Esto sucedió el verano pasado. En realidad fue fortuito, no fue buscado por mí, pero ocurrió y es lo que cuenta. Soy un hombre de 33 años casado, mi mujer tiene 31 y tenemos un hijo de 5. Nuestro matrimonio es normal y nos llevamos muy bien en todo aspecto. El verano pasado mis suegros nos invitaron por un fin de semana a su casita de la playa a mi familia y a su otro hijo de 38 años con su mujer de 36 y sus niños de 12 y 10 años.
Llegamos y nos instalamos, aunque la casa es pequeñita, cuenta con un solo dormitorio con tres camas, tiene un living comedor espacioso y cómodo y está muy bien arreglada. En la noche del primer día, preparamos unos traguitos y unos picadillos para celebrar y comenzar a pasarlo bien. Pusimos música y nos pusimos a bailar, cada uno con su pareja. Mis suegros José de unos 62 años y Carmen de 58, son muy alegres y buenos para bailar, de modo que comenzamos a pasarlo muy bien. Después de varios bailes, saqué a bailar a mi suegra. Ella es una mujer no muy alta, de 1,60 m. más o menos, algo rellenita de pelo corto y muy alegre, tiene unas grandes y hermosas tetas que le gusta lucir con escotes pronunciados o poleras ajustadas y un trasero, que sin ser fabuloso, le hace juego con su cuerpo, de nalgas sobresalientes y caderas redondas y abundantes, con una cintura que le permite diferenciar éstas…. en realidad está bastante buena! Bailamos una cumbia, ella estaba muy contenta y reía y bromeaba con todos, al igual que todos nosotros. Al rato, ya los tragos estaban haciendo efecto y nuevamente bailé con mi suegra otro baile tropical, entre balanceo y movimientos, roce involuntariamente con el dorso de mis manos sus grandes tetas, notándolas ricas, ella sólo me miró y sonrió. Yo me atreví y nuevamente ya no tan casualmente volví a rozarle sus tetas por más tiempo. Ella volvió a sonreír mirándome pícaramente.
-¿Le gustan yernito? Preguntó en un susurro.
-¡Me encantan! Le respondí.
Seguimos bailando y ya me atreví a más y ahora dí vuelta mis manos y le agarré las tetas por breves segundos, pero con una mano en cada una.
-¿Le gustan las tetas de su suegra, yernito? Volvió a preguntarme con mirada de caliente, sorprendiéndome yo mismo de la inesperada situación.
-¡Me enloquecen, suegrita! Le respondí- ¡son tan ricas..
-Tenga cuidado murmuró- no nos vayan a pillar…
Terminó el baile y volvimos nuevamente a bailar algo lento con nuestras parejas para disimular, pero ambos ya habíamos lanzado la primera piedra y nos mirábamos disimuladamente. Luego bailamos un bolero y allí si la pude abrazar, pero tenía que disimular al máximo, pues alguien se podía dar cuenta, pero tuve la oportunidad de rozar con mis piernas sus muslos y ella al apegarse a aprovechar bien la mañana para ir a la playa.
Nos fuimos a acostar. Las mujeres primero, pues ya les dije que era un solo dormitorio. Acostados todos, al poco rato, se sentían los ronquidos de mi suegro. Quedamos ubicados mis suegros en su cama del rincón, nosotros con mi esposa y el niño en la cama del medio y en el otro extremo mi cuñado y su señora. Los niños de ellos en unos sofás cama del living.
Todos dormían aparentemente, mi señora con sus pastillita de las noches para relajarse y se escuchaban los ronquidos de los otros. Yo sabía que a pocos centímetros estaba mi suegra, pues mi suegro se acostaba al rincón… En la oscuridad estiré la mano hacia su cama y me topé con su brazo… ella me tomó la mano y comenzó a acariciármela. De pronto ella la subió y la llevó a su pecho, poniéndola sobre una de sus tetas desnudas… La había sacado del camisón y me la daba para que yo la acariciara… mi verga se paró y comencé a acariciar esa grande y hermosa teta… su pezón estaba erguido y durito… era una situación electrizante… mi suegra gemía silenciosamente y hasta me pareció que se acariciaba su entrepierna con su otra mano…
De pronto mi esposa me a
brazó y me pidió que la abrazara… tuve que dejar esa rica teta con un último apretoncito de despedida y entre sueño de mi esposa, la abracé. Ella al notar mi erección me dijo calladamente:
-Mijito, cálmate, ahora no podemos… pero mañana nos arreglaremos… ahora duérmase.
