Amor Filial Hetero, madre e hijo. Una mujer relata su experiencia sexual con su hijo después de bailar y beber hasta muy tarde, compartiendo la misma cama de hotel.
Estimados señores de marqueze, debido a mi vivencia e influenciada por su página me he visto en la necesidad de compartir mi historia, que de alguna manera es similar a las vivencias de otras parejas incestuosas, pero que contarlo me proporciona cierto alivio y por que por intermedio de mi relato pudiera compartir con otras madres como yo ese desahogo (y por qué no con hijos que hayan tenido esta vivencia). Soy una mujer madura, divorciada y madre de dos hijos, una es casada y el otro vive conmigo. Yo trabajo, no soy una belleza de mujer ni mucho menos un monumento, pero, creo que me conservo muy bien, y en el trabajo no faltan hombres que creo que apetecen mi cuerpo y en vista de mi posición me hacen «esas» proposiciones, pero siempre trato de no darles confianza y estar seria, es mi defensa.
Mi hijo es un muchacho de 18 años y lo amo mucho. Es como todo muchacho de su edad, pero ha asimilado con dificultad la separación de su padre. Por alguna razón y sin malicia, sé que entre sus muslos tiene una prominencia que resalta, teniéndolo en casa todos los días, de seguro que me he dado darme cuenta de ello. Lo que nos sucedió pasó fuera de casa. Tuve una semana libre y fuimos mi hijo y yo de viaje a visitar a unos parientes que nos hospedaron en su casa. Nos divertimos bien, es un hermoso lugar, relajante comparada con la ciudad.
Al cuarto día en la noche nos invitaron una pareja de amigos a un centro nocturno, bailamos, bebimos, pero a eso de media noche ellos quisieron retirarse pero mi hijo seguía bailando con unas muchachas del lugar, y como nosotros estábamos hospedados relativamente cerca, decidimos quedarnos un rato más y ellos se fueron, al verme sola también bailé con alguno que otro caballero. Una hora más tarde estábamos mi hijo y yo solos en nuestra mesa charlando del viaje, etc., y… empezamos a bailar. Me sentía muy cómoda, riendo con las ocurrencias de mi hijo y alejada de los problemas cotidianos de casa.
Yo estaba con un vestido que me cubría un poco más debajo de la rodilla, de vuelo ancho con tiras en el hombro, un saco que estaba sobre la silla, medias negras y unos tacos que bueno, levantan un poco el pompis. En realidad los dos nos pasamos un poco de copas pues nuestros bailes se hacían torpes, sobre todo yo que a cada momento me recostaba en su juvenil cuerpo y bailábamos abrazados. En una de esas circunstancias, nuestros muslos estaban intercalados y en ese momento se me fijó en la mente el «bulto» que tantas veces le he visto a mi hijo. El lugar era oscuro y los tragos, el calor, no sé exactamente cómo fue, pero mi torpeza unida al roce de su cuerpo empezó a despertar el deseo sexual ya, por mí largo tiempo olvidado pues hacía mucho que no sentía nada igual. Yo reía de todo como una tonta.
En un baile muy lento estábamos los dos muy pegados, él me abrazaba fuerte por la cintura en una de esas yo estaba de espaldas a él, recuerdo que fumaba nerviosa, pues mi… culo, mis nalgas estaban en contacto con su… cosa, que la sentía con claridad y eso me excitaba, voté el cigarrillo, me di vuelta y seguíamos bailando, yo lo tenía por el hombro y con mi otra mano le revoloteaba el pelo de la nuca, pegada a él sentía que tenía su pene despierto, yo ondulaba mis caderas al bailar, en el siguiente baile, repetimos lo mismo y esta vez en ese danzar, con un movimiento la sentí entre mis partes. En ese instante se me vino la cuestión moral pero mi cuerpo no obedecía y, al compás del baile, seguí y comencé a refregarme maquinalmente contra él con suavidad queriéndolo sentir sin hablar nada. En ese momento realmente podría dar la sensación de que estábamos follando mi vagina estaba empapada y me mojaba el calzón, mi respiración se hacía pesada no sé cómo tendría la cara, la oscuridad escondía mi desvergüenza, y él con discreción empezó a presionarme la verga. Por fin él me pidió irnos a otra mesa con alguna excusa tonta y nos situamos juntos en un rincón apartado y bastante oscuro. Volvimos a la charla amena nos reíamos, y yo me recostaba en él al reír, él me tenía abrazada, yo le acomodaba los cabellos, (y eso que era oscuro, jajaja…) y sin mediar palabra me cogío por los hombros con su brazo izquierdo me atrajo hacia sí, nos miramos, sonreímos, dijimos cosas ininteligibles y… me dio un besito en la boca y luego otro tras un sorbo de vino. En verdad debió ser un beso con la inocencia de los otros pues no es raro darse un beso madre a hijo, pero estos tenían un sabor especial que lo mantuve abriendo un poco mi boca y queriéndome comer sus labios, todo en un instante. Me tenía fuerte por la cintura con su brazo, pedimos un par de copas más, le di otro beso y le dije vamos a bailar, y después a casa.
