Mi madre me dice, escóndete ahí, en el rincón del armario y déjame hacer, y haremos todo lo que dices y también la enseñaremos a que saboree todo de ti
Tan pronto entro mi tía Esther, se puso a besar a mi madre, a tocar sus partes bajas, notando que las tenía ocupadas se excitó mucho más de lo que ya estaba; devoraba la boca de Beatriz, diciéndole, cuando venga Pascual, verás lo que es bueno, voy a hacer de ti una auténtica perrita para él.
Mi tía le decía a su hermana, mi madre, he cogido con tu marido, después de que tú me preparases la concha con tu boca él me la llenó con su leche, una y otra vez y me siento extenuada de placer, me siento preñada por él es lo que más deseo en este momento. Todo esto se lo decía a mi madre, presionándole la berenjena y el calabacín tratándoselos de introducir más en sus agujeros; y mi madre se dejaba hacer, sólo se resistía y presionaba, hasta hacerla chillar, los pezones de su hermana cuando esta trataba de extraer, la berenjena o el calabacín de su interior.
Esther se aplicó a sorber los jugos que salían del interior de mi madre, mientras mi madre le retiraba el calabacín que mi tía tenía en su concha, entre grandes suspiros de esta. Beatriz, se puso a comerle la concha a su hermana, llevándola a un nuevo orgasmo; introdujo primero un dedo, después otro, y después otro, en la concha de su hermana, hasta introducirlos todos, y a continuación introdujo su mano, hasta la muñeca; Esther pataleaba, lloraba, gritaba, gemía, y suplicaba ahora que la dejase, ahora que le diese más. Beatriz entonces le dijo, lo que necesitas es un buen cipote dentro, y Esther dijo dámelo ya no me hagas esperar más.
Mi madre le dijo, vamos a ir a la calle y vas a coger con el primero que encontremos y que te deje preñada; Esther respondió entre los estertores del placer que quería un hijo de puta. Entonces mi madre le dijo, pero primero te lo va a hacer el perro. Su hermana respondió, que me lo haga quien sea, pero que me lo haga ya, que me llene de leche.
Mi madre con gran habilidad, puso a cuatro patas a su hermana, sin sacar su mano de su coño y la hizo dirigirse hacia mí. Colocándola delante de mi cipote y diciéndole, ni se te ocurra levantar la vista, comete este cipote y todo lo que te dé; mi tía se corría de puro placer y yo la acompañaba. La oportuna intervención de mi madre me salvó; intervino diciendo, mi hermanita desea que riegues su boca, pero también desea que riegues su concha; entonces y de forma automática me orine en la boca de mi tía, que se lo tragaba todo mientras mi madre le decía, que no se te pierda ni una gota, si quieres la descarga en tu concha.
Saqué el cipote de la boca de mi tía para hundírselo en el coño, donde se lo agité, mientras ella pedía que descargara, que le hiciera un hijo de puta, que la preñase, pero que la inundase con mi leche. Yo crecido le dije, tienes todavía mucho que hacer y trabajar más todavía; eres una puta muy pasada y más usada todavía y yo necesito un virgo que romper; Esther suplicando, que le diese mi leche en su concha, me dijo que era la primera vez que lo hacía con quien no era su marido, y que su marido había sido el único hombre en su vida, hasta que ayer y hoy lo había hecho con mi madre y por teléfono con mi padre; que nadie había tenido su boca y mucho menos nadie se había meado dentro de ella; decía todo bordeando el orgasmo.
Entonces le dije si es así desvirgaré tu culo, se puso a llorar e histérica se apartó, diciendo eso no, eso no. Entonces mi madre, separándome se puso a comer su concha; la tumbó encima de la cómoda, de forma que sus brazos y cabeza colgaban por un lado y sus piernas por otro; apoyando en la cómoda, la zona de su espalda que iba de debajo de los omoplatos a la parte superior de sus nalgas.
Mi madre frotaba los pechos de su hermana con una especie de crema pegajosa, dándole mucho placer, luego dándole su concha a lamer, se puso a masajear la concha de su hermana, introduciendo dentro de la misma, aquella crema, con sus dedos incluso con su mano.