Al día siguiente, me levanté después de todos. Mi suegro y su hijo con los muchachos habían bajado a la caleta a comprar mariscos y mi esposa y su cuñada charlaban en el jardín y jugaban con mi hijo. Salí de la ducha y vi a mi suegra en la cocina, preparando el almuerzo. Me acerqué por detrás, la tomé de las caderas y acercando mi cuerpo al de ella, la besé en la mejilla.
-Hola Suegrita la saludé- ¿cómo durmió anoche? -Hola yernito, me respondió volviendo la cara para devolverme el beso – ¡dormí medio inquieta Ud. sabe por qué! Acerqué mi miembro que se estaba erectando y lo apoyé en su trasero, entre sus grandes nalgas. Ella estaba vestida con un short blanco y polera roja escotada. Al sentir mi miembro en sus nalgas, ella empujó su culo hacia mí refregándose un poquito y lanzando un suspiro. Entonces yo besé su cuello y subí mis manos hasta sus grandes tetas… ¡oh sorpresa! ¡Estaba sin sostén! -¿Así quería tenerlas, sin sostén, yernito? me preguntó con voz caliente.
-Así suegrita… ¡son tan ricas! -¿Le gustan las tetas de su suegra… de esta vieja, yernito? -Ya le dije que me fascinan suegrita… son súper ricas y me tienen súper caliente! -Y Ud. a mí… respondió empujando su trasero contra mi verga que se acomodaba entre sus nalgas, mientras mis manos acariciaban esas hermosas y grandes tetas, cuyo pezón estaba erecto y duro.
-Ya, yernito me susurró- está bueno…me tiene demasiado caliente… no nos vayan a pillar y echaríamos todo a perder…
-¡Qué lástima, estaba gozando tanto…
-Ya tendremos tiempo, me dijo- ahora váyase que no se den cuenta.
Me fui al dormitorio, justo cuando sentí entrar a mi esposa a buscar algo para el niño.
-Ya flojonazo, me dijo riendo- eres el último en levantarse, ya va a estar el almuerzo y tú recién vas a desayunar, y riendo me dio un agarrón a mi paquete que aún estaba medio parado.
-Ya vamos a llegar a casa y allí nos desquitaremos mijito ¿verdad?, me dijo besándome y pegando su cuerpo a culo.
-¿Le gusta yernito? preguntó. La pregunta no era nada original, parece que le encantaba hacerla.
-¡Claro suegrita! Contesté- tiene un culazo súper rico! -Me tiene súper caliente, Luis… no sé si aguantaré hasta que nos vayamos… menos mal que mañana nos vamos. Allí todo será más fácil. Anoche…
-¿Anoche? ¿Qué pasó anoche? pregunté -Anoche estaba tan caliente con las caricias que le dio a mis tetas en la cama, que….
-¿Qué? -Que… bueno… ya… tuve que… masturbarme… menos mal que el viejo no despertó.
-¿Sabe suegrita? Yo la sentí y me tenía súper caliente, me dormí con mi pija súper parada entre las nalgas de su hija…
-La suerte de mi hija… que se come eso tan… rico, bromeó.
Yo le tocaba su gran culo mientras hablábamos jugueteando en el agua, para disimular. Ella me tocaba por debajo mi verga.
-Parece que Ud. pasa con su cosa parada, me dijo riendo- me dan un a ganas de comérmela aquí mismo…
En eso llegó nadando cerca de nosotros mi esposa.
-¿Cómo lo están pasando? Preguntó alegremente – Súper bien, respondió mi suegra- hacía tiempo que no desfrutaba tanto del mar! Bueno, el día siguiente pasó entre coqueteos y agarrones con mi suegra… cuando podíamos nos dábamos unos agarrones y un atraque rápido en la cocina, hasta que llegó la hora de la partida. En la capital la vida comenzó nuevamente su rutina. Yo en el trabajo, mi esposa también, mi suegro en su negocio, y mi suegrita sola en la casa…
Eso me tenía inquieto… no hallaba las horas de ver nuevamente a mi suegra. Un día la llamé por teléfono y tuvimos una conversación bien erótica, para una mujer de su edad. Le pregunté cómo estaba vestida, que yo estaba con mi verga parada y la acariciaba al conversar con ella… ella me dijo como estaba de caliente… le hice sacarse sus calzones… me dijo que eran de color negro y que estaba sin sost&eac
ute;n, como me gustaba a mí… yo le dije que estaba con mi verga afuera y la acariciaba… ella me decía que no la conocía y quería verla… al final la hice que se metiera los deditos en su concha y se masturbó contándomelo todo hasta que logró un rico orgasmo… después me decía – Por favor, Luis, lo que me hace hacer… yo nunca había conversado estas cosas con un hombre, ni menos hacer lo que hice! – No me diga que nunca se ha masturbado suegrita.
