El sol brillaba con fuerza y pensé en ir a aquella playa solitaria; pensé en darme un baño desnudo y poder broncear mi piel
Era un día caluroso, tal vez demasiado. El sol brillaba con fuerza y pensé en ir a aquella playa solitaria; pensé en darme un baño desnudo y poder broncear mi piel, así que cogí el coche y me dirigí a ella. Estaba casi desierta, tan sólo había un parasol y una toalla.
Extendí mi toalla, me quite la camiseta, me puse bronceador, y me dispuse a tomar el sol antes de darme un baño. A lo lejos se veía una cabeza en el agua, sin duda era una chica aunque no le presté excesiva atención y tumbado, cerré los ojos, notando el calor del sol sobre mi cuerpo.
Pasaron unos minutos, levanté la vista y allí apareció ella como una visión entre la aguas… Me pareció una diosa: su pelo largo y húmedo caía sobre sus hombros, sus pechos apenas contenidos por el minúsculo bikini bamboleaban a cada paso, amenazando con descubrirlos, su piel morena resaltaba sobre el bikini claro. Cuando se acercó pude adivinar unos pezones oscuros, grandes, endurecidos por la leve brisa que soplaba.
Me miró, y vi sus ojos azules como el mar, Me sonrió y se dirigió a la toalla, se tumbó boca arriba y yo veía su pecho agitarse cada vez que respiraba. Sus muslos parecían haber sido torneados por un escultor, era bellísima, casi irreal y me alegré de haber elegido aquella playa. Al cabo de un rato no resistía mas el calor, y me dirigí al agua, me zambullí en ella, refrescándome, como sabía que no me veían me despojé del bañador para sentirme mas libre aun. De repente oí un chapoteo a mis espaldas y era ella, mi diosa del mar, y se dirigía hacia a mi…
¡Que situación! Yo desnudo y ella tan cerca. Por suerte aun se quedó a una cierta distancia, donde creía que no me podía ver, y me saludó con un hola, le respondí, y entablamos una conversación mas bien trivial: si iba mucho a aquella playa. Lo típico, nada que me hiciera sospechar lo que sucedería después. Ella se dispuso a salir, y me invitó a que me pusiera a su lado para hacernos mutua compañía. A aquellas alturas mi cuerpo ya había reaccionado ante su mirada misteriosa, cargada de sensualidad con lo que acepté encantado, pensando que quizá fuese mi día de suerte. Me puse el bañador con disimulo y salí tras de ella, pudiendo admirar su espalda morena, decorada con un tatuaje en el hombro derecho, su cintura estrecha, sus caderas impresionantes, y su culito, redondo, del tamaño perfecto, que resaltaba más aun ya que llevaba un tanga, ¡uffffff, era un culo precioso!
Recogí mis cosas y me puse a su lado, seguimos charlando y de repente me dijo: — ¿Porque no me pones crema en la espalda? Es que no quiero quemarme y sola no puedo.
– Claro, respondí nervioso.
Ella desabrocho la parte superior de su bikini, apartó su pelo, y con mis manos llenas de crema me dispuse a ponérsela. Su piel era suave, muy suave, mis manos se deslizaban por su espalda, mas que ponerle bronceador era casi un masaje y no tenía nada que perder, así que puse todo mi empeño en ello. Parecía que le gustaba, a juzgar por los pequeños suspiros que salían de su boca. Me dijo que también le pusiera por los muslos, aquello me encendió, y me dispuse a ello; unté mis manos de nuevo y recorrí aquellos muslos con delicadeza. Eran duros, tersos, y yo paseaba mis manos por sus piernas desde debajo de sus nalgas hasta los tobillos, acariciándolos, recorriéndolos, notando cómo suspiraba y abría ligeramente sus piernas, dejándome una visión increíble de su entrepierna, creyendo adivinar cierta humedad… Eso me alentó a hacer mas atrevidos mis movimientos; pasé mis manos por la parte interior de sus muslos, y ella abrió mas las piernas, facilitándome la ascensión. Furtivamente rocé su sexo con uno de mis dedos, casi sin querer, y ella soltó un gemido. Me hice el distraído, y seguí con el otro muslo, subí de nuevo y otro roce, esta vez algo mas largo y de nuevo salió un gemido de su garganta. Aquello me estaba poniendo a mil, el bulto de mi bañador era mas que evidente. De repente me dijo:
-Oye, ponme también en el culito,que no le has puesto crema.