Esther estaba fuera de sí, me suplicaba que le rompiese el culo, que me corriese en su concha y que la preñase, que me sería siempre fiel
y que haría lo que yo le dijese.
Mi madre reteniéndole el placer, pero sin dejar de untarla con la crema, que no era otra cosa que miel; le dijo todo eso te lo tienes que ganar; pascual llamará dentro de un rato y querrá hablar contigo mientras disfrutas y llegas, tú te comportaras de modo natural y no dirás nada de Santiago; mientras tanto, quédate así, masajéate y úntate tú, demostrando como necesitas la corrida de Santiago en tu concha y dejándote hacer todo. Mi madre salió de la habitación, volviendo al instante con el Terranova, que se aplicó a lamer, la concha de mi tía, que se volvía loca de placer y mi madre se lo retenía a duras penas.
El Terranova, seguía comiendo de la concha de mi tía, y mi madre me situó encima de la cara de mi tía, de forma que mi tía me pudiese comer y chupar el culo, diciéndole a su hermana, esto me lo ha prometido a mi Pascual, pero nunca he accedido, pero tu chupa sorbe y saca algo de ahí: Yo creía volverme loco del placer que me estaba dando la lengua de mi tía en el culo: Mi madre muy lanzada, le puso el teléfono a su hermana, diciéndole, Pascual esta escuchando, dile lo que necesitas, y a mi me dijo suelta tu vientre, que coma, comerá todo, así lo hice y la boca de mi tía se llenó; oí como mi padre le decía que no se podía comer y hablar a la vez, él pensaba que era mi madre la que lo hacía en la boca de su hermana.
El Terranova subió chupando, del coño a los pechos de mi tía, de forma que esta se volvía loca, entonces mi padre dijo deja ya de comer y morreate con tu nuevo amante; yo me aparté de la cara de mi tía y me situé entre sus piernas; mi madre me la abocó en el culo virgen de mi tía, y esta nada más sentirlo chilló, romperme el culo, clavamela ya. Yo con un seco golpe se la introduje hasta el fondo, ella chilló, como una loca, no sé si de dolor, de terror, o de placer, a los segundos se corría, mientras comía el morro del Terranova, y recibía mi leche en la concha, ya que yo había desplazado mi cipote de su culo a su concha, al no poder retener por más tiempo mi leche dentro.
Mi madre le decía, no eres más que una perra, no eres más que una puta perra, que ya tiene dueño de por vida, y sin el permiso del cual no cogerá ya con nadie, pero no parará de coger con quien él le diga y cuando él le diga.
Mi tía respondió, soy la más perra de todas las putas, soy la más puta de todas la perras, y a partir de ahora sólo haré lo que me diga mi dueño, el que será el padre del hijo de puta que deseo tener.
Mi padre dijo muy bien, muy bien, dormir juntas, que mañana ya os despertaré. Mi madre le respondió lo que tú digas mi señor, cuando vengas podrás disfrutar de las dos e incluso cogernos para preñarnos. Mi padre colgó, creo que cuando se corría.
Mi tía volvía a estar fuera de sí de nuevo por efecto del placer. Su hermana la puso boca abajo en la cómoda, de forma que sólo apoyaba su vientre en la misma. Yo me situé delante de la cara de mi tía, introduciéndole mi cipote de nuevo en su boca y haciéndole que lo chupara; mi madre hizo que el perro la cabalgara por el coño y desde atrás. Yo del placer volví a mearme de nuevo en su boca; entonces mi madre le dijo a su hermana, ¿no quieres hablar con tu marido?, mientras mi hijo te coje el culo y derrama dentro de tu concha, para preñarte. Mi tía al borde de un nuevo orgasmo le dijo que sí.