-Bueno, sí, respondió- si lo he hecho y… a veces aún lo hago… pero sola… sin nadie que lo sepa…
-Ahora lo sabemos los dos, suegrita linda, si supera lo caliente que me tiene.
-¡Y usted supiera lo caliente que me ha puesto desde ese día que me tocó las tetas bailando… uuuffffff! Al día siguiente (miércoles), la llamé de nuevo, pero allí le dije que la iba a ir a ver.
– Espéreme sin sostén y bien sexy, suegrita…. ¡la quiero súper rica! – Pero ¿no será una imprudencia? Me respondió asustada- inventemos algo…. a ver… ¡ya! voy a llamar a mi hija a la noche y le pediré si usted me puede ayudar mañana con un trámite que tengo que hacer… Ud. pedirá permiso un ratito y me acompañará….pero se vendrá para acá y yo lo espero como usted quiere…
– Estupendo, suegrita, respondí entusiasmado- ya veo que las mujeres saben hacer las cosas cuando quieren algo! Esa noche sucedió lo planeado y mi esposa me pidió que por favor acompañara a su mamá… Yo me mostré algo molesto, pero disimulando a regañadientes accedí.
Esperé impaciente la llegada de minifalda algo anchita se elevó y pude ver sus nalgas, al parecer tampoco se había puesto calzones…
Nos sentamos en el sofá y después de un brindis, comenzamos a besarnos y a acariciarnos… Le abrí la blusa y dejé sus hermosas tetas al aire sin sacarle la blusa… las besé y lamí sus pezones duros, chupándoselos, ella lanzaba gemidos y suspiros, mientras con sus manos trataba de liberar mi pija…
Yo me enderecé un poco y bajé mis pantalones y slip, dejando libre mi gran verga totalmente parada -¡Ohhhhhh! ¡Que grande!… ¡qué hermosa! ¡Oh cielos!… es…. preciosa… exclamó y comenzó a acariciarla con sus manos….- ¡mi hija come de lo mejor! – Ahora sé a quien salió tan caliente mi esposa…- exclamé riendo.
Continué con mis caricias, la falda la tenía a medio muslo, acaricié sus piernas y subí su falda… efectivamente, no se había puesto calzones…
-Suegrita… veo que está bastante preparada… le dije acariciando con mi mano su zorrita desnuda, con pocos pelos y bastante húmeda.
-¿No le gusto así, sin ropa interior? Ayer estuve todo el día sin calzones ni sostén esperando que usted apareciera… al final después de la pajita por teléfono, me tuve que correr dos más… ¡me tiene demasiado caliente yernito! Yo me agaché y comencé a besar sus muslos, a lamer sus piernas, arrodillado en la alfombra… ella se recostó y entreabrió más sus piernas, viendo su zorra peludita y rica… sus labios mayores bastante grandes y los menores se veían perfectamente, pues tenía la concha mojada y entreabierta de caliente… era una concha de película… la acaricié con mis dedos… estaba exquisita… luego la besé… ella exhaló un suspiro y se removió en el sofá… mi lengua fue poco a poco lamiendo esos labios gruesos y calientes, mojados y peluditos, ansiosos de recibir una caricia como la que yo le iba a prodigar… ella gemía y suspiraba como esperando la arremetida de mi boca… se tocaba sus propias tetas con sus dedos estrujaba sus pezones…
Yo con mis manos bajo sus nalgas disfrutaba de acariciar ese rico culo mientras con mi boca comía esa rica concha… saqué mi lengua y lamí esos labios gordezuelos, separándolos y metiendo la punta en su rica concha… el aroma me volvía loco… aroma de hembra en celo… de mujer ardiente… de madura caliente y deseosa de ser culeada… mi lengua entró en su capullo y me di maña para lamer y chupar ese manjar de zorra… quizás más rica que la propia concha de mi mujer, su hija…
De pronto encontré su botón… su clítoris salía como un centímetro fuera de su vulva… hacia allí dirigí mi ataque… ella sintió como una corriente eléctrica, se removió en el sof
á , gimió y comenzó a lanzar grititos que cada vez fueron más fuertes… gritaba y se movía como loca, como escabullendo esa lengua que perseguía su clítoris y su goce…estaba gozando…. estaba teniendo el primer orgasmo con su yerno….
