Yo seguí con mi mete a saque dentro de mi prima Mane, a la vez que acomodaba mi cola para recibir la pija de mi primo, al unísono que me penetraba mi pene se agrandaba de una manera increíble creí que iba a reventar, y solo atiné a moverme pero no podía cuando yo quería sacar un poco mi pene de adentro de mi prima mi primo me penetraba y no me lo permitía.
El relato que les voy a contar es absolutamente verdadero, se los cuento, tal cual sucedió y creo que se puede parecer a algunos otros pero con la singularidad, de mi relato y mi parecer que es lo que cuenta.
Un fin de semana, como tantos otros, nuestros padres decidieron llevarnos a la casa de unos tíos, en otro campo, el cual quedaba a unos cuantos minutos de camino en vehículo, siempre se comía en abundancia y todo pasaba con normalidad, jugábamos hasta no dar más, como en la casa de mis tíos se disponía de mucho espacio al final del día nos iríamos a dormir, de hecho debíamos compartir la camas; esta como otras veces me tocó dormir con uno de mis primos, en este caso Nelson, que somos de la misma edad, ya que sus dos hermanas y su dos hermanos menores dormían en las otra cama, mientras las chicas dormían en otra pieza, lo que impedía que me coja a una de ellas, sobre todo a Mane, lucía como una modelo y se sentía muy cerca mío.
Todos los primos formábamos una pandilla de la misma edad, pero Nelson era algo diferente a todos nosotros, digamos distante y algo serio, pasaba mucho tiempo con su padre a quien le ayudaba en el cultivo del tabaco, tanto su fisonomía como la mía era la normal para nuestra familia y descendencia europea, blancos, con pelo rubio, delgados y altos para nuestra edad, algo fibrosos, el comporta miento de Nelson nos imponía algo de respeto ya que él no se prestaba para las travesuras o las salidas que teníamos el resto, yo para entonces ya me encontraba preparando a su hermana Mane, a la cual ya había besado tiernamente en una salida al río y que pude descuidarla de los demás, pero no había tenido la ocasión ni la oportunidad de poseerla como lo deseaba, estaba ese verano tan bonita, sensual y dulce como ninguna, sobretodo en su forma de ser, tan suave y delicada hasta para caminar, en cuanto podíamos y nos lo permitían escapábamos y nos prodigábamos caricias muy suaves y dulces sin decirnos nada, solo el deseo de estar juntos.
Esa noche muy especial, por cierto, estuvimos hasta tarde contando cuentos y pasándola con nuestras abuelas, nos acostamos y ya en plena oscuridad, causa del frío estaban todas los positgones de las ventanas cerradas y nosotros bien arropados, recién bañados, sentí el cuerpo de Nelson algo húmedo, estábamos acostados y muy callados, yo ya presentía algo, no sé cómo empezó ni cuando, pero de repente y sin mediar palabra nuestros cuerpos se tocaran, yo no me moví ni un ápice, estaba totalmente inhibido, me estremecí hasta los huesos, de hecho me turbó y no sabía que hacer, hasta ese momento, siempre fui quien llevaba la iniciativa, para entonces en ese verano ya me cogía a tres primas, un primo, y tenía en la mira a mi prima Mane, hermana de Nelson, pero esto era diferente extraño en sí, era lo mismo pero me sentía sumiso, cuando me di cuenta su mano buscaban mis nalgas, yo no contestaba, no me movía; cierto que estaba de espalda a mi primo que cada vez estaba más juntito a mí, ya podía sentir su pene debajo de la piyama, siguió buscando mis nalgas y en cuanto las encontró las acarició fuertemente, mi pene empezó a endurecerse con contundencia, pensé que quería que le haga lo mismo que ya le hacía a mis primas o a su hermano, cosa que sabía hacer y me gustaba muchísimo.
¡Equivocado estaba y me enteraría muy pronto de ello!
Entonces traté de darme vuelta pero me sujetó fuertemente, traté de murmurarle al oído, pero se negó, me pidió que me quedase quieto, demás está decir que todo se realizaba en cámara lenta y en total silencio ya que en las dos camas de al lado dormían mis otros primos, yo me encontraba a la orilla y él contra la pared.