Aquello ya fue definitivo, y me puse a a
cariciar con descaro su hermoso culo, tan suave y duro como había imaginado. Mis manos lo recorrían, lo apretaban, lo acariciaban deslizándose suaves con la crema cuando ella me dijo que odiaba las marcas, y si me importaba si se quitaba el tanga… dioss, aquello acabó de matarme. Levanto sus caderas y tirando de el, lo bajó, dejando al descubierto su culito y su sexo humedecido. Por supuesto le ayudé a sacarse la prenda de los tobillos y seguí con la crema ¿crema? Bueno, hacía mucho que ya no había crema, pero seguía acariciando su cuerpo, recreándome en cada milímetro de piel, acariciando aquel culo de ensueño, mis dedos resbalaban por el y acariciaban su coñito húmedo, perfectamente rasurado y que ya empezaba a destilar sus jugos. Mis dedos pasaban arriba y abajo de su rajita, notando su creciente deseo. Sus labios estaban ligeramente entreabiertos y ella suspiraba a cada caricia; a cada movimiento de mis dedos movía ligeramente sus caderas intentando sentirlos mas adentro, pero yo no quería que ocurriera aun, quería prolongar aquel momento, excitarla al máximo y que llegara a un punto en el que no se echara atrás. Su cadera se movía adelante y atrás buscando que mis caricias fueran mas profundas, asi que dejé que un dedo se introdujera en su coñito cada vez mas mojado: un suspiro salió de su garganta y comenzó a mover sus caderas en círculos mientras notaba mi dedo resbalar en su interior recorriendo todos los rincones, entrando y saliendo fácilmente de su dulce prisión. Sus movimientos eran mas y mas rápidos, se movía muy fuerte metiéndose mi dedo profundamente ¡mas que masturbarla yo era ella quien se masturbaba con mi dedo! Se incorporó un poco, levantando su culo, ofreciéndomelo, y no me resistí, me lancé a por el, pasando mi lengua por sus glúteos morenos, deslizándome por su canal, y saboreando su anillito rosado, introduciendo mi lengua sin dejar de mover mis dedos en su interior. Ya tenia dos dentro de su encharcado coñito, que cada vez lo estaba mas. Sus jugos se deslizaban por mi mano cayendo en la toalla que ya estaba empapada y a cada lametón emitía un gemido, cada vez mas hondo, cada vez mas profundo, sus acometidas eran cada vez mas y mas fuertes, hasta que noté como su espalda se arqueaba, sus músculos se tensaban y soltó un grito, y noté cómo mi mano se llenaba de un jugo mas viscoso y cálido.
Cayó rendida sobre la toalla, aun con mis dedos en su interior asi que los saqué despacio y me quede mirándola, poco a poco su respiración se calmó. Se giró, me miró a los ojos y me dio un suave beso en los labios primero, para después darme uno mas apasionado, mezclando su lengua con la mía, enlazándola en una lucha sin cuartel, mordiendo mis labios, succionando yo los de ella.
¡Aquel beso me estaba poniendo a mil! Notaba su lengua dibujar mis labios, perfilarlos, realmente tenía unos labios carnosos, cálidos y húmedos, y aquel beso me estaba haciendo sacar mi lado mas salvaje. Poco a poco nos tumbamos en la toalla, quedando ella encima de mi, fue bajando por mi cuello, mi pecho, lamió mis pezones con su lengua calida, los mordisqueó, siguió bajando por mi abdomen, hasta llegar a la goma de mi bañador, que ya apenas podía contener mi tremenda erección. Me miró con deseo, y lentamente acercó su boca, tomo el bañador con los dientes y lo empezó a bajar, ayudándose con sus manos. Terminaba de sacudirlo de mis tobillos de un golpe cuando oí con voz de sospresa:
-Me gusta que estés rasurado, no sabes lo que me gusta eso.
