Recordando a través de los relatos que publican algunas personas y de los de un servidor, me vino a la mente una experiencia que ya tiene bastantes ayeres, parece una constante que a muchos nos suceda algo con algún familiar o soñemos con ello y es visto que los más leídos y recomendados son los filiales.
Por lo cual les narraré lo que me sucedió con una familiar, en especifico con una prima, por cuestiones personales la llamaré Catalina, más o menos rima con su nombre, esto sucedió en el año 91, yo conozco a Cata desde que era una bebé, hija de una de mis tías hermanas paternas, es la segunda de cuatro hermanos, ella es más chica que yo por dos años, si hacemos cuentas en el 91 yo tendría 20 años y ella 18, yo ya estaba cursando el 5 semestre de la carrera de contador y ella recién entraba a la escuela de enfermería de la UNAM que esta ubicada en la antigua carretera a Xochimilco en el DF y aunque ella vivía en ese tiempo hasta la carretera a Pachuca, quien conozca la Ciudad de México se podrá imaginar la excursión que le significaba ir a la escuela y para los que no, bueno pues les puedo decir que ese «viajecito» te puede significar unas 2 horas de camino, así que mi tía le pidió a mi padre que le diera hospedaje entre semana para que no hiciera tanto tiempo a lo que mi padre aceptó, de la casa de mis padres a esa escuela pueden hacerse unos 45 minutos y de forma coincidente de mi ex-escuela a la de ella solo se hacen 15 minutos.
El primer mes pasó sin tanta trascendencia exceptuando el hecho de que como yo no tengo hermanas la única mujer que estaba en casa era mi madre y aunque he leído que para algunos su madre es un detonante sexual, para mí, mi madre no me gusta en lo absoluto, será que mi madre mostró su cuerpo sin restricciones desde que éramos pequeños mis hermanos y yo, y era de lo más natural ver a nuestra madre desnuda y no nos creaba morbo y lo puedo decir sin tapujos mi madre no me gusta, pero Catalina era distinto una mujer en la flor de su juventud con todo ya bien puesto por la naturaleza, totalmente diferente a mi madre, tuve que cederle mi recámara he irme a dormir con mis hermanos en la otra y en el suelo por supuesto, ninguno de los dos boludos iba a compartir su cama o dejármela, así que me hice de una colchoneta y ahí dormía.
Como les comentaba Catalina si provocaba morbo aunque en mi familia paterna las mujeres no son de senos grandes más bien de normales a pequeños si tienen una característica hereditaria muy marcada, buenas piernas y excelentes traseros y Catalina no era la excepción, tenía un trasero de campeonato y unas piernas bien hechas con unas excelentes pantorrillas.
Les describo a Cata, tiene 1.58 mts., de estura, diría más bien bajita, unos 52 ó 53 kilos de peso en ese tiempo, ahora esta más llenita, piel canela diría la canción, cabello negro «quebrado», sin ser «chino» largo, ojos cafés y francamente de una carita muy linda, mi hija se parece muchísimo a ella cuando niña, en fin un verdadero bombón, ya imaginarán las luchas por espiar a la prima cuidando siempre de que mamá no nos viera que era difícil pues ella rara vez salía de casa más que para hacer las compras del día, una mujer dedicada a su casa, yo tenía una ventaja sobre mis hermanos, además de ser el mayor ella estaba en «mi» cuarto, gran ventaja, así que todas mi cosas, ropa y demás estaban ahí, tenia el pretexto suficiente y necesario para entrar en mi/su cuarto cuando lo necesitaba.
Una noche, un miércoles en el mes de octubre, recuerdo bien porque los miércoles en ese semestre salía temprano, me dirigí a casa en cuanto terminaron las clases, mis hermanos no estaban en casa y mis padres solían ir con sus amigos a pasar una velada, que nunca supe que hacían, pero era los miércoles y a raja tabla, y no llegaban antes de las 11 de la noche, Cata iba por la mañana a la escuela, así que ella estaba en casa desde temprano, yo llegué a eso de las 8 de la noche, entré y no oí ruido, realmente me sorprendió, pues suponía a Cata en casa, y estaba, pero se estaba bañando y de la entrada de la cas
a al baño era una distancia suficiente como para no oír el ruido del agua caer, lo noté hasta que llegué a la recámara de Cata y oí el agua, rápido salí de casa para ir al puesto de vigilancia que ya teníamos pertrechado mis hermanos y yo para espiar a nuestra prima y vaya con el espectáculo que me encontré, la ventana del baño estaba abierta, y mi prima se estaba dando dedo debajo del agua, vaya con la güarilla tenía los ojos en blanco de lo duro que se estaba frotando el clítoris con sus dedos, cuando iba a terminar apretó sus dedos con las piernas y los metió todo lo que pudo en su vagina, lanzó unos gemidos graves, sordos y se desplomó de rodillas, después bajó su cabeza hasta casi recargarla en el suelo, seguía acariciando su vulva y su clítoris con una mano y me dejaba ver desde donde estaba, ese hermoso trasero que me tenía loco.
