Capitulo 1: María y Belen Mira, chato… Yo no digo que sea verdad… Solo digo que ellas me lo contaron así… Y no sé que motivos tendrían para engañarme. La historia parece de película… Bueno, de película porno, pero de película, al fin y al cabo. De todas maneras yo te la cuento de nuevo, pero no pierdas ni un detalle porque la cosa tiene su miga.
Comenzaré hablando de María: Una chiquita de 26 años. Pelo castaño claro muy largo. Una carita de ángel y una sonrisa que embobaría al más pintado. Pero no solo consta de esos atributos… No. Un cuerpazo que quita el hipo. Unas tetas… si, si, nada de pechos… Tetas, como suena… 100 de tetas y con dos fresones como pezones… Y un culo… dos esferas separadas por una hendidura que a saber lo que esconde en esa hendidura… Aquel DIA viajaba en el expreso, en uno de esos de departamentos cerrados. Bueno pues aquel DIA era entre semana… un jueves creo… poca gente en el tren y María sacó a pasear ese monumento de cuerpo por el pasillo del tren y echarse un cigarrito.
Mientras fumaba vio una cosa curiosa. Uno de los departamentos tenia las cortinillas echadas pero una de ella se movía con el viento y le dejaba espacio suficiente para ver a una chica dormida en unos de los sillones. Esa era Belen. Si, si… la otra chica… No te líes… Otro monumento de la Naturaleza en ese tren… Como lo oyes… Otro soberbio par de tetas en la piel más blanca… ¡¡Mmmmhhh!!… A mí las chicas con la piel así me ponen… Bueno, a lo que iba… Belen llevaba un vestido floreado… de esos de una pieza abotonado desde arriba hasta abajo… Lo curioso de ello era el individuo que compartía departamento. Imaginate a Torrente pero en flaco… así era el tío este. Pues el pavo le estaba dando un buen repaso a la soberbia delantera de Belen… trabajaba a manos llenas, el cabrito y Belen, más dormida que un ángel y sin enterarse de nada.
María miraba la escena flipando… No sabía que hacer. Y mientras tanto, el tío, dale que te pego… Un amasado por aquí, un pellizco en los pezones. Hasta le desabrocho los cinco primeros botones para acceder mejor al material: Un fantástico monte carnoso coronado por un sonrosado y erecto pezón que parecía querer reventar la blonda blanca del sujetador. Hasta la pobre sonreía en sueños. El tío debió ponerse como una moto porque se bajó los pantalones y se sacó un cacharro de buenas dimensiones. El tío este comenzó a darle un restregón de polla por toda la cara de Belen. Hasta los huevos le puso en la cara. ¡ Menudo viaje se estaba pegando!. Y María creyó en algún momento que a Belen hasta se le escapaba un suspiro de placer. El baranda se lo debía estar pasando de puta madre, allí, con los cojones en la cara de ángel de Belen y pajeandose entre las tetas. ¡ Ya te digo!. Todos querríamos estar ahí…
Finalmente el individuo este acabo corriéndose en los melones de Belen y comenzó a amasar la crema con la masa… Pero al final María entró en el departamento cuando el tío dejó el amasado y, deslizando sus manos por debajo del vestido, sacó las braguitas de Belen. La puerta se abrió de un portazo y el tío asustado dejó caer la fina prenda (que diría un cursi) al suelo. Allí estaba María: brazos en jarras, Una camisetita blanca y unas mallas negras. Parecía una Furia vengadora de esas del Olimpo. El sobador miraba alelado mientras Belen se despertaba.
– Tío cerdo… ¿Qué coño te crees que estas haciendo?
– Oye, niña…
– Ni niña ni cojones. Sal ahora mismo de aquí a meneártela a la vía o llamo al revisor y juro que te corre a guantazos.
– So zorra… Me las pagareis los dos – Dijo el baboso mientras salía del departamento… Y aun tuvo tiempo de, a lo lejos, gritarlas – ¡¡ Frígidas, tortilleras…!! María dedicó una mirada de desprecio a tan insignificante reptil y recogió las braguitas de Belen del suelo. ¡ Y estaban mojadas…!… Como lo oyes, chaval. Empapadas… parecía que los toquecitos habían afectado más de lo que quería en sueños a Belen. Esta trataba de recomponer su vestido. Desde luego parecía la Libertad guiando al pueblo… Un precioso melón (teta, pecho, ubre, sandia… ¡¡Mmmmhhh…!!) fuera de su vestido. María la entregó
la empapada prenda a Belen.
– Gracias – dijo ella- Si no es por ti me viola y ni me entero…
– No te preocupes… No ha tenido importancia…
Y fue aquí chavalito donde se hicieron amigas. María continuo viaje con Belen por si su «amigo» volvía. Así Belen se enteró que María había quedado con su novio para pasar un fin de semana romántico y María que Belen iba a pasar las fiestas a su pueblo. La verdad que según me dijeron ellas, se cayeron muy bien así que hicieron lo que hacen todas las amigas al cumplir viaje… Intercambio de números de teléfono y direcciones.
– Pásate por mi pueblo si puedes – Le dijo Belen- Las fiestas son las mejores de la zona.
– Bueno lo intentaré. Se lo puedo decir a mi novio y nos pasamos.
Pero como estas chicas pecaban de ingenuas, no se dieron cuenta de que el colega amante del sobe estaba cerquita oyendo la conversación…
Autor: Peli
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