Amor Filial Hetero, Incesto. Sentía como ella se me apretaba a mí, clavándome sus duros pezones en mi espalda y de vez en cuando, me daba la impresión que me magreaba el paquete
Mi nombre es Bob Sage, soy viudo y tengo 3 hijas Diana, 25 años, Stephanie 20 años y Michelle de 18 años. Diana, está trabajando en Alemania, Stephanie está estudiando en la universidad de Oviedo con una beca séneca y Michelle está en primero de carrera en nuestra ciudad.
Un fin de semana Diana estaba en Alemania y Michelle se había ido de acampada con sus amigas, quedándonos Stephanie y yo solos . Ese día estuvimos haciendo limpieza en la casa y terminamos en el garaje. Bajo una lona, mi hija Stephanie, vió mi vieja MASH – SCRAMBLER algo llena de polvo pero muy bien cuidada. La arrancamos y sonaba de mil amores. Le conté la de correrías que nos habíamos montado su madre y yo en esa moto. Ella me rogó que le diera una vuelta por la ciudad, a lo cual no pude negarme, pidiéndolo con esa carita angelical que puso. Le dije que sí y después del beso que me plantó en los labios, era la primera vez que lo hacía y no voy a mentir diciendo que no me gustó.
Nos montamos y fuimos a dar una vuelta en la moto al barrio, luego volvimos a casa y dijo que irnos a pasar el día en San Nicolás del puerto, estaba a unos 20 km y podríamos comer allí, ella se encargaba de hacer los bocadillos mientras yo limpiaba un poco la moto de polvo. A la media hora ya estábamos listos con nuestros cascos y nuestras mochilas, arranqué la moto y nos fuimos a San Nicolás del puerto.
Me pasó algo increíble mientras conducía la moto, sentía como ella se me apretaba a mí, clavándome sus duros pezones en mi espalda y de vez en cuando, me daba la impresión que me magreaba el paquete pero yo lo achaqué a que íbamos muy rápidos y que era efecto de viento. Los coches que nos adelantaban se quedaban mirándonos supongo que me consideraba un tipo afortunado, pues con mi edad, parecía que estaba con una mujer de 21 años, con un cuerpazo de quitar el hipo, y no lo digo porque sea mi hija, sino porque era verdad.
Llegamos al lago y a las cascadas, había poca gente y los que había estaban jugando al fútbol. Nos sentamos bajo un árbol y nos pusimos a comer, los bocadillos que tan amablemente había preparado mi hija Stephanie.
Terminamos de comer, y Stephanie se levantó llevandose una toalla para tomar el sol y con toda naturalidad se quitó su camiseta a un palmo de mis narices que casi rozan sus tetas, no llevaba sujetador eso lo deduje en la moto pero luego se bajó la falda, dejando ver su pequeño tanga, solo le tapaba su bien depilado y dispuesto sexo. Yo disimulando, miraba para todos los sitios posibles sin poder dejar de fijarme en todo lo que esta explosiva mujer, que era mi hija. Ella muy pícaramente se daba cuenta de mi nerviosismo y lo provocaba de manera más llamativa con expresiones tales como “ Seguro que habrás vistos a muchas mujeres desnudas ¿no?” Y otras frases por el estilo que tuve que contestar negativamente, aunque ella no se lo creyera. La conversación y la tarde se fue animando. Me levanté y pasé por los alrededores subiendo el montículo que nos tapaba, miré a los alrededores comprobé que los chicos del fútbol se había marchado. Cuando volví me encontré a Stephanie dentro del lago y me invitó a bañarme con ella. Me quité la ropa dejándome los calzoncillos y me introduje en el lago y estuvimos un ratito nadando los dos a la par. Ella después empezó a salpicarme con el agua y se abalanzó hacia mí apoyando sus preciosos pechos en mi espalda e intentando hacerme una aguadilla cosa que consiguió hacer me por varias veces y a lo que yo también respondí pasándole el brazo por su pecho e introduciéndole la cabeza bajo el agua.
