Mi nombre es Jose, tengo 24 años y soy profesor de educación física. La historia que estoy por contarles me sucedió el pasado verano, pero cambié los nombres. Resulta que como soy profesor en verano no tengo obligaciones de trabajo porque las escuelas están en vacaciones. Una tía, (Diana), me dijo que la entrenara para bajar de peso y ponerse en forma para poder lucir los trajes de baño por lo menos en la otra mitad del verano. Por supuesto me dijo que me iba a pagar así que accedí. Llegó el primer día y lo primero que le dije era que teníamos que poner metas, objetivos, entonces apuntamos sus medidas y su peso.
No tengo idea de para que quería entrenar ya era una señora sexy y de buen físico. Empezamos el entrenamiento, todos los días corríamos, hacíamos abdominales, etc, todo el programa que le había diseñado. Pasaron 4 semanas y ya se veían resultados en su cuerpo, era más firme y perdió unas pequeñas llantas que tenía. Sin darme cuenta nos habíamos vuelto muy amigos, casi como confidentes, como que nos era normal estar uno junto al otro. Yo por supuesto que aprovechaba cuanta oportunidad tuviera para tener una mejor visión de sus tetas o de su culo, es que Diana estaba bien buena, imaginen esto: una mujer de 36 años, pelo negro, tetas operadas inmensas, y un culote que sorprendía, y para mejorarla un mes de duro entrenamiento. Estaba echa una diosa.
– Bueno tía, creo que ya estamos logrando las metas. – Si, me siento de maravilla. La pesé, la medí y luego le dije – Bueno ahora la prueba de fuego, te compré un bikini para que luzcas la figura. Ella estaba encantada, lo tomó y se lo fue a probar, el día anterior fui a las tiendas a buscar el bikini más pequeño que pude encontrar, era dorado, y ya no podía esperar verlo puesto en ese cuerpo. Mi tía regresó y dijo – eres un pícaro, este y apenas me cubre lo necesario. – Vamos tía, no has pasado por tanto ejercicio para ponerte un traje de una pieza.- es cierto, bueno que te parece?. dio unas vueltas modelando – creo que te vez increíble.- gracias, no puedo esperar para lucirlo en la playa, me hace sentir tan sexy.
Yo solo tenía ojos para ese espectáculo, el triangulo dorado que tapaba su raja era tan bajo que solo podía significar que se rasuraba totalmente, el hilo recorría su cadera perdiéndose en ese par de nalgas tan increíbles y sus tetas prácticamente estaban por reventar el top que apenas y cubría sus pezones. Inmediatamente se me paró la polla, así que me senté para disimular.
– Jose pues yo también tengo un regalo para vos.Sacó una bolsita y me la dio, metí la mano y saqué un traje de baño de los que usan los nadadores, era blanco. – Es que te conseguí un trabajo como instructor de natación en el club campestre así que ya tienes que ponerte.Le agradecí pero ella dijo- Ve y pruébatelo, quiero ver como te queda.
Yo todavía estaba con la erección así que me negué pero ella prácticamente me llevó a empujones al baño. Una vez que ya me lo había puesto me miré al espejo, mi erección era demasiado evidente y para peores el blanco permitía cierta transparencia, me armé de valor y salí a modelarle el traje de baño. Tan pronto me vio su mirada se fue a mi entrepierna.
– Que te parece? le pregunté. – Creo que te queda estupendo, vas a conseguir muchas novias este verano. Lluego siguió diciendo. – Especialmente si vas así como estás en este momento, e hizo una seña de mi dura polla. – No me molestes, esto fue por verte en ese bikini.
Ella sonrió y me dijo que no había problema, yo me acerqué a ella y la tomé de la cintura y la pegué a mi cuerpo, ya no podía soportar más verla así y no tocarla, le di un pequeño beso en sus labios como probando su reacción. Ella me miró y dijo:
– Yo también te deseo pero esto no puede pasar, yo s
oy tu tía!.- vamos Diana, solo por esta vez, nadie tiene que enterarse. le tomé una mano y la puse en mi polla para que sintiera lo duro que estaba. – Bueno, solo por esta vez. ella empezó a masajearla mientras yo zafaba su top. – que par de tetas más ricas.- gracias mi vida, y ahora son tuyas.
Las empecé a besar y a jugar con sus pezones duritos y grandes, ella me indicó que me quitara el traje- siéntate en el sillón que te voy a dar la mamada de tu vida.Así lo hice, ella se acercó y se hincó frente a mi, y tomo mi polla con sus manos, comenzó a masturbarme y a golpearla con sus tetas.
– ¡Que grande!, y es toda mía.
No es por mentir pero me enorgullezco de los 20 cm de polla que tengo.
– Ya cállate y chupa perra.
Me miró sorprendida pero parecía que ese lenguaje le excitó más, ya me chupaba la polla como nunca otra mujer lo había hecho, usaba su lengua, sus dientes, en fin me tenía extasiado, yo estaba con los brazos estirados en el sillón solo disfrutando de esa vista. Ella se detuvo antes de regarme, así que mi erección solo empeoró.
Tomé a mi tía con rudeza y la puse de cuatro patas inclinada en el sillón, me coloqué detrás de ella y empecé a chupar su coñito, esos labios de mi tía eran fabulosos, los recorría con mi lengua y la penetraba con ella. Tras un rato le empecé a chupar el culito…
– Ahhhh! Que rico, nunca me lo habían comido antes, sigue, si…
Tras un rato ya no podía más, me puse en pie y coloqué la cabeza de mi polla en la entrada de su culo y empecé a introducirla despacio…
– Mmmmm, aaaahhhhhh, ¿que haces? ¡Detente me vas a matar!
Yo seguí hasta meterle los 20 cm, empecé a sacar y meter, ella gritaba y gemía, parecía que ya estaba disfrutando de mi polla en su culo.
– ¿Te gusta puta?. – ¡Siiiiiiiiiiiiiii!, ah, soy una puta, cogéme…
Ya para ese momento mis movimientos eran no rápidos pero si fuertes, en cada arremetida procuraba meterle todo mi instrumento. Tras un rato así la saqué.
– Ahora quiero que me la chupes y me limpies la polla.
Ella ni lo pensó, solo la tomó y se la introdujo en la boca, estaba hincada frente a mi mientras yo me encontraba de pie, ella sin previo aviso rodeó mi culo y me introdujo un dedo, se sentía increíble no era algo que hubiera sentido en otras ocasiones.
– Te gustó ¿Eh?. y me metió dos dedos seguimos así…
Luego me senté en el sillón ella se colocó sobre mí y me empezó a montar, sus tetas eran objeto de mis mordiscos, deseaba arrancarlas y estirarlas tan fuerte como pudiera…
– Tía quiero regarme dentro tuyo.- Claro mi amor, dame tu leche, lléname toda!
Y así fue, mi polla estalló sin más que decir y llenó su conchita de semen. Ambos caímos contra el sillón extasiados por semejante experiencia, y no s besamos.
Ese día le pegué dos polvos más, y prometimos no decirlo a nadie, sin embargo seguimos cogiendo siempre que podemos, inclusive ella me pidió que desvirgara a mi primita pero ese es otro relato.Si es que les ha agradado este, sus votos dirán que continue…
Autor: Jose