Sentí su lengua subir por mis piernas, lentamente, hasta llegar a los testículos, les dió un lametón, deslizando su lengua por ellos, recorriéndolos, metiéndoselos alternativamente en la boca, succionándolos, mientras su mano recorría mi tronco, dulcemente, realmente sabía cómo ponerme aun mas excitado, notaba mi polla mas dura que nunca.
De pronto noté su lengua subir por mi tronco lentamente, sin prisas, hasta llegar a mi capullo. Pasó la lengua por el, recogiendo las gotitas preseminales que ya habían aparecido, lo lamía como si fuera un helado, me estaba volviendo loco con su lengua traviesa, me recorría en círculos cada vez mas rápidos. La miré, me gusta ver como me la comen, y vi que me miraba fijamente a los ojos, en eso abrió su linda boca, y vi desaparecer mi capullo en su interior. Una ola de calor me inva
dió, notaba su boca ardiendo, y sus labios atenazándome. Empezó a bajar lentamente, metiéndose un poco, luego subía, dejándome un reguero de saliva a su paso que notaba caer sobre mis huevos, cada vez se metía mas trozo de carne en la boca, a cada acometida bajaba mas, hasta que noté su nariz rozando mi vientre, diosssssss, ¡la tenia entera dentro!, Notaba la calidez de su garganta, y su lengua recorriéndome arriba y abajo, se la sacó despacio dejando un hilillo de saliva que colgaba de sus labios, esos labios que me mataban de placer, lo recogió golosa y volvió a chuparla, esta vez mas rápido, su cabeza bajaba y subía a una velocidad infernal, si seguía así no iba a tardar mucho en llenarle la boquita con mi leche. Por una parte lo deseaba, era la mejor mamada de mi vida, pero por otra no quería que acabara mi suerte, así que le dije que parara, que me estaba matando, y que no quería acabar tan rápido, me miró, se la saco de la boca un instante y me dijo:
– Tranquilo, quiero que me llenes con tu leche, no sabes lo mucho que me gusta eso, pero no pienses que he acabado contigo, me vas a pagar lo de antes, no te dejaré hasta que me llenes todos mis agujeros con tu leche.
Aquello fue demasiado para mí, empujé su cabeza con una mano y se la metí hasta la garganta, ella siguió chupando como una posesa, notaba como su boca me succionaba, queriendo sacar toda la leche acumulada en mis huevos, note con una mano como los estrujaba delicadamente y como su boca solo se centraba en mi capullo, no podía mas y así se lo dije «ohhhh cielo me matassssssss, me corroooooooooooooooo», noté un brillo en sus ojos, y de mi polla empezó a salir leche a borbotones que ella no dejó ni un instante, la recogió toda en su boca, mientras notaba su lengua recorriendo mi capullo, y como su mano me exprimía, sacándolo todo. Luego se la sacó de la boca, me dedicó la mas pícara de las sonrisas, y sacó su lengua para limpiar los restos que no había podido tragar. Me recorrió dulcemente con ella por todo el tronco, le dió un lametón a mis huevos, y se tumbo a mi lado.
Estábamos sudando, exhaustos por nuestros respectivos orgasmos y nos quedamos unos minutos así, desnudos, abrazados. Para cuando el calor se hizo insoportable, la cogí de la mano, y nos fuimos al agua, estaba fresca, y nos reconfortaba. Se acercó a mi, se abrazó a mi cuello y empezó a besarme apasionadamente, como antes, metiendo su lengua en lo mas profundo de mi boca, peleando con la mía, succionando mis labios, mordiéndolos, lamiéndolos, se acercó a mi oreja y me susurró «en cuanto vi esa polla sabia que seria mía «.
