La habitación es muy oscura y en medio de ella hay un caballete, que me hace pensar que seria formidable para nuestros encuentros fortuitos y placenteros…
Tras el primer azotamiento público, y la posterior salida de Miguel, varios grupos se han movilizado para protestar enérgicamente contra el programa. Durante horas, se han manifestado delante de la sede de la productora sin recibir respuesta alguna. Después de ver cómo la productora hacía oídos sordos a estas protestas, estos grupos han decidido emprender acciones legales contra el programa. Muchos de los familiares de los concursantes forman parte de estos colectivos.
Lo que mucha gente desconoce es cómo va a acabar todo esto.
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«Hola a todos.» – dice Ramón con una sonrisa de oreja a oreja. «Se les ha hecho larga la espera? No se preocupen más porque ya está aquí el resumen diario de su programa favorito.» «Hoy, en nuestro resumen diario, veremos dos nuevas instructoras en acción. Celia y Selena.» – explica Ramón como si estuviera contando un secreto. «También veremos lo afortunados que han sido algunos de nuestros concursantes al poder dormir en las habitaciones de las dóminas. Ah! Y también veremos las primeras nominaciones.» «En el primer video de hoy, veremos cómo Celia comenzó a ejercitar los músculos de nuestro concursantes. Por lo que podrán ver, no estaban muy en forma. Por otro lado, Selena los introdujo en el maravilloso mundo de la resistencia al dolor. A que están deseando verlo?» Ramón está cada vez más suelto y desmelenado. Pronto, alguien de dirección le avisará para que se controle más.
«Venga. No les hago esperar más. Ahí lo vemos.» – dice antes de dar paso al video.
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«Más abajo!» – nos grita Celia.
En medio del jardín, con todo el sol cayendo sobre nuestras espaldas, Celia nos está instruyendo haciendo ejercicio físico. Ahora, nos está haciendo hacer flexiones. Yo ya comienzo a estar cansado aunque apenas llevamos cinco minutos. No estoy acostumbrado a hacer ejercicio periódicamente y eso se nota.
Por otro lado, Belén y Miranda toman el sol relajadamente después de haberse tomado un baño en la piscina.
Seguramente, Celia nos ha colocado expresamente mirando hacia Belén y Miranda. Para que observemos sus cuerpos casi desnudos mientras se doran al sol. Mi pene comienza a estar demasiado apretado en el taparrabos.
«Y veinte!» – decimos en alto. A parte de tener que hacer las flexiones, hemos tenido que contarlas en voz alta. Caemos rendidos al suelo.
«Diez segundos para descansar.» – dice Celia. Belén y Miranda ríen abiertamente. Eso duele, estar cansado y que se rían de ti.
«Vamos! Arriba holgazanes!» – nos grita Celia a los cinco segundos. Más vale obedecer si no queremos ser azotados por la fusta que lleva en la mano. Y Celia no es que de flojo precisamente.
«Veinte flexiones más.» – sentencia Celia de manera inflexible. «Ya veréis mañana las agujetas que vais a tener.» «Venga! Arriba!» – nos grita.
«Una!» – decimos todos a la vez.
Noto como corre el sudor por mi espalda. «Espero que nos dejen un poco de jabón para ducharnos.» – pienso.
«Vamos, inútil! Arriba!» – le grita Celia a Sergio que ya está rendido. Con muchas dificultades, Sergio consigue alzarse.
«Ah!!!» – se oye de repente. Es un grito que proviene del interior de la casa. Nos deja a todos paralizados. Bueno, todos menos las dóminas que tienen una sonrisa dibujada en la cara.
«Veo que Selena se lo está pasando bien.» – dice Celia.
«No lo sabes tú bien.» – le dice Miranda. Belén sonríe, se coloca de nuevo las gafas de sol y se vuelve a echar en la hamaca.
En ese preciso momento, recuerdo sobre qué instruía Selena. Sobre resistencia al dolor. No suena muy bien, la verdad. Tengo ganas de que llegue la noche y mis compañeros me expliquen qué es lo que han hecho con Selena. Sea lo que sea, seguro que no tengo ganas de p
asar por ello.
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«Qué? Intrigados por lo que pasó en el interior de la casa?» – dice Ramón haciéndose el interesante. «Pues no se preocupen por qué mañana lo veremos.» «Ahora, veremos las primeras nominaciones del concurso. No se las pierdan porque verán una nueva manera de nominar en el mundo de la televisión. Sencillamente genial. Ahí lo vemos.» – dice muy sonriente y con los ojos bien abiertos.
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«Gabriel! Al purgatorio.» – dicen de repente por megafonía. Yo tardo en reaccionar y en ver que, efectivamente, me han llamado a mí.
«Tú eres Gabriel, verdad?» – me dice Celia.
«Sí. Sí, soy yo.» – digo tartamudeando.
«Pues a qué esperas? Ve!» – me dice de malas maneras.
«Pero… es que no sé dónde está el purgatorio, Señora Celia.» – le digo temeroso.
