Aquella tarde de aburrimiento me envalentoné como para preguntarle a mi novia Sara sobre una de sus relaciones pasadas. Ya me había contado algunas experiencias que había tendido con otros chicos antes que conmigo, pero había una en particular que me tenía intrigado. Siempre que salía el tema de un ex suyo, de nombre Juanma, mientras que hablaba con una amiga ambas terminaban riéndose.
– ¿Qué pasó entre tú y Juanma que tu amiga Paloma y tú siempre os reís tanto? .- Le pregunté pensando que sería alguna tontería.
– Ufff, ¡si yo te contara! .- Me dijo mi novia riéndose.
– Pues sí, ¡cuenta, cuenta!
– No, que te enfadarás.
– Ja, ja, ja. Me huelo que dices eso porque debiste hacer algo muy cochino .- Mi novia me respondió con una sonrisa silenciosa que era una afirmación a gritos.
– Te prometo que no me enfado. Lo pasado, pasado está. Seguro que hasta me pones cachondo con lo que debiste hacer.
– No sé…
– Venga, si me lo cuentas con pelos y señales, yo te contaré algo equivalente mío.
– No creo que hayas hecho nada igual ja, ja, ja. Está bien, te lo contaré, pero no vale enfadarse. Eran otros tiempos y no te conocía…
Y así, mi novia empezó a contarme aquella historia de cuando tenía 22 añitos:
A Paloma y a mí nos habían invitado a una fiesta en el caserón que una amiga suya tenía en el campo. Nos vestimos para la ocasión (yo con minifalda vaquera y una camiseta en la que se me transparentaba el sujetador negro) y fuimos a la fiesta. En aquella época yo tenía muchas ganas de fiesta y recuperar el tiempo porque hacía no mucho que había cortado con Juanma tras unas últimas semanas para olvidar.
La amiga de Paloma nos saludó, y nos dejó solas en seguida ya que tenía muchas cosas que hacer aquella noche. Nosotros no conocíamos a nadie y nos dedicamos a cotorrear y beber algunas copas.
Sorpresa la mía a lo lejos vi a un grupo de chicos amigos de mi ex. Me dio un vuelco el corazón cuando me percaté que también estaba Juanma cogido de la mano de otra chica. ¡No había perdido el tiempo! No entiendo porqué pero me puse furiosa. Paloma intentó distraerme diciéndome que fuéramos a bailar y que me quedara atrás, y que me ligara algún tío aquella noche. Mientras bailábamos se nos acercaron 2 chicos y empezamos a hablar con ellos. Yo estaba nerviosa y no paraba de mirar al grupo de amigos de Juanma. Él y su novia no estaban ya allí. Miré para otro lado, y pude ver como no muy lejos él y su acompañante se daban el lote sin ningún tapujo. Indignada me fui al baño.
Al volver, Paloma se estaba liando con el chico que conocimos. Su amigo había desaparecido. Sintiéndome sola, me acerqué al grupo de amigos de mi exnovio.
Les saludé y al principio se sintieron un poco incómodos por la situación. Les tranquilicé diciendo que sabía que Juanma estaba allí y que incluso le había visto liándose con una tía.
Carlos, el más educado del grupo se disculpó porque yo hubiera tenido que ver eso.
– No te preocupes. Yo tampoco me voy a quedar atrás ja, ja, ja.
– Bueno, ahora que no estás con Juanma te podemos decir lo buena que estás, ¿no? .- Dijo Javi, que siempre había sido el más picantón del grupo.
– Claro que sí. Aunque eso ya me lo habías dicho aún estando con él. – Todos reímos.
– ¿Os importa si me quedo con vosotros? Mi amiga ha conocido a un chico, y me lo paso mejor con vosotros que dando vueltas por la casa.
– ¡Claro, vamos a tomar algo!.- dijo Óscar Raúl. Miré a Óscar, un chico tímido y bajito, y me respondió con una sonrisa asintiendo.
Bebimos algunas copas y me lo pasé genial con ellos. Llegué a olvidarme de mi amiga y del ca*** de mi ex. Bailamos y nos reímos mucho Noté como aquellos chicos no quitaban ojo ni de mis piernas que asomaban a través de minifalda ni de mis tetas que se transparentaba claramente el sujetador negro. De repente todo cambió cuando Juanma pasó a nuestro lado y se rió con chulería. Me enfadé y sus amigos intentaron calmarme.