Poco a poco se incorporó, cerró el agua y se fue a sentar al inodoro, estaba perdida en sus sensaciones, recargó su cabeza contra el tanque y empezó a apretar sus senos con sus manos y sus piernas se rozaban entre sí, por estirarme a ver un poco más, la escalera que servía de plataforma de observación, se ladeó un poco y casi caigo, pero si hizo ruido cuando regresó a su posición original, tronó un poco, me oculté para que no me viera, pero Cata empezó a preguntar quien estaba ahí, tratando de no hacer ruido bajé de la escalera y salí volado hacia la puerta principal, por supuesto olvidé la escalera, entré en la casa algunos minutos más tarde, haciendo que acababa de llegar, gritando el famoso «ya llegué», para evitar suspicacias, pero siempre hay un pero, Catalina no se lo tragó, y todavía con la toalla anudada alrededor del cuerpo salió poseída por un demonio encolerizado, y me recriminó el por qué la estaba espiando, a lo cual yo me hice el desentendido aludiendo que yo acaba de llegar, todavía en el colmo de mi desfachatez, le dije que se veía bonita enojada y en toalla de baño, en un arranque de ira, se quitó la toalla y me la aventó, reaccionando segundos más tarde sobre lo que había hecho, me la arrebató y se cubrió como pudo, se puso roja como un tomate y salió corriendo para su recámara.
Francamente me sentía un poquito arrepentido y digo un «poquito», porque así era, solo un poco, porque el espectáculo fue fenomenal en el baño y en la sala, me fui a donde las recámaras y la oí llorar detrás de la puerta de mi cuarto, toqué y le pedí me dejara entrar para disculparme, ella me mandó directo al infierno y más allá, insistí un poco más y ya no contestó, me fui a la sala, prendí el televisor y me acomodé para perder el tiempo en lo que me daba sueño, a los quince minutos Cata, salía de la recámara también un poco apenada, se disculpó conmigo por la forma tan violenta en la que había reaccionado, pero se sentía «invadida» en su privacidad, por lo cual me disculpé, pero le hice ver que después de todo éramos tres hombres en plena punzada de las hormonas, imaginen, demasiada testosterona en el ambiente, y ella la única mujer «deseable» en casa, ya les he dicho que mamá no contaba, era lógico que deseáramos verla, pues apetecible lo era y además estaba a la mano.
Ella empezó a reír con lo que le decía y solo se limitaba a decir que éramos unos marranos, al cabo de un rato se quedó callada viendo la televisión, volteó su cabeza hacia mí y me preguntó: -¿De verdad te gusto?A lo que respondí que si sin dejar de ver la televisión, Ella volvió a preguntar: – ¿Te gustó lo viste en el baño?Voltee a donde ella y viéndola a los ojos le dije: – Te veías lindísima prima, me pusiste al palo con lo que vi.
Ella soltó una carcajada y me comentó.
– La verdad tú y tu hermano me tienen hirviendo a diario, verlos en ropa tan liviana cuando se levantan, en sus fachas por las tardes, de verdad, hago hasta lo imposible por no delatar mi calentura con ustedes, y sonreía mientras lo decía, yo al verla tan desparpajada con la toalla que empezaba a dejar ver más de lo que tapaba, me empezaba a poner al palo nuevamente, obviamente para ella no pasó desapercibido el hecho de que jalé un cojín de la sala para tapar lo «evidente», mientras seguí
;amos charlando la toalla dejó ver una pierna completa hasta la cintura, solo corría por en medio de sus piernas tapando la otra pierna y su vulva, sin pensarlo comencé a acariciar esa pierna corriendo desde la rodilla hasta donde se dejaba ver, ella dejó de hablar, para concentrase en lo que estaba yo haciendo, pero de momento me detuvo la mano y con voz dulce me dijo: – Hoy no, ya están por venir mis tíos y mis primos, tendrás que esperar.
