Este relato va dedicado a mis amigos, a los que seguramente no se les puede contar un secreto picante si es que quieres que siga sin conocerse.
Hola a todos, me llamo Charly, Vivo en una España, en una ciudad no muy grande, quizás no demasiado para mi. Me encantan los relatos eróticos, por mi trabajo paso muchas horas delante del ordenador y de vez en cuando suelo hacer alguna parada para visitar alguna página de contenido erótico, siendo mis preferidas las que editan relatos calientes.
Poco a poco esta afición ha ido a más siendo raro el día que no las visito varias veces, sobre todo a Marqueze.
En el trabajo no puedo dar rienda suelta a toda mi excitación pero una vez en casa dejo libre mi polla y me masturbo mientras leo los relatos del día.
Quizás por eso he decidido dar un poco de todo lo que he recibido y escribir una de mis últimas experiencias.
Tengo una cuadrilla de amigos, rondamos los 28 años, pero seguimos saliendo los fines de semana. Normalmente acabamos bastante bebidos pero resistiéndonos a tener que irnos a la cama, pensando que con eso nos acercamos un poco más al temido lunes.
Hace pocos Viernes llevaba una borrachera increíble, estábamos disfrutando como nunca, íbamos cerrando uno a uno todos los bares. En uno de ellos, el penúltimo me encontraba bailando con mi tocayo cuando dos preciosidades se acercaron a saludar a Javier, uno de nosotros.
Eran dos chicas increíbles, aunque apenas me paré a recrearme en ellas ya que enseguida estaba presentándome y para sorpresa mía acompañado de mi tocayo.
El nombre de la chica más alta no lo recuerdo ya que caí hipnotizado por la sonrisa de Sindy, parecía hecha para mi, su ojos dulces y picaros no dejaban que prestase atención a nada que no fuese su persona mientras hablábamos jugueteaba con las extensiones que adornaban su suave cabello. Cada vez el bar se llenaba más pero no parecíamos darnos cuenta, yo estaba más cerca de ella, nuestros cuerpos se tocaban cuando alguien nos empujaba, podía notar la dureza de sus pechos al rozarme y mi cuerpo parecía pura electricidad cuando se acercaba a mi oreja para decirme algo.
El resto de la gente para mi no existía, de hecho mis amigos se habían ido, dejándonos a los cuatro en el bar.
Aun iba en una nube cuando decidimos ir a la discoteca más cercana, no recuerdo como llegamos pero enseguida estábamos sentados en uno de los privados de la discoteca.
No recuerdo de lo que hablamos solo recuerdo el primer momento en que Sindy atrapó mi boca con sus labios, cerré los ojos y me deje ir, sintiendo la humedad de sus labios, la ansiedad de su lengua que jugueteaba entre mi boca.
Mis manos fueron recorriendo su cuerpo perfecto, llevaba una ligera faldita que para mí suponía una barrera entre su cuerpo y el mío. Sindy pareció darse cuenta y sin dejar de besarme condujo mi mano por debajo de su falda. No podía creer como me estaba llevando esa mujer, totalmente desinhibida y entregada a mi, estaba cada vez más caliente, mis manos iban recorriendo sus piernas, sus muslos se abrían dejando que me acercase más a su entrepierna.
Al abrir un poco los ojos vi que mi compañero tampoco se estaba quedando atrás, su partener acariciaba su abultado paquete mientras el le acariciaba o mejor dicho le apretaba sus pechos.
También vi que había varios hombres mirándonos, en un primer momento me excitó, pero sabía que en este sitio no podía llegar hasta donde quería, así que soltándome de Sindy le sugerí seguir la fiesta en el coche.
Mi tocayo no quiso seguirnos así que salimos de la discoteca los dos solos. Seguíamos los sobeteos por las calles, en una de ellas Sindy me empujó hacia el interior del escaparate de una tienda de ropa.
Contra una columna su boca se apoderó de mi cuello, con los dientes me pegaba pequeños mordiscos mientras sus manos recorrían mi pecho bajando hacia mi vientre y más abajo. Uno a uno fue abriendo los cierres de mi pantalón, al soltar el último me miró y en su mirada entendí la palabra lujuria. Con una sonrisa fue bajando poco a poco hasta arrodillarse frente a mí. Yo me sujeté a la columna esperando. Bajó lentamente mis pantalones dejando a la vista el tremendo bulto que había ido creando toda la noche.
Solo oí un ronroneo cuando bajo mis calzoncillos, noté como mi polla salía disparada hacia arriba al
verse liberada.
Enseguida fue atrapada por su mano, la acariciaba lentamente de arriba abajo, recorriendo toda su longitud mientras me daba pequeños besos en mis muslos, cada vez más arriba hasta lamer mis cojones.
Era una sensación increíble y deseaba más. Ella seguía masturbándome con una mano mientras con la otra acariciaba mis muslos, mi vientre, mi culo. Con su mano dirigió mi polla hacia su boca y lentamente fue lamiendo la punta, humedeciéndola con su saliba.
Al retirarse un fino hilillo seguía uniendo su boca a mi polla pero Sindy enseguida las volvió a unir abriendo su boca para meter toda mi polla en ella.
