Gay. Un día súper excitante en la sauna.
Aquel día, en la mañana, estuve muy nervioso. No me concentraba en mi trabajo y a mi mente venían, una y otra vez, imágenes de chicos lo que me provocaba una sensación de deseo muy grande.
Llegada la hora de marcharme, y una vez en mi coche, decidí relajarme. Pensando como hacerlo y llegué a la conclusión que lo mejor sería tomar una sauna.
Llegué en unos 30 minutos, saludé al encargado, pagué, tomé la toalla y las playeras, me dirigí al vestuario, no había nadie en aquel momento aunque deseaba desvestirme ante las miradas de alguien, deposité mis pertenencias en la taquilla, cerré y salí a pasear por las instalaciones.
No suelo ser habitual de las saunas, solo voy en contadas ocasiones. Me acerqué a las duchas y entré dispuesto a sentir el agua sobre mi piel. Cuando lo hacía entró un chico mas o menos de mi edad (yo tengo 49 años), al igual que lo había hecho yo, se quedó desnudo. Descaradamente miró hacia mi entrepierna lo que me permitió devolver de la misma manera la mirada, ambos sonreímos y comenzamos a hablar. Le pregunté si llevaba mucho tiempo allí y si me podía decir que tal estaba el ambiente. Me contestó que ya se marchaba y que no había mucha gente pero que la poca que había estaba muy bien. Le comenté que era una pena que se marchase ya, y mirando a su pene (tendría unos 13 cms en reposo, el mío llega casi a esa medida en erección) me eché a reír. El se disculpó pero acercándose a mi ducha se abrazó y me besó. Yo bajé mi mano tomando aquel miembro suyo y lo acaricié, mientras sentía sus manos apretando mis nalgas. Nos separamos y ambos nos despedimos deseando volvernos a encontrar.
Me sequé y salí a la sala de la tela, la película era una de tantas, por lo que opté por pasar por las cabinas individuales, ninguna de las ocupadas estaba entreabierta, por lo que me dirigí al laberinto del cuarto oscuro. Guiándome por la pared entré y lo bordeé hasta que tropecé con alguien que aprovechó para tocarme el pene. Me pegué literalmente a él. Bajé mi mano para tocarle el suyo y mi sorpresa fue mayúscula al encontrar que tenía los pantalones puestos, inusual en la sauna. Subí mi mano a sus tetillas y comprobé que estaba sin ropa de medio para arriba. El olor que desprendía era muy agradable por lo que busqué su cara y sobre todo su boca que me ofreció para besarnos. Fueron infinidad de besos largos y prolongados, mi excitación iba en aumento y la de él también pues pegado a mí notaba como su miembro crecía apreciando que era de un tamaño similar al mío. Pasé mis manos por su espalda y llegué a sus nalgas, eran grandes y apretadas. Abrí mis piernas invitándolo así a que pegara sus muslos a los míos, pero no lo hizo. Intenté acercarlos yo y fue cuando mi sorpresa fue inmensa, pues su muslo era rígido, duro, fue cuando me di cuenta que llevaba una pierna ortopédica.
El percibió mi sorpresa e intentó separarse de mi, fue cuando al oído le dije que no existía ningún problema, que me excitaba mas siendo él así. Noté que se volvía a relajar y volvimos a fundirnos en otro gran beso. Me pidió que abandonáramos el cuarto oscuro y fuéramos a una cabina. Lo tomé de su pene y apoyándose en un bastón canadiense, salimos a la busca de una vacía.
Al salir al pasillo, y con la luz tenue, pude observarle mejor. Tendría como unos 47 años, robusto, sin llegar a grueso, pelo rizado, bien cuidado, torso fuerte con tetillas prominentes (no tanto como las mías), anchas caderas, culo inmenso, ojos marrones al igual que yo, cara y mirada muy agradables.
Entramos en la cabina, nos quedamos los dos de pié, muy pegados. Noté que no dejaba su bastón, por lo aproveché para intentar que lo dejara mientras nos besábamos, se resistió un poco, pero besándole su cara y hablándole le tranquilicé. Tomé el bastón y lo apoyé, dejándolo cercano a su mano, creo que esta forma
de actuar por mi parte, le relajó un poco más. Seguíamos acariciándonos muy abrazados, explorándonos mutuamente. Le besé sus tetillas, el las mías, chupándolas con frenesí y retorciéndonos los dos. En cuanto pude mis manos fueron a su cintura y comencé a desabrochar su cinturón. Abrí el botón del pantalón y bajé lentamente la cremallera, cayendo hasta la mitad de su muslo, allí donde la prótesis era mas gruesa.