-¿Le gusta la concha de su suegra?, yernito…. le gus…ta… comer…le la…. zo…rrita…. ¡ayyyyyyy, ayyyyy, aaaaaaagggggg….. Le gusta la zorrita de su sue…graaaaaaaaaa…. yer…nito…¡cómasela… cóma…sela… toda…aaaaaaagggggg……ayyy…..ya no puedo…..máaaaaas….ya…. No…puedo….. Cóma….sela…yer…nito….por la puta….. Por la pu….ta….qué riiiico….aaaaaag.
Parece que le gustaba mucho hablar mientras acababa… sus preguntas eran las mismas de siempreDe pronto, se dejó caer… había tenido como tres o cuatro orgasmos. La dejé tranquila… mi cara estaba empapada, comencé a pajearla al ritmo de su mamada, ella se removía gozando, cuando de pronto ya no aguanté más y comencé a lanzarle chorros de semen a su boca… ella tosió, se atragantó pues según supe después era su primera chupada, pero le gustó demasiado, pues no soltó mi pija por nada del mundo y continuó chupando y tragando la leche hasta dejarlo seco.
-¿Le gustó, yernito -me preguntó como era su costumbre- le gustó como su suegrita le chupó la verga? Es mi primera vez… me da vergüenza, pero así es… ¿cómo lo hice? ¿Le gusta que su suegra le chupe su pichulita, igual como se la chupa mi hija? Su suegrita es una degeneradita ¿no es cierto? -Suegrita… ¡Ud. la chupa de maravilla! ¡Ni parece que nunca lo hubiera hecho! ¿A usted le gustó, suegrita? -Es lo más rico que he hecho en mi vida… respondió- ¡tantos años sin haber probado ese manjar!… claro que el viejo es tan puritano que nunca me lo pidió.
De allí nos fuimos a su dormitorio y ya ambos desnudos, en la cama dimos rienda suelta a nuestra lujuria contenida tanto tiempo.
-A mí me gusta arriba, me dijo cuando ya tenía mi verga en la entrada de su rica zorra. Ella me dio vuelta y me fue montando poco a poco… puso la cabeza de mi pija a la entrada de su concha y se dejó caer sobre ella, lanzando un grito de placer y triunfo al sentirse casi traspasada por mi gruesa verga. Sentía su concha apretadita, a pesar del uso que le debe haber dado en su vida.
-Ahhhyyyyyyyy…. ¡que riiiico…! ¡Uuuffffff que rica pichula tiene yernito!…. por la puta …. ¡Que rico… que riii….cooo… así… así, gritaba empujando su cuerpo sobre el mío- así… por favor….. Más….másssss… que rico por la chucha….. Es dema…sia…do…. ayyyyyyy ¡estoy acabando…de nuevooooo!… Ayyy yernito por la puta que rico…. que rico su picoooooo…
Realmente su zorra era como un guante, estrecha a pesar de su edad y súper caliente.
Entre gritos me hizo acabar a mí también y se juntaron en su concha sus líquidos con mi leche en un orgasmo simultáneo que hacía tiempo no experimentaba….. La vieja era súper caliente y súper rica.
Quedamos desmadejados en la cama respirando entrecortadamente… con los sentidos casi perdidos, pero con una felicidad tremenda de haber descubierto esa pasión que ambos sentíamos y que ahora sería una entrega mutua por mucho tiempo.
Después de descansar un rato, nos duchamos juntos y yo regresé a mi trabajo, poniéndonos de acuerdo sobre lo que le diríamos a mi esposa (su hija) y la forma de volver ajuntarnos, pues nos quedaba mucho todavía que hacer entre ambos.
Desnuda me fue a dejar a la puerta de la casa, prometiéndome que se pondría sólo un vestido sin calzones ni sostén, cada vez que la visitara, quedando en evidencia que era sólo el comienzo. Después les cuento otras aventurillas con mi querida suegrita.
Autor: José