Mi vecino me vio como tomaba el sol desnudo y lo peor fue cuando me dijjo que tambien vio como me tocaba mi ano, en fin, termine con el follando
¡Por fin!, el pasado fin de semana o mejor dicho fiestas de San José, volví a estrenarme. Como recordareis en el relato anterior, os comenté por encima que soy nudista y suelo practicarlo cuando puedo (sobre todo cuando hace buen tiempo), el lugar me es indiferente, playas, ríos, lagos… pero que su practica sea habitual por más gente. También lo hago en una finca propiedad de mis padres donde cultivan sobre todo maíz, girasoles, cebada, centeno…bueno que se dedican a la agricultura, lugar donde ocurrió la siguiente historia: Este año han plantado maíz, y como sabréis bien por que lo veis en plena naturaleza o bien por películas, los maizales son tupidos y no dejan ver que ocurre en su interior a no ser que pases en avión. En este terreno, en el medio hay un pequeño claro, como de diez metros cuadrados, no es grande pero te permite tomar el sol como Dios te trajo al mundo.
El jueves 18 de marzo, estuve allí tomando el sol, eran las cuatro o cinco de la tarde, fui allí después de comer con la excusa de echarme la siesta en el campo y de poner el riego. Al llegar me dirigí al claro, me desnude completamente y tendí una manta, me tumbe y me puse los auriculares del discman para escuchar algo de música, al cabo de media hora y de no hacer nada, me aburría como una ostra, comencé a masturbarme… lentamente subía y bajaba el prepucio, sin prisas, despacito, estaba tan excitado que flexione las piernas, dirigí hacía mi culo una mano y con un dedo comencé a pajearme también el ano. Pasado un tiempo, mi verga anuncio que iba a soltar todo lo que guardaba y allí mismo se desbordo, ciertamente una gran corrida pero no es esto el motivo de mi relato.
Ya el viernes, 19 de marzo, más o menos sobre la misma hora, en el mismo lugar me dispuse otra vez a tomar el sol, tendí la manta y saque el discman de la mochililla que llevo, nada más tumbarme aparece un perro de caza, se aproxima a mi cara y comienza a darme unos lametazos, yo me incorpore quedando de rodillas pasando la mano por el lomo y acariciando la cabeza del perro. -¡bonito!, ¿qué haces tú por aquí? Le decía al perro. Seguramente no andaría muy lejos el dueño, ya que el perro tenía su collar y no parecía que lo hubiesen abandonado, por lo que me fui a vestir no quería tonterías con nadie, cuando salió de entre el maizal un vecino de mi pueblo diciendo:-¡NO!, no te vistas por nuestra culpa. Si te incomodamos nos vamos, pero me gustaría tomar un poco de sol contigo. Habló mi vecino (su nombre es Enrique). A lo que yo conteste:-Como quieras, pero ya me has visto que tomo el sol desnudo. –No importa, también quiero desnudarme completamente. Contestó él y comenzó a quitarse la ropa. Os contaré como es Enrique físicamente: debe estar entre los 30 y muchos años o pasa por poco a los cuarenta, 1 metro setenta centímetros de altura, rubio oscuro, ojos azules, la piel bastante rojiza y robusto, con unas piernas fuertes y los brazos musculosos sin llegar a parecer un culturista, todo lo contrario parece curtido por el trabajo de agricultor y de albañil.