Quedándose el en pié yo me senté y ayudé a que su pantalón bajara hasta los tobillos. Aproveché para acariciar la zona en que su muslo entraba en aquel artilugio. Volví a incorporarme y metiendo mi muslo entre los suyos volvimos a abrazarnos y a buscar con nuestras lenguas las bocas abiertas que se fundieron de nuevo.
Mientras el quitaba la toalla que rodeaba mi cintura, yo metí por detrás mi mano y bajé cuanto pude su slip, quedándonos a los dos nuestros penes al aire, el mío duro como un hierro el suyo semierecto. Tomó mi pene y comenzó a frotarlo con el suyo. Le pedí que nos sentáramos, su pierna izquierda pegada a la mía, su prótesis (la izquierda) al otro lado. Tomé su pene y lo acaricié. El se agachó llegando con sus labios al mío, lo besó lo saboreó y metiéndolo en su boca chupó con suavidad al principio, fue, poco a poco intensificando el ritmo, succionando con fuerza. Se separó y me pidió que me pusiera en pié, pues estaba incómodo. No dudé en hacerlo. Volvió a meter mi pene en su boca, pasó sus manos por mi espalda a la altura de mis nalgas y apretándolas con firmeza chupó con delirio. Poco a poco noté como sus manos se acercaban a mi raja, Yo acariciaba y metía mis dedos en su pelo. Él seguía acortando camino en aquel viaje de sus dedos hacia mi ojete. Yo estaba ya a punto de correrme y se lo dije, le pedí que dejara de chupar tan fuerte y con tantas ganas que lo hiciera mas lento, pues deseaba retrasar lo mas posible el gran momento.
Percibiendo él mi estado de ánimo, concentró sus energías en mi culo. Metió su dedo anular y me sentí lleno, como si de una polla se tratara luego vería que le faltaba la primera falange del dedo índice y del anular. Aquello se movía en mi interior de una manera muy especial, rotaba, entraba y salía, hacía que me menease de una manera muy peculiar a la par que mi cuerpo se apretaba mas y mas con aquella boca que comenzó de nuevo a chupar con ahínco y fuerza, susurraba y le pedía mas fuerza a sus chupadas, a la vez que le rogaba mas y mas rapidez en el entrar y salir de su dedo. Así de esta manera le advertí que estaba a punto de correrme, él no contestó se limitó a acelerar en ambos sitios y apretar sus labios mas fuertemente hasta que logró que mi leche brotara una y otra vez, llenándole su boca, resbalando por la comisura de sus labios…………..FUE MARAVILLOSO, mis convulsiones eran incontrolables.
Me senté de nuevo a su lado y acaricié sus huevos y pene con delicia mientras nos besábamos una vez mas, probando aquel néctar que inundaba su boca. Llevó mi cabeza hasta su pecho, la acerqué a sus pezones y los besé, los lamí y los chupé, intentando apretarlos con avidez, su pene comenzó a reaccionar, pero sin llegar a ponerse duro, se lo comenté y me respondió que raras veces llegaba a ponérsele duro. Aún así, bajé hasta sus huevos y los introduje en mi boca, los saqué y tomé su pene, chupé, noté su olor a sexo, pero no logré en ningún momento que acabara de endurecer y menos aún que eyaculara.
Seguimos jugando y disfrutando los dos, cada uno a su manera. Le pedí que me dejara besar su muñón, contestándome que por ahora no se lo pidiera, traté de convencerlo pero no se doblegó a ello.
Tenía que marcharse, ya que el es un hombre casado. Le dije que me gustaría volverle a ver, le invité a mi apartamento, le di mi teléfono, contestándome que tal vez nos volveríamos a encontrar. Le acompañé hasta el baño, quería orinar. Me coloqué tras él y fui yo quien le sujeté su pene mientras me pagaba a su culo, orinó, se
la sacudí y la introduje en su slip, cerrándole la cremallera de su pantalón. En la puerta de los baños, nos abrazamos una vez mas, nos dimos un beso y nos despedimos.
Yo procedí a darme una ducha, vestirme y salir hacia casa durmiendo aquella noche como hacía días que no lo hacía…………..la sauna me había relajado.
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