El siguiente relato que os narro sucedió cuando estaba en la Universidad de Huelva. Un día los de Forestales hicieron una cata, a la que fui con varios amigos y amigas de mi clase. Compramos comida y bebidas y nos fuimos a La Rábida. Una vez allí preparamos la barbacoa, y metimos el hielo en la nevera para que todo estuviera fresquito, estábamos situados a unos cien metros del centro de la cata, la música se escuchaba bastante bien. Yo me había llevado mi cámara de video, la cual fue cogiendo casi todo el mundo para a su gusto grabar un poco de la fiesta. Pasadas unas horas, casi todos teníamos un puntillo, provocado por el ponche que habíamos echo, las vergüenzas habían desaparecido, bailábamos con la música, todos con todos, rozándonos más de la cuenta, nos íbamos al lado del concierto, bailábamos allí, luego a la barbacoa y seguíamos, así durante toda la mañana. Llegó un momento en que yo tenía mi cámara, estaba grabando a un amigo hacer volteretas, en ese momento se acercó Esther a mí, una compañera de clase, rubia, ojos verdes, estatura media, pechos medianos, y un buen culo, llevaba unos vaqueros azules y una camiseta amarilla, me dijo que se estaba meando, que las chicas estaban en la pista, que a ver si la podía acompañar hasta los árboles para evitar que mirase nadie, todo esto con una sonrisa grande, era feliz obviamente por los síntomas del ponche. Le dije que de acuerdo, ella iba por delante hacia los árboles, yo seguía grabando por detrás, su culo, le decía que tenía un buen culo, que estaba quedando muy bien en el video, ella por encima de los hombros giraba la cabeza y me decía que era el mejor, a la vez que lo movía exageradamente, continuamos hacia los árboles y cuando llegamos se giró, miró a la cámara, y le empezó a decir que era muy mala, que había grabado su culo, entonces me lancé y le dije que la cámara siempre está dispuesta para grabar las cosas hermosas, ella se rió y me dijo que grabase lo que iba a hacer, seguidamente se levantó la camisa y mostró su blanco sujetador, seguía riéndose, me preguntó si quería más, le dije que sí, y se levantó el sujetador, dejándome verle sus dos pechos, eran hermosos, después se tapó de nuevo, miró a la cámara y le dijo que ya estaba bien, que ya la había visto, después me miró y me dijo que iba a orinar que la tapase, me di la vuelta y ella se quitó el pantalón, me lo tiró, y después las bragas, estaba desnuda de cintura para abajo, aunque yo de espaldas no la podía ver. Cuando terminó me dijo que tenía un problema, que la ropa se le había perdido, le respondí que la tenía yo, y ella me dijo que se la llevase, me di la vuelta, con la ropa en una mano y la cámara grabando en otra, fui a donde ella estaba, y pude grabar su coñito rasurado desnudo, no le importó mucho, el ponche la había dejado desinhibida, se reía, la grababa mientras se vestía de nuevo. Cu que dejarnos disfrutar de ella, Esther se negó en rotundo, ella era bastante zorra, tenía fama en la clase, pero en ese momento le dio por decir que no, así que cada uno se fue por su lado. A la clase siguiente, antes de llegar el profesor, estaban ya casi todos sentados en las sillas, entonces Ignacio se levantó y dijo en voz alta a todos los compañeros que yo tenía la cinta de la barbacoa, que el que la quisiera que me lo dijese para hacerle una copia, la mayoría inmediatamente me dijo que deseaba una copia del video, sin saber lo que había dentro, Esther ni se inmutó, no hizo nada, y dimos la clase, y el resto de las del día.
Al salir, Ignacio y yo nos íbamos ya cuando Esther se nos acercó y nos dijo que nosotros ganábamos, que haría lo que quisiéramos a cambio de la cinta, entonces Ignacio le dijo que había sido una chica mala, que una guarra como era ella no debía de poner las cosas tan difíciles, Esther le dijo que lo sentía, entonces Ignacio le dijo que tendría que ir el jueves con nosotros al cine, llevando falda corta y un top, y portarse bien con los dos, de esta forma recuperaría la cinta, que era la única forma de que todo el mundo tuviera una copia, ella aceptó.
Llegó el jueves por la noche y los tres nos fuimos al cine, llevaba un
a falda por las rodillas azul, y una camiseta blanca, elegimos una película mala, en la que no había mucha gente, una vez dentro pudimos ver que éramos ocho dentro, nos acomodamos en la penúltima fila, Esther en medio de los dos, ella nos pidió que le entregáramos la cinta, a lo que Ignacio respondió que estuviese tranquila que la tendría, que él era un hombre de palabra, pero que no podía negarse a nada mientras que durara la película, y que tendría que ser complaciente, Esther asintió y se dispuso a dejarse hacer.
Nada más empezar la película comenzamos a acariciarla y a besarla, ella comenzó a excitarse y a jadear incluso, parecía que el hecho de no controlar la situación y verse obligada por nosotros le había excitado bastante. Pronto le quité las bragas, eran blancas, me puse a olerlas y ella se reía, me dijo que olían bien, le respondí que olían a zorra, y ella me replicó que claro, después Ignacio se arrodilló delante de ella y comenzó a chuparle su depilada raja, a ella le gustaba, incluso separaba las piernas todo lo que podía para que encontrara el camino despejado, al rato hice yo lo mismo, me comí su clítoris, sus labios, su vagina e incluso su culito.