Sin siquiera contestar, y aun no sé porque, así lo hice, e inmediatamente nos quitamos los piyama, cuando logré estirar mis piernas, las que recogí de espaldas a él para poder quitarme la piyama, sentí su miembro en mi espalda por encima de mi cintura, me provocó un escalofrío pero sentí que ya buscaba presuroso mis nalgas, estaba húmedo y cálido, me gustó el contacto, mi ano palpitaba y latía, sentí de inmediato que mi canal se dilataba y nada comprendía, mi primo se metía entre mis piernas, tocando hasta mis testículos y rozaba una y otra vez la entrada a mi ano, sentí un extraño placer muy agradable que me rondaba, no sentía su cuerpo, sino su pene, como que él no existía solo su prolongación peniana, la cual tenía unos 17 o 18 cm. por unos 4 o 5 de ancho, que para entonces no tenía ni la menor importancia, bien recuerdo mi excitación y lo turbado que estaba, hasta creo que me gustó mucho el papel de sumisión que asumí, cuando hasta ese momento yo llevaba el barco en estos menesteres.
Sentí mi pene con una terrible erección, hasta hoy recuerdo la situación y me produce la misma sensación, al tiempo que sentí otra vez, su glande pugnar por perforar mi pequeño orificio anal el cual ya palpitaba, latía, pasaba por la entrada, y no podía atinar una y otra vez, me causó un escalofrío el pensar en la situación, estaba por ser penetrado, desvirgado, inmediatamente pensé que eso que sentía, era lo que le proporcionaba a las mujeres cuando estaba a punto de penetrarlas, mi excitación aumentaba y era terrible a la vez que mis pensamientos luchaban para comprender lo que sucedía y a lo que me estaba prestando, hoy se que fue la lucha del bien y del mal, a su vez la impotencia que me provocaba Nelson, como una dominación y me sentía bien en ese papel, me gustó y mucho.
La falta de experiencia, no nos permitía llegar a la penetración, todo esto lo pensaba mientras mi primo apuntaba su pene ya en mis nalgas y nada podía hacer para detenerlo, cuando sentí que nuevamente pasaba por la entrada, su glande suave, firme y perfecto, me asusté ya que su punta se apoderó de los pliegues de la entrada y pensé que me la metía, zafó una vez más y pasó de largo, para nuevamente retroceder, sacando su pene de entre mis piernas, pude notar que arrojaba líquido seminal en abundancia que lo depositaba en mi ano, sus líquidos pre seminales mojaban mi entrepierna, cuando pensé en eso, sentí que se retiró lo suficiente y pude notar que tomó su pene con su mano izquierda, entonces respingué mi colita hacia él.
Él movimiento fue instintivo y lo recuerdo tan patente que me produce algo de vergüenza, sentí que se quedó quieto y muy suavemente apoyó su glande en mis nalgas y con un pequeño movimiento circular las abrió o mejor dicha las separó y lo puso justo en la entrada a mi ano, ayudado por su manos derecha lo sostenía firme apuntándome, me estremecí y me concentré en la sensación que recorría mi cuerpo, su glande se pegó y apoyó solo lo suficiente para que mi ano reaccionara, sentí su vara lista para pugnar mi virginidad, creo que en ese instante se derrumbaron todas las posibilidades de defenderme y oponer alguna resistencia, ya quería tener esa pija dentro mío, creo que tanto lo frotó que lo deseaba con ansias, no fue difícil, apenas respingué mi trasero mi primo asestó una pequeña estocada, su glande se alojó de forma perfecta en la entrada, perforó mi esfínter y de inmediato disfruté la penetración de la que era objeto, juro que todavía lo siento, ya estaba entregado y mi canal deseoso, creo que sentí su sabor, el sabor de su pene.
