A veces en la vida conoces a personas, que te marcan y que se te hace difícil dejar de pensar en ellas, que te dejan una huella profunda.
En este punto, es donde está la Alicia una de las mejores amigas de mi mujer. Está casada con un tipo muy trabajador pero de muy corta gama de conversación, trabajo y futbol son sus dos y únicos temas. Cuando salimos los cuatro o con otras parejas, Jesús (que es su nombre) y yo nos cuesta encontrar tema común de conversación.
Alicia es todo lo contrario, es de aquellas personas, que tienen ese "algo", que te engancha. Alicia sin ser nada del otro mundo en hermosura, es de aquellas bellezas naturales, donde la simplicidad de sus rasgos son su mejor encanto. Sus ojos azules son como un paisaje del Caribe, son de aquellos que al mirarlos, dan sensación de calma y que no te importaría perderte en sus profundidades. Al hablar con ella se nota que es una mujer que "tiene mundo", que aún que puede hablar de todo y bien, es de aquellas personas que saben escuchar. Eso me gusta. El trauma que tengo con mi mujer es que nunca le he podido explicar nada que requiera más de dos minutos de conversación, se aburre (o la aburro), y simplemente cambia de tema y pasa a su tema favorito "YO (ella)" .
Alicia, me escucha, por banal que sea el tema. Yo no soy un gran orador, sino al contrario, acostumbro a estropear los chistes. Cuando los cuento, pierden la gracia, cuando hablo tengo tendencia a engancharme, a perder el hilo y tengo el vicio de dejar frases a medio terminar…..
¡Pero Alicia la mejor amiga de mi mujer… ME ESCUCHA!
Aquí en este punto podríais pensar, como lo pensé yo en su día !Una mujer que te escucha… eso es que está colgada de tí ¡
Decidí hacer varios experimentos para saber si "tengo posibilidades". Y si las tuviese…. no sé si me atrevería a dar el paso… ¡ posiblemente NO… ! Ella está casada y yo también. En esas cosas soy muy cobarde, me ha costado mucho llegar al estatus de «relativamente cómoda situación económica y "felizmente" casado» («felizmente casado entre comillas»). Quizás con veinte años menos y otra situación hubiera atacado sin importarme las consecuencias.
Los experimentos fueron tan sutiles, como desconcertantes. No me atrevía a decirle nada y además siempre estábamos rodeados de otra gente. Las visitas a su casa o ellos a la nuestra eran cada dos o tres semanas. Lo que me daba tiempo a planificar estrategias, que luego se veían desbaratadas, por «doña Ogro» (Elena ) la mujer de José.
José y Elena es un tercer matrimonio de amigos comunes que salen con nosotros. Elena (doña Ogro), era de aquellas personas que donde están se hacen notar, súper-extrovertida, mujer-espectáculo, de las que hablan, y hablan … y hablan. Es una mujer que todos nos lo pasamos muy bien con ella y su marido. Cuando habla… y habla, y habla, a demás lo hace a un nivel sonoro muy alto, siendo el centro de atención tanto de la mesa y todo el restaurante.
Hasta aquí no tengo nada contra ella y su espectáculo constante, es divertida pero llega a veces cargar un poco. Elena tiene la costumbre en las reuniones a hacer corrillo con las mujeres, con la excusa de "hablar de nuestras cosas". Como podéis suponer esto me desbarataba todos los planes de tener una charla "inteligente" con Alicia, tenia ganas de explicarle "cosas" a la única mujer que me escuchaba. Alguna vez cuando el tema entre los hombres iba de futbol (tema del que no entiendo, ¡ni quiero entender!), me acercaba a la charla de las "chicas", pronto saltaba doña Ogro.. ¿Qué haces tu aquí..? Esto es cosa de mujeres…! Ella creía que eso hacia gracia!
Alicia, poco a poco, fue pasando, de amiga a la persona a la cual tenia sueños con ella. Al principio estos sueños eran de estar charlando horas y horas con ella.
Un día del verano, pasó algo que cambió mi forma de ver a Alicia.
Estábamos en la piscina, tanto ella como mi mujer estaban haciendo top-less. al igual que otras mujeres en la piscina, todo era normal. Como ya era hora de comer y teníamos mesa reservada en el restaurante, todos se fueron a los vestuarios a cambiarse de ropa, … Solo nos quedamos ella y yo solos. Alicia ya se havia puesto la parte de arriba del bañador y yo que ya estaba vestido.
– No vas a vestirte.