Al rato me preguntó, si alguna vez había nadado desnudo en el lago a lo que tuve que contestar negativamente y acto seguido se quitó la mini tanga que llevaba y me la pasó restregándomela por los ojos e invitándome a hacer yo lo mismo. Como contesté que no me parecía bien y que yo era bastante mayor para esos jueguecitos se introdujo debajo del agua y vino hacia mí, bajándome de golpe el bañador. De nada sirvieron mis excusas pues ella no permitió que de nuevo me subiera el bañador y al final accedí con mucha vergüenza a sus pretensiones. Volvimos a nadar juntos pero esta vez totalmente desnudos y por mas que intentaba disimular y pensar en otra cosa pero mi erección iba en aumento.
– Que grande la tienes papi.
– Stephanie, deja de mirarme.- le dije tapándome.
– Eres un hombre y yo una mujer.- me respondió mientras se acercaba.
Stephanie se acercó a mí y me abrazó pegando su pecho al mío y su coñito casi rozaba mi polla, luego se quedó abrazada a mí juntándose más mi pecho como lapa, yo notando sus pechos y notaba su corazón palpitando que casi se salía de su pechos, luego sus labios se posaron en mis labios nos besamos, se me pasó una idea en la cabeza “ es mi hija, es incesto, está mal…” pero mis manos se posaron en su cintura mientras nadamos juntos y sentía su pechos en mi pechos y me abandoné.
Nos besábamos con poca lengua, saboreándonos, gustándonos, deseándolo lo que hacíamos estaba prohibido era mi hija y yo su padre, era un incesto en toda regla.
Nadando nadando llegamos cerca de una roca donde hacía pie. Yo empecé a acariciar sus pecho con una mano mientras que con la otra su culo, ella seguía agarrada a mi cuello.
Al rato de estar besándonos nos separamos y nos miramos a los ojos, yo la miré de arriba abajo su cara, sus pechos su coño depilado, sus largas piernas todo lo que no había podido ver antes y más, ella también estuvo mirándome y poso sus manos en mi polla para empezar a moverla, con la temperatura del agua se había bajado un poco pero ella iba a volver a ponerla a tono.
Luego dándome un beso en los labios, se agachó y sumergiéndose bajo el agua y la comenzó a chupar suavemente, mi hija agarraba mi miembro entre sus labios y luego se la metía en su boca y la chupaba con su lengua luego soltando burbujas antes de emerger, tomaba aire y volvía a sumergirse. Estuvo largo rato así hasta que la tomé y la cogía en brazos sacándola del agua y posándola sobre la toalla le abría sus piernas dejándome ver su rosado coñito que estaba bien mojadito. Lo lamí una y otra vez arrancándole varios gemidos de placer. Luego le introducía la punta de mi lengua haciéndola estremecer y excitando su coñito.
– No aguanto mas, papi.- Me dijo
Yo tampoco aguantaba más. Puse mi polla entre los labios de su coño, y sentí como abrazaban mi polla mientras se hundía dentro de su coño. Miraba la cara de mi hija recibiendo mi polla, veía como su cuerpo se estremecía con cada centímetro de mi polla entraba. Sacaba mi polla y la volvía a meter. Le conseguí arrancar dos orgasmos antes de correrme fuera de su coño llenado entera de semen.
Ella no se movía de la excitación que había tenido y yo la volvía a tomar en brazos y la llevé al agua para limpiarla y de paso limpiar mi polla de su jugos vaginales. Ella y yo seguimos besándonos en el agua, nos vestimos y fuimos a casa
Ya por la tarde nos vestimos y fuimos a casa, donde nos desnudamos para darnos un baño en la bañera de mi cuarto de baño completamente desnudos. Luego nos fuimos a la cama y empezamos a jugar, a recorrer todo nuestro cuerpo con la lengua haciendo pequeñas paradas para entretenernos en sus pezones y pechos, en mi capullo y testículos follamos de forma salvaje aprovechando que la casa esa noche era nuestra. Bajamos a cenar desnudos.