la primera vez que le di por el culo
Hola de Nuevo, amigos de Marqueze. Espero que no os hayáis olvidado de mí en este lapso de tiempo. Para los que sí lo habéis hecho o me leéis por primera vez os diré que soy Roberto de Alcalá de Henares en mi anterior relato os conté cómo la que era mi novia, Silvia, se tragó mi semen por vez primera. Ella medía 1,67, ojos verdes, pelo negro con media melena, cara bonita, una 90 de pecho y caderas un poco anchas. He de anadir que le encantaban los deportes y estaba en plena forma. Yo mido 1,72, ancho de espalda, con un par de kilos de más, ojos marrones y pelo corto castano. En cuanto a mi pene he estado jugando con una chica y con una regla que ha arrojado unos resultados de 16 cm. y, según dice ella, más gruesa de lo normal.
Después de esto que parece inevitable en cualquier relato os pasaré a contar lo que estáis esperando, o sea, la primera vez que le di por el culo. Vuelvo a insistir que, como en el anterior relato, todo es 100% real y que los nombres son auténticos.
Era un día a principios de junio, es decir, que ya se habían terminado los exámenes en el Instituto y no se hacía nada más que aburrirse en clase esperando el día en que dieran las notas. La gente hacía toros (novillos, o sea, que no aparecía por clase) a placer, ya que los profesores no pasaban ni lista y se aburrían tanto como nosotros. Debido a éste aburrimiento Silvia y yo decidimos planear un viernes completo para nosotros solos.
Imaginaos a un chico de 18 años pensando en pasar unas 10 horas de sólo sexo con una tía que está muy buena y podréis saber que estuve desde el martes que lo decidimos hasta el viernes cómo una moto.
Al final llegó el viernes (?inmediatamente después del jueves!) y la esperé en mi casa a la hora señalada. Estaba yo mirando por la ventana (vivo en un 5s) y la vi llegar. No voy a decir que lo iba enseñando todo porque se suponía que para su madre sí que iba a ir a clase y esto es un relato verídico, pero sí que llevaba una minifalda, un top amarillo y la mochila de clase. Sólo de verla y al pensar en todo lo que nos esperaba, me empalmé.
Nunca me ha parecido que el ascensor tarde tanto en subir como aquella vez y cuando llegó me endilgó un morreo en el que se notó que iba tan caliente como yo y me dijo que necesitaba ir al baño.
Pasó al baño y yo me fui a mi habitación (está justo en frente) a esperarla. Tardó poco más de 2 minutos que, por supuesto se me hicieron eternos. Pero cuando salió vi que había valido la pena la espera; se había cambiado y se había quitado la falda y dejado unas braguitas negras de encaje y arriba se había puesto sujetador negro y jersey también negro pero totalmente transparente con una especie de encaje (perdonad, pero no soy modisto) que lo dejaba ver todo. ? Joder! ?cómo estaba! En 4 pasos se puso a mi altura y empezamos a porrearnos. Las manos de los dos parecía que no podían estarse quietas y no creo que tardara 2 minutos en estar en bóxer.
En cambio a ella le duró más lo que llevaba puesto, ya que me encantaba verla así, pero al cabo de un rato me harté y empecé a desnudarla, la quité jersey y sujetador y empecé a chupar y lamer sus pechos y pezones, cosa en le que me considero bueno, ya que llego a conseguir que las chicas se corran sólo con ello y un par de roces en su cono. Ésta fue una de esas veces y en un rato estaba jadeando en pleno orgasmo. Yo seguía chupando, lamiendo y mordiendo, pero en cuanto se recuperó empezó a buscar mi pene con la mano arrastrando los bóxer hacia abajo hasta quitarlos y Empezó como otras veces: besos en la punta y laterales, bajada con la lengua hasta los huevos, se saborean bien y se sube rozando la punta de la lengua hasta la punta de la polla donde los labios circundan el capullo, se cierran alrededor y se baja la cabeza, siempre mirándome a los ojos, mientras el pene entra en la boca no se para con la lengua y se repite la subida y bajada varias veces. A partir de ahí ella improvisaba (como en mi anterior relato je, je), pero siempre era fantástico.
Tengo que decir que, si bien no me corro muchas veces (2-3 es lo normal y mi record es 5 en una noche), sí que tardo bastante en c
orrerme (hasta 1 y ? – 2 h), por lo que no hay peligro de que las atenciones bucales hagan peligrar la «fiestecita».
Al rato de que empezara con la mamada decidí entrar en acción y le dije que se pusiera para hacer un placentero 69. Por supuesto ella accedió, le quité las braguitas como pude y me puso su cono depilado en la boca mientras ella seguía chupando. Me recreé mirando y tocando todo su cono que parecía una fuente por lo que me apresuré a beber y rebanar con mi lengua, primero el exterior desde el inicio de los muslos hasta la raja, después separando los labios mayores con los dedos recorrí todo el interior de la vulva con mi lengua parándome de vez en cuando a dar pequeños chupetones con mis labios. Cuando ya estuvieron bien secos de sus jugos y mojados con mi saliva, pasé a sus labios interiores, tan rositas y mojaditos no pude resistir y si un pequeño mordisco que ella correspondió con otro en mi pene que me hizo pensar en el cielo o cerca, por lo menos. Su clítoris lo estaba pidiendo a gritos, así que no me hice de rogar y procedí como con sus pezones: lamer, succionar, morder mover y tocar, todo para que tuviera un orgasmo que hizo que se mojase aun más y que al grito de ?sigue! ?sigue! tuviera otro orgasmo consecutivo.
