El sexo siempre ha sido un gran elemento de poder que nos permite conseguir lo que queremos (dinero, fama, trabajo, y sobre todo, satisfacción).
El día que me di cuenta que siendo una zorra podía tener al tío que quisiera, me decanté por seguir siéndolo mientras tuviera fuerza para ello.
Todo empezó con 14 años y aquellos primeros flirteos a través de sms: «desde que te vi la otra noche no puedo dejar de pensar en tus dedos hundiéndose en mi coño», «esta tarde tengo la casa libre, si te pasas no te arrepentirás» o «me ha dicho tu colega que llevas un mes sin follar, ¿quieres acabar con la sequía?». Y así fue como llegaron los primeros polvos, llenos de desesperación que llevaba al placer y a la sensación de poder al no obtener nunca un no por respuesta.
En próximos relatos iré narrando polvos, situaciones de alto voltaje y cuanto recuerde de estos últimos años.