Le separé las piernas y me hundí en su concha, mi lengua desesperada hizo su trabajo y los gemidos de Majo me lo agradecían, después, a mi lengua se sumaron mis dedos, no pares rogaba Majo, más, pedía entre gemidos, yo quería hacerla volar, chupé hasta sentir como se contorsionaba de placer, sentí su orgasmo en mi boca, su cuerpo tembló y eso me puso más caliente aún.
Fue un martes muy temprano cuando me sorprendió el llamado de un ex compañero de facultad. Por cuestiones obvias no diré su nombre, pero lo llamaré Pedro. El vivía con su familia en Bahía Blanca y me pidió si podía darle una mano a su hija que vendría a la Capital a estudiar, y si era posible, también trabajar para achicar los gastos de la estadía. Por la relación que tenía con Pedro fue imposible decirle que no, me encontré con Majo en la estación de Retiro, nada había quedado de aquella pequeña que conocí, llevaba casi seis años sin verla y ya no era una niña sino una mujer, una mujer con todas las letras.
La acompañé al hotel donde su padre le hizo una reserva, prometí verla al día siguiente para ver unos departamentos cerca de la zona de su facultad e intentar alquilar uno lo más rápido posible.
Nos encontramos en la puerta del hotel donde había pasado la primera noche en Buenos Aires, Majo me saludó con una efusividad y una ternura que me fascinó, estaba hermosa, tenía unos jeans y una remera con un sutil escote, que dejaba la certeza que esas tetas eran hermosas y con el tamaño justo. Su cuerpo no era el típico de una modelito anoréxica, era un cuerpo con formas, increíblemente sexy, una cola que se hacía notar por su hermosa cintura y esas tetas… En todo esto pensaba mientras íbamos hacia la inmobiliaria, al mismo tiempo intentaba reprimir estos pensamientos, no estaba bien lo que pensaba, no porque Majo no mereciera esos pensamientos, sino por la amistad que tenía con su padre.
El señor de la inmobiliaria nos mostró unos departamentos, a Majo uno de ellos le encantó, pero era precisamente el más caro de todos. Me dijo que siguiéramos buscando porque su costo no entraba en el presupuesto que su padre le había dado. Pedro fue siempre tan buen tipo conmigo que ayudarla a Majo a pagar esa pequeña diferencia económica me parecía casi una obligación. Y eso hice, le ofrecí a Majo pagar la diferencia para que pudiera tener ese departamento con la condición que no le diga nada a su padre. Al principio se negó, pero sus ganas y su emoción la hicieron recapacitar y accedió dándome las gracias con un beso acompañado de un fogoso abrazo, abrazo que al realizarlo me permitió sentir esas tetas sobre mi pecho. A esta altura y para ser sinceros mis esfuerzos por dejar de ver a Majo como esa mujer sensual y hermosa eran absolutamente en vano. Majo me gustaba, era una realidad, pero nada iba a hacer para intentar seducirla.
Al día siguiente cerramos todo en la inmobiliaria, una semana después Majo habitaba el departamento y yo me sentía más aliviado, por un lado había ayudado a Pedro y a Majo y por otro lado no tendría que seguir viendo a Majo todos los días, eso era positivo porque cada vez se me hacía más difícil no sentirme atraído por ella, por su simpleza, por su cuerpo, por su simpatía y por su desenfreno adolescente.
Le dije que cualquier inconveniente podía contar conmigo, le dejé mis teléfonos y hasta mi mail por cualquier cosa. Y fue precisamente el mail el que me trajo noticias de Majo, casi un mes después de nuestro último encuentro. En ese mail me contaba lo bien que se estaba adaptando a Buenos Aires y a su facultad, aunque también me decía que muchas veces se sentía sola, sobre todo al regresar por las noches de la facultad.
Demás está decir lo que pensé sobre ese comentario. A ese mail lo sucedieron otro y otro más, casi a diario empecé a tener un reporte de sus cosas, de sus enojos y de sus alegrías. El contacto que en un momento pensé que iba a ser nulo se convirtió en algo diario y cibernético. Los extensos mails empezaron a venir acompañados de fotos, un día me mandó uno en el que me comentaba que tenía el casamiento de una vieja amiga de su infancia…
Me envió dos fotos con dos atuendos distintos, preguntándome cual me parecía más apropiado para esa noche, realmente al ver esas fotos me quedé fascinado, en la primera foto tenía una pollera oscura ajustada al cuerpo y una camisa de un tono claro lo suficientemente escotada como para que entre en erupción cualquier volcán, en la segunda foto se la veía con un vestido negro, más fino y sutil, pero igual de seductor.