«Ah, es verdad. No os hemos enseñado dónde está.» – se da cuenta Celia. «Bueno, pues yo te llevo.» «Chicas, podéis vigilarme a esta panda de inútiles?» – les pregunta Celia.
«Claro, Celia. Sin problema.» – le responde Miranda.
«Vamos, sígueme.» – me ordena Celia.
«Sí, Señora Celia.» – respondo.
Gateando, sigo a Celia hacia el interior de la Casa. De nuevo, me retuerzo de dolor al hacer contacto mis rodillas con el duro suelo.
«No te retrases.» – me dice Celia.
Me lleva hacia el otro lado de la casa. Ahí no he estado nunca. Hay un breve pasillo. Por lo que puedo observar hay dos habitaciones. Una al lado de la otra. Celia se para en la primera y abre la puerta.
«Adentro.» – me ordena.
«Sí, Señora Celia.» – respondo sumisamente.
La habitación es muy oscura, sucia diría yo. En medio de la habitación, hay un caballete de los que se utilizan para aguantar mesas. En la pared enfrente del caballete, hay un espejo. Supongo que hay detrás habrá una cámara.
«Súbete al caballete.» – me dice una voz grave claramente distorsionada. Yo simplemente obedezco y me subo al caballete. «Espera a que venga el verdugo.» «El verdugo? Purgatorio? La verdad es que no suena nada bien nada de esto.» – pienso mientras observo la habitación.
No tarda en entrar alguien en la habitación. Se trata de Judith. Vestida de cuero y con fusta en mano.
«Hola, Señora Judith.» – le digo como puedo debido a mi posición incómoda.
«Cállate.» – me ordena.
«Bien, parece que ya podemos empezar las nominaciones.» – dice la voz en off. «Has de nominar a tres de tus compañeros. Puedes nominarte a ti mismo pero sólo con un voto. Has de saber que aquellos que tengan menos votos serán castigados por el verdugo. En cambio, los dos que tengan más votos serán los nominados. El público, mediante sus llamadas, será quien decida qué concursante debe abandonar la mazmorra de entre los nominados. Ha quedado claro?» «Esto…» – no me ha quedado del todo claro. De repente, recibo un azote en el trasero.
«Ah!» – grito.
«Responde!» – me dice Judith enfadada.
«Sí, Señora Judith.» – le digo. «Sí, me ha quedado claro.» «Bien, pues ahora ha llegado el momento de nominar. Recuerda que aquellos que tengan menos votos serán castigados. Tienes diez segundos para nominar.» – me explica la voz. «Tiempo!» Me pilla desprevenido. El hecho de saber que los menos votados serán castigados me cambian los planes por completo. No sé cómo nominar.
«Esto… me nomino a mi.» – digo tras unos segundos.
«Bien.» – dice la voz. «Qué más?» No sé a quién nominar! «Han pasado los diez segundos.» – dice la voz en off. «Verdugo?» Recibo un terrible azote en el trasero.
«Ah!!!» – grito de dolor. «Voy! Voy! Nomino a…» «C&
aacute;llate!» – me grita Judith. «Has tenido tiempo suficiente para nominar. Ahora, yo te voy a refrescar la memoria.» Sin prisa pero sin pausa, Judith me azota el trasero sin piedad. Yo no hago otra cosa que gritar y pedir clemencia.
«Listo.» – dice Judith tras azotarme unas veinte veces.
«Tienes otros diez segundos para nominar.» – me dice la voz. «Tiempo!» «Nomino a…» – digo entre lágrimas. Sigo sin saber a quien nominar. Sabiendo que se me echa el tiempo encima y una nueva azotaina, nomino a los primeros que se me pasan por la cabeza. «Nomino a Sergio y a Mateo.» «Bien. Ya puedes bajarte.» – me dice Judith dándome un último azote.
«Ah!» – me quejo amargamente.
«Vuelve a tu instrucción.» – me ordena.
«Sí, Señora Judith.» – digo sumisamente.
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«Bueno, bueno, bueno.» – dice Ramón moviendo las cejas de arriba abajo. «Esto no se lo esperaban, eh? Pues esperen a ver el siguiente video.» «En el siguiente video, verán lo afortunado que ha sido Esteban.» – explica Ramón. «Belén parece que se aburría en la cama y decidió llevarse uno de nuestros concursantes a su habitación. Lo que hizo con él… ahí lo vemos.» . . . . . .
«No tengo sueño.» – dice Belén en su cama.
«Y eso?» – le pregunta Celia desde la suya.
«Pues no sé, me apetece.» – le contesta Belén. «Tengo ganas de divertirme.» «Pues a estas horas, ya me dirás tú.» – dice Celia.
«Ahora vengo.» – dice Belén antes de dar un brinco de la cama y salir de la habitación.
En medio minuto, se presenta en la habitación con Esteban.
«Ponte ahí.» – le ordena señalándole la cruz que tiene a los pies de su cama.
«Qué bueno!» – dice Celia observando atentamente la escena.