Mi madre fuera de sí también, le dijo pues prepárate, y cogió el teléfono y se puso en contacto con mi tío; yo penetré a Esther por el culo, mientras se puso a hablar con su marido, diciéndole lo mucho que lo necesitaba y como lo deseaba; su marido estaba asombrado y le preguntó si estaba borracha, a lo que ella respondió que sí, pero de lo mucho que necesitaba de él. Me volví a correr dentro de su concha: Introduje mi cipote en su boca cortándole la conversación, me lo limpió de nuevo y me lo enderezó.
De nuevo penetre su culo, mientras me pedía más, y hablaba con su marido tiernamente; me volví a correr en su concha, me parecía imposible poderme correr tantas veces en un día y más imposible en tan corto espacio de tiempo. Esther estaba fuera
de sí, y entrecortando su conversación con su marido, pedía más. Volví a introducir mi cipote en su boca y a intervalos de la conversación me lo limpió y volví a obsequiarle con unas gotas de pis, las últimas, estaba completamente seco de todo, o al menos eso creía.
Mi madre, se planto delante de su hermana, que seguía hablando con el cabrón de su marido; me indicó que le cogiera los pechos y se los castigara, que apretara fuertemente sus pezones y sus pechos sin parar; puso el perro entre las piernas de su hermana, he hizo que la penetrara. Esther con el teléfono en la mano, sus pechos en mis manos, y el cipote del perro en su culo, mientras mi madre le sujetaba las piernas a la altura de su pecho, se corrió y acabó la conversación con su marido, buscó mi culo con su boca y se puso a ordeñarlo, de forma instintiva, mi ano se relajó con su lengua y soltó lo ultimo que quedaba dentro de mi cuerpo, con ello alcanzó un último orgasmo y perdió la consciencia.
Entre mi madre y yo la tumbamos en la cama, la rellenamos, es decir le introdujimos un pepino en el culo y una berenjena en la concha, la enfajamos y a dormir.
Mi madre estaba guerrera y quería más; pero yo en esos momentos estaba vació, y se entretuvo hablando.
Me contó como mantenía una fantasía, desde el principio de su relación con mi padre, en la cual cogía primero con mi padre de cualquier forma y en cualquier sitio. Habían ido en el coche al monte, a la playa, al parque, primero de noche y después de día, la hacía masturbar, en algunas ocasiones desnudar, y luego cogía con ella. Más tarde las fantasías habían subido de tono; hasta que en una ocasión, la había puesto fuera de sí, eran fiestas y había bebido, y la había paseado desnuda, en el coche, por el centro de un pueblo que estaba en fiestas; había permitido que un hombre subiera al coche con ella desnuda, y la tocase en su presencia, hasta acabar cogiéndola. Ese día y mientras el otro la cogía por la concha y se le corría dentro, mi padre le había desvirgado su culo. Se había quedado preñada y había tenido que abortar, después del aborto y durante la especie de cuarentena que había tenido que guardar; mi padre la había puesto a mil todos los días, con diversos juegos, hasta que un día toda llena de miel se encontró con la lengua del Terranova, que es muy parecida a la de un hombre, en su concha y en sus tetas, y una enorme necesidad de ser penetrada; lo hizo con el perro y mi padre lo gozó, hasta el momento que el perro se vino, segundos antes la separó e hizo que el perro se viniese en su cara. A partir de ese momento que mamó con ganas el cipote del perro, mamó el de mi padre también, empezando a beber su pis, y así hasta lo que yo conocía; ya que ella me había visto como les seguía y observaba.
Le dije que conmigo tendría que hacer algo igual o más, ella me dijo que lo deseaba. Yo crecido le dije que seria igual o más fuerte que con mi padre, que a partir de ahora, se quedaría preñada y pariría; y que con mi padre dejaría de hacerlo o lo minimizaría al máximo. Mi madre con lágrimas en los ojos me dijo que haría todo lo que yo le dijese o pidiese, y cuando se lo pidiese; junto con su hermana, que haría lo mismo que ella, seríamos un trío inseparable, que sí hacia falta dejarían a sus maridos.
