Amor Filial Hetero, Incesto, Tía y Sobrino. Nunca habría imaginado ni había deseado a nadie de mi familia en mi vida, pero las personas somos débiles y a veces la mente puede más que nosotros mismos.
Yo sentí ese impulso sexual por mi tía y sus encantos y sus armas de seducción.
Para empezar mi relato, diré que soy un chico de 20 años de 1,87 cm de altura y que se le ha puesto un cuerpazo a base de ir al gimnasio mi tía está de buen ver para a diferencia de otras mujeres que a partir de los 40 se sienten viejas tanto por fuera como por dentro.
A continuación paso a relataros lo que ocurrió con mi tía Carmen,
Un día llegaba del gimnasio, encontré a mi madre con mi tía Carmen;
– Hola tía que tal estás! – le dije.
– Bien cariño y tú, ya te veo lo grande y guapo que estás.
Pasaron unos instantes y no paraba de abrazarme y darle pequeños besitos y arrumacos, parecía una perra en celo, y mi polla empezó a levantarse yo me sentía muy atraído por aquella mujer, que al mismo tiempo era prohibitivo, ¡Dios mío era mi tía!.
Estuve toda la tarde en un estado de embobamiento hacia ella que cada vez que miraba su cuerpo o ella me rozaba, me ponía cachondo y en mi interior no paraban de reproducirse todo tipo de escenas eróticas con ella, era algo inusual pero al mismo tiempo gratificante para mi alma, tenía que ser mía.
Tras irse quedaron mi madre y ella en verse próximamente.
Todos los días siguientes a la visita, no paré de imaginarme a mi tía conmigo en todo tipo de escenas sexuales, haciendo todo tipo de posturas, a todas horas, era una exagerada obsesión por ella, algo que antes no me había ocurrido ni pasado por la cabeza no pasaba un día que no me masturbara pensando en ella.
Llegaron las vacaciones de verano y mi tía Carmen nos invitó a pasar el día en su casa en la capital con club náutico. Yo estaba algo nervioso, de estar tan cerca de aquella mujer tan explosiva, por una parte tenía ganas de ver a Carmen porque la deseaba pero por otra lo veía algo tan descabellado e irreal que me gustaría que no pasará.
El caso es que me duché y me arregle como si de mi vida dependiera potenciar mis atributos , me puse mi camiseta de tirantes para enseñar mis músculos, mi bañador de nadador que por supuesto me estaba algo chico y me marcaba el paquete y como no me puse aceite para resaltar mis músculos.
Al llegar a casa de mi tía con toda mi familia ella estaba lista con un bikini rojo que marcaba sus pechos y un pareo semitransparente que dejaba ver su cintura y la parte de abajo de su bikini y unos zapatos de tacones que le resaltaba su buen trasero, estaba de dulce y se lo dije cuando mi familia no atendía.
Ella estaba tan agradecida que me pidió que no hiciéramos un selfie. Durante todo el día con su móvil nuevo y no paraba de hacerse selfies con todos el mundo, el resto de mi familia no eran muy de selfie pero yo si y no paraba de hacerse selfies conmigo y de tontear descaradamente, se le notaba cierta atracción hacia mi aunque guardara las distancias por ser familiar.
Mi tía me puso tan cachondo después de tantas tonterías y arrumacos que puse como excusa que tenía que ir al servicio. Mi tía me dijo que fuera a su casa para estar mas cómodo por que los aseos del club suelen estar sucios, dándome las llaves de su casa, pero hizo un amago y me las quitó de la mano diciendo
– Mejor voy contigo para que no te pierdas. – Tragarme tierra me dije ya que con la ereción que tenía pronto se iba a notar y mas con ella a mi lado.
– Ok.
– Hermana ahora venimos.
Diciendo esto nos fuimos a la casa de mi tía. Cuando salimos del club ella se agarró a mi brazo para, según ella no caerse, pero empezó a tocarme el brazo haciendo comentarios algo subidos de tono “ que fuerte” “ seguro que a las chicas las vuelves locas” además no sé si queriendo o con intención chocaba su pecho contra mi codo.
Cuando llegamos a la casa subí a la parte de arriba de la casa donde había una baño y allí me metí, necesitaba calmar un poco mi calentón y la única forma que pensé fue masturbarme para relajarme y no pensar en mi tía….
Me tocaba la polla ya muy dura, Noté de repente tras de mi se abría despacio la puerta y disimuladamente mirando el espejo de la habitación observé a tía como me espiaba y se tocaba, aquello me ponía supercachondo, yo bajé el ritmo y me la tocaba mirando al hueco de la puerta calentando motores; al rato ella abrió la puerta y entró en el baño y se desnudó detrás de mí parecía que no la veía pero podía verla por el espejo, esa sensación me puso a mil y estuve a punto de correrme.
De repente mi tía me dijo:
– Cariño, date la vuelta y acércate, – con voz muy sensual yo me hice el sorprendido.
Me dí la vuelta y me puse delante de ella. Ella estaba tan caliente que inmediatamente agarró mi polla con su mano y comenzó a hacerme una señora paja mientras la besaba acaloradamente, a los tres o cuatro minutos de pajearme paró, para evitar que me corriera.
Bajó su cabeza hacia mis testículos duros y lamió mi pene de arriba hacia abajo, pasando por mis huevos, así estuvo un buen rato hasta que ella ya no aguantó tal excitación y se levantó y cogiendo mi mano me llevó al dormitorio ,yo necesitaba descargar mi leche acumulada, pero ella no estaba dispuesta a que eso se acabara tan pronto. Al llegar a la habitación se tumbó en la cama y abriendo las piernas me mostró su coño quería que se lo comiera todo y sobre todo el clítoris.
Comencé despacio y fui subiendo la intensidad poco a poco, a los pocos minutos conseguí que tuviera un orgasmo pleno y duradero que la volvió loca de placer
– Métemela, méteme ese pollón.- me dijo mi tía
Introduje mi polla en su coñito húmedo y comencé a empujar, a los tres o cuatro minutos de empujar descargue toda mi leche en su coño.
Nos vestimos y bajamos al club poniendo como no la típica excusa de que habíamos estado oyendo música de un concierto de música.
Al año siguiente me fui a la universidad a la capital, adivinad ¿quien me dijo que podía vivir con ella mientras estudiaba ?