Lo que a continuación narraré es 100% real, soy casada con un hijo, mi marido es una excelente persona, pero había algo que me faltaba y lo encontré…
Me describo, soy mexicana, de provincia, morena, de mediana estatura, con unas nalgas que enloquecen a todos los hombres, y eso lo compruebo seguido en la calle, senos normales y buenas piernas.
Soy maestra de primaria y trabajo doble turno, en una ranchería cercana a mi ciudad, todos los días me voy a mi trabajo en un camión urbano, ya que el carro que tenemos lo usa más mi esposo por su trabajo.
Un día recuerdo bien, pasó más temprano de lo acostumbrado un compañero maestro, que ya había notado que siempre me quedaba viendo por atrás.
Ese día yo llevaba como casi siempre un pantalón de mezclilla ajustado y una blusa corta, ya que hacia mucho calor, y me dio el raid.
Puse mis cosas en el piso del coche y sin darme cuenta la liga de mi tanga rosita quedó a la vista de mi compañero, lo vi viéndola y parte de mis nalgas y me dijo que bonita me veía ese día, yo con el gusto que nos da que nos chuleen me sonrojé y le agradecí, fuimos platicando y caímos en el tema del matrimonio.
Él tenia problemas fuertes, y aprovechó para desahogarse, aunque yo sabía todo ya que aquí en una ciudad tan chica todo se sabe, ella lo había engañado y él la había perdonado y lo mío era menos, pero ya estabamos llegando y le dije que estaba pendiente la plática.
A la semana mi sindicato me envió a la capital a tramitar unos documentos y en la central de autobuses para mi sorpresa también estaba él, ese día discutí con mi marido y no me llevó, así que me sentí algo dentro de mi como si presintiera lo que pasó después.
Nos subimos al camión y emprendimos el viaje, iba vacío de la parte de atrás y nos pasamos para platicar a gusto, y me recordó la plática pendiente, y bueno accedí, ya que me sentía en confianza, confesándole mi desgracia.
Mi esposo tiene un pene pequeño y que sentía envidia de mis amigas que hablaban siempre de penes enormes, yo no conocía ninguno así, ya que me casé con mi marido virgen, joven y sin experiencia.
Él me dijo, yo te puedo ayudar, cálmate, le pregunté como, y se empezó a desabrochar el pantalón y le dije que vas a hacer, espérate no se van a caer, él no me contestó y se sacó su miembro.
Era realmente hermoso, enorme como de 18 cms y totalmente erecto por la plática tan caliente que teníamos, me dijo "vamos maestra aprovéchate"
Sin decir nada se la empecé a besar, como el camión iba en movimiento se me salía de la boca de inmediato me la volvía a meter, estaba todo obscuro, pero con su celular alumbraba la escena.
Después de un buen rato me acomodó como pudo en el asiento y me quitó la falda y la tanguita rosita que le traía recuerdos, y empezó a darme la mamada de mi vida.
Nunca nadie me habida besado tan rico y mucho menos el ano, me hizo lo que quiso, me encantó la mamada de ano, me hacia sentirme débil y verlo a él tan macho, el macho que yo necesitaba.
Después de un rato se sentó y me puso viendo para el frente, por si alguien pasaba al baño, y me coloqué justo en la punta de su pene y me fui resbalando, me dijo "métetelo solita cosita rica", eso me enloqueció y fui bajando poco a poco ya que estaba estrecha mi vagina acostumbrada a una dimensión mucho menor.
Empecé a subir y bajar lentamente, y él agarrando mis nalgas, pecho y clítoris que estaban a su merced, ya pasado el dolorcito rico lo hacía yo más rápido y el camión ayudaba, hasta que me descuidé y caí de golpe y solté un fuerte grito de placer.
Por fortuna nadie nos escuchó y empecé a batirme en él, ya no me levant&
eacute; ahí mismo totalmente sentada en él, me movía como culebra y logré un orgasmo increíble, único, él no había llegado y me dijo "ahora voy por tu culito", le dije temerosa que no, pero un no muy débil, ya que en verdad si quería sentirlo por ahí.
Sin cambiar de posición me la fui comiendo por mi colita, me dolió lo confieso, pero, guau me hizo ladrar de tan sabroso que sentía, me convertí en su puta ese día, ni yo sabia que podía ser tan puta, ahhhhhhh, me acuerdo y quisiera regresar el tiempo…
En la mañana llegamos a la capital y cada cual fue a sus actividades, nos seguimos frecuentando hasta el día de hoy, pero esa es otra historia…
Autor: Rocío rociomr7716 (arroba) yahoo.com.mx