Volvamos a la historia, acabé de desnudarme y él se despojo de la camisa, se sentó a mí lado y se quito las botas, los calcetines, se recostó un poco para poder desabrocharse el cinturón y los botones del pantalón, continuo con los botones de la bragueta y se tumbó, elevó las piernas y agarrando la pernera del pantalón se sacó este, ya solo le quedaba el bóxer, nada erótico por cierto, era uno de esos que se suelen comprar a granel, pero para el uso que se les da, cualquier bóxer esta bien (como recordareis en mi anterior relato os conté que yo no suelo utilizar ropa interior), me miro y con una ligera sonrisa, elevo un poco el culo y acabó quitándose el calzoncillo. Como podréis imaginar yo andaba un poco revuelto, miraba de soslayo a aquel hombre desnudo, sabiendo que nadie más podía vernos, lógicamente le mire la polla, regordeta y al igual que él bastante rosa, parecía un guiri en sus primeros días de playa, siete u ocho centímetros en reposo, en erección llegaría a los 18 (todo esto a ojo y comparando con la mía que es algo menos gruesa y prácticamente del mismo tama&ntild
e;o), entonces fue cuando Enrique me pregunto:-¿No tendrás, por casualidad, crema protectora solar?, como ves, no suelo tomar mucho el sol. A lo que yo le respondí sacando el tubo de la mochila:-Sí, ya te lo pasó, pero no te preocupes, también, como puedes ver yo estoy muy blanducho. Cogiendo el tubo se embarduno bien de crema y dándome la espalda me pregunto nuevamente:-Perdona, ¿podrías darme crema en la espalda? Le noté nervioso, empecé a sospechar que quería algo más…y le dije:-Trae el bote. Echándome un poco de crema en la mano y luego frotándola entre las dos manos, me dispuse a extenderle la crema en su espalda. Él comenzó a hablar nuevamente:-No quiero que te enfades, pero esto del perro ha sido una suerte para mí, no me atrevía a salir aquí a hablar contigo. Ayer vi lo que estuviste haciendo y aprovechando que llevabas los auriculares puestos yo también me masturbe viéndote, sobre todo me pusiste a cien cuando te tocaste el ano y lo masajeaste con el dedo, estuve hay apostado, de rodillas y no pude aguantar mucho, en cinco minutos que te vi ya me estaba corriendo. Hoy cuando he pasado por la carretera y he visto tú Ford Fiesta, no he dudado en parar nuevamente y por si las moscas, más bien para disimular por si me veías, he traído al perro, pero esta vez me ha traicionado y ha salido a saludarte. Él no parece homosexual, al igual que yo, ninguno de los dos tenemos pluma, pero el jugaba con ventaja me había visto meterme un dedo en el ojete el día anterior y eso le había excitado. El por que me dijo todo eso, la respuesta es clara, quería follar conmigo.
De la forma más natural posible le dije:- Tumbate boca abajo. Sin rechistar me obedeció, ya empezaba a tranquilizarse al comprobar que iba a tener éxito en su cacería. Me puse de rodillas a su costado y agache la cabeza, saque la lengua y desde la nuca, fui bajando lentamente, muy lentamente hasta su rabadilla, sin llegar al ano, para deslizarla nuevamente pero en sentido contrario. Esto le puso el vello de punta, lo repetí unas tres o cuatro veces (mi anterior novia me enseño esto) y el efecto fue formidable, cuando llegaba al cóccix, primeramente encogía el culo para luego elevarlo. Pasé una mano por entre sus muslos y elevándole los huevos, le agarre la polla y la coloque apuntando a sus pies, estaba totalmente erecto y fue un poco incomodo para él. Me senté en su espalda, nuevamente agache la cabeza, le comencé a compaginar entre ligeros besos y pequeños mordiscos, mientras las manos le iban abriendo los muslos para que los separara más y así poder ir dando un masaje a su pene, acto seguido, descabalgué y me situé entre sus piernas, volví a agachar la cabeza y separando sus glúteos, comencé a propinarle un generoso beso negro, ensalive bien todo su pequeño y enrojecido esfínter, de vez en cuando, soplaba suavemente en aquel orificio comprobando como se encogía de puro gusto, veía como su vello rubio se erizaba y él emitía gemidos de intenso placer, pero no quería follarmelo todavía, quería jugar más, hacia muchísimo tiempo que no tenía relaciones con ningún otro hombre y Enrique era como caído del cielo. Me levanté y le hice cerrar las piernas, a continuación me senté encima de sus muslos, bien pegadito a su culo y puse mi verga entre sus glúteos como si de los pechos de una mujer se tratará, empecé a moverme