Se levantó, volteó a donde estaba yo, se quitó la toalla muy provocativamente dejándome ver todo su cuerpo, se tapó nuevamente y se fue a la recámara, yo me quedé sentado, clavando en mi mente lo que acababa de ver y tras unos minutos me fui a hacer una paja tan salvaje que hasta me lastimé, pero el tiempo tenía que transcurrir y se me hacía eterno lo que había de esperar, una semana.
Como dije se hizo eterna esa semana, más cuando Catalina se daba la oportunidad de ponerme a mil poniéndose en poses muy sugestivas, tocándose o dejándome entrever parte de su cuerpo, obviamente muy discreta para que mis padres o hermanos no se dieran cuenta, pero era claro que lo hacía con toda intención de calentarme, pues siempre terminaba con una sonrisa y haciéndose la occisa.
Por fin llegó el miércoles, regresé a casa lo más pronto que pude, es más me volé una clase, contabilidad intermedia bien recuerdo, y lo primero que hice al llegar casa fui a buscar a Cata, pero ella no estaba, me di varios topes en la pared al cerciorarme que ella efectivamente no estaba, ya con la decepción a cuestas fui a mi recámara (la de ella), y prendí mi tocacintas recostándome en la cama, me empecé a sobar la polla por encima del pantalón, aunque pensaba que ya había valido para dos cosas el hecho de que estuviera en casa temprano y la calentura que traía de pensar en lo que podía haber sucedido con Cata, tenía que desfogarme, así que me saqué el pene y comencé a hacerme una paja con los ojos cerrados al ritmo de la música.
No habían pasado tal vez dos o tres minutos, cuando algo cálido y húmedo rozó el prepucio de mi polla, me hizo sentir escalofríos, pero no abrí los ojos, enseguida una prenda me tapaba la cara y esa presencia se apoderó de mi polla para engullirla en su boca, obviamente sabía quien era, pero el juego de no ver se me hizo aún más erótico, sensual, la dejé hacer sin tocarla, sentía como su boca se apoderaba por completo de mi pene sintiendo sus labios hasta la base misma en mi pelvis, no se cuantas pollas habría mamado Cata antes de la mía, pero lo hacía muy bien, le bastaron dos o tres minutos para largar mi primera lechada, le avisé que no podía aguantar mi eyaculación, retiró su boca y siguió con una paja hasta que expulsé todo lo que tenía, tras terminar ella volvió a meter mi pene en su boca y chupó y limpió lo que había quedado, mientras con algo limpiaba el resto de mi abdomen, me retiró la prenda de mi cara y la vi ahí sentada a mi lado, mostrando sus senos pequeños y con una cara de puta que nunca se me va a olvidar, acariciando mi pecho por debajo de la playera que traía puesta, la jalé hacia mí y la besé, para después encamarla a mi lado.
Comencé a besarla en los labios para después ir avanzando por su cuello y pecho hasta sus tetitas, que como comenté pequeñas, pero no desentonaban con su torso, Cata se dejaba hacer y a veces me dirigía con sus manos a donde quería que siguiera besando y mordiendo, en donde las sensaciones eran mayores hasta ejercía cierta presión para que me esmerara en mi labor, se recostó boca arriba y fui bajando por su abdomen hasta su ombligo, bastante bonito diría yo, mientras me entretenía con este hoyito, mi mano derecha fue hasta sus piernas, traía una falda tableada tipo escocesa muy corta, podía acariciar desde abajo de la rodilla y hasta su ingle me detenía para acariciar su vulva que se ofrecía ya con las piernas abiertas, traía puesta una pantaleta de algodón muy aniñada, pero el tacto con la mano era riquísimo, estaba comenzando a estar húmeda.
Desabotoné la falda y la retiré, me acomodé entre sus piernas, quería devorar toda su intimidad, primero sobre la tela de su pantaleta, Cata gemía sin ningún miramiento, dejando salir por su boca palabras que no alcanzaba a enten
der, sabía que estábamos solos en casa y estaba viviendo el momento al máximo, retiré poco a poco su ropa interior, y mientras lo hacía iba besando y lamiendo, la paré de piel que se presentaba a mi vista, cuando por fin comenzaron a presentarse sus vellos púbicos, se veían diferente a cuando la vi en el baño, ahora estaba seca y estaban ensortijados aplanados como una alfombra por el efecto de estar aprisionados con la pantaleta, los desordené con mi boca y mi lengua y seguí bajando hasta el nacimiento de esa rajita hermosa que dejaba entrever unos labios inferiores muy apenas pues sus labios superiores son muy carnosos.
