Me tendí de espaldas en la cama y le pedí que me penetrara cosa que hizo lentamente hasta que sentí chocar sus testículos contra mí, comenzó a moverse dentro mío cada vez más ligero y en contra de lo esperado estuvo largamente cogiéndome (yo tuve varios orgasmos y gemía como una loca) hasta que sentí su eyaculación y su semen caliente y muy abundante llenó mi concha.
Con Alejandro nos casamos hace 19 años cuando ambos teníamos 18 y eso porque yo en mi debut con él quedé embarazada de mellizos (un varón y una mujer)
Hoy a los 37 años Alejandro con sus 1.80, sus ojos verdes y su cuerpo atlético atrae las miradas de las mujeres (y los gays) y yo con mis 1.70 (96-62-92) mi melena rubia, mis ojos celestes de niña inocente y mi cuerpo juvenil soy acosada por los hombres (y por algunas mujeres)
Antes de casarme tuve una vida sexual muy activa después de haber sido desflorada por mi hermanastro (el hombre que es hoy mi esposo) y de haber incluso trabajado como puta de lujo durante 6 meses junto con mi hermana y mi hermanastra.
Tenemos una vida sexual muy activa entre nosotros después de que pasados cuatro años de casados entramos en una etapa de aburrimiento que superamos luego de un año de meternos los cuernos mutuamente, hasta que una noche, que resultó ser mágica, coincidimos en un boliche Alejandro con su «amiga» de turno y yo con mi «amigo» de turno, de allí fuimos a nuestra casa los cuatro y armamos una linda «fiestita» de intercambio aprovechando que los melli estaban con sus abuelos.
A partir de ese entonces nuestro matrimonio se hizo más sólido y de vez en cuando teníamos una aventura en la que participábamos ambos (algún trío con otra chica, algún intercambio con otra pareja y una sola vez un trío con un travesti)
Ese trío con el travesti fue respondiendo a una fantasía mía de sentirme penetrada por un pene y ver una cara de mujer y unas tetas agitándoos ante mis ojos y después Alejandro le partió el culo al travesti.
Nuestros hijos crecían y cuando fueron adolescentes hablamos los cuatro largamente y ellos fueron instruidos convenientemente para evitar situaciones sexuales inconvenientes de tal manera que ambos llegaron a los 18 años sin haber tenido relaciones sexuales (hace de esto poco más de ocho meses)
Luego de la fiesta donde los chicos y sus amigos bailaron hasta la salida del sol y donde varias parejitas tuvieron interesantes encuentros sexuales mi hija conversando conmigo me dice que su noviecito le está pidiendo «la prueba de amor» y que le dice, «total no será la primera vez que tengas relaciones sexuales» y eso la entristecía porque ella no tenía experiencia. Entonces nos reunimos los cuatro y acordamos que yo me iba a encargar del debut sexual de mi hijo y Alejandro desvirgaría a la nena y que les enseñaríamos todo lo que necesitaban saber sobre el sexo.
Así fue que un sábado a la tarde me quedé a solas con mi hijo en casa mientras Alejandro y la nena iban al cine para dejarnos solos con el acuerdo que a la noche ellos dos se quedaban a solas y mi hijo y yo íbamos al cine.
Nos besamos con mi hijo y le dije que me desnudara y que mientras lo hacía me fuera besando todo el cuerpo, después lo desnudé yo mientras lo besaba.
Le pedí que besara mi concha y que con la lengua penetrara en ella hasta que sentí el placer del orgasmo. Luego comencé a acariciar y besar su linda pijota (de unos 20 cm igual a la del padre) y se la chupé con cariño. Me tendí de espaldas en la cama y le pedí que me penetrara cosa que hizo lentamente hasta que sentí chocar sus testículos contra mi, comenzó a moverse dentro mío cada vez más ligero y en contra de lo esperado estuvo largamente cogiéndome (yo tuve varios orgasmos y gemía como una loca) hasta que sentí su eyaculación y su semen caliente y muy abundante llenó mi concha.
Luego estuvimos besándonos y acariciándonos, él volvió a chupar mi concha y yo chupé su pijota hasta que eyaculó dentro de mi boca.
Cuando regresó Alejandro con la nena nos estábamos duchando juntos y ellos nos pidieron que nos quedáramos para la «iniciación» de la nena.
Nos quedamos con mi hijo en el living mirando una peli y oyendo los gemidos de la nena en su debut hasta que más tarde ambos bajaron al living ya duchados y envueltos cada uno en sus batas (yo me había estado besuqueando y franeleando con mi hijo que ya tenía la pija dura como una piedra), subimos los cuatro al dormitorio donde los hermanos se pegaron flor de cogida mientras Alejandro y yo los miramos primero y los imitamos después.
Esa fue la única vez que se hizo eso, ya que luego los chicos por su cuenta, y nosotros por la nuestra, continuamos con nuestras vidas hasta que una noche, después de cenar, los chicos comentaron que ellos les habían contado «la experiencia» a amigos muy muy íntimos, y que había tres chicas vírgenes y dos muchachos vírgenes que querían ser iniciados por alguien con experiencia de ese tipo…
Fue entonces que Alejandro se encargó de desvirgar a las tres jovencitas y yo tuve el placer de iniciar a dos muchachos, uno de los cuales me sorprendió con su inmensa pijota que cuando la medí pude comprobar que su largo era de 25 cm y la circunferencia de 12 cm.
La vida es maravillosa y hay que aprovecharla hasta el último segundo, y si es cogiendo mejor todavía.
Luego le contaré cuando con Alejandro, mis hijos y yo hicimos intercambio con dos parejas de negros cubanos…
Autora: Flor Porri
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