Después de dos años buscando trabajo finalmente lo encontré pero no leí la letra pequeña del contrato. Ahora voy a cumplir la cita
Una vez en la clínica localicé el consultorio pregunté por el Dr. Fuentes y su enfermera me dijo que me estaba esperando y que siguiera a su consultorio, yo entré y vi que estaba hablando con un señor, me dirigí a la enfermera y le dije que estaba ocupado con otro paciente, ella me dijo que no y que siguiera, ella entró detrás de mí y aseguró la puerta.
Era una consulta enorme, tenía de lado de la ventana su gran escritorio a juego con las bibliotecas y otros muebles entre los que vi equipo de sonido, un gran televisor, VHS, y filmadoras… un computador portátil muy moderno. Al lado un solo alcancé a ver un salón con cortinas, camillas y aparatos desconocidos para mí, una puerta y nada más.
– Buenos Días Sta. Cortés, por favor siga con la enfermera que ella la preparará para sus examenes. Me parece que se conoce con mi “cliente” – y el señor que le acompañaba se volvió a mirarme, y me saludó – cómo estás Susana, me gusta que seas tan puntual… – era mi jefe.
– Bien, gracias Dr. – dije con voz temblorosa. Para ese momento estaba pálida y fría, recordé que aún no me podía sentar de la azotaína del día anterior… La enfermera me dirigió al cuarto de la puerta cerrada, era un salón con una camilla y un baño auxiliar con ducha muy grande. Me pidió que en el baño me quitara toda la ropa y que me acostara en la camilla mientras ella volvía, me desnudé y busqué una bata pero no la encontré, ella llegó y aún no estaba yo en la camilla..
– Qué sucede? – me preguntó golpeando la puerta del baño
– No encuentro la bata – contesté
– No importa, no la necesitará, aquí no las usamos. – dijo riéndose un poco.
Salí tapándome con las manos el pecho y mi mata de pelo, me acosté mirando al techo… y ella me pidió que levantara los brazos sobre la cabeza, lo hice y ella aplicó cera caliente en mis axilas, me explicó que antes de todo me iba a depilar. Una vez depiló mis axilas siguió con mis piernas, y yo seguía sin entender porque me hizo desnudar pero pronto entendí. Extendió cera en todo mi pubis… me iba a depilar totalmente… allí entré en pánico y me advirtió que al Dr. Fuentes le molestaban los gritos y me recomendaba que me portara bien porque de lo contrario me iría bastante mal… yo aguanté entre lágrimas y sollozos el tremendo dolor… los pelitos que no pudo quitar con cera los quitó dolorosamente con pinzas uno a uno… Ya cuando pensé que todo este dolor había terminado me dio vuelta, me puso en cuatro patas y aplicó cera entre mis nalgas y procedió igual que con mi pubis, seguí llorando hasta que terminó… luego me dejó allí como 15 minutos y volvió con dos bolsas como de suero, se puso guantes de cirujano muy lentamente a mi parecer.. Me volvió boca abajo con las manos arriba y me sujetó a una barra que había arriba de mi cabeza, me pidió que doblara mi pierna derecha y con sus manos enguantadas abrió mis nalgas e insertó una delgada cánula como de 20 cm de largo, pensé que no iba a dejar de entrar, cuando terminó me dijo que me iba a colocar dos bolsas de lavado intestinal lo cual me hizo mover un poco en voz de protesta pero me dijo que lo haría quisiera yo o no, me dijo que si quería por las buenas o prefería por las malas… entonces me quedé muy quieta porque no quería averiguar cómo sería por las malas.
Solo de niña me pusieron un enema y había olvidado cómo era… cuando estaba a punto de reventar con un gran dolor me liberó y me dejó en el baño mucho rato, yo descansé y pensé qué examen me iban a hacer y para qué me habían puesto este enema tan grande… en esto llegó la enfermera y me metió a la ducha en donde me refregó a conciencia cada centímetro de mi cuerpo con jabón y agua caliente, me dejó secándome y regresó, me quitó la
toalla y abrió la puerta del salón y me acostó mirando al techo en la camilla principal y llegó el Dr. Fuentes acompañado de mi jefe que también traía bata de médico. Me intimidé y apreté todo mi cuerpo, ambos se colocaron sus guantes de cirujano:
– Muy bien Sandra, te quedó muy bien esta paciente – dijo dirigiéndose a la enfermera – y cómo te sientes? Te veo algo asustada, y tienes razón para estarlo porque temes al dolor y si estás muy asustada el dolor será mucho mayor…. Te dolió la depilación?
– Sí Dr. – contesté temblando
– Te dolió la inserción de la cánula del enema? O te gustó?
– No Dr. Me dolió, desde niña no me colocaban un enema y no estaba acostumbrada – ambos rieron
– Sr. Ruiz… creo que tenemos mucho trabajo por delante y nos vamos a divertir…
– Muy bien Susana, vas a ver lo mucho que vas a aprender.. – dijo riendo con mucha maldad… Entonces el doctor empezó a revisarme por delante cada milímetro, llegó a mis senos y los apretó mucho haciendo que yo saltara del dolor, frunció el ceño y me dijo que tenía que acostumbrarme…. Luego me pellizcó con mucha fuerza los pezones y grité…. Mi jefe me miró de tal modo que cerré la boca por mi propia voluntad… sacó de todo su equipo dos pinzas brillantes con dientes y me apretó cada pezón colocándome las apretadas pinzas…. Quería gritar del dolor pero me callé solo mirar a mi jefe y por miedo a otra vez ser azotada..
Me amarró dos bandas elásticas alrededor de cada seno… después de unos minutos sentí que explotarían… entonces levantó y abrió mis piernas sobre un estribo de ginecólogo y quedó mi pubis totalmente depilado a disposición… entonces abrió mis labios y los aprisionó con pinzas abiertas y atadas a mis muslos, empujó mis piernas un poco más sobre mi vientre y se rió…
– Mire Sr. Ruiz, es virgen por el culo… tenemos mucho trabajo … pero ese será nuestro plato fuerte, Sandra, el espéculo por favor y asegúrela, se esta moviendo mucho y estoy empezando a perder la paciencia… La enfermera subió mis brazos atándolos a una barra sobre mi cabeza y me ajustó la cintura a la camilla con un grueso cinturón muy apretado. En eso el doctor insertó sus dedos en mi vagina que no sé porqué estaba tan húmeda…. Luego insertó algo muy frío, grueso y largo que abrió dentro de mí como unas tijeras, las abría cada vez más… ambos miraban hacia dentro de mí y tocaban todo lo que podían… sacaron el aparato y mi vagina se cerró… me pellizcaron el clítoris y me mojaron con agua fría haciendo que toda la zona se contrajera, me quitaron las pinzas, bajaron mis piernas, me desataron los brazos y la cintura y me acostaron boca abajo, colocando mis senos en un agujero que tenía la camilla.
– Sr Ruiz veo que ya la castigó, cuántos fueron? – dijo el doctor apreciando las marcas de mi culo… – le aplicó la crema?
– Solo fueron 7 y Andrey la masajeó pero con ese culazo, la próxima vez lo aprovecharé mejor no cree? – dijo mi jefe acariciándome con sus manotas todo el trasero – la próxima vez usaré una paleta de ping pong para cubrirlo bien…
– Bien, empezaremos, Sandra, amárrela y tráiganos el carro del tratamiento completo, por favor.
Para todos los que me han preguntado si es realidad o ficción, todo es parte de mis fantasías y espero que les siga interesando… en el próximo capítulo les contaré como terminó mi examen médico… Un saludo… ..
Autor: Susana
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