Un pequeño pinchazo, anunció la invasión, su cabezota se alojó perfectamente en la entrada a mi ano, todavía siento la cabecita acomodarse en mi canal, ya estaba, que hermosa sensación, siempre envidié a las mujeres que penetré, siempre me preocupé que sintieran lo mismo que yo sentí aquel verano, no aguanté más y re pingué la totalidad de mi cola y lo obligué a clavármela hasta el fondo. Lo sentí cabalgado en mi colita, mi sorpresa fue cuando sacó la mano que sostenía su pene y sentí como me entraba la totalidad, me asombré ya que había olvidado que su mano impedía que me penetre con la totalidad de esa verga tan rica.
El maldito me dio una estocada precisa y contundente cuando ya llegaba al fondo de mi canal, esa pija me llenaba la colita y no sabía cómo tragármela, decidido, pero temeroso, la acomodé estaqueada ya y se la ofrecí, sentí esa pija, ya era parte de mi cuerpo, mejor dicho de mi culito, creo que fue una señal clara y contundente, yo sentía la forma de su punta en mi canal, respingué la totalidad de mis nalgas y torcí mi espalda quedando un poco más arriba que su pene, entregándole la totalidad de mi canal para que lo hiciese por completo, levanté un poco mi pierna izquierda y las corrientes eléctricas recorriendo mi cuerpo y todas partían de la pija que estaba alojada y clavada entre mis nalgas.
Un tercero y definitivo empujón cortito, con un formidable ímpetu, que coincidió con un pequeño retroceso de mi culo y la sentí clavarse en lo más profundo de mi interior y descubrí cada centímetro de su verga, creo que rebotó en el interior de mi ano y empezó un suave vaivén de mete y saque, todo se turbó, todo era placer y pasión, no lo sé, estaba estaqueado, sentía los estímulos y deseos incontrolables, me arqueé más para sentir como corrían las sensaciones por mi columna que me estremecían, sensaciones únicas y pude palpar como me penetraban, como se apoderaba de mi trasero, fueron segundos o minutos, no lo sé, hasta clavarla en el fondo.
Así estaqueado me di vuelta, despacito en tres o cuatro movimientos y me subió sin moverse, me apretó para no salirse, me acomodé forzando mi colita contra su pubis, ya bajo de él me entregué, me clavó una estocada profunda que llegó al fondo, y puedo jurar que cada vez que regresaba a mi interior lograba una penetración más profunda, ya que sentí que empujaba mi estómago y a la vez sus testículos me tocaban la base de mis nalgas, sentí la vara ensancharse y endurecerse clavada en mi interior con firmeza, coloqué mi manos en mi vientre y juro que sentía como esa pija recorría todo mi interior, por supuesto que arqueaba mi cuerpo y re pingaba mi cola, de pronto algo tibio en mis entrañas, juro que sentí un hermoso placer, algo incomparable, furor, tres o cuatro chorros de leche en mis intestinos, sentí cuando su pene escupía dentro mío su néctar, se quedó quieto y mi ano palpitaba a medida que su pene se acomodaba en mi interior, no podía creerlo me habían culeado, empalado y encima, de pronto empezó a hacerse más chiquito y se salía de mi, quise detenerlo, prolongar las sensaciones de placer, lo lamenté, yo quería seguir sintiéndola y yo me había olvidado de acabar, más bien no lo sabía, me lo perdí.
El maldito me dejó con las ganas y por supuesto se negó a que yo lo penetrara, me quedé quieto y luego me dormí con la sensación de su pija en mi culo y mi pija por reventar, ni hablar del estrago que su semen producía en mis intestinos, que de retorcijones con los que me dormí, no sin sentir que se levantó y se fue a dormir con sus padres acusando que estaba incómodo. Creo que tuvo miedo que dormido le meta la pija, pero bueno él se la perdió.