En lugar de contestarle el mail, decidí llamarla, le dije que los dos le quedaban igual de hermosos, así que fuera cual fuera su elección de seguro se robaría todas las miradas de la noche, la escuché reírse al terminar de decirle eso, acompañó la risa con un gracias y me dijo, Con robarte la mirada a vos me quedo conforme, reí nervioso ante su comentario e intenté cambiar de tema preguntándole donde era la fiesta, aunque su frase me había movilizado.
Me dijo que era en Ramos Mejía el sábado al mediodía, que iría con un remis y que intentaría volver de la misma manera. La tentación fue la suficiente como para que no hiciera nada por resistirme… Si querés cuando esté por terminar la fiesta llámame, el sábado voy a pasar el día en una quinta y voy a estar cerca, si cuando termines todavía estoy por ahí te traigo, ¡Buenísimo! Fue su respuesta y nos despedimos. Al terminar de hablar con Majo me convencí que si ella quería lo mismo que yo, no iba a hacer nada para evitarlo, es cierto, era la hija de un amigo, pero también era una mujer que me atraía mucho y al fin de cuentas, portarse un poco mal de vez en cuando no está nada mal.
Eran las cuatro y pico de la tarde del sábado cuando me sonó el celular por primera, era Majo…
– Joaquín, ¡esto es un embole! – ¿Pero qué pasó? ¿Cómo un embole? – Si, conozco a re poca gente, me voy a ir ya. – Pásame la dirección y te paso a buscar.
Dejé de lado el partido de truco y me fui a buscarla, yo no estaba muy presentable que digamos, tenía unos bermudas, unas ojotas y una remera. Llegué veinte minutos después de haber cortado con Majo, la llamé al celular y salió, había elegido la pollera y la camisa, mientras cruzaba hacia el auto subida a un par de zapatos con unos interesantes tacos me di cuenta lo mucho que me calentaba, quería cogerla, tenerla para mí, disfrutar de ella y darle todo el placer posible. Se subió al auto, le pedí disculpas por mi facha, se sonrió y dijo que estaba lindo, me voy a poner colorado le dije y nos reímos juntos.
Pasamos un rato en silencio, Majo se sacó los zapatos y no pude evitar mirarle las piernas, ella se dio cuenta y me dejó verlas, no había mucho más para decir, paré el auto unas cuadras antes de subir a la autopista, Majo me miró y nos besamos, nos besamos mucho, nos tocamos, estábamos muy calientes y nuestras manos empezaron a actuar, mientras ella jugaba con sus manos subiendo hasta mi entrepierna yo acariciaba su cintura, su cadera, sintiendo la suavidad de esa pollera, sintiendo sus curvas, decidí parar, nos merecíamos algo más que un polvo en un auto.
Decidimos ir a su departamento, según Majo, ya era hora de –estrenarlo- llegamos casi media hora después, calientes, excitados por el deseo que nos teníamos, por las caricias y los besos que nos regalamos en cada semáforo, en uno de ellos le acaricié las tetas, tenía los pezones duros, enormes, tanto que la camisa que llevaba no podía ocultarlos…
Entramos al departamento envueltos en nuestros brazos y poseídos por nuestras bocas, por nuestro inmenso deseo, mientras la besaba hice que la camisita de Majo la abandonara, sus tetas impresionaban, eran hermosas, grandes… increíbles, mis manos las liberaron del corpiño que las decoraba, mis besos bajaban por su cuello mientras Majo me sacaba mi remera, llegué a ese par de tetas de ensueño y no pude más que chuparlas, besarlas, comerlas… me volvían loco y sentir a Majo gemir mientras se las chupaba no hacía otra cosa que darme más ganas de chupárselas, más ganas de tener esas tetas siempre para mí.
