Proseguiré con mi historia….
En las noches siguientes no podía evitar pensar en el coño depilado de mi madre y lo que logré hacer con su culito y todo esto me ponía caliente, las ganas de hacerme una paja no faltaron, pero pensaba en aquello que había dicho mi madre justo cuando la jodí por el ano con el consolador, ella dijo: "Seré tuya siempre que quieras".
Esto me detenía a pensar porque hacerlo, ¿Porqué hacerlo yo solo si ahora mamá me lo puede hacer?.
Así pasaron once días de aquel 10 de mayo y una noche de lunes estábamos cenando y viendo una película de suspenso, mi madre llevaba un vestido blanco con florcitas daba la impresión de ser una joven linda, la película estaba interesante pero a mamá no le pareció así, se levantó y se fue del lugar sin decir nada al poco rato llegó con su bendita bata, (la de dormir) instantáneamente olvidé la película, se sentó en el sofá recargándose en el brazo de éste y subió una pierna, la recogió hacia ella, yo miraba el televisor pero de reojo veía lo que mi madre hacía, fingía que el televisor captaba toda mi atención, después de un par de minutos mi madre me estremeció con este comentario: "Tengo que depilarme amor, ¿Me podrías ayudar?.
Mi madre siempre me ha dicho las cosas muy directamente debido a que siempre estamos solos y soy su confidente hasta ahora. Volteé para ver, con ojos atónitos vi a mi madre sentada con las piernas separadas, no tenia bragas y aquel depilado perfecto de hace días que dejaba una línea en medio de hermosos vellos, ya empezaba a difuminar, mi polla se puso a tope y otra vez no sabía que decir.
Un "¿Me ayudas hijo?" me sacó de aquel campo visual y solo asentí con la cabeza.
Mi madre se acercó y me besó en la boca tocando con su lengua mis labios ahora tensos, pues aunque desde aquel día mi madre me besaba en la boca a cada saludo, este no era un saludo era una invitación a practicar el incesto una vez más.
Me tomó de la mano y me dijo "Vamos arriba".
Ya en su recamara se respiraba el perfume natural de ella, había un rastrillo, unas pinzas para depilar, espuma, y unas toallas.
Sí era en serio lo de depilarle; se sentó en la cama acomodó unas toallas, las tendió, ahora se quita la bata totalmente se posa sobre las toallas recargándose sobre sus codos, ya estaba desnuda, hermosa, con un coño perfecto, mi padre no debió ser muy calenturiento pues el coño de mamá estaba como nuevo, tenia pretendientes según me confesaba, pero bromeaba diciendo que yo era el único hombre que quería tener en casa, en aquel entonces ese comentario era de aire inocente.
Siempre tuvo deseos de ser follada pues aquel consolador lo demostraba. Pero sigo, mi polla abultaba el pantalón y no lo pasó por alto mirándome la entrepierna, pero pidió que empezara a afeitarle el coñito (Aféitame ya el coño amor) me acerqué a ella, tomé la espuma y el rastrillo entonces me pidió que me desnudara antes de empezar. Me despojé de la ropa hasta quedar en pelotas, mi madre me observaba con verdadera lujuria, en un instante pasó su mano sobre su coñito, su abdomen, sus tetas hasta llegar a su boca metiéndose los dedos, fue realmente excitante.
Ahora si me acerca a ella y tomó los instrumentos de trabajo y preguntó ¿Cómo lo quieres mami? -Sólo vuelve a definir la línea.
Y así empecé con mucho cuidado y ternura.
"No vayas a lastimar a tu mami que te ama mucho" dijo ella, y no, no; yo no haría tal cosa al primer coño de mi vida.
Mientras afeitaba y limpiaba con al toalla el chochito de mi amada, los jugos de su vagina empezaban a fluir, de vez en cuando se acariciaba las tetas.
Casi terminaba el trabajo y mi madre empezó a recordar ese día en voz alta, yo tragaba toda la saliva que me provocaba ver su coño jugoso y no traga
rme aquello.
"Y cuando me ensartaste el culo amor, me dolió y vas a tener que recompensarme comiéndome y follándome todo, eh." Más que un castigo para mí fue como la oportunidad de volver hundirme en un sueño.
-Terminé de afeitarte mamá.
-Está bien hijo.
Se levantó y se fue al baño yo iba tras ella, "Vaya que eres impaciente amorcito" me dijo.
Tomó agua tibia del lavabo con una bandeja y humedeciendo una toalla se limpió de los residuos de pelos que aún le quedaban, acto seguido se echó agua a su ano y con una toalla limpia se secó su cerito, salimos del baño; frente al espejo del tocador se observa y dice "Ahora no tendré más porque depilarme yo misma" mirándome con complicidad.