– Dije yo.
– Solo me pongo el vestido por encima y ya estoy lista- Me contestó.
Estábamos hablando, mientras ella y con toda la naturalidad del mundo. Se puso por encima un vestido de gasa blanca y con una especie de malla elástica que le ajustaba a la cintura, faldita corta que le llegaba hasta casi la rodilla. Ya la había visto este vestido en otras ocasiones, pero nunca me había provocado esa sensación.
La culminación del momento vino cuando hizo deslizar la parte de abajo de su bañador, que aun estaba algo húmedo del baño, hasta deslizarse con gracia entre sus piernas. (y todo esto con la mayor naturalidad y sin dejar de hablar-me).
Esa visión de la pieza del bañador entre sus tobillos, me provocó un escalofrío y casi al instante me vino una erección de caballo. Desde mi adolescencia que no me pasaba algo parecido. Yo allí «trempado», vestido y en publico. Era muy incomodo.
Ella no sé, si notó alguna cosa (seguro que sí), continuaba hablando me tranquilamente, mientras doblaba el bañador de forma lenta ante mí, como si nada. Yo estaba a cien ¡!! Uff!!!
Estará ella notando mi erección ?. Pensaba yo. Me senté para disimular, pero fue peor, puesto que al vestirme, no consideré necesario ponerme ropa interior, puesto que llevaba unos pantalones cortos tipo shorts, que ya de por sí son bastante cómodos.
Al sentarme, mi aparato, presionado por la entrepierna de pantalón, optó por acomodarse en la postura más cómoda que era casi salirse por una pernera del pantalón. La situación era tragicómica ahora que la recuerdo, pero en ese momento me moría de vergüenza!.
Alicia al ver que yo me sentaba, ella también agarró una silla-tumbona de esas de plástico que hay en las piscinas y la situó justo delante mío. ¡Que hace! ella continuaba explicando me no se que historia de unos amigos comunes y su situación de separación… Yo la oía hablar pero mi cabeza estaba en otro sitio. ¡Ella estaba sentada, frente a mí…. y sin bragas!
¡La vista no era del todo buena, pero mi imaginación suplía con creces allí donde la vista no llegaba !
Suerte que yo llevaba gafas de sol oscuras y mientras mi cara estaba apuntando a su cara mi vista tenia un ángulo más bajo hasta sus pantorrillas. Mi miembro estaba casi a punto de salirse por la pernera del pantalón. Empezaba a notar aquel cosquilleo, que en otras ocasiones es tan agradable, pero que en esta situación era molesto y difícil de disimular. Puse la toalla encima de mi pantalón, en previsión de lo que pudiese pasar.
Alicia, continuaba hablando con tal naturalidad, que se me hacía difícil entender como se estaba dando cuenta de mi "problema". Puede que yo al estar de espaldas al sol ella no se diese cuenta. Ella estaba sentada algo inclinada hacia delante, con los codos poyando se en sus rodillas y sin apoyar la espalda en el respaldo, esta es la posición que se toma cuando se habla con alguien que tienes en frente.
Al terminar de explicar, y viendo el poco interés que yo tenía por el tema, abatió el respaldo de la silla se reclinó diciendo:
– Mientras, los esperamos, voy a aprovechar el último minuto de sol.
Lo que hasta aquel momento solo estaba en mi imaginación, pasó a ser realidad, y como dicen «la realidad supera a la ficción». Así fue. Tenia su pubis depilado como una muñeca. Del monte de venus le salía una línea muy fina como pintada a bolígrafo del que más menos a mitad brotaba como un carnoso labio de color rojo brillante con los destellos metálicos de algo que está húmedo. El flash solo duró escasos segundos, pero esa imagen ha quedado grabada a fuego en mi memoria. Hoy día pasados ya casi 5 veranos, aún puedo cerrar los ojos y reproducirlo en mi mente como una fotografía.
Esa visión me hizo eyaclular instantáneamente, apreté la toalla contra mi sexo para disimular las convulsiones. Houston, temeos un problema . ¿Qué hago,… ?
Me levante como un muelle, diciendo
– Perdona, voy al lavado…
Mientras andaba notaba como por mi pierna derecha se escurría la cantidad de semen que había echado. Tenia miedo de haber manchado el pantalón. Al entrar a los vestuarios salían los demás, maniobré rápidamente y me encerré en el lavabo de caballeros del bar. Por poco me pillan, y me hubiese sido dif&iacu
te;cil de explicar que era aquello que se escurría por la pierna. Por suerte la erección-lateral (por la pernera) evitó que el pantalón quedase manchado. Me limpié, esperé a que mi pene tomase el tamaño normal y salí.
