Debo aceptar que el momento en que mi familia se enteró que yo era gay fue muy duro. Aunque ellos me entendieron y apoyaron desde entonces la verdad es que no la tuve fácil. Mi madre me abrazó y lloró un poco, mis hermanos, uno mayor que yo y el otro menor que yo, se veían el uno al otro mientras yo les daba la noticia y salieron de la habitación justo cuando terminé con mi monólogo. Mi papá estuvo muy serio todo ese tiempo, y sin decir nada se llevó la mano a la barbilla, aparentemente no podía creer lo que le estaba diciendo. Aún así se levantó de su silla y me abrazó. Después de eso nadie tocó el tema por un tiempo, tiempo durante el cual yo no me sentía cómodo haciendo comentarios sobre chicos, lugares o cosas por el estilo que me gustaban, pero que pertenecían al mundo gay.
Fue hasta una vez en la que salí con mis hermanos de fiesta y ellos mismos me incitaban a que me acercara a otros chicos. No pasó nada más esa noche, pero al día siguiente, durante la comida en la que estábamos los 5 juntos, se mofaban de mí.
-¡Parecía un venadito que no sabe caminar!-dijo uno de ellos, describiendo el momento en que me acercaba a un chico para platicar y bailar
Mi primera reacción a estos comentarios fue ver cómo era que mis padres reaccionarían ¿Suprimirían el tema? ¿lo aceptarían?¿darían su opinión?¿mi padre saldría furioso del comedor?
-¿Ya se te olvidó cuando trajiste a tu primer novia a la casa?-Le dijo papá a mi hermano mayor, quien al instante se puso rojo de la vergüenza. Resulta que la primera vez que trajo a su primer novia, cuando él tenía unos 15, no había reparado en decoraciones románticas por todo el lugar, que la primera reacción de la chica fue de espanto…
Papá me miró y me guiñó el ojo
-No le hagas caso a este cabrón… -dijo. Mi madre, que estaba aún de pie sirviendo los alimentos en una vasija que pondría al centro de la mesa no pudo evitar sonreír
Me dí cuenta que ya me habían aceptado.
Con el tiempo, comencé a desarrollar un gusto por los hombres mayores, y como cualquier chico de 16 años comencé a fantasear, en mi caso, con maestros de la escuela, o con hombres atractivos que me creaba en mi imaginación.
A pesar de mi edad nunca había tenido relaciones con un hombre, el hecho de que habia estado ocultando mi homosexualidad hasta la edad de los 16 me impedía tener encuentros con otros hombres homosexuales ya que me aterraba la idea de que mi familia lo descubriera de una manera no grata, así que cuando por fin llegó el momento yo la verdad que estaba aterrado.
Sin embargo, por cosas del destino resulta que mi primera vez fue con el hombre de mis sueños, a quien había descubierto apenas unas semanas antes, y poco menos de un año en que yo había aceptado mi condición de hombre gay.
Era un hombre mayor que yo, macho, a quien le había estado contando todo tipo de confidencias que a mi familia no podía, o no me sentía cómodo contandole, así que él me entendía y yo me sentía seguro con él. No me pedía nada a cambio, jamás me hizo ninguna propuesta indecorosa ni nada por el estilo, simple y sencillamente me brindaba su compañía y el espacio para que yo me desahogara.
Fue hasta una vez que estuvimos platicando, solos en la habitación, recostados en la cama, cuando me armé de valor y le conté que él era el protagonista de muchas de mis fantasías.
-¡Pero soy mayor que tú! deberías intentar con alguien de tu edad
-Me da miedo quedar como un tonto porque no tengo ninguna experiencia
-Yo tampoco sé mucho de esas cosas, pero te puedo ayudar porque te amo
Esas palabras resonaron en lo más profundo de mi ser
Me acerqué y lo besé, él me respondió el beso y con sus brazos anchos me sostenía a su lado.