Los abrí con una de mis manos y pude ver el interior de su vulva en un rosa intenso, mi lengua fue inmediatamente donde su clítoris mientras con el dedo corazón de mi otra mano jugaba con sus labios inferiores y la entrada de su vagina, Catalina me sujetó fuertemente del cabello haciendo que mi cara se tallara prácticamente completa sobre su vulva, metí el dedo con el que estaba jugando y pronto ya dos dedos estaban dentro de ella, comencé a follarla con mis dedos, esto la hizo reventar en su primer orgasmo, a cada espasmo que su vientre tenía, expulsaba pequeñas gotas de un líquido lechoso de su vagina, el cual lamí con vehemencia llegando a lamer y dejar mi lengua dentro de su vagina y a veces recorriendo desde su ano hasta su clítoris, cuando vi que estaba un poco más relajada me tendí junto a ella y nos besamos apasionadamente.
Catalina comenzó el segundo round, se sentó en la cama y tomó mi pene que aunque no estaba erecto si estaba empezando a tomar color, lo comenzó a pajear y después inició una mamada, esta vez tomándose su tiempo, disfrutando cada centímetro de polla que entraba en su boca, cuando vio que era suficiente, se sentó a horcajadas sobre mí, tomó mi pene con una se sus manos y la dirigió a la entrada de su vagina, la acomodó y se fue dejando caer poco a poco hasta que mi pene desapareció dentro de ella, mi prima ya no era virgen, pero si fui el primer hombre con quien tuvo sexo, su desvirginización corrió a cargo de una zanahoria que ella misma utilizó a manera de dildo, vaya zanahoria tan afortunada y que prima tan cachorra, se quedó quieta durante algunos segundos, se empezó a mover a adelante y atrás sin despegarse de mí.
En menos de un minuto y tras haber acelerado el ritmo de sus movimientos tuvo su segundo orgasmo, sentía claramente las contracciones de su vagina sobre mi pene, fue delicioso sentir el abrazo que me producían las paredes de su vagina en toda mi polla, nuevamente ese líquido sabroso de su vagina, se regó, por mis testículos y corría por el medio de mis piernas y mis nalgas, se dejó caer sobre mi recargando su cabeza contra mi hombro, yo la acariciaba por toda su espalda y sus nalgas, de vez en vez mis dedos buscaban su ano, para acariciarlo en círculos sin entrar, solo acariciarlo, se incorporó recargando sus brazos en mi pecho y me dijo que no podía más, se decía apenada porque yo no había terminado, simplemente le dije que me dejara continuar a mí y aceptó.
Nos recostamos de lado, ella dándome la espalda, le pedí que doblara su piernas hacia adelante, con mi pene estuve rozando la entrada de su vagina, incluso apoyando en la entrada de su ano, Catalina se dejaba hacer, en un momento con ayuda de mi mano derecha la puse en la entrada de su vagina y se la dejé ir a fondo Cata gimió y arqueó su espalda, en algunos segundos ya la estaba bombeando a toda velocidad sin salirse se volteó de espaldas poniendo su pierna izquierda sobre mi cadera, sin dejar de entrar y salir de ella nos besamos con muchas ganas, así podía acariciar su abdomen y sus senos sin restricciones, seguimos así por un largo rato, a veces sin moverme, pero estando totalmente dentro de ella, los besos y la caricias fluían sin descanso, en algunos momentos que salía totalmente de ella la punta de mi polla chocaba con su ano y ella más que apartarse movía sus caderas de tal manera que buscaba mi penetración, solamente gemía con fuerza cuando sentía mi pene en la entrada de su ano.
Le pregunté si quería hacerlo anal y mirándome como buscando complicidad me dijo que si, lo que acepté encantado, ella se volvió a acomodar de lado, doblando totalmente sus piernas hacia adelante dejando su trasero totalmente a mi disposición, tomando mi pene con mi mano derecha lo dirigí a
ese pequeño huequito perdido entre esas dos imponentes nalgas, lo apoyé y Cata dio un respingo, me pidió que lo hiciera suave y lentamente, que aunque le gustaba meterse los dedos por ahí cuando se masturbaba mi pene podía lastimarla, lo hice lo más delicado que pude, su ano al principio se mostró complaciente, pero a medida que entraba dentro de ella se hacía estrecho y costaba avanzar, Cata mordió la almohada ahogando algún sonido que denotara el dolor que le provocaba mi intromisión, tuve que detener mi penetración al menos un par de veces, su ano apretaba un demonio, el solo hecho de estarla penetrando me tenía al borde de la eyaculación, la sensación que provocaba en mi pene el esfínter de Cata era monstruosamente excitante, no sabía si llegaría a penetrarla completamente.