Al día siguiente todo ocurría con absoluta normalidad sin siquiera acordarnos de lo sucedido. Pero mis ganas de saciar mi pija latía dentro mío, la hermosa experiencia vivida había sido inconclusa rara, algo perversa, ese día después de almorzar y no sé como quedé solo en uno de las estufas de tabaco con mi prima Mane, sin mediar palabra empezamos a besarnos, ella se arrodilló delante de mí, sacó mi pene y empezó a chupármelo con absoluta destreza, cuando sentía los labios y la legua de mi prima, pude escuchar que sé acercaba una camioneta, mi prima seguía en su labor cuando sentí que ya no aguantaba más y empecé a eyacular en su boca, creo que nunca más tuve un orgasmo de ese calibre, mi prima cerró su boca y me percaté que mi primo Nelson, su hermano, nos observaba parado en la puerta, mi asombro me obligó a sacar mi pene de entre sus manos la que miraba asombrada la leche que le chorreaba por todos lados, en una de sus manos, su cara, su cuello, su ropa, mi prima levantó la mirada y se dio cuenta de la presencia de su hermano mayor, lo miró y salió corriendo, mi primo me miró como guardaba mi pene con dificultad en mi pantalón corto y no dijo más que vamos a casa, los están buscando.
La situación que por si era algo perversa, me condicionaba ante mi primo, todavía siento como que, por los hechos no fue un pedido fue una orden, obedecí y me subí a la camioneta que conducía el, para recorres solo algunos metros, mi prima había desaparecido nace por donde, ese pequeño trayecto lo recorrimos sin pronunciar palabra. Al llegar mi primo estacionó la camioneta y descendimos con absoluta normalidad y como si nada, un rato después se acercó a mí y me invito a cazar palomas, lo seguí, pensé que quería hablar conmigo de lo sucedido la noche anterior o sobre su hermana para lo cual no tenia respuesta alguna de ninguna de las dos, más todavía disfrutaba las sensaciones de ambos en mi cuerpo; nos alejamos casando hasta la laguna, la cual estaba cubierta por muchos árboles de sauce muy coposos, en donde sus lianas llegaban hasta el agua, por lo tanto con mucha sombra, al llegar nos sentamos a la orilla y conversamos de cosas superfluas.
Yo tiraba piedritas al agua, las que no eran abundantes y debía estirarme para agarrarlas, en una de esa me di vuelta para alcanzar una piedra que estaba más arriba y un poco alejada de mi quedando boca abajo bien estirado y dándole la espalda a Nelson, digo esto ya que cuando llegaba a la piedra me di cuenta que le di el espacio y el lugar para que se aproveche de mi una vez más.
Cuando llegué a la piedra sentí el peso de mi primo en mi espalda, me cogió de la cintura y apoyó su cuerpo, dudé más del lugar y el momento, ya que podíamos ser atrapados, primero me negué sin convicción por cierto, el placer de la noche anterior, me turbó y me sentía usado, débil, pero me susurró al iodo con mucha suavidad que a su tiempo lo haríamos como yo lo quería y que se entregaría a mí; cosa que para mí no tenía importancia, tampoco me importaba, me gustaba más la idea de estar con alguna de mis primas que penetrarlo a él, pero bueno lo sentido la noche anterior no estuvo nada mal.
Sentí su cuerpo y su pene ya listo, mi cola ni lerda ni perezosa ya palpitaba, me sentí gratificado y a la vez incomodo ya que no podía manejar la situación ni siquiera mi propio cuerpo mucho menos a mi primo, entre que trataba de ordenar mis pensamientos, Nelson introducía sus manos en mi pantalón corto, a lo que yo no respondía sino con movimientos casi involuntarios por lo tanto no oponía resistencia, me dejé llevar y enderezándome me puse boca abajo, para lo que él aprovechó, se levantó de mí y me bajó el pantalón, sentí suaves caricias en mis nalgas, las cuales las tenía ya casi respingadas, sentí sus dedos en la entrada a mi ano y las sensaciones brotaban por todo mi cuerpo, lo más notable era la forma que acariciaba mis nalgas lo cual me calentaba, me sentía avergonzado ya que me entregaba por entero y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, sentí su pija, que rápidamente encontró la puerta de mi ano, el que ya latía deseoso, no tenia voluntad, me sentía sumiso, apoyo su glande en mi ano y lo clavó ya con maestría…
Sentí primero su glande y pronto deslizarse en mis carnes. Fue una sensación maravillosa, mezcla placer, sentir ese enorme pedazo caliente y duro de carne atravesar mi esfínter abriéndose paso hacia el interior de mis entrañas. Sentía que me quemaba mi recto y al mismo tiempo la necesidad de masajearlo con mi esfínter como queriendo ordeñarlo, hasta que noté sus huevos contra mis nalgas y entonces empecé a moverme en círculos, mi trasero quería más y aprendía rápido, metiéndomela hasta el fondo de un solo envión, con lo cual me hizo ver las estrellas y grité de dolor, tenía el pene demasiado seco, él se tumbó encima mío y me consolaba dándome besitos en el cuello y lamiéndome las orejas.
