Amor Filial Hetero, Incesto, Jóvenes y Cachondas, Relato Erótico.
Mi nombre es Bob Sage, soy viudo y tengo 3 hijas Diana, 25 años, Stephanie 20 años y Michelle de 18 años. Diana, está trabajando en Alemania, Stephanie está estudiando en la universidad de Oviedo con una beca séneca y Michelle está en primero de carrera en nuestra ciudad.
Hace unas semanas mi amigo José Manuel me invitó a mi a mi hija Michelle a un spa que había abierto, y para el día antes de la inauguración nos invitó a varias personas. Estuvimos en la fiesta de arriba con el catering, mi hija llevaba una falda de gasa y una camisa que dejaba ver claramente su sujetador del mismo color del vestido.
A final de la fiesta mi amigo José Manuel nos propuso que bajaramos los tres a la piscina. Cuando llegamos a la piscina José Manuel comenzó a quitarse la ropa, me quedé congelado
- ¿ Nos pensareis bañar vestidos no?
- Pero no vamos a bañar
- Claro, por lo menos yo.
Me quedé más helado cuando vi que mi hija dejó caer su falda enseñando sus braguitas y también se desabrochaba la blusa; José Manuel estaba al lado de mi hija dejando ver su larguisima verga rodeada de muchísimo vello rubio y unos gigantescos huevos, mientras ella miraba de reojo sin parar de desnudarse.
Yo nunca había visto a mi hija Michelle desnuda, sus tetas tenían unos pezones gigantescos y negros, su coño parecía una deliciosa almohada de vello negro jamás depilado. Me quité la ropa junto a mi hija,
– Os espero en la sauna – dijo José Manuel entrando en la sauna;
Michelle, doblaba su ropa sin inmutarse de que yo observaba su deliciosa conchita y sus hermosas tetas. Ella me miraba mi verga semi-erecta, mucho más pequeña que la de José Manuel pero más ancha y cabezona.
– Lista, vamos.- Me dijo.
– Espérame que cuelgue mi ropa – le dije mientras me paraba frente a ella, que me estaba esperando sentada, mirando directamente mi verga.
Entramos al sauna y José Manuel estaba acostado a lo largo de la parte alta de la pequeñísima sauna, mi hija y yo nos sentamos uno junto al otro; para entonces mi verga ya estaba a su plenitud de erección, pero como doble las piernas tapaba mi calentura.
Estoy seguro de que mi hija estaba igual de caliente. Al rato José Manuel salió de la sauna, se tiró a la piscina, desde la puerta de cristal de la sauna lo podía ver. Como mi verga no bajaba, me quedé con mi hija, quien decidió recostarse a mi lado, en ese instante bajé mis piernas permitiendo que mi erección monumental fuera visible. A los pocos segundos ella se incorporó, sudando, y al ver mi verga no pudo aguantar un suspiro de susto.
– ¡Uffffff! Papá la tienes inmensa…
– Este, lo que pasa es que, Umm, es que está súper caliente el sauna.
No dejaba de mirar mi verga, de hecho se acostó y se acercó tanto que no aguante y tomando con mucho cuidado su cabeza introduje mi pene en su boca. Ella accedió y empezó a mamar deliciosamente.
De mis tres hijas, aunque esté feo decirlos era la más guapa y la que más cachondo me ponía a sus 18 añitos era igual que su madre, además era la que mejor manaba mi polla, la aguantaba en su boca dándole un pequeño bocado en la base del glande, era algo que me ponían la mar de cachondo. Dejé de coger su cabeza para tocarle sus pezones enormes y jugar con mis dedos en su pezón, eso le gustaba porque ella abrió sus piernas dejando ver un coñito indescriptiblemente deliciosa, labios súper estrechos, negros con anaranjado, y llenos de vello empapado de sudor y extremadamente lubricados, fue fácil que mis dedos entran y le hicieron un fantástico dedo dentro de su coñito.
Mi hija Michelle me comía la polla mientras que yo le metía un dedo en su coño y podía ver por la puerta de cristal de la sauna a Jose Manuel nadando en la piscina.
Como sentí que ya me iba a correr decidí sacarle la polla de la boca, ella automáticamente se levantó, ambos estábamos deseándolo, se puso delante mía y yo se la metí completamente, gracias al sudor y que estaba extremadamente lubricada fue fácil; y en cuanto comencé a meterle mi polla, y entraba y salía de su concha ella comenzó a gritar, la sauna debía estar insonorizada ya que José Manuel estaba parado en la piscina apoyado en el bordillo, al poco tiempo sentí que me se venía, volví a parar y le dí la vuelta para metérsela ahora por el ano, el ano de mi hija Michelle era virgen pero gracias al sudor y el calor resbaló perfectamente dentro de su culo y se la pude meter completa, a las pocas embestidas dejé salir litros de esperma.
Mi hija se dió la vuelta y nos besamos, no como padre e hija sino como dos amantes. Cuando mi polla bajó salimos de la sauna y nos bañamos en la piscina, después volvimos a casa y desde ese día por el día eramos padre e hija y por la noche amantes lo que no sé si ella sabía que ya me había follado a sus hermanas anteriormente pero me daba igual pasábamos largas temporadas solos en la casa u disfrutamos follando.