De nuevo en el baile, me abrazó y esta vez abrí un poco más las piernas para acomodar a su dureza, era algo inexplicable y del todo reprochable lo que yo incitaba sin ningún escrúpulo de que fuera mi hijo, mi ansiedad, las copas y abstinencia me dirigían y lo sentí de nuevo, se sentía un bulto enorme y grueso que me punzaba por debajo del ombligo y luego bajaba un poquito y me transportaba y la subía pegada a mí (él es ligeramente más alto), luego me puse otra vez de espaldas a él y me puso la verga de frente en la división del culo y bailábamos así, si se le pude llamar baile a eso, con descaro pero como no dándonos cuenta de nada, como estúpidos. Yo me mojaba la zorra con estos contactos «disimulados».
Fuimos luego al rincón y nos sentamos muy juntos el uno del otro, él me tomaba de la cintura y yo me pegaba más a él, pasé una de mis piernas sobre su muslo derecho y nos dimos un beso corto. Bebimos, hablábamos estupideces, otro beso y mi pierna balanceándose sobre su muslo casi chocando con su dureza, su mano abierta me tenía asida de la cadera, otro beso. Me pidió salir a bailar y yo lo detuve firmemente con un ¡NO! Y mi mano, sin querer se posó sobre su verga, que la agarré con firmeza y al instante sentí un latido de su parte, todo junto, de inmediato retiré mi mano, fue casual, con voz temblorosa le agradecí por esos momentos y le dije que la estaba pasando fenomenal, me acerqué a darle un beso otra vez pero este beso era diferente un beso sinvergüenza, sentimos hasta nuestras lenguas y sin darme cuenta tenía su mano derecha deslizada en mis rodillas, bajo mi falda que se había levantado.
Comenzó una caricia en mi rodilla me lo apretaba dulcemente lo cual me producía un cosquilleo agradable. Dejó de besarme e inició con su nariz un recorrido por mi cabello como oliéndome, luego mi cuello, hombro y lóbulo de la oreja lo que me excitó muchísimo mientras su mano estaba ya más arriba sobre mi muslo, lo sentía suave y tuve miedo de que avanzara en dirección a mis bragas que estaban húmedas lo detuve firmemente. Me puse fuerte para que no siguiera pues yo ya no respondía de mis actos, era demasiado. Esto hizo que él se serenara y como ya era tarde sugerí regresar a casa. Al salir del lugar decidí ir a un hotel pues era de mal gusto incomodar a la familia a esa hora y en ese estado de ebriedad.
Subí las escaleras apoyada en él, en la habitación había un gran espejo frente a la cama, nos miramos las caras y reímos. Me fui a dar un baño me sentía un poco mal por el licor, me di una ducha refrescante y me acaricié todo el cuerpo, y sin poder contenerme introduje primero un dedo luego dos y hasta tres dedos en mi vagina haciéndome una «paja», no podía contener mis jadeos, de pronto entró mi hijo, pero no había cuidado pues tenía una cortina, yo le increpé su actitud, se notaba que él dirigió su miraba a mi ropa tirada en el suelo y creo que recogió mi calzón, húmedo por mis flujos y las olió el muy atrevido, luego se puso a hacer la pila y yo oía sus chorradas, me apuró a terminar para que se bañara él, pero para salir recién entré en razón que no tenía ropa para dormir, y envuelta en la toalla sólo con calzón me fui directo a la cama, algo similar le sucedió a mi hijo. Al terminar salió en ropa interior y luciendo su maravilloso cuerpo juvenil lo que hizo brotar flujos a mi desdichada vagina, vino a la cama, a mi lado.
No podíamos evitar el contacto de nuestras pieles, yo estaba recostada sobre su brazo sin sostén, hablamos, y no sé por qué mi corazón empezó a bombear excitadísima, esto no podía estar sucediendo, me imaginaba cómo sería esa tremenda porra que mi hijo cargaba entre las piernas y, en un movimiento casual, la sentí dura, ¡uf! casi me da un infarto, yo estaba estupefacta, se acercó a mí y me atrajo hacia él, nuestros cuerpos se sintieron desnudos, me dio un beso y me presionaba a su cuerpo, yo le acaricié los cabellos, y le dije que tenía sueño y debíamos dormir pues ya va a amanecer. ¡Rayos! ¡Qué podía hacer, es mi hijo!, por más cachonda que esté o necesite un macho, este hombre era mi hijo, así que me di vuelta de espaldas a él luchando internamente por evitar lo peor. Él pasó su brazo sobre mi hombro y me dio un beso en la nuca, ahh… sentir su respiración en mi nuca, rico y más rico aún sentir su herramienta en mi enorme culo, creo que fingíamos dormir. Me puso su verga en el canal que forman los glúteos pero no la movía, más bien sí lo hacía pero tratando de parecer imperceptible. Se supone que dormíamos, pero la vagina me chorreaba flujo pues su movimiento se hacía más notorio, o tal vez era que yo colaboraba y trataba de acomodarla donde me produzca más placer. Al pasar los minutos habíamos adquirido un movimiento coordinado, era increíble, cuando él empujaba yo apoyada en un muslo elevaba un poquito el culo como abriéndolo y su tremendo paquete se alojaba deliciosamente entre mis nalgas, yo me mordía los labios por no evidenciar mi jadeo. De pronto se alejó un poco y moví el culo arqueándome hacia él y él volvió a la carga, cada movimiento era lento pues fingíamos dormir creo, era estúpido. Nuevamente adoptamos ese movimiento, pero me di cuenta que el muy sinvergüenza (peor soy yo ¿no?) había sacado la pinga de su encierro y me la metía entre las nalgas.