Sin pensarlo dos veces y antes de soltar todo lo que retenía con muchos apuros, me dejé ir a fondo no había tiempo para más, la sujeté por la cadera y no me detuve hasta que mi pelvis tocó sus nalgas, tuve que quedarme quieto, cualquier movimiento iba a provocar que me corriera, Catalina chilló y mantuvo su boca abierta ante la salvaje intromisión, era hermosa la visión de mi pene dentro de su colita, ver sus hermosas nalgas abrazando a mi polla luchando por acostumbrarse o por liberarse del intenso dolor que le había provocado, ambos nos quedamos quietos por algunos segundos, yo besaba y acariciaba la espalda de Cata, poco a poco se fue relajando y aflojando un poco su esfínter que había mantenido tenso, era abrasador el calor que despedía su intestino sobre mi falo, poco a poco me fui moviendo atrás y adelante, saliendo de a poco de ella para volver a entrar, mis movimientos se fueron haciendo más rápidos, Cata estaba cambiando el dolor por placer, sus gemidos se hacían más fuertes en cada nueva penetración, un movimiento de caderas de ella ya acompañaba al mismo ritmo que llevaba yo.
Metí mi mano derecha por entre sus piernas para acariciar su clítoris, ella abrió sus piernas para permitirme hacerlo al tiempo que su mano derecha se sujetaba de mi cadera para ayudarme a entrar dentro de ella, poco a poco nos fuimos moviendo de tal manera que ella quedó debajo mío y levantó su cadera para facilitar mi penetración, no resistí más estaba al borde del precipicio, yo no había retorno, le avisé que iba a eyacular y ella me pidió que lo hiciera dentro de ella, así que dejándome caer sobre su espalda y penetrando totalmente a fondo descargué todo el semen que había generado solo para ella, Cata volvió a correrse al sentir los primeros chorros dentro de su ano, en cada nueva descarga arremetía por estar aún más dentro de ella si esto era posible, quedé exhausto sobre ella, Cata de vez en vez apretaba mi polla con su esfínter como queriendo exprimir hasta la última gota de esperma de mi pene, pasaron al menos dos minutos antes de poder moverme y controlar la respiración, estaba súper agitado, pasado ese tiempo me salí de ella despacito y me recosté junto a ella, Cata se había quedado dormida.
De hecho yo también me quedé dormido, al menos pasaron 15 ó 20 minutos cuando desperté, Cata seguía sumida en su sueño no se había movido un ápice, la acaricié por la espalda y sus nalgas hasta que despertó, se acomodó en mi hombro y siguió con sus ojos cerrados, pero acariciaba mi pecho y abdomen bajando por momentos hasta mi pene que restregaba sobre mi pelvis, para luego volver a subir, me dijo que era tiempo de darnos un regaderazo, pues estaban prontos mis hermanos a llegar de la escuela, así lo hicimos, nos bañamos juntos dándole rienda suelta todavía a nuestros deseos, lo hicimos una vez más en la regadera, fue fascinante, nos secamos mutuamente y salimos desnudos del baño, entramos en mi recámara y nos vestimos dentro, Catalina quitó la colcha que cubría la cama pues estaba hecha un desastre, entre sus flujos y mi esperma, estaba llena de manchas en la parte media, la recámara olía a sexo, así que abrí la ventana para que se ventilara el ambiente.
Después de esto salimos a la sala para ver un rato televisión, de vez en cuando nos dábamos unos ricos besos, no pasó media hora cuando llegaron mis hermanos y el encanto terminó.
Durante todo el tiempo que Catalina vivió en mi casa tuvimos muchísimos momentos como este, no solo en la rec&aa
cute;mara, todas la habitaciones de la casa de mis padres fueron testigos mudos de nuestro romance, porque eso fue, no solo sexo, realmente entre nosotros se creó una liga sentimental muy fuerte que hoy día conservamos y aunque hoy ambos estamos casados con diferentes parejas porque así lo quiso el destino, aún nuestros ojos al encontrase prenden mecha para entregarnos furtivamente en el momento que así lo decidamos, estoy seguro que Cata y yo difícilmente nos vamos a poder ver con otros ojos que no sean los del amor y el deseo, de hecho ella es la culpable de que hoy día me encante tener sexo con mujeres embarazadas, ya les contaré.
Autor: Armando simplemente_con_suerte (arroba) hotmail.com