Allí los tenia a todos esperando.
– Que te ha pasado ?? dijo Jesús el marido de Alicia.
– El desayuno que se me ha puesto mal. -dije.
Durante la comida tuve que fingir que no tenía hambre, cuando es justo al contrario, cuando eyaculo de esta manera o hago el amor, es cuando más hambre tengo.
Con mi mujer tenemos una vida sexual muy monótona, sin "alegrías" y "sin salirse del guión". No me avergüenzo en admitir que a partir de aquella experiencia, he fantaseado todas las noches con el espectáculo que me dio Alicia aquel día de verano.
Alicia, tenia que haberse dado cuenta de mi… de que yo… de eso que me pasó!! Durante unos días cuando nos veíamos la evitaba. En algún momento entre ella y yo, hubo algún cruce de miradas, pero los dos a la vez, bajábamos la vista al suelo o despistábamos mirando a otro sitio… Está enfadada conmigo (pensé).
Tenia miedo que me llamase la atención, o incluso que pensase que yo era un pervertido, "un mirón" de esos que se masturban a escondidas. No era así, os lo aseguro!. Fue algo natural e involuntario por mi parte.
Yo tenía ganas de hablar con ella, para saber que pensaba de mí. Por otro lado tenía un miedo terrible que se hubiese llevado una idea equivocada.
Poco a poco, todo fue normalizándose, ya estaba convencido de que ella ya me había perdonado, habían pasado unos meses y casi cada domingo salíamos varias parejas. La señora Ogro, me había salvado del mal trago de hablar con ella, siempre estaba por medio, o montando el show con su marido, o conspirando en corrillo con todas las mujeres.
Un domingo yo ya estaba vestido y apunto. Mientras doña Estoyen5minutos (mi mujer) se terminaba de secarse el cabello, yo bajé a limpiar el auto. Alicia ya estaba en la calle, al preguntarle por su marido, me dijo ese día "estaba de guardia" y que le tocaba trabajar hasta muy tarde, (si no os lo he contado antes, os lo cuento ahora: el marido de Alicia es policía).
Perfecto, teníamos diez minutos para hablar a solas. Yo hablé primero…
– Verás yo…. aquel día en la piscina….. (yo estaba rojo como un tomate, y empezaba a tartamudear) ¡.
– (Ella me cortó diciendo). Siento haberte incomodado tanto! Lo hice sin darme cuenta y no quiero que esto afecte a nuestra amistad y la de nuestras parejas. Yo no he contado nada a mi marido, quizás no lo entendería, y pensaría que me expuse ante ti a posta!. Nos lo pasamos muy bien con vosotros…. Si quieres ….
Aquí en este punto, yo no sabía que hacer. Era yo, quien me quería disculpar !!! pero…. Ella me pedía perdón.. Pronto entendí que ella también se sentía culpable y por eso me apartaba la vista en estos días.
Me desconcertó tanto, que quedé unos instantes como alelado,….. Eh!… Ah!… hubo unos segundos de silencio……
– … si quieres (continuó ella)… olvidamos el asunto…. -dijo.
– Oh!… sí … Gracias… y perdóname tú…. vale? – respondí.
Ella pareció, aliviada. Como el que se saca un peso de encima… Y, yo también !!!! Desde aquel día, volvió a ser la de siempre. Pero en alguna ocasión los temas de nuestra charlas han rondado el limite de lo intimo o lo privado.
En una ocasión paseando por la avenida, Nuria (mi mujer) se había adelantado con los demás para reservar mesa. Alicia y Yo andábamos tranquilos nos habíamos quedado solos andando. Me contó, "con toda la naturalidad del mundo", que le había venido la regla, y que se le había adelantado, que la tenía de forma muy fuerte y que no estaba muy "fina".
Este comentario que puede ser normal entre mujeres muy amigas. Pero yo como "hombre" no estaba acostumbrado a que una mujer, ni siquiera la mía, me contase con tanta naturalidad sus intimidades. En otras ocasiones posteriores, también me ha explicado sus intimidades, que os contaré en próximos relatos
En este punto está la situación, en la realidad, se que nunca pasará nada con ella. Pero eso no impide, que ella sea la protagonista de mis sueños m&aa
cute;s íntimos. (que también os contaré)
Saludos
ORCIM
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Autor: ORCIM