Aquello me sorprendió, no creía que me hubiera visto, pero me excitó bastante, y mi polla empezó a reaccionar mientras me siguió susurrando «me ha encantado cómo me has puesto la crema, pero me has dejado mas caliente que antes, y el agua no apaga mi fuego… ¿Por qué no vamos a mi casa, nos damos una ducha, y me follas como es debido? Mira como me arde el coño» y cogiéndome una mano, la llevó a su coño, y realmente ardía, metí un dedo y uff, casi me abraso. Sin dudarlo la cogí en brazos y la llevé a la toalla sin dejar de besarnos, rápidamente nos vestimos, y cogimos mi coche. Su casa quedaba muy cerca, no tardamos mas de 10 minutos, en los que ella no dejo de acariciarme y besarme siempre que podía.
Entramos en su casa, una planta baja, con un bonito jardín y nada mas cerrar la puerta se abalanzo sobre mi, sobando mi polla por encima del bañador, metiendo su lengua en mi boca, la atrapé con los labios y la succioné, mordisqueándola, mientras acariciaba su pecho por encima de la camiseta. Tiré de ella hacia arriba separándonos del beso para poder quitársela y rápidamente la despojé de la parte superior del bikini y me abalancé sobre sus pechos, metí el pezón derecho en mi boca, recorriéndolo con mi lengua, mordisqueándolo suavemente. Sus pechos eran duros, tal como imaginé, calculé que tendría una 90, estaban morenos, sin duda practicaba topless con asiduidad y sus pezones estaban duros pero se endurecían un poco mas al contacto con mi lengua. Me encantaba mamarlos, devorarlos, recorrerlos con mi lengua cálida mientras ella suspiraba. Bajé una mano a su culo, y lo acaricié sin dejar de comerle los pezones, echó el cuello hacia atrás, y su mano ya se había colad
o en mi bañador y me estaba haciendo un delicioso masaje, mientras yo no dejaba de lamer sus pechos. Pasaba mi lengua en círculos por sus pezones morenos, alternando entre uno y otro, sus suspiros eran jadeos, mientras mis manos acariciaban su culo por dentro del bikini. No podía dejar de lamer sus pechos, de besarlos, de mordisquearlos, que me volvían loco, eran casi perfectos redonditos, duros, desafiando a la ley de la gravedad y me enloquecían, no dejaba de recorrerlos con mi boca y quería devorarlos, meterlos enteros en mi boca, chuparlos, como un poseso, lamía sin parar, y ella cada vez gemía mas, mas y mas fuerte, casi gritaba. «No pares cabron, sigue comiéndome así las tetas», me dijo, y por supuesto no tenia intención de parar, quería que viera todo lo que le esperaba y noté cómo se agitaba su respiración, cómo sus gritos subían de tono, mis manos volaban de un pezón a otro mientras la atraía mas a mí amarrándola del culo, metía sus tetas en mi boca y las lamía con deleite ¡me volvían loco!, y a ella parecía volverla loca mi dedicación, lamía sin cesar, cogió mi cabeza con sus manos y me guiaba en su recorrido, centrándose en esos pezones deliciosos.
De repente noto como empieza a temblar, a gritar, me tira del pelo, casi me hace daño, pero no dejo de lamerla, su cuerpo se convulsiona, noto como retuerce sus piernas, da un grito «ahhhhhhhhhhhhhhhh» y se relaja, su mirada se clava en mis ojos verdes, y me dice con voz aun entrecortada, «joder tío, nunca me había corrido así, como se nota que te gustan las tetas, menuda comida de pezones me has hecho, anda vamos para la ducha, que te vas a enterar».
