Mi pene se posó en la entrada de su virginal culo (eso creo), y empecé a darle pequeñas estocadas, hasta que tras unos minutos, la cabeza de mi pene atraviesa la entrada de su rico, caliente y húmedo culo. Dio un pequeño gemido y luego sentí como apretaba su culito contra mi verga, instintivamente comencé a metérselo suavemente, hasta que mis testículos chocaron con sus nalgas.
Hola amigos, quiero contarles algo que me pasó hace un para de semanas. Quiero hacer un poco de historia antes de contarles. Hace muchos años que conozco a Antonio, el primo de Hernán, tendría unos 8 años cuando le conocí, hasta hace un par de años que vino a mi casa para que le pusiera una inyección, un antibiótico (como recordaran soy paramédico), en ese entonces tenía 22 años, quedé pasmado al verle tan hermoso, un hombre muy macho, para que decir su delicioso culito, peludito y redondito, que me hizo ilusionar con poseerlo, posé mi mano en su nalguita, frotando el algodón con alcohol, sintiendo sus espasmos, luego le puse la inyección y le seguí frotando su nalga, pero este, medio enfadado, me quitó la mano y me dijo:
-¡Ya está bueno!
En fin tuve que dejarlo y después de eso nos seguimos viendo con poca frecuencia, hasta hace un par de semanas, que estando en mi casa con Hernán nuevamente apareció para pedir unos CD de música que Hernán le tenía. Le miré y seguía tan rico como siempre. En cierto momento se agachó para recoger no se que cosa y pude ver parte su canal anal, andaba con un boxer rojo, como instando a que lo toreasen. Se percató que lo estaba mirando y no mostró signo de molestia, más bien esbozó una leve sonrisa. Después de un rato se retiró y quedamos solos con Hernán, hasta que llegaron unas amigas y compartimos hasta bien avanzada la noche, luego ellas se marcharon, las vino a buscar el novio de una de ellas.
Finalmente con Hernán nos fuimos a dormir, y serían como las 5 de la madrugada, cuando justamente yo acababa de ir a la cocina por un vaso de agua, cuando sonó el teléfono, me pareció extraño, siempre que suenan estos aparatos a estas hora, es para algo no grato. Pero estaba equivocado, esta vez no era algo malo, más bien algo bueno. Contesté y era Antonio, me pareció extraño que llamara a esa hora, y menos a mi, bueno me dijo que tenía que decirme algo, muy importante y secreto… me puse un poco nervioso, algo me decía que esto iba para algo raro.
Finalmente me dijo que desde hacía un tiempo esta sintiendo atracción por los hombres, que aunque el era macho, teniendo novia y todo, unas cuantas veces bebiendo con un amigo, este le había chupado la verga y a él le gustaba, sentía mucho placer, pero que ahora él quería hacerlo, con alguien de confianza, como decimos acá “alguien piola”, que no se lo contara a nadie, menos a algún amigo suyo, ya que disfrutaba de una fama de macho fuerte (hay que ver lo que son las cosas, quizás cuantos, que vemos por ahí tan machitos, no están en la misma situación), en fin le dije que me estaba vacilando (weviando), pero este insistió en que no era broma, que si quería iba inmediatamente a mi casa para comprobarlo. Más nervioso me puse con la sola idea de hacer algo con quien siempre soñé y pensé que solo sería algo irrealizable.
Finalmente le dije que viniera, que Hernán estaba durmiendo, que no tocara la puerta, que yo calcularía el tiempo y le abriría la puerta. Enseguida me dijo:
¡Me pongo los pantalones y voy!
Efectivamente se vino, y tras unos minutos, fui a la puerta, pensando que solo sería una broma de él. Pero estaba equivocado, abrí y allí estaba él parado esperando. Mi corazón latía a mil, le hice pasar y silenciosamente entramos en la casa, sin dar motivos para que Hernán se enterara.
Nos fuimos a la cocina, encendimos un cigarrillo y empezamos una breve plática, en la que él nuevamente me relataba lo anterior, que veía que su amigo se deleitaba con su verga en la boca y que él quedaba con esa misma sensación sin haber chupado ninguna verga. Le seguí la conversación dudando aun de que me estuviera jugando una broma. Hasta que finalmente me dijo que lleváramos a la práctica lo que me pedía. Como comprenderán a esas alturas mi calentura estaba tomando curso, me dijo que iba al baño, mientras yo fui al dormitorio a ver si Hernán aun seguía dormido. Cuando fue mi sorpresa, Hernán estaba en el pasillo, me asusté y quise decir algo, pero Hernán me dijo:
-¡No te preocupes! Sigue adelante nomás, ya escuché todo y quiero verlos en acción. Le dije que me daba cosa que nos viera, pero a la vez el solo hecho de saberte espiado, hacía más interesante la situación. Finalmente volví a la cocina y estaba Antonio encendiendo un cigarro, y le dije:
¡Como vas a fumar! ¿En que quedamos?, me contestó que lo hacia para relajarse, que esta experiencia le hacía estar muy nervioso, imagínense yo como estaba. Finalmente me dijo:
-¡Yap, tú eres el maestro!
No lo pensé y le abracé mientras él seguía con el cigarro en la mano, le besé el cuello, las orejas, le rocé sus labios con los míos, hasta que intempestivamente me agarró el paquete y me lo apretó fuertemente y me dijo:
-¡Quiero comértelo entero!