Poco a poco fue introduciendo la punta, salía un poco para volver a tragarla de nuevo intentando obtener más cacho, más y más hasta notar como sus labios rozaban la base de mi polla. Con toda la polla en su boca se sujeto a mi culo con sus manos y comenzó a moverse haciéndome la mejor mamada de mi vida.
Solo podía oir su ronroneo y el ruido de sus labios al succionar y chupar mi polla. Yo acariciaba su cabeza mientras miraba al cielo pensando que esto no podía estar ocurriéndome.
Quería hacerla gozar a ella también y decidí que si seguía así no iba a poder hacerlo. Retiré su cabeza lentamente y le dije que quería ir a otro sitio más tranquilo. Relamiéndose se levanto y me dio un beso maravilloso a pesar de tener sabor a polla.
Ya en el coche nos dirigimos a las afueras de la ciudad, una de mis aficiones es la escalada y hacía una noche increíble así que decidí llevarla a una de mis zonas preferidas.
La carretera es muy mala y aun no se como conseguimos llegar tan rápido con mi borrachera, pienso que ayudó los toques que Sindy daba a mi polla por encima del pantalón.
Cuando llegamos al monte cogí una manta y nos acercamos a una de sus paredes, desde ahí teníamos una magnífica vista de la ciudad y sobre nosotros teníamos un manto de estrellas.
Sindy me tumbó en la manta y empezó a desnudarse frente a mí, las luces de la ciudad estaban a sus espaldas y le daban un brillo especial.
Para mí era una diosa, sus pechos ahora a mi vista eran redondos y perfectos, sus piernas bien torneadas y fuertes y su culo era una maravilla.
Yo me quité torpemente la ropa, fui a buscar entre mis bolsillos un preservativo y entonces note con desesperación que no tenía ninguno.
Sindy lejos de molestarse se hecho sobre mí y rodeándome en sus brazos pego su cuerpo al mío. Mientras me besaba me dijo que podíamos hacer otras cosas.
Fue besando cada parte de mi cuerpo hasta llegar a mi polla y apoderándose de nuevo de ella siguió el trabajito que me estaba haciendo en la tienda.
Sujeté a Sindy por las caderas y la volteé poniendo su culo ante mi vista. Estábamos en un excitante 69. Fui recorriendo el interior de sus muslos con mi lengua mientras oía sus gemidos de placer. Mis manos recorrían su culo abriendo sus cachetes para mi deleite.
Suavemente mi lengua fue humedeciendo sus labios menores, me encantaba su sabor, con las manos abría un poco para que mi lengua hiciese un recorrido más profundo.
Mi lengua subía y bajaba por todo su coñito, con mi dedo jugueteaba con su clítoris que se mostraba hinchado por la excitación.
Con la otra mano acariciaba su pecho, me faltaban manos para recorrer todo su cuerpo, quería sentir toda su superficie, como cuando escalo, recorrer con mis dedos buscando el mínimo punto para llegar a la cima.
Notaba como Sindy estaba más y más excitada ya que aceleraba los movimientos de mi masturbación y su coño estaba más húmedo. Mi dedo dejó de acariciar su clítoris para introducirlo lentamente en su coñito, a pesar de estar húmedo notaba una pequeña resistencia ya que mis dedos por el ejercicio de la escalada son bastante gruesos y fuertes. Sindy tensaba el culo al sentir recorrer en su interior mi dedo, cuando ya estaba dentro comencé a moverlo en su interior lentamente, para más tarde acomodarlo al movimiento de su mamada Si Sindy aceleraba yo también, ella era la que en definitiva marcaría el ritmo.
Sindy pareció entenderlo y acomodaba el ritmo a su deseo, en un momento decidí introducir un segundo dedo. Sindy liberó mi polla para emitir un gemido que me puso a cien.
Tenía dos dedos dentro y aun parecía querer más, jugueteé con ellos en su interior, dentro y fuera, arqueándolos para buscar su punt
o g mientras con mi boca succionaba todos sus flujos.
Notaba que ella estaba a cien y había acelerado el ritmo, sabía que no podía aguantar más, quería acabar a la vez así que introduje el tercer dedo. Noté como su cuerpo temblaba de placer, aceleré el ritmo, podía oír el chapoteo que hacían mis dedos al chocar en su coño húmedo. Sindy liberó mi polla de su boca y me empezó a masturbar como una loca con las dos manos, muy rápido más y más, me tocaba los huevos gritando que me corriese.
Yo estaba a punto de correrme mi cuerpo estaba tenso y mis dedos dentro de ella cada vez más rápido hasta que no pude más y empecé a eyacular, ví como el primer chorro se perdía en la noche, mi polla escupía una y otra vez. Entonces Sindy emitió un feroz gemido y se corrió sobre mi cara mientras nos lamíamos como dos bestias bajo la luna
Estuvimos un rato tirados en la manta, recuperándonos, pensaba que había sido fruto de una locura, quizás de la borrachera y solo quería llegar a casa para poner en orden mi cabeza.
Tengo que decir que todo esto lo recuerdo bajo los efectos del alcohol por lo que los detalles quizás puedan ser algo difusos.
Un saludo a todos.
Autor: Anonimo