La verdad es que estaba bastante nerviosa. Habíamos conversado con Mirtha sobre la fiesta de cumpleaños de mi esposo, el próximo viernes. Quería una fiesta muy especial. Yo soy una mujer de 58 años y mi amiga Mirtha tiene 62. Ambas estamos casadas y tenemos unos matrimonios muy normales. Nuestros maridos nos satisfacen sexualmente y por casualidad, ambos son menores que nosotros. El mío tiene 49 años y Pepe, esposo de Mirtha tiene 46. Tenemos hijos grandes que ya tienen sus propias familias, de manera que gozamos de esa libertad que da la vida a estas alturas. Les contaba que estaba nerviosa. Mirtha me había contado que una vez con su marido habían practicado un intercambio con otro matrimonio amigo y lo habían pasado muy bien y me sugería que podría ser un excelente regalo de cumpleaños para mi marido. Me hizo una confesión, ella se daba cuenta que mi marido la miraba mucho y a ella no le costaría mucho calentarlo, pues siempre lo hacía. Yo, a mi vez le conté que una noche en que estábamos super calientes con mi marido, habíamos fantaseado que estábamos con ellos y mi marido me contó que ella lo calentaba. A mí tampoco me era indiferente Pepe. Ambos matrimonios éramos compadres, por lo tanto, teníamos mucha confianza y siempre hablábamos temas sexuales sin tapujos. Bueno, todo esto me tenía nerviosa, pues del dicho al hecho… hay mucho trecho.
-Mira me decía Mirtha- Hagámoslo como lo más natural, preparemos una fiesta para cuatro un día antes por si llegan nuestros hijos a saludarlo y si va resultando… Verás que bien lo pasaremos.
-¿Tú crees que a estas alturas de nuestras vidas… podremos hacer algo… así? le preguntaba llena de nerviosismo. La verdad es que a mí me entusiasmaba la idea, mejor dicho, me calentaba.
-No me vas a decir que en tantos años de matrimonio, nunca lo has engañado… ja, ja, ja! -Sí, pero… nunca lo supo… y si se enteró… no sé… pero delante de él… pensé un poco- además ¿no crees que estoy un poco gordita para pretender exhibirme…
-Mira Eliana, todos los hombres desean alguna vez en su vida compartir su mujer, con tal de comerse la mujer de un amigo… es su mayor fantasía y no todos tienen la suerte de satisfacerla. Mi marido continuó entusiasmada Mirtha- por ejemplo siempre está caliente con mis amigas y cuando lo hemos hecho… hemos gozado demasiado! Y sobre lo gordita… mírame a mí… soy igual de gordita que tú e una falda a la rodilla roja delgadita y una blusa negra semitransparente, bajo ella se le notaba un sostén rojo que apenas sostenía esas grandes tetas. Yo me puse una faldita algo cortita para lucir mis piernas que son mi orgullo, ceñida a mi gran trasero y una blusa azul de encaje cortita, que traslucía mi sostén también negro. Ambas habíamos comprado juntas el conjunto de ropa interior que lucíamos, ella rojo y yo negro, pensando en esta ocasión.
Mientras arreglábamos la mesa y los adornos, Pepe intencionadamente pasaba por detrás de mí y me refregaba su paquete disimuladamente por mi trasero o con sus brazos me rozaba las tetas… parece que me estaba preparando, la verdad es que me estaba calentando con esto… nos sé si Mirtha se daba cuenta, pero se hacía la inocente.
Cuando llegó mi marido lo recibimos con un cumpleaños feliz, aplausos y abrazos.
-Compadre comenzó Mirtha- hemos querido celebrar su cumpleaños con una fiestecita privada entre los cuatro… ya tendrá ocasión de celebrar con más personas… ¿qué le parece? terminó con un abrazo y un piquito en su boca.
Cenamos, bebimos, nos reímos y nos divertimos bastante. Luego, Mirtha propuso jugar al poker. Estuvimos todo de acuerdo, pero decidimos, que como adultos, sería más interesante un strep poker. Mirtha dijo que sería doble, prenda y penitencia.
Comenzamos y la primera mano la perdió mi marido. Quien ganara imponía la penitencia. Ganó Mirtha y dijo: -Eliana, deberás quitar la camisa a Carlos y darle lametones a sus tetillas. así lo hice, dejándolo con el torso desnudo.
Luego perdió Mi
rtha y gané yo.
-Carlos dije a mi marido- deberás quitar la blusa a Mirtha y besarle los pezones. Carlos muy eufórico se levantó y comenzó a desabrochar la blusa a nuestra comadre, quien cooperaba haciendo sobresalir sus grandes tetas. Quedaron cubiertas por el sostén rojo de media copa que dejaba la mitad al descubierto. Carlos le tomó los senos por abajo con sus manos, levantándoselos y bajó el sostén, dejando los pezones libres para besarlos… los besó y lamió varias veces, y ante los reclamos y risas, tuvo que dejarlos. Volvieron a sentarse ambos.