Le pedí que lo majase y de inmediato lo sacó y me echó saliva en mi ano, y acomodó su pene de nuevo. Yo estaba tan caliente que empujaba con mi culo hacia atrás para sentirlo lo más adentro posible, ya que me encantó la sensación de su pubis contra mis nalgas y sus huevos contra los míos, sobre todo la forma que se resbalaba una vez salivado. Hasta que en un movimiento me la sacó, no sabía que hacer, quería tenerlo, por lo tanto lo dejé hacer y empecé a colaborar, me coloqué bien en cuatro patas y me ofrecí, un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando sentí que apuntaba su ariete y asentaba la punta de su pene en mi ano, previa lubricación con su saliva, mis pliegues se abrieron y antes que me lo meta mi culito ya palpitaba y saboreaba la estaca de carne que se metía en mi cuerpo y explotaban todos mis sentidos, solo que esta segunda vez el desgraciado me enculó con toda su alma no me dolió, pero me sentí culeado sin tregua, el guacho llegó al fondo y no me dejó ni sentir el sabor y empezó a sacarla y meterla con una fuerza que pensé que me rompía el culo, en momentos creí que me salía por la boca ya que a cada estocada me hacia abrirla, juro que la sentía hurgarme el estómago y no terminaba de metérmela, el infeliz, sentí contraer mis testículos y cuando de una estocada me tiró al suelo y me perforó, se clavó en seco en el fondo de mi culo y su semen a llenarme las entrañas, sin el más mínimo miramiento el muy infeliz en un día ya me había culeado dos veces y otra vez su semen me producía fuertes retorcijones.
Me sacó su pija y nos sentamos, no pronunciamos palabra por un buen rato, solo miré su pija ya que me había causado un gran placer, un enorme placer, quise explicarle que se sentía muy bien pero no me dejó, tampoco pude explicarle que no podía acabar cuando lo tenía adentro mío y que yo quedaba con mucha ganas, pero ya caminábamos de regreso a casa, solo me dijo que tenía miedo de que lo penetre pero que se sentía muy bien con lo que hacíamos, y que no me moleste con él, el caminar inmediatamente me hacía sentir algo raro en mi ano, de seguro era por lo que estaba mi culo todo abierto y los retorcijones que me obligaron a parar y tratar de hacer la caca, sin lograrlo por supuesto, tampoco nunca vi salir su semen y creo que fue abundante las dos veces y conste que solo habían pasado menos de 12 horas.
Al día siguiente, todos salieron temprano, solo quedamos mi mamá, Mane y yo en la casa, ya que mi tío y mi tía fueron a la ciudad en busca de alimentos, lo que aprovechamos con mi prima para alejarnos de la casa hacia los galpones que estaban más lejos y desde donde se podía ver la casa y los movimientos de todos, casi corrimos presurosos, apenas entramos, jugueteamos un poco y nos besamos sin ni siquiera decir palabra, nos sacamos la ropa de abajo, yo tenía un pantalón corto y ella también un short, cuando así pude ver su rajita, se acostó boca arriba y sentí mi corazón latir ya que no sabía qué hacer, solo sabía culear, (metérsela por la cola), pero mi prima me ofrecía su chachita, estaba enloquecido, solo me apoyé sobre ella y pretendí apuntar mi pene en su chachita, solo entró la cabecita de mi pene y algo no la dejaba entrar, mi prima, experimentó un pequeño dolor y trató de sacársela y que yo me baje de ella, pero ni loco que lo iba a permitir…
Yo estaba como loco, no sé cómo me las arreglé pero la tomé de la cintura, la cual era muy chiquita, y empujándome con mis piernas solté todo el peso de mi cuerpo en mi pene, nuevamente sentí la resistencia pero un pequeño ruidito solo un “Toc” muy bajito que mi prima ahogó con un ayayay, mi pene se alojó en la conchita de Mane, mi prima me miraba y yo no podía creer la sensación el placer de tener mi pija dentro de un agujerito tan chiquito y tan sabroso, no puedo creerlo hasta hoy que hermosa es romper una pendeja, fue increíble, solo apoyé mi cuerpo sobre mi prima e instintivamente empecé un pequeño bombeo de mete y saque, las sensaciones estaban en todo mi cuerpo, sentía mi pene como si sería una espada, por momentos miraba a mi prima la que me miraba y no salía del asombro, por sus rasgos se que gozaba y le gustaba.