¡Ohhh!… qué pingasa rica, la sentía caliente y me llegaba hasta adelante, me empujaba el calzón mojado y creo que se había formado un hoyito con mis labios vaginales horadados a través del calzón. Quieto, luego me la empujaba 1, 2, 3, luego quieto otra vez (dormir) nuevamente empujábamos 1, 2, 3, quieto, de ese movimiento espaciado pasamos a un movimiento más continuo hasta que le encontramos un espacio entre mi calzón mi vagina y su pene. Ocultarlo era tonto, pues era obvio, por ejemplo yo noté que él se ayudó con el dedo el moverme un poco el calzón para abrirse espacio, pero lo hacía con una lentitud, y yo al levantar mi trasero y ponerla a su disposición era evidente. De pronto volvimos al movimiento espaciado y esta vez el contacto era electrizante y en un movimiento certero me incrustó todo su cabezón, allí contuvimos la respiración y nos paralizamos, y dispuso a sacarla leeentamente y yo como queriendo que no se vaya le seguía con el culo, todo esto en cámara lenta jajaja… era una cosa de locos, de pronto volvió a la carga, yo me elevaba un poco y ahhhhh… qué gruesa (amor, riiica, aaay hijo si supieras cómo me vovías loca, ah si supieras que lo estoy contando).
¡Oh, sí! La sentí caliente y mi humedad hizo que el contacto lubricado permita el paso de su hombría que se incrustaba en mi peluda vagina que ansiosa golosa trataba de aspirar uno a uno los centímetros de su reglamentaria verga, luego la retiraba como quien se toma un aire y volvía con una lentitud que me volvía loca y me desesperaba, a estas alturas yo quería todo más adentro hasta los huevos (pero teníamos que guardar las formas y apariencias) sus manos no me tocaban, nuestro único contacto era sexual. Una parte de mi interior decía, «¡no hijo, NO!», pero mi deseo mi respiración entrecortada ansiaba más, él se detuvo y su cabezón seguía dentro de mí, luego volvió a la carga y me introdujo un trozo más de su rica pichula y no me quedó otra que abrirle (con discreción) más las piernas, tenía mi concha mojada y caliente, a pesar de ello me dolió cuando con decisión como dando una sacudida, de un certero golpe me introdujo casi toda su pingasa en mi interior que me hizo gritar un ¡¡¡AHHH!!!.. sofocada.
Mi chocho recibió con dificultad esta incursión y yo curvaba mi trasero para permitirle fácil acceso, hice un poco más a un lado mi calzón mojado para darle facilidades y volvimos a «coordinar» un movimiento más acompasado y continuo, la sacaba y luego volvía a metérmela al tiempo que yo le acercaba el culo, así una y otra vez, ohhhh qué riiiica
que se sentía, hacía tanto tiempo que no disfrutaba tanto de una muy buena verga gruesa que me llenaba toda, y con un aguante que me volvía loca y me produjo un orgasmo monumental cuando sentí que mi hijo se corría como un condenado llenándome la vagina con su espesa esperma lechosa, mientras me cacheteaba las nalgas en cada envión que me hacían aullar de placer.
Al rato me retiró la pieza desinflada y nos quedamos dormidos, cuando él despertó yo ya estaba vestida para volver a la casa de nuestros parientes, sin calzón por supuesto, él se levantó cabizbajo y tras alistarse, nos fuimos sin hablar sino sólo trivialidades. Estaba soleando. En la noche siguiente volvió a suceder algo, en plena casa de nuestros parientes…
Ahora hemos vuelto a nuestra casa, y lógicamente cada uno a su habitación, no saben cuánto ansío repetir la aventura pero no tengo pretexto, no sé cómo hacer y no sé lo que él esté pensando, es muy difícil para mí pues soy su madre y sé que esto no está bien, no quiero dar el primer paso, no sé cómo… tal vez algún consejo, algo haré….. gracias.
Que delicia de relato mi fantasia es algun momento poder cojerme a mi madre pero no se como hacerle
Pues pasa tu número de cel para ablarte y darte unos consejos
Quiero conocerte soy soltero sin hijos y tengo 46
Hermoso relato
Tu cohete lo mientras puedas y disfruta mucho lo de mas el tiempo dirá saludos bis coche ricooooo
Hola , que estupenda historia señora ! Sabe me ha ayudado a hacerme una rica paja leyendo todos esos detalles eroticos que ud narra . Pero no por la idea de estar con mi mamá ni mucho menos , si no por la idea que me hacía de estar con ud.
Muy bien y excitante ese relato. Felicitaciones…