Llegó por detrás y tomé sus senos, ya no puedo aguantar más, mi verga está entre sus nalgas, se empuja hacia mí, se voltea, me abraza y empezamos como deseando comernos. Nos tiramos en al cama y dice otra vez: "¡Soy tuya… cógeme!".
Deja de moverse y empiezo a lamer cada parte de su cuerpo desde sus orejas, su cuello, sus axilas, sus tetas y llego a su coño que vuelve a tirar fluidos casi como si estuviera meando pero yo no paro de tragarme cada gota, mas aun, le succionaba tan fuerte que no me importaba si me tragaba sus orines, estaba realmente caliente y depravado.
Lo siguiente sería nuevo para mí y para mi madre, "No vas a lamerme toda?", "Es hora de que te reivindiques con mi culito lastimado, cómetelo amor".
No tuvo que repetirlo y empecé a comerle el ano, metía y sacaba mi dedo medio; una deliciosa porquería era lo que estábamos haciendo, su culo se empezó a expandir tanto que pude meter cuatro dedos y podía ver el mismo color rosado que el de su cochito, no paraba de arrojar baba sobre su culito, babeaba como un lobo hambriento.
Puse mi verga apuntando hacía su culo abierto, metí la cabeza de mi pene con un poco de trabajo, mi madre estiró sus brazos para jalar sus nalgas y ayudar a que su culo se abriera sin dificultad, mi pene resbaló sin dificultad, la embestía con firmeza, no dejé de acariciarle su clítoris y de vez en cuando le mordía la espalda, según se venia ella me lo decía y fueron tres veces.
No tuve que dudarlo y me vine dentro de ella. Tal vez pensó que hasta ahí llegaría mi calentura pero no imagino que soy tan caliente como ella y no me saciaría hasta que ella estuviera completamente rendida.
Para recuperarme un poco empecé a comerle el coño otra vez, ella no dejaba de gemir y decir, "Amorcito, hijito lindo" y otras cosas para hacerme sentir volví a follarle el culo con fuerza, entraba y salía con facilidad debido a lo guarra de mi madre. Ahora pidió que le follara el coño con un grito ahogado "cógeme el coño amor" y obedecí, a este fue aún más fácil entrar y salir.Mi verga salía de su coño bañada de sus jugos olorosos. "Que me vengo" gritó. "Ya me hiciste correr cuatro veces amor" "Dame más".
Entonces empecé a hacerlo rápido y con fuerza.
Lo estaba haciendo tan rápido que no pude evitar venirme dentro de ella mientras que ella se venia junto a mi ahora si no pudo evitar elevar su grito.
Pensé, soy afortunado al no tener que venirme fuera de ella como en las películas.
Para recuperarme nuevamente tuve que recurrir a otros recursos, esta vez besé a mi madre las axilas cosa que le daba mucha risa, por debajo de sus tetas limpiaba el sudor que de ellas emanaba y llevaba mi lengua a la suya, con una mano le acariciaba el coño y con la otra el culito.
Cuando me puse a punto nuevamente, mi madre me tomó de la polla y se la llevó a su boca, yo me tuve que sentar en sus senos para estar cómodo mientras pensaba que mi madre y yo somos unos depravados, pero esto solo es en casa fuera de esta tenemos vidas normales.
Su lengua me rodeaba el pene, yo estaba convencido de que mi madre es para mí y yo soy para ella, me succionaba, me escupía y lamía. Cuando sentí que ya me venía me retiré pero mi madre con un movimiento muy rápido me tomó de la polla y se la clavó nuevamente en la boca, me tomó de las nalgas y me vine en ella.
Ahora sí, no podía más y estaba seguro de que ella tampoco, pensé que escupiría todo mi semen pero no fue así, todo s
e lo tragó; nos quedamos dormidos, así, desnudos totalmente, yo sobre ella, al despertar ya era martes, miré el reloj 9:45 de la mañana, mi madre desnuda, tirada, con las piernas relajadas entreabiertas y con manchas de semen en toda la cama.
Solo podía pensar en que eso era incesto, depravación y en lo mucho que me encantaba coger con mamá.
Cuando ella despertó yo ya me había tapado con la sábana, se volteó y dijo hacia mi abrazándome: "Buenos días hijito", "-Buenos días mamá", "-Ya no me digas mamá, ni madre.
Dime amor o puta, putita o como quieras pero ya no mamá o madre.", -"Está bien putita." Y reímos.
Desde entonces duermo con esta ramera, desnudos cogemos casi a diario, yo no quiero tener novia, solo quiero a mi puta.
Ella me ha confesado que abrirá su coño, su culo y su boca solo para mí, así que somos amantes de tiempo completo y completamente depravados.
A veces cuando tenemos una noche (No necesariamente tiene que ser de noche) de incestuosa pasión mi puta y yo quedamos rendidos, ella me pide que no me retire de su chochito y quedamos dormidos, mi verga dentro de su conchita, dormidos.
Autor: Eniy Blanq