– Joder. Estoy rabiosa. Ahora mismo le daría su merecido.
– Tranquila mujer. Déjalo estar, que nos lo estábamos pasando muy bien.
– Ahora sería capaz de follarme al primero que pasara por aquí delante como venganza.
– ¡Hola!.- Dijo elocuente Javi.
– ¡Tío, no seas aprovechado! – le recriminó su amigo Carlos.
A no mucha distancia Juanma me miró burlón, y esa fue la llama que encendió la mecha. “Ahora verás”, pensé.
Me acerqué a Javi y empecé a tocarle el paquete por encima de la ropa. Mientras él se reía, Carlos me intentaba hacer entrar en razón. Le respondí con la misma moneda. Mi ex me miraba sorprendido y avergonzado. Seguro que lo estaba pasando mal.
Me lancé sobre Javi y empecé a morrearle. Me giré e hice lo mismo con Carlos. Ya no se resistían. Pronto ellos también tomaron la iniciativa. Me encontraba en un sandwitch entre sus dos cuerpos. Óscar y Raúl se unieron a la fiesta con sus manos. Pronto llamamos la atención y un corrillo de gente cada vez mayor se cerraba a nuestro alrededor. Los dedos se entremezclaban tocando mis tetas, mi culo, mis piernas y todo aquello adonde llegaban.
Me arrodillé frente a Javi y éste no tardó en sacar su pene erecto al aire. Me la metí en la boca y le di cuatro chupadas y animé a sus amigos.
– Vamos chicos ¡quiero una ensalada de pollas!
Los otros no se hicieron de desear y pronto se sacaron los miembros y los acercaban a mí para pedir turno. Me giré a la primera polla que vi y me sorprendí por su tamaño. ¡Era enorme! Miré hacia arriba y aluciné aún más al darme cuenta que aquel instrumento pertenecía al chico bajito, ¡a Óscar! Él me sonrió y señaló con su mirada su miembro. Empecé a chupársela como pude, apenas sólo metiéndome el capullo en la boca.
La gente de la fiesta, creo que nos rodeaba casi todo el mundo, coreaba que me la metiera entera. Lo intenté pero, tras unas cuantas toses, lo di por imposible. Me fijé que Juanma me miraba con cara de asco y sufrimiento. Pensé en hacérselo pasar un poco peor.
– Acercarme vuestras pollas, las quiero todas.
Los chicos obedecieron y cerraron el círculo, pegando todas sus lanzas a mi boca. Las chupé como una loca sin apartar la mirada de mi ex novio.
Javi detuvo todo aquello durante nos segundos mientras me quitaba la camiseta. Me manoseó las tetas por encima del sujetador y me dijo que estaba hecha toda una putilla.
– Sí, hoy seré vuestra putita, y el primero en correrte serás tú.
Empecé a chupársela como una profesional, como si comiera un polo en mitad del desierto. El chico gemía fuerte, síntoma de que le quedaba poco. De repente otro gemido más fuerte me sorprendió cuando de repente Raúl pegó su polla a mi cara mientras se la cascaba a toda velocidad. Un chorretón de semen me impactó contra el carrillo, seguido de otro que cayó sobre mis tetas. Se la chupé limpiándole los restos que le quedaban y seguí con Javi, que no tardó mucho en correrse. Me agarró de la barbilla, y apoyando su prepucio sobre mis labios se corrió soltando borbotones de semen que cayeron por mis labios, barbilla y cuello.
Óscar y Carlos no tardaron en acercarse sin soltar ni por un instante sus miembros.
Arrodillada, empecé a chupársela a Carlos. Mi cabeza se movía hacia delante y atrás al ritmo de la música. Concentrada, perdí de vista a Óscar hasta que este me sorprendió tocándome el coñito. Al principio la miré sorprendida hasta que le sonreí y seguí a lo mío. Yo estaba empapada, y a aquellas alturas Óscar debía tener la mano como si hubiera estado intentando cazar peces con sus propias manos.
Me saqué la polla de Carlos de golpe de la boca por la impresión. ¡Algo intentaba entrar en mi coñito! Me giré, y vi la pedazo de tranca de Óscar abriéndose paso lentamente. “¡Poco a poco!” le supliqué casi ininteligiblemente.