En poco rato habíamos perdido varias prendas. Los hombres estaban solo con slip y Mirtha con su sostén y su tanga rojos. Las tetas estaban al aire pues mi marido las había dejado descubiertas al bajar el sostén para chupar los pezones. Yo aún mantenía la falda, había perdido la blusa y mis tetas estaban casi desnudas pues el sostén apenas las contenía. La situación nos tenía bastante excitados, sobre todo a mí que tenía los calzones empapados y una corriente eléctrica me recorría desde los pezones hasta mi concha, cuando veía como nuestros maridos lucían una erección que casi hacía reventar su slip… yo trataba de mirar el bulto de mi compadre, lo que no pasaba inadvertido para él, que se removía en el asiento para mostrármelo mejor….
Perdí yo y ganó mi marido.
-Pepe, deberás sacarle los calzones a mi mujer y darle un beso en su conchita. exclamó mi marido riendo entusiasmado.
-No! reclamé yo- todavía tengo el sostén y la falda! -El que gana impone la penitencia respondió Mirtha- no te puedes oponer. Sentí un escalofrío en mi cuerpo y mi concha parece que se empapaba entre un cosquilleo deliciosamente insoportable. Miré a mi marido y a Mirtha y vi que ambos estaban expectantes a lo que ocurriría. Mirtha me guiñó un ojo y me lanzó un beso con sus labios sonriendo lascivamente.
Ech&eac situación algo excitante y morbosa, que mi concha se inundaba… mi compadre concluyó su ascenso y con su lengua como cuchillo llegó a destino… yo abrí lo que más pude mis piernas, su lengua lamió los labios, mordisqueó los vellos de mi concha y penetró entre ellos en busca del clítoris que no tardó en encontrar… su ataque casi me hace perder los sentidos… creo que me derramé al instante en el primer orgasmo de la noche… gemí, di grititos, me moví como loquita con esa lengua tan exquisita metida en mi ardiente concha…
-Aaaaaaaag! Oooooooh cieeeelos….. aaaaaaaaaaaah…. por fa…vor… aaaaaay … así….así… más… másssss… máaaaaaas…. ooooooooooooooh…. ay que rico…. que rico por la putaaaaa…!Mi comadre se levantó con las manos metidas entre sus piernas y se sentó en el sofá.
-Venga compadre llamó a mi marido- venga por favor… hágame lo mismo que ya no doy más le rogó con voz entrecortada.
Mi marido no se hizo rogar, hasta allí duró el juego& se despojó de su slip y fue donde Mirtha que lo esperaba con las piernas abiertas… pude ver de reojo que mi marido se zambulló entre las piernas de la comadre y entre gritos y jadeos de ella, le dio el mismo tratamiento que yo recibía de su marido… Era tanto el placer que yo sentía, que no me importó nada de alrededor, movía mi culo, mis caderas, me amasaba mis tetas en busca del segundo orgasmo con la lengua de mi compadre, que insaciable continuaba con esa mineta fabulosa… A los minutos miré hacia el sofá y mi marido estaba acostado boca arriba y Mirtha sobre él a la inversa, hacían un fenomenal 69… Yo me desprendí de mi compadre y me acosté sobre la alfombra para imitarlos… Mi compadre entendió y se puso en esa posición. Quedó a mi alcance su precioso pico, grande grueso con una cabezota hermosa y duro como palo… como pude lo lamí y lo introduje en mi boca… era más grande que el de mi marido y me costó un poco más meterlo en mi boca, pero lo logré y comencé a darle la mejor chupada de mi vida… era un pico grandioso, hermoso y caliente, como nunca me había comido… lo disfrutaba a mares, ya había acabado como tres veces con la lengua de mi compadre, mi zorra era un charco…. Sólo se sentía el chapoteo de cuatro bocas comiendo sexo y el olor a pico y zorra, llenaba el ambiente, calentándonos más, si se podía…
De
pronto, sentí que mi compadre se envaró, empujó más su pico en mi boca y me lanzó andanadas de leche a mi boca que me hicieron atragantar, pero mi di maña para tragar todo dejando su rica vergota limpia, mientras él tragaba y sorbía mis últimos líquidos…. Quedé exhausta… Miré hacia el lado y mi comadre como culebra herida se retorcía sobre mi marido en medio de gemidos, gritos y espasmos, hasta quedar ambos quietos con la respiración entrecortada abrazados.