Me cogió de la mano, y me guió hasta el baño, no dejaba de mirar su hermoso culo, que se movía al andar, aquel tanga me ponía enfermo, bufa, abrió el agua, la puso tibia, se giró, me besó, y se bajo el tanga inclinándose hacia delante, sus pechos oscilaron, y mientras su boca se entretenía en besar mi polla, que estaba de nuevo como el acero, por encima del bañador, le daba mordisquitos suaves, lanzo el tanga al suelo, y apoyó sus manos en mis caderas, empezando a desnudarme, tiró de mi camiseta hacia arriba y la sacó, besó mi cuello, mi pecho y se dirigió rápida con su lengua a mi bulto, tiró del bañador hacia abajo y me lo sacó de los tobillos, me miró un instante y me dió un lametón en el capullo, se levantó, y nos metimos bajo el grifo. El agua estaba fría, eso me calmaría durante un rato. Sus manos cogieron el jabón y se dispuso a pasármelo sobre el cuerpo, notaba sus manos deslizarse sobre mi cuerpo, resbalando, llenándome de jabón, sintiendo la calidez de su piel sobre el agua fría, me recorría el pecho, la espalda, el culo, se agacho para enjabonar mis piernas, quedando mi polla a la altura de su boca golosa, se metió el capullo y empezó a mamármela de nuevo, esta vez lo hacia despacio, muy lento, matándome de placer, sus manos ya estaban sobando mis huevos, acariciándolos suavemente, luego las puso en mi culo, me empujaba suavemente hacia ella y se fue tragando mi polla, hasta que sentí el capullo tocar su campanilla, se la sacó despacio, dejando de nuevo un hilillo de baba como única unión, con una mano la extendió por mi tronco, y se levantó, la enjabonó bien mientras se acercaba a mí, y me susurró «voy a dejarla bien limpia, porque quiero sentirla en mi culo luego». ¡Joder! me ponía a mil cada vez que me decía algo. La cogi de los brazos, y la apoye contra la pared, sentí su vello erizarse al contacto con el frío de los azulejos, la besé con rabia, con furia, mordiéndole los labios, llene mis manos de jabón, y las pase por sus tetas, acariciándolas, dejando resbalar los pezones entre mis dedos, baje a su vientre, llegue a su coñito, apenas tenia un hilito de pelo en él, metí mi mano entre sus piernas, sin dejar de besarla, estaba ardiendo, y sobre todo muy muy húmedo, y no era por el agua.
Bajé por sus muslos, las pantorrillas, sus tobillos, la giré, y apoyó su pecho contra la fría pared, de nuevo un escalofrío la recorrió, subí mis manos con mas jabón, por sus piernas, llegando a sus muslos, a su culo, lo acaricie con pasión, apretándolo, separando sus cachetes, pasando mis dedos enjabonados por el, lentamente introduje uno, y soltó un gemido ahogado, lo saqu&eacut
e; y recorrí su espalda, su cuello, cogi el chorro y lo dirigí a su espalda, era una delicia ver como caía el agua por su piel, luego me aclaró ella a mí, cerramos el agua y nos salimos, con una toalla nos secamos, y salimos de la mano, rumbo a la habitación.
Era grande, amplia, con una enorme cama, y un armario de espejos, me giró y me besó con pasión, su boca estaba fresca, pero cálida a la vez, me empujó un poco y caí de espaldas en la cama, ella rápidamente se subió, me puso en el centro y se sentó sobre mi boca, sentí su sabor, movía las caderas, pasando su coñito por mis labios, llenándome de ella, poco a poco se inclino hacia adelante, hasta sentir su aliento en mi polla, la soplaba, sentí su lengua recorrerme, mientras la mía se introducía en su coñito, saboreándolo de nuevo, introduciéndose bien adentro, pegando mi nariz a su culo, su boca subía y bajaba sin parar, me la estaba endureciendo muchísimo y cuando notó que estaba bien dura se movió hacia delante, dejó su coñito rozándose con mi capullo, dándome la espalda, la pasaba por sus labios, impregnándolo de sus jugos, lo rozo contra su clítoris, y despacio empezó a metérselo, bajaba lento, sentía su calor mas y mas intenso, y cómo mi polla avanzaba milímetro a milímetro en su interior. Cuando la tuvo toda dentro se paró un segundo, y empezó a mover sus caderas, primero en círculos, cada vez mas rápidos, se echó hacia atrás, apoyando sus manos en la cama, y empezó un mete y saca lento, para incrementar el ritmo poco a poco, veía mi polla entrar y salir a través del espejo de enfrente, ella también miraba y me sonreía, entornaba los ojos y seguía torturándome con su ritmo, sus pechos se movían arriba y abajo a cada acometida, cada vez se movía mas fuerte, mas rápido, gemía con mas fuerza pero puse mis manos en su espalda, y se incorporo. Lentamente la eché hacia delante, comprendía mi intención porque vi su sonrisa deliciosa reflejada en el espejo. Se salió de mí, apoyó su pecho en la cama, y con sus manos abrió sus nalgas, ofreciéndome sus dos agujeritos, vi su culito apretadito y su coñito jugoso, sin dudarlo quise seguir en ese coñito que tanto placer me daba, y se la metí de un golpe, un gemido salió de su boca, la cogí de las caderas y empecé a moverme rápido, con fuerza, haciendo chocar mis huevos contra su clítoris.
