Disfruta aqui de «Aquel primo de mama I»
Continúa la historia del recién llegado a la casa de su primo de 25, quién tratará en su primer intento de destrozarle hasta el alma la menor…
Al pequeño Raúl le ardía cada vez que ese grueso dedo entraba y salía pero estaba tan asustado y confundido que no decía nada, sólo aguantaba callado.
Siente cuándo éste le desprende de su interior para dejarle de ladito con su culito expuesto, que aprovecha para empezar a perforar.Raúl fué invadido por un inmenso escalofrío cuando sintió aquél pedazo de verga en la entrada de su cueva, que no se comparaba con la sensación que sintió cuando sin compasión alguna Pedro le enterraba el glande.Hizo presión.
<<Aggg… ayyyy… ayyy…>> Se quejaba en voz bajita, pero aguantaba esa cabeza en el culo, se quería safar, llorar, gritar. Pero aguantó!.
El hombre empezó a bombear con mayor segurida el culito del niño que ya se tragaba unos centímetros de pinga.Durante 15 minutos Raulito siguió quejándose en silencio.
Había metido algo más que su glande y parte de la base del pene dentro del cerrado huequito, quién rato después siente como aún en esa posición es quemado por dentro por un ardiente líquido.Cuando la verga había salido de su culo, el pequeño sintió que se le salía el alma, observó aquel monstruo bañado en sangre hasta la mitad, y de su culito salía muchos gases acompañados de heces y mucha de la caliente leche del primo, que derramó en toda la cama.
Una verga inmensa tenía Pedro, de unos 19 cm, bastante gruesa y larga, se veía jugosa aún, y el confundido jovencito no se imaginaba como si quiera pudo tragar un pedasito de aquella cosa.Y sin pasar a observar mucho salió disparado para el baño a botar toda la incomodidad que tenía dentro.
Ahora Raulito miraba a su primo con otros ojos, lo veía con mucho temor, ya sabía que el primo era bien morboso y capaz de hacerle lo que quisiera, como en esa ocasión que ya lo había dejado caminando cojo con tan sólo una parte de aquella bestia de carne.
Los días pasaban y Pedro aún seguía caliente por comerse bien el culo del primito, se le era difícil resistirse a cada rechazo que Raulito le daba temeroso, y con esa carita de ángel que ponía el pequeñín.Tenía que idear una manera de cogérselo a sus anchas.
Cierto día la madre de Raúl tuvo que salir a la ciudad a hacer unas compras y regresaría al anochecer, por otro lado su tía y el resto de la familia se comprometieron en asistir a un importante evento, dejando sólo en casa al muy asustado Raúl al cuidado de su abusón primo.
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