Volví a besarla y Majo que se veía increíble con el pecho desnudo y la pollera tapando lo único que me faltaba descubrir, decidió tomar las riendas, con su mano desabrochó mis bermudas, las dejó caer, después muy sensualmente, mirándome bajo mi ropa interior, la miré fijo y le dije -termina de ponerla dura…- y ella, obediente y deseosa se puso mi pija en su boca, la chupó suavemente primero, era increíble sentir como iba creciendo mi pija adentro de la boca de Majo, verla chupando con esas tetas enormes colgando era algo increíble. ¿Te gusta? Preguntó Majo sin sacar mi pija de su boca, Me encanta fue mi respuesta entrecortada y ella aumentó el ritmo, con su mano derecha me agarraba la pija desde el tronco y su cabeza se movía a un ritmo infernal, agárrate las tetas le pedí y con su otra mano se acariciaba los pezones, Así putita… grité en medio de la locura que esa nena me estaba produciendo con su boca.
Se incorporó, le terminé de sacar la ropa, bajé el cierre de su pollera, la dejé caer al suelo mientras nos besábamos, tenía una bombachita hermosa, tipo culote, le hacía una cola tan linda… se la saqué lentamente, mientras se la sacaba acaricié su conchita y mis dedos salieron húmedos, fue imposible resistirme. La acosté sobre un sillón, le separé las piernas y me hundí en su concha, mi lengua desesperada hizo su trabajo y los gemidos de Majo me lo agradecían, después, a mi lengua se sumaron mis dedos, no pares rogaba Majo, más, pedía entre gemidos, yo quería hacerla volar, chupé hasta sentir como se contorsionaba de placer, sentí su orgasmo en mi boca, su cuerpo tembló y eso me puso más caliente aún.
Vení acá me dijo, tomando con una de sus manos su entrepierna y abriendo su concha, me puse arriba de ella, sentir mi pija entrando en ella fue sublime, empecé a darle, suavemente acariciando con mis manos su cuerpo, besándola, alternando su boca con sus tetas, era imposible no volver a chupar esas tetas, era sentir el cielo chupárselas mientras me la cogía. Más me pedía, más le daba, estuve un buen rato así, dándole pija, llenándole toda esa conchita increíble…
Me decía al oído lo caliente que estaba, me pedía que la coja fuerte, me volvía loco hablándome así, era boca sucia la pendeja y me volvía loco… increíblemente loco. Me dijo que iba a acabarme a los gritos, le pregunté si quería mi leche y gritó un ¡siiiiiii! largo y profundo. Dame leche por favor, me rogó la muy puta. Le di un poco más y juntos explotamos en un orgasmo increíble, sentir mi pija descargar una gran cantidad de leche en su conchita fue maravilloso.
Los dos agitados y repletos de placer nos quedamos en silencio unos minutos, nos levantamos del sillón y nos fuimos a su cama, nos acostamos y nos dormimos, cuando me desperté Majo no estaba a mi lado, la llamé y apareció en la habitación, desnuda, hermosa, sensual y con ganas de más… sin decir palabra se subió arriba mío, nos besamos, volví a chuparle esas tetas únicas, ella me apoyaba su concha contra mi pija que no dudó en crecer.
Cuando la tuve bien dura, Majo llevó una de sus manos hacia atrás, me agarró la pija y se la puso en la entrada de su conchita, entró suave, pero firme, se sentó literalmente en mi pija y me cabalgó con furia, sus tetas volaban delante de mí, saltaban ante mis ojos, las chupé, las mordí, le agarré los pezones con mis dedos, la volví loca, unos quince minutos después acabó, yo estaba en llamas, quería acabar, le pedí que me saque la leche y ella increíblemente sensual y puta a la vez me agarró la pija y me la chupó…
Cuando estaba por acabar, me dijo lo que más loco me volvió aquella tarde, acábame en las tetas, ¡dame la lechita por favor! Sacó la pija de su boca y me pajeó hasta que mi leche saltó y se derramó sobre sus pechos, sobre esos increíbles pechos, esa nena me llenó de placer, agarró una de sus tetas y se la chupó, era el placer en extremo verla tomándose mi leche de sus tetas, fue el orgasmo más hermoso de mis últimos años.
Espero que les guste, cualquier comentario pueden hacerlo.
Majo, espero te guste, Joaquín.
Autor: Joaquín
Creo que fue un polvo en honor a la amistad!!!
Tu mision era ayudar a la nena y la ayudaste a culiar… a sentir placer.