«Asiiiiiiiiii me estas matando» gritaba, «dame duro con esa polla cabronnnnnnnnnnnn», sus palabras me encendían y se la metía mas fuerte, sentí su mano acariciar su clítoris, y cada vez que golpeaban contra ella acariciaba mis huevos, el ritmo era infernal, estábamos sudando, veía su cara reflejada en el espejo, menuda cara ponía la muy zorra, como le gustaba que se la metiera bien adentro. Sus gemidos eran mas fuertes y continuos, se aferraba fuerte con sus manos a las sabanas, sentía mis huevos húmedos por sus jugos que chorreaban piernas abajo, sabía que así no tardaría en correrme y quería que nunca olvidara aquel día, así que me salí de ella, se giró y me dijo «que haces?», «calla y ven, que te vas a enterar» le dije, la cogí en brazos y apoyé su espalda contra la pared, sus piernas se enroscaron en mi cintura y ayudándome con una mano se la metí hasta el fondo, «ahhhhhhhhhh, mmmmmmmmmmm, bufffffffffffff» exclamó. Sus tetas bailaban al ritmo de mis envites, se movían de un lado a otro, mientras sentía su coño arder mas y mas, estaba muy caliente, sus manos se clavaban con fuerza en mis hombros, mientras subía y bajaba por mi mástil, clavándoselo entero, realmente esta mujer sabía cómo disfrutar del sexo, mis manos abrían sus nalgas al máximo, sentía mi polla muy adentro de ella, y cómo sus músculos vaginales le hacían un masaje, apretándose y relajándose a un ritmo increíble. Ella mordía mi cuello, mis labios, no dejaba de gritar, «joderrrrrrrr, me estas matando cabrónnnnnnn, que rabo tienes….» gritaba cada vez mas fuerte.
Sentí como se tensaba, se estaba corriendo de nuevo, esta mujer era una bomba de relojería, y me estaba dispuesto a hacerla explotar de nuevo, sentí sus dientes morder mi hombro mientras cerraba los ojos y se corría como una perra en celo. Su ritmo se relajo, pe
ro no dejaba de moverse, lo hacia suave, muy suave, de repente me susurro «cielo, me muero porque me folles el culito, quiero sentir como me llenas con tu leche hirviente….»