hacia delante y hacia atrás, me estaba haciendo una pedazo cubana con su culo hasta que Enrique me pidió más guerra, le pregunte si era virgen a lo que me contestó que no, no solía alternar con tíos ya que esta casado pero que cuando iba de viaje, que no era muy habitual, intentaba montárselo con alguien de la sección de relax de los periódicos. No le di mayor importancia y agarre un preservativo de la mochila, me coloque delante de él y le dije que me la mamara un poco, cuando mi polla estuvo bien mojadita le coloque el preservativo en la boca y con un par de movimientos pélvicos coloqué a mi verga el preservativo, a la vez que se la metía hasta la campanilla. No le gusto mucho esto, pero se lo comió todo y yo no le hice esperar mucho más. Con las mismas, me levanté y me fui a apoyarme de rodillas entre sus piernas, hizo ademán de querer darse la vuelta, tuve que propinarle un azote para indicarle que continuara en esa posición, seguidamente agarre el tubo de crema prot
ectora solar y le unté un buen chorro de crema en todo el ano, con lo que me quedo en la mano lubrique un poco más el condón que llevaba puesto. Abrí más mis piernas obligando a enrique a abrirse más, hasta el punto que dejo casi al descubierto aquel pequeño botón sonrojado, sin más, situé mi capullo en su ojete, presioné unos instantes hasta que su ano comenzó a ceder y dar entrada a mí ariete. Enrique no pudo aguantar más y dio un grito-gemido de dolor y a la vez de placer, le agarre de la cabeza y le dije que mordiera la manta, que apretara los músculos de la cara, que ya la tenía dentro y que pararía hasta que se le pasase el dolor. En breve, sus manos me dieron la señal para que empezara con el mete saca, me agarro, como buenamente pudo de los glúteos y apretaba hacía si, quería que iniciara la sodomización. Choc, choc, choc, choc… sonaban nuestros cuerpos cuando golpeaban el uno contra el otro. Enrique ya más relajado tenía las manos haciendo de almohada y yo le soplaba en la nuca para verle aquellos rubios vellos ponerse de punta y saber que estaba disfrutando. Poco más, tarde en eyacular dentro de su culo, dos o tres embestidas y el preservativo se inundo con todo mi semen. Tarde unos minutos en sacarla, quería que disfrutara un poco más de mi verga, cuando la saque me quite el condón y le restregué mi capullo aún húmedo por el esfínter totalmente dilatado y enrojecido.
Exhausto me derrumbe junto a él y le dije que le tocaba, que intentará follarme suavemente, yo al contrario suyo llevaba seis años sin conocer rabo. Enrique me contestó:-No te preocupes, yo no sé hacer tantas florituras pero te aseguro que te va a gustar. Primeramente que hizo chupársela un rato mientras con una mano que propinaba una generosa cantidad de crema protectora solar, haciendo la vez de lubricante y dilatador junto con uno de sus dedos de currante, enormes quiero decir. Segundo, me colocó a cuatro patas, con las piernas bien separaditas y él se dirigió a mi grupa. Yo estaba nervioso y deseaba tenerlo pronto dentro de mi, no tardó mucho, su polla empezó a tocarme el culo en busca de mi ano, en centésimas de segundo ya lo había encontrado, presiono y comenzó a introducirse. Sin llegar a metérmela del todo, Enrique me cogió de las caderas y me obligó a sentarme poco a poco sobre su polla, el se había ido sentando sobre sus talones y así quedamos los dos, yo como si estuviera sentado de rodillas con las piernas alrededor de las suyas y él en el medio, si quería más rabo yo debía sentarme más y si él quería introducirla, tenia que elevar su pelvis y arrearme más chicha. No quiso hacer más larga la espera y como si de un martillo compresor se tratara, empezó un mete saca en serie que creí que todas mis entrañas iban a salir cuando me sacará su herramienta. Quince o veinte minutos más y noté como llenaba el preservativo a la par que agarraba mis caderas y me apretaba junto a él. También tardo unos segundos en sacarla, cuando lo hizo me puso la polla en la boca para limpiársela.
Nos tumbamos un rato sin hablar, allí sobre la manta, inundados de sol, sudorosos. Finalmente nos vestimos y cada uno cogió su coche no sin antes emplazarnos en vernos otra vez para tomar el sol, espero haga buen tiempo para llenar la alberca de agua y poder echar un polvo acuático.
Espero vuestras opiniones y sugerencias.
Autor: Alberto
ALBERTOSPAIN ( arroba ) terra.es
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