaba en camisa, ya sin corbata, sentado en el sillón principal de la sala, veía un programa de la televisión, Tanz se acerco cariñosa a él, buscando un mimo, pero fue rechazada, al momento que le decía espera, deja enseñarte tú sorpresa, en eso entró o mejor dicho salió de la cocina con una charola con canapés Inés.
Inés era una compañera de trabajo, al igual que ella se trataba de una ejecutiva de ventas, solo que era el contraste de Tanz, de tez blanca, cabellera rubia y alta, tenía unos senos más grandes que los de Tanz, y su culo era también respingón, durante muchos años habían sido competencia hasta que Tanz había descubierto en la coquetería un medio de competitividad que le daba cierta ventaja, ya que a pesar de la belleza de Inés esta era un tanto introvertida, casi tildando en antisocial; la sorpresa obviamente no se trataba de los canapés que lucia de manera ilusa Inés, ni tampoco de su presencia en su casa, sino que se encontraba desnuda, Tanz pudo ver sus pechos grandes ligeramente colgantes por el gran tamaño, sus pezones rosados casi rojos en contraste con la blancura de su piel, la cintura estrecha y la curva del nacimiento de sus cader
as, el pubis arreglado, con unos cuantos vellos dorados rasurado, para usar un bikini, las piernas largas y estilizadas; No daba crédito al respecto.
Oswaldo parecía divertido, después de un tiempo de conocerlo, por vez primera lo veía sonreír; pero Tanz, dijo, parece que no te agrada tu sorpresa; Inés dejo la charola de los canapés en la mesa de centro y se puso a un lado de Oswaldo, este, le tomo un pecho en la mano, jugetonamente, acariciándolo y después de recorrerlo deteniéndose momentáneamente en su pezón el cual comenzó a darle suaves pellizcos y a jalarlo; Inés comenzó a acariciarle la entrepierna, Oswaldo divertido, le dijo a Tanz, puedes participar también, al ver que no se animaba a hacerlo le susurro algo al oído de Inés, esta se levanto de su lugar y se acerco con Tanz, se sentó arriba de sus piernas y trato de besarla, Tanz la rechazo, inclusive la aventó hacia un lado, próxima a retirarse cuando Oswaldo la tomo de una mano y le dijo, eso no es muy amable para Inés, por lo que en compensación ahora le vas a tener que chupar el coño, Inés ya se estaba acostando en el piso, abriendo sus piernas, mostrando una vagina rosácea, recién rasurada, con sus dedos abría los labios vaginales, y a veces jugueteaba con el botoncito de su clítoris; anda, ordenó Oswaldo, como Tanz no quería el le dijo, bueno mientras tu se lo haces a Inés yo te lo hago a ti, entonces a cuatro patas Tanz comenzó a chuparle el clítoris primero y luego a juguetear con la vagina de Inés, en tanto Oswaldo, acariciaba a Tanz y le chupaba el coño, comiéndoselo con gran maestría ya que Tanz fue la primera en correrse, al ver esto Oswaldo le dijo a Inés que se levantara, ahora Tanz aceptaba las caricias de Inés inclusive participa en ellas la besaba, con avidez, mordiendo los labios de la rubia y dejándose morder los propios, las manos de ambas se entregaban al placer de explorar sus cuerpos y de pronto se vieron en el piso practicando un 69 en tanto que Oswaldo las miraba en el sofá con su verga en la mano masturbándose pausadamente, en está ocasión Inés se corrió, igual que Tanz; Oswaldo se levanto y les ordenó ponerse a cuatro patas, así una grupa morena y una blanca, el metía su verga en una y luego en otra, mientras se lo metía a Tanz, a Inés le introducía tres dedos en su coño, y viceversa; hasta que después de un momento le dijo a Tanz, a Inés le toca su desvirgada de culo hoy, fue como un aviso por lo que encamino su cipote a la entrada de dicho orificio, Tanz se acostó debajo de Inés lamiéndole el coño, viendo desde esa posición los huevos de Oswaldo, por lo que se dedico a chuparlos un rato mientras con su mano metía tres dedos en la vagina de Inés, está a diferencia de Tanz no se quejo, estoicamente recibió la acometida de la polla de Oswaldo, una vez que este se la clavo toda y sus huevos golpeaban casi sus nalgas se quedo quieto un momento, y después, comenzó a moverse con la violencia que Tanz había experimentado en la tarde, Inés gemía de placer y fue tanto este que se apodero del coño de Tanz chupándolo y mordiendo su vagina de tal forma que Tanz se olvido de chupar los testículos de Oswaldo para abandonarse egoístamente al placer que sentía embargarle, Inés, chupaba, gemía, resoplaba, aullaba de placer, Oswaldo comenzaba ahora a darle su tunda de nalgadas poniendo roja su piel, Tanz regresaba al mundo de los vivos y ahora introducía cuatro dedos en la vagina de Inés hasta que se le ocurrió meter su mano completa, con la mano dentro, podía sentir a travez de las paredes vaginales el pene duro de Oswaldo con su vaivén; Inés por su parte al sentir la mano de Tanz en su vagina y el cipote de Oswaldo en el culo sin más se desmayo; Oswaldo se salió de Inés después de un rato más y se puso a penetrar a Tanz, esta se puso a horcajadas sobre Oswaldo, siendo penetrada alternativamente por la vagina y en el culo, después de un rato Inés volvió en sí y le chupo los huevos a Oswaldo, este una vez que se hubo cerciorado que Tanz se había vuelto a venir saco su cipote eyaculando en el cuerpo de Inés, límpiala, le ordenó a Tanz, por lo que esta se dedico a lamer y chupar el semen y sudor del cuerpo de Inés; Oswaldo a pesar de haber eyaculado su miembro no mostraba flacidez, por lo que dado que Inés es
taba en el suelo siendo limpiada por Tanz, se decidió a meterle el cipote por el culo de un solo empellón, Tanz sintió dolor y placer al mismo tiempo, de pronto en el interior del culo sintió un chorro cálido, como de agua, algunas gotas chorreaban, cuando Oswaldo saco su verga los orines comenzaron a salirle por el culo a Tanz, no le dio tiempo de pensar en ello, ya que tan pronto Oswaldo saco su verga de su culo ella disputaba con Inés para limpiarla con la lengua.
Tomemos el día libre de mañana; fue lo que dijo Oswaldo cuando se despidió. Inés estaba rendida por lo que se quedo a dormir en la casa de Tanz, el cansancio era evidente en ambas por lo que prefirieron no ducharse sino hasta el día siguiente y así, una mujer morena con un baby doll sin bragas y una rubia desnuda; ambas llenas de jugos, sudor y semen cayeron rendidas durmiendo, soñando en lo acontecido durante el día.
Autor: acaro_110
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