Nos abrazamos y él insistía en apretarme el paquete, lo que me hacía alucinar del placer, luego me entregó el cigarro y comenzó a bajar su cabeza, hasta la altura de mi paquete, me lo apretó nuevamente y empezó a masajearlo suavemente por entre la tela, hasta que fue lentamente bajándomelo y saltó mi pene como un resorte, frente a su cara. No vaciló ni un momento y se lo metió en la boca, que delicia, podía sentir su lengüita frotar mi cabeza haciéndome gemir del gusto, solté el cigarro y le tomé la cabeza haciendo que su mamada fuera más profunda, podía sentir su garganta reclamando la entrada de mis 21 centímetros, pero él seguía. Prontamente se sentó en el suelo y siguió chupando con gran fruición, incluso tuve que decirle que parara un rato, que me haría acabar.
Estaríamos así unos 10 minutos hasta que le dije que se levantara (a todo esto pensé entre mi, esta no es la primera que lo haces niñito, lo hacía muy bien para ser su debut), pero en fin le dije que se levantara y le abracé y comencé a desabrocharle su jeans, se dejó, le toqué su paquete por entre la tela de su bóxer, se sentía duro y grande, que excitación más grande, sentía ese machito en mis manos, no lo podía creer. Finalmente liberé su vástago descomunal y saltó frente a mi, enseguida lo tomé entre mis manos y se la comencé a mamar por unos instantes, hasta que me dijo que parara que, quería seguir chupando mi verga.
Se la solté no muy contento y este enseguida se tiró nuevamente al suelo y atrapó mi verga y la siguió chupando por unos minutos, que me pareció, estar en las nubes. Hasta que intempestivamente, dejó de succionármela y me dijo:
-¡Quiero que me la metas!
Eso me sorprendió mucho, nunca pensé que me fuera a pedir algo así, me quede en blanco, pero este nuevamente insistió
-¡Quiero que me penetres!
Mi calentura estaba la máximo, y le dije que si que lo haría, pero este me dijo que usáramos condón, pero le dije no puedo, los tengo en la habitación y si Hernán se despierta, nos descubrirá. Finalmente con el dolor de mi corazón le dije, que lo dejáramos hasta allí nomás, que nos pajeáramos mutuamente y acabáramos. Pero este insistió, yo no tengo nada incurable y supongo que tú tampoco, le dije que no, que regularmente me hacía ver.
Entonces me dijo: -Hagámoslo a fierro pelado nomás, eso me sonó como una bella melodía. Que lástima que ahora tengamos que usar condón, cuando hacerlo así es tan rico. Finalmente se quitó los pantalones y los calzoncillos y yo me quité los míos, se apoyó en un mueble y estiró su hermoso y redondo culo hacia atrás:
-¡Hazlo ahora!
Tomé mi verga, con algo de excitación saliendo por mi orificio, chorreando por la cabeza del pene. Se la acerqué hasta su ano, me ensalivé un dedo y lo posé sobre su velludo hoyito. Se estremeció pero continuó con su postura. Finalmente mi pene se posó en la entrada de su virginal culo (eso creo), y empecé a darle pequeñas estocadas, hasta que tras unos minutos, la cabeza de mi pene atraviesa la entrada de su rico, caliente y húmedo culo. Dio un pequeño gemido y luego sentí como apretaba su culito contra mi verga, instintivamente comencé a metérselo suavemente, hasta que mis testículos chocaron con sus nalgas.
Me quedé inerte por unos segundos, para que ambos asimiláramos, lo que estaba ocurriendo. Fue él quien dio el inicio de la más feroz y caliente cabalgada. Su culo lo comenzó a mover en círculo, como queriendo sentir todo el placer del mundo, por mi parte le metía suavemente el pene y lo sacaba casi entero, haciéndolo gemir en cada metida y sacada que le hacía, mientras él se pajeaba intensamente. Se sentía tan rico ese culito, era una delicia estar comiéndomelo y que albergara completamente mi verga en ese ardiente orificio. Me lo culeé por espacio de unos 15 minutos, cada vez acelerando más mis movimientos que él devolvía estirando su culo hacia atrás y otras veces moviéndolo circularmente. Me tenía loco, apoyé mi cara en su espalda y le dije que estaba a punto de acabar, me dijo que él también. Le cabalgué como más fuerza haciéndolo gemir del gusto hasta que no aguanté más y se lo dije:
-¡Voy a acabar!
Me dijo entre gemidos que se la sacara, que quería que acabara en sus nalgas, no quería sacarla de ese hueco tan rico, pero en fin lo hice, creo que mi primer chorro de semen, quedó dentro de su ano, pero el resto cayó caliente sobre sus hermosas nalgas. Que delicia, nunca imaginé que gozaría tanto ese momento, mis piernas temblaban del gusto. Finalmente él empezó a jadear y apoyó su espalada en mi pecho y veo como frota su pene rápidamente, hasta que de pronto brota su leche como un manantial haciéndolo gemir del gusto, podía sentir su ano contraerse, no me había dado cuenta que con la lujuria, le había metido un dedo en su culo. Lo tuve ahí hasta que él dejó de botar la última gota de leche.
Luego nos dimos un beso y él se fue al baño. Cuando salió entré yo y después de asearme un poco nos vestimos. El me hizo prometer que no se lo diría a nadie que él conozca, ustedes son los beneficiados con esto.
Después de ese día nos hemos visto un par de veces, por distintos motivos, aunque no hemos tenido la oportunidad de estar solos, creo que habrá esa próxima vez, si es así se los diré inmediatamente.
Se me olvidaba, mi amigo Hernán presenció toda la sesión de sexo, incluso me dijo que se pajeó viéndonos, que su voyeurismo lo dejó muy excitado.
Espero que les haya gustado este relato y les invito a escribirme para que me den su comentario…
Autor: Gustavo Figueroa
Me te calentó y termine con una hermosa paja
estubo muy bueno me encanto he leido varios y esta a sido uno de mis favoritos