Pasados unos minutos nos incorporamos, los tres quedamos sentados viendo la película, hasta que le dije a Esther que nos chupase la polla, ella esperó un poco y después se arrodilló delante nuestra, nos bajó un poco los pantalones y cogió cada polla con una mano, y primero a uno y luego al otro nos estuvo mamando la polla ávidamente, le gustaba pasar su lengua por ambas, metérsela en la boca, se notaba que le gustaba lo que hacía, la fama que tenía en clase de puta era por algo, mientras mamaba las pollas, la despojamos de la camiseta y del sujetador, se quedó en la sala de cine con los pechos al descubierto.
El ruido de chupar las pollas Esther hizo que dos chicos que estaban sentados tres filas más adelante se percataran de lo que estaba ocurriendo y comenzaran a mirar hacia nosotros dejando de prestar atención a la película, el espectáculo debía ser alucinante, además en las escenas más luminosas se veía lo que ocurría con bastante claridad, una chica medio desnuda se la estaba mamando a dos tipos. Debieron pensar que si se lo montaba con dos tal vez accediera a hacerlo con más gent acercado sacaban sus tiesas pollas y comenzaban a masturbarse y, al ver que no les recriminábamos nada, se acercaron hasta los asientos colindantes a los nuestros y empezaron a integrarse.
Esther, resignada pero más cachonda que una perra en celo los miró y no dijo nada, el numerito, cuando las escenas luminosas de la pantalla iluminaban la sala, era de lo más excitante, una chica totalmente desnuda estaba siendo follada por mí, mientras que otros tres chicos le metían mano y esperaban su turno con la polla fuera. Yo atraía su cuerpo hacia el mío, provocando el vaivén de ambos mientras le besaba los pechos que estaban a la altura de mi rostro, luego Esther se levantó y tomando el pene con la mano se iba posando sobre su vagina haciendo movimientos suaves sobre ella, pero sin introducirlo, así varias veces, para después metérsela y sacársela y hacer lo mismo otra vez, estuvo jugando durante un rato, luego la presioné hacia mi miembro lentamente, mirándola a los ojos, abrazándola, nuestras lenguas jugaban, se metió mi polla entera y empezó a botar alocadamente, poco después ella llegó al orgasmo, yo esta a punto también, saqué mi polla, le dije que se arrodillara y le metí mi verga en su boca, y poco después se la llené de mi semen, se lo tragó todo, sin dejar nada.
Cuando terminé de follarla y ella se repuso un poco, le dije que se pusiera a cuatro patas sobre el asiento, y que se la chupara a uno de los chicos nuevos, ella accedió sin rechistar y comenzó a mamársela con deleite, acariciándoles los testículos y tragándose toda la polla del chico, al rato, Ignacio se instaló detrás de Esther y comenzó a follarla desde atrás mientras que el tercer chico se masturbaba con una mano y con la otra acariciaba los pechos de Esther, Ignacio penetraba una y otra vez la vagina de Esther, a la vez acariciaba el clítoris y el ano de nuestra compañera, Esther tomaba con una mano los testículos de él, los amasaba, estaba disfrutando mientras le mamaba al chico la polla, los jadeos de ella eran cada vez mayores, los otros
tres ocupantes de la sala que estaban delante ya no miraban la película, girados hacia atrás observaban lo que hacíamos.
Esther estaba siendo follada por Ignacio, en la boca tenía la polla de uno de los chicos, y con una de sus manos agarraba la del otro, masturbándolo, yo me puse delante de ella, al lado del chico, y intercambiándome con él fui metiendo mi polla en su boca, adoraba tener las vergas en su cavidad bucal, así estuvimos un gran rato hasta que ella se corrió. Después seguimos un poco más y luego ella fue soltando las pollas, primero la que tenía en su mano, luego las de la boca y finalmente la de su coñito, se arrodilló y nos dijo que le fuéramos dando una a una nuestras pollas, primero se puso un chico, ella con la mano lo masturbó hasta que cuando se fue a correr se la metió en la boca y se tragó toda su leche, cuando estuvo limpia llamó al segundo chico, le hizo lo mismo y se tragó su semen, tras esto miró a Ignacio y le dijo que era su turno, agarró la polla, y mientras lo masturbaba se metía el glande en la boca, hasta que él se corrió y ella se comió su esperma, finalmente me dijo que me tocaba a mí, me cogió la verga, y me la empezó a masturbar para después meterse el glande también en la boca, chupándolo con la lengua, poco después mi semen otra vez inundó su boca.
Una vez que todos terminamos y como la película estaba llegando a su fin, decidimos que ya era hora de vestirnos antes de que se encendieran las luces, los dos chicos se vistieron y volvieron a su encendieron porque la película acabó, Esther estaba avergonzada, los chicos la miraban sonrientes, se la estaban comiendo con los ojos, abandonó rápidamente la sala, nosotros lo hicimos detrás, la acompañamos hasta la parada de taxi y ella se fue.
Al otro día le entregué la cinta de vídeo y le di mi palabra de honor de que no había ninguna otra copia, que podía estar tranquila al respecto, y que nadie iba a saber lo que había ocurrido en el cine, ella me lo agradeció y todo volvió a la normalidad.
Autor: Fary pabloeresmas ( arroba ) hotmail.com