Óscar empezó a follarme a buen ritmo. ¡La tenía enorme! Mientras, intenté chupársela a Carlos como buenamente podía. Más que hacerle una felación, guardaba su miembro en mi boca y dejaba que el vaivén de Óscar hiciera el resto.
Aquel chico bajito me tenía agarrada por las caderas y me estaba follando como un campeón.
Carlos no aguantó más la situación y se corrió en mi cara llenándome con su espesa leche .
Óscar, incansable, seguía metiéndomela sin dar síntomas de correrse. ¡Era una máquina!
– ¡Vamos a ese sofá, que voy a hacer que te corras!
La gente que estaba sentada se levantó e indiqué a Óscar que se sentara. Me senté sobre él y tras meterme su polla, empecé a cabalgarle como una loca. No me había quitado la parte de arriba, pero aún así chupaba y manoseaba mis tetas por encima de la camiseta transparente. El chico dio muestras de desgaste cuando sus gemidos llegaron a su cénit, me bajé justo a tiempo para cazar al vuelo con toda la cara un chorretón enorme de semen. Le limpié la polla con los labios y me fui al baño a cambiarme.
Tras limpiarme, justo al salir me encontré de frente con Juanma. Me empujó y se metió a solas conmigo en el baño.
– ¿Estás loca? ¿te parece normal lo que has hecho? ¡Estás hecha una zorra!
– ¡Te lo mereces!
– ¡Das asco!
– Ya… ¿y por eso te has puesto cachondo mientras me follaba a tus amigos? Me he fijado en tu paquete y lo tenías bien hinchado.
– ¡Qué dices!
– ¡No me engañes! ¡lo he visto!
– ¿Y qué si es verdad? Eso no quita que seas una guarra.
– Pues eso dice, que por muy guarra que creas que haya sido, te ha gustado.
– Mis amigos se lo habrán pasado muy bien, pero no me ha hecho nada de gracia.
– ¿Y qué piensas hacer?
– Nada. Tú y esos que dicen ser mis amigos se pueden ir al infierno.
– ¿Cómo te sientes después de ver cómo tus amigos disfrutaban de mí?
Juanma se quedó callado. Había conseguido vencer todas sus defensas y armadura y realmente estaba hecho polvo.
– Seguro que te hubiera encantado estar en el lugar de alguno.
El chico me miró a los ojos sin decir nada.
– Bueno, excepto en el lugar de tu amiguito Óscar, que me ha sorprendido con la peazo polla que tiene. ¡Ni te le acercas!
– Vale ya Sara. Dejémoslo. No tengo ánimo para seguir con esta discusión.
– Tienes razón. Mejor me voy a comérsela a alguien más que conozcas. Hasta luego.
El chico se derrumbó y se sentó llorando en la taza del váter.
– ¿Qué te he hecho para que me hagas esto? ¡Vale ya! ¡Para ya por favor!
– No, no voy a parar. Eres patético, pero te haré un último favor.
Me arrodillé y empecé a quitarle los pantalones dejando al descubierto sus piernas de ciclista depiladas que conocía tan bien.
– Te voy a compensar por aguantar ver a tu ex chupársela a tus amigos delante de todo el mundo aunque seas un picha-corta.
Tras dejar su pene al descubierto me sorprendí al ver que, tras todo aquel teatrillo, el tío estaba empalmado. Empecé a chupársela a toda velocidad hasta que él me detuvo. Me cogió de la cabeza, y empezó a mover su cadera follándome directamente la boca.
– ¡¿Eso es todo lo que eres capaz de hacer?!.- le grité
Juanma siguió follándome la boca como si me lo estuviera haciendo por el coño. Cuando no aguantó más se corrió dentro de mi boca sin darme más opción. Chorretones de semen y saliva resbalaban por mi cara, barbilla y cuello. Sin limpiarme ni darle tiempo a reaccionar abrí la puerta del baño y salí. Afuera esperaba la chica con la que le había visto antes. Ella me miró de arriba a abajo y puso cara de asco al fijarse en el semen y babas de mi cara.
– Te están esperando dentro.
Me alejé y al poco tiempo pude escuchar los gritos de la bronca que le estaba cayendo a mi ex-novio.
Ahora sí, mi venganza estaba 100% consumada.