No se como, pero se me había enderezado, la introduje en la concha de mi madre y descargué un nuevo rió de semen dentro de ella, que dócilmente me la limpió con su boca, hasta que solté mi pis dentro de su boca, y a continuación me lamió el culo, limpiando los restos de lo que le había dado a su hermana, le llené la boca de forma imprevista, y aquí mi mayor sorpresa, y la definición de una nueva relación. Cogió mi madre, con la boca llena de mis excrementos y se tumbo al lado de su hermana, y morreandose con ella, le trasmitió parte de su contenido diciéndole esto es lo que más nos une.
Sin quererlo, y gracias a las perversiones de mi padre, había obtenido un par de esclavas y realizaría unas fantasías sexuales increíbles.
Las dos hermanas mi madre y mi tía, se comían la concha, locas de placer hasta casi alcanzar el orgasmo, justo en ese momento las detuve, obedecieron sumisas.
Mi t
ía ofrecía su boca, para que se la utilizase, diciendo lléname con lo que tu quieras, pero déjame venirme, no puedo soportar esto ni un segundo más.
Estaba de rodillas, mi madre desde atrás, le cogía los pechos y presentaba sus pezones, enhiestos, cual lanzas preparadas para ser arrojadas.
Ver la cara de viciosa de mi tía y de mi madre, con sus aros en las orejas y los pezones de mi tía, y su concha abierta, a punto de romper, derramando cual un manantial chorros de flujo; le dije a mi madre que esa noche era la ultima que podíamos disfrutar de su hermana, antes de que regresara su marido, que la quería atada y bien atada en la cama; de forma que su sexo y sus pechos quedasen en oferta, sin que ella se pudiese mover; que quería su boca bien cerrada, de forma que no se le oyese una sola palabra.
Las hice vestir a las dos, les dije que fueran a la ciudad, antes de que cerraran el Sex-shop, no sabían donde estaba y se lo indiqué, que comprasen correas, cuerdas, mordazas y algunos vibradores de varios tamaños, una fusta, un azote, unas pinzas, unas cadenas, unas esposas y unos bodys de cuero que les ciñesen mucho más que aquellas fajas que tenían.
Les dije que si no traían todo lo que les decía, que se atuviesen a las consecuencias.
Esther dijo que ella no tenía dinero para pagar todo aquello, y que para un juego era demasiado. Mi madre me besó en al boca, y se dirigió a su hermana, se morreó con ella, apretó sobre su concha, hasta que Esther se arrodilló delante de mi, babeando, suplicando que la llenase, que me ofrecía su boca, pero que le llevase de nuevo al orgasmo, que le diese mi leche en su concha, que quería ser mi puta, mi perra; perdía la razón. La levanté, y le dije traes los juguetes, pagas con tu tarjeta, que se entere tu marido de lo puta y perra que eres; y añadí, os pasáis por la farmacia a la vuelta y compráis material para curas, un par de agujas de coser e hilo de sutura, y una lavativa completa.
Mi madre cogió a su hermana del brazo y le dijo, cuanto antes salgamos, antes llegaremos y se dirigió a la puerta de salida.
Todavía oí a Esther, decir camino de la calle, que le daba mucha vergüenza y mucho miedo todo; mi madre le dijo: ¿quiéres repetir el placer de hoy?, a lo que mi tía respondió: «no renunciaré a él por nada del mundo», entonces mi madre le dijo, pues andando a hacer las compras, para disfrutar de la noche. Y no te preocupes de si coges con el perro o con mi hijo, preocúpate de gozar y no pienses que harás cuando estés preñada, disfruta buscando quedarte, goza dejándote someter, sometiéndote a tu nuevo amo y el placer será el tuyo.
Con Pascual has gozado, lo que jamás habías gozado con tu marido, y con Javier, puedes gozar muchísimo más todavía, no te preocupe ser su esclava, preocúpate de que te use y te dé placer, yo te aseguro que harás todo lo que te pida, como si te lo mandase, preocupándote de su placer, mucho más que del tuyo propio, porque sólo conseguirás llegar al orgasmo con su placer. Y no Olvides que dolor o placer, serán irrelevantes, lo realmente importante será su placer
Autor: maestro666
maestro666 ( arroba ) mixmail.com