«Sí quieres ve a por uno y te lo pones en la cruz como yo.» – le dice Belén.
«No, prefiero verte a ti en acción. Otro día quizás.» – contesta Celia.
«Como quieras.» – dice Belén. «Yo me voy a divertir un rato con este.» Belén comienza atar a Esteban a la cruz mediante un sinfín de cuerdas. Esteban acaba formando una equis perfecta.
«Listo.» – dice Belén satisfecha. «Ahora, el último toque.» Belén se acerca a Esteban con una sonrisa maliciosa y comienza a quitarle el taparrabos.
«Pero qué haces?!» – le dice Celia en voz baja pero exaltada. «Eso se puede hacer?» «No me ves haciéndolo?» – dice Belén segura de si misma.
«Ya, pero quiero decir si no va contra las reglas.» – le indica Celia.
«No te preocupes.» – le tranquiliza Celia. «Estas cosas no salen por televisión.» Esteban, por otro lado, se siente terriblemente avergonzado por estar mostrando sus partes por televisión. La cabeza agachada es síntoma de ello.
Belén acaba retirando el taparrabos de Esteban y se recuesta en la cama para observar esa imagen. Celia se tumba en sentido inverso para verlo mejor.
«Ven Celia, que jugaremos un poco.» – le dice Belén.
«Uy, qué estás tramando ya?» – dice Celia bajándose de su cama y tumbándose al lado de Belén.
«Esteban! Quiero que nos mires atentamente. Si no lo haces, te castigaremos.» – le explica Belén. «Has entendido?» «Sí.» – contesta Esteban.
«Sí, qué!?» – grita Belén enojada.
«Sí, Señora Belén!» – se apresura a decir Esteban.
«No soporto tener que repetir las cosas, de verdad!» – dice Belén un tanto sulfurada. «Ahora, observa. Inútil!» «Sí. Sí, Señora Belén.» – contesta Esteban temeroso.
De repente, Belén pasa de estar enfadada a tener una sonrisa maliciosa en su rostro. Se mira a Celia y comienza a acariciarle el pelo
. Celia tarda unos segundos en captar la intención de Belén, pero en seguida adivina sus intenciones. A Celia se le dibuja la misma sonrisa y desplaza su mano izquierda hasta la pierna derecha de Belén. Poco a poco, le va subiendo el camisón a Belén hasta dejar al descubierto su precioso muslo.
Esteban no puede creer lo que están viendo sus ojos. Una escena lésbica entre dos hermosas mujeres. Sólo en sueños había pensado presenciar una cosa como ésta en directo. No puede abrir más los ojos y apenas parpadea.
Celia deja parte del trasero de Belén al descubierto mientras que ésta mete su mano entre las piernas de Celia. La escena sube de temperatura y Esteban también. Comienza a tener una erección. Llevadas por la lujuria, Celia y Belén se dan un morreo de campeonato. Cuando acaban, se giran para mirar a Esteban con esas sonrisas de diablesas que sólo ellas saben poner. En cuanto ven el pene erecto de Esteban se echan a reír. Esteban despierta de su sueño y agacha la cabeza por la vergüenza que está pasando.
«Ay, qué predecibles sois los tíos.» – dice Belén en medio de las risas.
«Y todo este show para eso tan pequeño!» – dice Celia antes de subir el volumen de sus risas. Esteban se siente muy humillado. Belén y Celia no pueden parar de reír. Incluso Celia se cae de la cama por las risas incontroladas lo que provoca más risas aún. Al cabo de unos minutos, paran de reír aunque lentamente y con amagos de volver. Celia vuelve a su cama y Belén se aproxima a Esteban que sigue con la cabeza agachada.
«Te ha gustado nuestra escenita?» – le pregunta Belén con cara de niña buena. Esteban no contesta.
«Apuesto a que te mueres por una paja.» – le dice Belén. Celia se ríe entre dientes.
«Sí.» – dice Esteban en voz baja.
«Qué? No te he oído.» – le dice Belén. Celia se parte de risa.
«Sí, Señora. Belén.» – dice Esteban un poco más alto.
«Ya me lo imaginaba.» – le dice Belén. «Lo que pasa es que ahora no tengo ganas de dejarte que te toques. Estoy cansada.» «Me voy a acostar. No hagas ruido, eh.» – le dice Belén.
«Lo vas a dejar ahí toda la noche?» – le pregunta Celia un tanto sorprendida.
«Queda bien con la decoración de la habitación.» – dice Belén tan tranquila.
«Ay! Eres demasiado, Belén.» – le dice Celia muy contenta.
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«Qué? Les ha gustado, verdad?» – dice Ramón. «Pues no se pierdan las imágenes del resumen de mañana.» «Ah! Y no se olviden que hoy hay gala por la noche. Veremos todas las nominaciones e imágenes inéditas. Hasta mañana.» – dice despidiéndose.
relato escrito por jerkan{DL}{DD}, propiedad de DamaLunar y de DamaDuna
Autor: Jerkan
jerkan23 ( arroba ) yahoo.es