Estando todavía adentro y no sé cuánto tiempo llevaba así, pero gozaba de manera increíble, siento que mi prima se sobresalta y abriendo sus ojos muy grandes y a la vez que trataba de sacar mi pene de dentro de ella, yo solo atinaba a mirarla a los ojos, cuando pude reaccionar y pensé que mi mamá estaba mirándonos me asusté, solo atiné a dar vuelta mi cara, sin mover mi pene y sorpresa, mi primo, estaba parado detrás mío, el corazón me dio un salto y un vuelco a la vez, al mismo tiempo sentí que mi primo se arrodilló atrás mío y tomándome de la cintura y apretándome con una sola mano pude sentir su pene entre mis nalgas, mi cola dio un sobresalto y mi ano empezó a palpitar, yo apreté mi pubis y bajé la cabeza y me acomodé encima de mi prima…
Empecé a hacer pequeños movimientos con mi pelvis, una suerte de mete y saca y pude ver que mi prima cerró sus ojos a la vez que sentí el pene de mi primo ya pugnaba en mi ano el cual estaba gustoso, yo seguí con mi mete a saque dentro de mi prima Mane, a la vez que acomodaba mi cola para recibir la pija de mi primo, al unísono que me penetraba mi pene se agrandaba de una manera increíble creí que iba a reventar, y solo atiné a moverme pero no podía cuando yo quería sacar un poco mi pene de adentro de mi prima mi primo me penetraba y no me lo permitía, lo intenté cuatro o cinco veces, y de pronto mi primo se retiró un poquito permitiéndome organizar nuestro movimiento de saque y meta…
Fue increíble ya que entramos en un movimiento perfecto, ya que cuando yo llegaba al fundo de mi prima, mi primo me clavaba a mí, solo fue un ratito pero me afirmé y me quedé quieto y sentí que mi primo eyaculaba en mis intestinos, ya lo sabía, en dos días me había culeado y roto el culo dos veces y esta era la tercera y en esta sin siquiera pensarlo los chorros de leche se apretujaban en mi pene para salir y llenarla a mi prima.
Fue increíble y la única vez que pude sentir tal cosa única e increíble, de pronto las sensaciones eran increíbles ya que mi pene no dejaba de latir a la vez que sentía la penetración que había logrado mi primo, no sabía con cual quedarme o cual disfrutar más.
De pronto mi primo empezó a sacarme su pija y se levantó sacando su peso y liberando mis caderas de inmediato empecé un mete y saque casi perfecto sentía que la estaba partiendo en dos a mi prima, sentí su vagina entregada y muy mojada, sería por mi eyaculación, pero unos cuantos mete y saque y exploté de nuevo llenando el interior de mi prima; mucho tiempo después me contaría Mane que no tuvo un orgasmo ni nada parecido, pero lo que sintió esa mañana no lo sintió nunca más; yo también debo reconocer que nunca pude sentir cosa igual.
Ese día nunca más volvió y de veras que todavía siento ganas y vergüenza a la vez, queda el compromiso para otros relatos de lo sucedido antes de este día y lo que muchos años después pero muchos cuando pude hablar con mi prima mane y nunca con mi primo solo me quedaron las ganas una vez más de sentir aquel placer sin igual; debo aclarar que nunca más estuve con un hombre dentro mío yo si dentro de ellos y ellas pero siempre preferí a las mujeres.
Si quieres charlar del tema, escríbeme a mi correo.
Autor: Elangel
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