No me hice de rogar, la bajé con cuidado, le di la vuelta, apoyando su pecho contra el espejo, ella echó su culito hacia atrás, y con mis manos abrí lo que pude sus nalgas. Me dispuse a lamer de nuevo aquel culito, pasaba mi lengua por el, llenándolo de saliva, subiendo los jugos que aun manaban de su coñito al culo, lubricándolo, metía mi lengua lo que podía, y no dejaba de jadear, metí un dedo en su boca, lo lamió con delicadeza, lo saqué y se lo metí despacito, lentamente, parecía cerradito, pero el dedo entraba con una facilidad extraordinaria, lo metí hasta la mitad, moviéndolo en círculos, «otroooooo, mete masssssss, ábreme biennnnnnnn» decía, metí otro dedo, esta vez lleno de sus jugos vaginales, «así, ábremelooooooo», cada palabra suya endurecía mi polla y cuando creí que estaba suficiéntemente dilatada me levanté, ella puso sus manos en las nalgas y las abrió increíblemente, apoye mi capullo en la entradita, y empuje levemente, flippp, mi polla se coló en su culo sin dificultad, casi hasta la mitad, de otro empujón se la metí del todo, «diossssssssssssss, asiiiiiiiiiii, fóllame con esa polla duraaaaaaaaaaaaa», empecé a moverme lentamente, entrando y saliendo de su culo, «dame fuerteeeeeeee», y ella misma empezó a mover sus caderas adelante y atrás, metiéndosela entera en ese dulce culo, la cogí de las caderas, la empujé contra el espejo y empecé a follarmela salvajemente, sentía como su culo hacía una especie de succión sobre mi polla, ¡diosssssss era una maravilla! ¡que culo tenia! Empezó a decirme de todo, «cabrónnnnnnn, rómpeme el culoooooooooooo, así, dame mas fuerteeeeeeeeeeeeeeeee», y yo no paraba de darle fuerte, de apretarla mas contra la pared de espejos, le estaba rompiendo el culo como un animal y aun pedía mas, sin duda era una dulce niña convertida en una tremenda fiera, «massssssssss, follameeeeeeeeeeeee». No sé cómo podía pedir mas, si le daba mas fuerte traspasaríamos el espejo, note su mano en su coñito, ya había perdido a cuenta de sus orgasmos, y mis piernas ya empezaban a debilitarse, estaba deseando correrme, de llenar ese culo que me estaba rematando con mi leche, sentía como contraía su esfínter proporcionándome un placer terrible, no aguantaría mucho mas así, ella pareció notarlo, porque me dijo «vamos, sé que estas a puntoooooooo, lléname el culoooooooo, quiero sentir tu leche llenarmeeeeeeeeeeeee», mis acometidas se hicieron algo mas fuertes, noté un escalofrío en mi espalda, a la vez que notaba como ella suspiraba mas fuerte. ¡Era increíble pero se iba a correr de nuevo! Ufff, esta mujer era insaciable! Empezó a emitir unos grititos cortos, vi por un instante cómo salían lágrimas de sus preciosos ojos, lanzó un grito largo, ahogado, su culo me apretó con fuerza y no pude mas, mi polla empezó a soltar su carga dentro de ella, nos estábamos corriendo a la vez, a cada convulsión de ella mi polla disparaba un nuevo chorro, en la vida solté tanta leche como aquella vez y cuando ella se calmo, ya me había exprimido hasta el limite con su culo, y mi polla casi fláccida salió de ella.
Nos temblaban las piernas, estábamos exhaustos como si hubiéramos echo un maratón, y desde luego que lo había sido, pero sexual. Me cogió de la mano, y nos fuimos a la ducha, veía mi leche deslizarse desde su culo resbalando por los muslos, nos lavamos mutuamente, la ducha fue realmente reparadora, nos secamos, y me susurró «quédate esta noche conmigo». De la mano, besándonos, nos fuimos a la cama, nos tumbamos el uno al lado del otro, apoyo su cabeza en mi pecho y nos quedamos profundamente dormidos. No sé cuántas horas habrían pasado, había perdido la noción del tiempo con aquella mujer increíblemente ardiente, pero entresueños sentí como algo muy suave y cálido recorría mi polla, abrí los ojos y vi la claridad del nuevo día entrar por la ventana, y vi que aquello que me despertaba, era su lengua traviesa que estaba de nuevo jugando con mi polla que se endurecía por momentos. Al notar que me había despertado, me miró a los ojos, me dedicó la mas dulce de las sonrisas y me dijo «buenos día
s cariño»…
Aquel nuevo día prometía y no había hecho mas que comenzar………………
Autor: tiode26
tiode26 ( arroba ) softhome.net