Roberto de cincuenta y tantos, contextura gruesa, no muy alto con una incipiente calvicie, así podría describir al hombre con el cual una tarde de verano, en la intimidad de su cabaña, nos entregamos al placer.
El por su apariencia física no promete mucho, pero lejos de eso, es un excelente amigo, buen marido y excelente padre, cuando nos encontramos esa tarde fue para juntarnos a jugar una partida de pool, además de mi cuñado y un primo.
Como no llegó nadie me pidió que lo acompañara a su cabaña de campo a unos kilómetros de la ciudad para ver como iban las reparaciones que estaba haciendo en la cabaña.
Cuando llegamos nos dirigimos al interior de la parcela, para pasar a la casa, comenzó a revisar de inmediato los trabajos que habían realizado ese día los albañiles, llegamos hasta la habitación más amplia que era el dormitorio principal con unos ventanales muy amplios que daban hacia un lago maravilloso, por supuesto la cama también lo era, la habitación ya estaba terminada solo faltaba estrenarla, fue su comentario entre risas.
La atracción que sentía por él, no era casual, y creo que él tampoco, ya en algunas ocasiones habíamos conversado ese tema tan tabú, de relación que se podría dar entre dos hombres, nos sentamos al borde de la cama y por un rato nos quedamos contemplando el lago a través de los ventanales sin decir nada, hasta que de pronto Roberto se gira hacia a mí para acariciarme la pierna.
Colocando una mano detrás de mi cuello, me tendió hacia atrás y sin oponerme quedamos de tal manera que quedó tendido de costado y metiendo una mano en mi bragueta comenzó acariciar mi pene, logrando que tuviera una erección, al ver mi erección me pidió que me quitara los pantalones, no solo hice eso sino que me desnudé completamente.
Al verme entusiasmado hizo lo mismo, entonces se acercó a mi cara y me besó, le correspondí entrelazando mi lengua con la suya, la respiración de ambos se agitó, abrazados comenzamos acariciándonos mutuamente, debo decirles que tenía un pene muy robusto y vigoroso, mi calentura iba en aumento.
Me hizo sentar nuevamente y metiendo su cabeza entre mis piernas me comenzó a chupar el pene, lo hacía tan bien, me recalentó, yo también quería tener su pene en mi boca, sentir ese glande, que parecía que iba a reventar, no se hizo rogar, colocándose frente a mí con las piernas abiertas, me llevé su vigorosa erección a mi boca, con mi lengua recorrí todo su pene, sus testículos.
Mi cuerpo quería algo más, quería sentirme posesionado por ese hombre, dejé su miembro por un momento me subí a la tenía entre mis nalgas, tomó una de mis piernas con las manos y la elevó, sintiendo más fuerte ahora su penetración, su respiración y la mía eran más fuertes, lo mismo que mis quejidos, mientras sentía como gruñía y resoplaba detrás mío.
Sus embestidas por un momento bajaron su intensidad, y a ratos me daba más rápido, ¡ooppps! salió su pene, pero ya estaba relajado y su pene nuevamente entraba con facilidad… – que rico me lo haces…, (y giraba mi cara para que me besara, su lengua me refrescaba) – siiii, así, ummm…, (y me lo daba más rápido, sacaba su pene de mi agujero, para tomar aliento) – no te detengas, le susurraba, cógeme, papito…
Me gira, para que me tendiera boca abajo, y abriendo mis piernas con las suyas, siguió cogiéndome, mi trasero soportaba sus embestidas, comenzó a venirse, pues sus embestidas se hicieron más rápidas, y yo quería gritar, me incorporé quedando en cuatro patas, me tomó por las caderas, diciéndome…guacho te voy a llenar el culo de leche ahora, y con una exclamación, se vino con todo, inundando mi recto de semen, mientras yo le trataba de extraer todo, con mis enculadas, así, así, así, papito…, con los dientes apretados.
Cuando me di cuenta ya la tarde caía sobre el lago, y tenues rayos de sol inundaban la habitación, mi cuerpo saciado buscó descanso en los brazos de Roberto, este suavemente terminó por mastur
barme, pero quería más, esa tarde quería todo y ya entrada la noche otra vez me encularía entre las piernas de Roberto.
Autor: Cas34xiir cas34xiir ( arroba ) hotmail.com