Estuvimos con el 69 un buen rato, hasta que, no sé cómo, me dio por ir chupando cada vez más atrás y más arriba, hasta tropezar con su pequeño agujerito, nunca lo había hecho, pero no me lo pensé mucho, abrí sus cachetes bien con las manos y empecé a lamer con mi lengua toda la zona alrededor dejando bien de saliva y, por último, me dirigí a su ano, lamí e intenté meter la lengua, pero no pude, seguí lamiendo y se relajó un poco así que seguí y seguí y masajeé con mis dedos hasta que metí la lengua.
– ¿Me pongo más encima?- me dijo ella después de un suspiro.
– Si te está gustando- fue mi respuesta.
Silvia se levantó, se irguió y se puso de rodillas justo encima de mi cara. Me excitó muchísimo y mientras yo seguía comiéndole el culo ella me masturbaba y jadeaba. Creo que a pesar de haberle dicho que el anal podía proporcionarle placer ella no me había creído hasta ese momento.
Seguí con su culo en mi cara comiéndoselo todo y metiéndole dedos hasta que dimos un paso más. Nos incorporamos y ella se puso a 4 patas (me vuelve loco esa postura) y yo la penetré en el cono directamente y sin más preámbulos. Tengo que decir aquí que ella tomaba la píldora (desajustes en la menstruación) y que habíamos perdido la virginidad los dos juntos (por supuesto, eso es otra historia) y éramos fieles, por lo que no había peligros de embarazo ni contagio. Ahora en cambio, uso condón con todas por si las moscas (malditos SIDA y demás).
Empezamos a follar y a jadear ambos. Como ya he dicho antes aguanto bastante y ella tiene varios orgasmos antes que yo, lo que da para cambiar de postura varias veces. A 4 patas le daba cachetes en el culo, en el misionero la besaba y mordía cara, cuello y pezones y en el resto de posiciones variaciones sobre lo mismo; pero siempre con un mete-saca en su maravilloso y húmedo cono, que se ajustaba siempre perfectamente a mi polla y parecía ansioso por tragársela y quedársela para siempre. Pero al final cuando volvimos al misionero, Silvia decidió que era el momento de ser menos virgen todavía, es decir, recibir en el culo.
Me lo dijo y yo me quedé un poco descolocado, pero reaccioné y me levanté diciéndole que se pusiera de a 4, ella se puso y yo me fui para el bano.
-zDónde vas?-me preguntó.
-A por el bote de Nivea.- Contesté.
-No quiero crema, si acaso un poco más de saliva.-Me respondió Le advertí que así quizá le dolería más, pero me dijo que le daba lo mismo, así que me agaché y le volví a comer el culo hasta que consideré que era suficiente, acerqué la cabeza de mi polla a su ano, empujé y…no entró, pero no le dolió, con lo cual decidí que mejor poco a poco. Acerqué nuevamente la punta y fui empujando muy poquito y fue entrando y entrando y cuando estaba a la mitad, empujé más y…le dolió mucho. La saqué y me dijo que volviera a intentarlo. Volvió a pasar
lo mismo cada vez, así que decidí que mejor con Nivea. Me volví a levantar, pero ella dijo que al natural o nada, así que me volví a la cama y me tumbé que prefería no hacerlo que hacerla dano.
Ella se acercó a mí, me empezó a dar besos y a comérmela hasta que se sentó encima. Empezó a rozarse con mi pene sin llegar a meterla, o eso creía yo.
Se movía adelante-atrás y yo acariciaba sus pechos y siguió y siguió, hasta que, de repente, se paró y me dijo: -?Ya está! -Ya está zqué?- pregunté yo.
Me cogió la mano y me la llevó a hasta la polla y resultó que se la había estado metiendo ella misa en el ojete. Pero yo sabía que no estaba, porque la tenía un poco doblada de lo apretado que lo era su culo. La miré y la dije «no, ahora va a estar» y con un movimiento de cadera de lateral y hacia arriba (es más complicado decirlo que hacerlo), la estiré por completo dentro de ella. Sé que lo notó porque puso los ojos en blanco y soltó el gemido más sexy y excitante que he escuchado jamás y empezó a moverse arriba-abajo follándose ella sola. Cuando se cansó volvimos al perrito y palpando con mi mano me di cuenta de todo lo que había dilatado. Por un momento pensé que me entraba la mano, pero lo que entró fue mi polla encantada de meterse ahí dentro bien calentita y rozadita. Empecé a bombear y ella a tocarse el cono mientras se la metía, así se corrió dos veces más antes de que yo me corriera en su culo como un poseso.
Me caí encima de ella y me di la vuelta. Silvia vino conmigo, me morreó, me chupó la polla para limpiarla de semen y se abrazó a mí diciéndome: -Tenemos que repetirlo.
Y yo mirando el reloj le dije «Sólo han pasado 2 horas, queda aún mucho día por delante.
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Autor: Freeman