-¡Oh Cielos exclamó de pronto Mirtha- Creo… creo que nunca había acabado… tantas veces seguidas… ¡uuuf! -Compadre dijo Pepe dirigiéndose a mi marido- Nunca me imaginé que su señora fueran tan rica chupándolo… es una reina… lo felicito! -Gracias compadre respondió Carlos- Y mi comadre es fabulosa… también es una reina chupándolo! -Bueno compadre, quedemos en que ambas son ahora las Reinas de la Mamada… ja ja ja! -¡Ya les decía yo que tienen que tener cuidado con las viejitas acotó riendo Mirtha.
-Sobre todo con estas viejitas cuando se calientan terminé yo riendo.
Nos levantamos los cuatro para servirnos un trago, que harta falta nos hacía. Yo co hacía. Miré a nuestros maridos que expectantes observaban nuestros actos. Pepe sonreía como si ya conociera esa reacción de su mujer y Carlos, mi marido, me miraba y como que me animaba… yo estaba un poco perpleja, pero también me estaba calentando muchísimo.
Dejé a Mirtha la iniciativa. Ella con más confianza me besó y chupó mis grandes tetas, ofreciéndome las de ellas… hice lo mismo… sus grandes tetas fueron acariciadas por mis manos y comencé a chupar suavemente sus largos pezones& era algo raro en mí, pero no me desagradaba, mientras su mano recorría ya mi bajo vientre y un dedo se introducía en mi concha que nuevamente estaba encharcada.
-Mmmmmmm….. que rica tienes tu conchita…. ¡estás mojadita! exclamó Mirtha. Y continuó con su caricia, luego me hizo que yo hiciera lo mismo y nuevamente sentí que me gustaba, la textura de su concha me agradaba… sus vellos abundantes y sus labios gruesos y mojados me estaban calentando. Ella me llevó hasta el sofá, me sentó y abriéndome las piernas se fue directo a mi entrepierna y abriendo mis muslos gordos metió su cabeza entre ellos y comenzó una lamida que a los pocos minutos me hizo arrancar otro orgasmo, pero distinto… rico y extraño… ella me acariciaba las piernas y parte del culo, mientras yo le amasaba las tetas gimiendo y suspirando con un placer distinto, pero muy rico…. Cuando acabé, ella retiró su boca y me besó en mi boca con sus labios mojados de mis propios jugos, sintiendo su sabor en mi paladar… A todo esto ya los hombres estaban con sus vergas totalmente paradas y fue mi marido el que la levantó, la tomó por detrás y le clavó su pico entre sus nalgas. Mirtha se desprendió y acostó a su marido en el sofá y ella se montó sobre su pico, se ensartó en él con un grito de placer, se echó hacia adelante levantando su trasero y llamó a mi esposo.
-Carlos, compadre, venga y aproveche de meterme su rico pichulón en mi culito… quiero sentirme penetrada por los dos lados mientras Eliana se repone. Mi marido no se hizo de rogar y puso su parada verga a la entrada del agujero de Mirtha, yo le ayudé y con mis manos le abrí esas grandes nalgas& me sentía envidiosa de verla con el pico de su marido ensartada por su zorra y ahora el de mi marido metiéndose por su rico culo& ¡uuuuf! Parece que Mirtha estaba acostumbrada a recibir visita por detrás, pues no le costó mucho a mi marido entrar& Mi calentura aumentó y empujando a mi marido por detrás de él me sentía que era yo la que penetraba a mi comadre por el culo& estuvimos un rato los cuatro moviéndonos acompasadamente, cuando Mirtha comenzó a lanzar grititos que se fueron transformando en gritos y quejidos, con movimientos compulsivos.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaay&. Aaaaayyyaaaaayyyyy& ¡qué rico! & ¡no doy&. Mmm..aaaas& es& de&masia&dooooo& ooooooh aaaaaauuuughh!Quedó desmadejada con los ojos cerrados, mientras ambos hombres la inundaban de caliente y viscosa leche, llenándola por sus dos agujeros, en un concierto de gritos y quejidos.
Luego ya repuestos, nos servimos otro trago y mi comadre dijo que ahora era yo la que necesitaba ese doble tratamiento que no lo iba a olvidar.
-Eliana, por favor me dijo jadeante- no te puedes perder eso& por prime
ra vez me sentí una verdadera puta& una yegua culeando con dos picos a la vez&. ¡no te lo puedes perder! ¡Es lo más rico que he experimentado.
Nuestros maridos estuvieron de acuerdo, pero como habían acabado varias veces&
Lo que sucedió después, lo dejaré para un siguiente relato, pues debo confesar que me calenté tanto contándoles la aventura con mi amiga, que me estoy ha HREF=»https://www.marqueze.net/misc.html»> miscelanea – Novedades
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