Hola, mi nombre es Pepe, tengo 19 años soy alto, tez blanca, delgado, ojos cafés, uso lentes, pelo negro, y algo peludo, me gustaría contarles una experiencia que sucedió cuando tenía 18 años.
Desde chavito he trabajado, a los 14 en tiendas, farmacias etc. Y cuando es tu día de descanso lo esperas con ansia para poder hacer las cosas que te gustan, y cuando tienes la edad de 18 siempre estás buscando cosas nuevas, ese día tenia que realizar las tareas escolares, pero decidí dedicarlo a ir al cine.
Entonces me dirigí al centro comercial, era un miércoles y la entrada estaba a mitad de precio, desde la mañana tenía una sensación de ansiedad, no se si era porque presentía que algo iba a pasar, me dirigí a la fuente de sodas y pedí unos nachos y un refresco grande, la película duró alrededor de 2 horas y después de este tiempo siempre te dan ganas de ir al baño, pero debido a que ya era noche no me quise detener cuando de pronto me dieron unas ganas extremas y me dirigí al restaurante que estaba debajo del cine, compré una botella de agua y unos cigarrillos, le pregunté a la cajera que donde estaban los baños –» al fondo a la izquierda»- me dijo, le di las gracias y me fui corriendo, eran ya casi las diez de la noche, así que los baños estaban solos, había una música de fondo que aún recuerdo como si estuviera allí.
Entré a uno de los tres sanitarios y encendí un cigarrillo, hice mis necesidades, y estaba a punto de subirme los pantalones cuando una persona entró al baño, de pronto sentí como un torrente de lujuria pasaba por mis venas, así que decidí esperar un poco más, me volví a sentar, y esta persona entró al baño de al lado, escuché como bajaba el cierre de sus pantalones y sin querer se me cayeron los cigarros que llevaba en la mano, pensé – «¿qué es lo que hago aquí?»- subí mis pantalones y abroché el cinto, cuando de pronto veo un pene reflejándose en el piso del baño, como eran de mármol se reflejaba fácilmente cualquier cosa, miraba como se la secaba y poco a poco iba tomando mayor tamaño, mi bulto comenzó a crecer hasta que era incómodo tener una erección dentro del pantalón.
Me desabroché nuevamente y dejé que mi verga saliera de su jaula, a estas alturas ya estaba saliendo una pequeña gota de la punta de mi pene, comencé a masajearme, después este chico subió sus pantalones y salio al lavabo, pensé-«ni pedo, será para otra ocasión»- cuando me disponía a salir, vi a este chico en el espejo y sin decir una palabra se abalanzó hacia mi tapándome la boca y tocándome el bulto, sentí miedo de que alguien más entrara y nos viera, pero al parecer, era el encargado del restaurante y ya habían cerrado, era un chavo de unos 26 años, moreno, ojos negros, barba de candado y con unos brazos muy fuertes, vestía un traje negro y una corbata roja, no dejaba de frotarme el bulto que tenía, traté de hacer fuerza, pero era obvio que él me superaba, hasta que cedí poco a poco, entonces comenzó a besarme y le dije-«tengo miedo»- me dijo –»ya cerramos y estamos solos, ya te había visto por el piso que me estabas mirando, y te voy a bajar esa calentura que traes»-.
Comenzó a besarme, sentía como esa barba me raspaba como lija las mejillas, sentía como su paquete se pegaba al mío, y poco a poco fue bajando hasta mi erección, desabrochó mis pantalones, los bajó y me quedé en trusa, comenzó a olerla, a tocarla y de pronto se la comió toda, como si quisiera extraer hasta la última gota de mi ser, pasamos de mi verga a los huevos, y viceversa hasta que me volteó de espaldas y me empezó morder las nalgas, primero eran mordiscos suaves, intercalados con el raspar de su barba, su lengua caliente tratándose de meter en mi culito virgen.
Ahora me tocaba a mí, el solo hecho de ver un hombre con traje me hace ponerme a mil, y más si es moreno y con barba, comencé a tocar sus brazos, eran unos brazos muy grandes, bien traba
jados y velludos, le quité el saco la corbata y la camisa, hasta mostrar un pecho colosal, bien marcado y un abdomen de lavadero en el que seguro cualquiera querría lavar sus trapos, le comencé a quitar el cinturón y le desabroché el pantalón, y miré como su paquete se erguía como una torre, era de unos 21 cms. hasta entonces es lo más grande que he visto en mi vida, y con un grosor de unos 12 cms. de circunferencia, comencé a tocarlo y poco a poco fui descubriendo a esa gran cabeza de su capucha, poco a poco lo introduje en mi boca y comencé a succionar ese pedazo de carne, estuvimos así alrededor de 20 minutos, ya los dos muy calientes nos vinimos en el piso.
Parecía que el semen no se acababa pues salía a chorros, me quedé impactado con ese miembro tan viril, lleno de venas y lo mejor de todo es que era muy peludo, nos quedamos así por otros 10 minutos más sin decir una sola palabra, y ese fue el comienzo de una bonita relación que duró un año, hasta que se tuvo que mudar debido a su trabajo desde ese tiempo no he conocido a nadie más, ojalá y tú seas la persona que vuelva hacerme sentir esto que desde hace mucho no pruebo, un caluroso saludo desde león Guanajuato.
Autor: León mactus19 (arroba) hotmail.com