Lunes
La siguiente historia me la explico una amiga. Ocurrió en un balneario, situado en un pequeño pueblo cerca de la ciudad de Barcelona. Ella estaba pasando una grave crisis matrimonial y pensó que irse una semana a un balneario le ayudaría a decidir, si se separaba o no.
Llego el domingo por la tarde, recogió la llave la habitación y los tickets de los servicios de los que disfrutaría: sesiones de masaje, ducha escocesa, además, tenía acceso libre al Spa (Jacuzzi), a la sauna normal y a la de vapor. También llevaba algunos libros, con los que llenar el tiempo, lo que ella no sabía es que no leería ninguno.
La mañana del lunes ya bajo con el albornoz puesto, para su primera sesión de masaje, la recibió una chica joven bastante guapa y esbelta, que la hizo pasar a una pequeña sala, se quitó la ropa y se estiro boca abajo en la camilla, el masaje fue extraordinariamente suave, hacía tiempo que no la acariciaban y no tardo en mojarse. Cuando se volvió ya estaba muy caliente, llevaba tres meses sin mantener relaciones, el periodo más largo que había estado nunca, notaba perfectamente la humedad de su entrepierna, tan mojada estaba que la chica le ofreció una toalla pequeña para que se secase, mi amiga se disculpo, pero la chica le contesto que no se preocupase que era bastante corriente.
Al acabar el masaje se volvió a poner el albornoz pero las bragas se las guardo en el bolsillo, se fue a desayunar con la intención de subir después a la habitación para masturbarse. Al entrar en el comedor la sentaron al lado de un señor de su edad que también estaba solo, no era especialmente guapo, pero si fuerte y alto, en otras situaciones ni se hubiera fijado en él, pero iba tan excitada que lo repaso de arriba abajo, él la saludó con cortesía, cuando acabó de desayunar enfiló las escaleras y se dirigió a su habitación, con la intención de calmar sus deseos.
Cuando iba a entrar en la habitación escucho un grito de llamada, era el hombre que se había sentado la mesa de al lado, iba con sus bragas en la mano, se le habían caído en el comedor y se la venia a devolver, la situación era de una morbosidad tremenda, cuando le entregaba las bragas ella cogió toda la mano y se lo llevó al interior de la habitación.
Al entrar en la habitación se fueron quitando la ropa sin dejar de besarse y acariciarse, él se puso de rodillas y se introdujo la vulva en su boca, la saliva y el jugo vaginal no tardaron en mezclarse, ante el peligro del orgasmo ella se lo llevó a la cama lo tumbó y le practicó la felación justa para endurecerle el miembro, tras lo cual se sentó encima hasta conseguir uno de los orgasmos más fuertes que recuerda.
Se lavaron un poco y entonces él le explicó que dejaba el balneario aquella misma mañana, ya tenía las maletas en el coche, y que su mujer no la acompañaba en el desayuno porque ya había acabado y había ido a comprar al mercado del pueblo, en donde tenía que ir a recogerla, le dio el número de teléfono y se marcho.
En el papel que le había dado su amante ocasional estaba su nombre José, pero lo tiró directamente a la papelera, no disponía de las virtudes que ella apreciaba en un hombre, se había quedado sola otra vez pero al menos estaba medio satisfecha, aquella relación le había abierto los ojos y otras cosas, decidió que buscaría discretamente amantes para calmarse.
Se volvió a poner el albornoz sobre el bañador y salió a conocer las instalaciones del balneario, cuando volvió al mediodía a comer ya se había percatado que solo había viejos y algunas parejas mayores, no había clientes solos, y entre el personal ocurría algo parecido.
Sin embargo, tuvo una agradable sorpresa, al salir del comedor se encontró con la masajista que marchaba a su casa, la saludó y le comentó que se encontraba muy bien y que quizás le interesaría tener más sesiones de masaje, al decir esto la chica miró a su alrededor y le comenta en voz baja, que ella por las tardes trabajaba en un local que se había habilitado en los bajos de la casa de su madre, que si quería podía atenderla más tarde.
Mi amiga se marchó a la hora acordada hacía donde le había indicado la chica, era una casa antigua
, ella iba decidida a montárselo con la masajista, pero tenía que ir con cuidado, porque no quería escándalos, al entrar se percibió que la chica estaba más guapa y que la bata era más corta, prácticamente una camisa larga, el suelo era de madera y la chica iba descalza, detalle que le excitó mucho.
Cuando empezó el masaje ella empezó con la estrategia que se había marcado, le explicó con detalle la aventura de la mañana, y ante su sorpresa la chica no se sorprendió, ni se mostró incrédula, le comentó que era una situación bastante corriente, que ella tenía cada día proposiciones de señores mayores, que le ofrecían importantes sumas de dinero para que los satisficieran, pero que no quería tener problemas en el trabajo y que por eso había montado el local, a continuación le enseño la papelera, de donde se desprendía un olor característico de semen seco.
Mi amiga estaba cada vez más sorprendida, entonces le planteó el deseo de montárselo con ella, ella le dijo que no le gustaban las mujeres, pero que si quería le podía ofrecer a su hermano que la dejaría nueva, mi amiga iba de sorpresa en sorpresa, le dijo que sí, que se lo presentase, la masajista salió y vino acompañado de un muchacho joven, alto y guapo, nada que ver con el señor de la mañana.
Ante la duda derivada de su juventud y supuesta falta de experiencia, el chico le comentó que numerosas clientas mayores del balneario que venían a ver a su hermana, pasaban después un tratamiento «especial», que él se encargaba de proporcionar, naturalmente a estas señoras le cobraba su hermana un «complemento» del masaje, pero que a ella se lo haría gratis.
La chica se había ido discretamente, y el chico comenzó lentamente a desnudarse, primero la camisa, los zapatos y los pantalones, mi amiga estaba completamente mojada, le pidió que no siguiera, ella se acercó lentamente y empezó a disfrutar del joven cuerpo, le recorrió el pecho con la lengua, mientras con la mano le repasaba el resto, comprobó el enorme tamaño de su miembro. Se puso de rodillas y lentamente le bajo los calzoncillos, como un resorte el grueso miembro se estampó en su cara, ella con suavidad le pasó primero la nariz, los labios, la cara y finalmente se lo introdujo en la boca, y con ayuda de la lengua le repasó hasta donde podía entrar.
Se estiró sobre la camilla y el chico se lanzó a masajear la entrepierna, se introdujo el clítoris entre los labios, mi amiga le hizo parar y le pidió que le hundiera el miembro en sus entrañas, una cabalgada feroz precedió a uno de los orgasmos más fuertes que recuerda mi amiga. Estuvieron un rato abrazándose, por desgracia él había quedado con su novia. Al levantarse comprobó que la sabana estaba completamente mojada.
Cuando volvió al balneario se dio cuenta que las experiencias de ese día habían cambiado su vida, que el sexo y el amor son cosas diferentes y que pueden estar unidas o no, y que es absurdo privarnos de ellas. Los días siguientes servirían para comprobar esa nueva visión del mundo, pero ya es otra historia.
Autor: buenrollo1956