(Continuación)
«Desconozco por completo el tiempo que pasamos dormidos mi suegro y yo; al despertar seguíamos desnudos, solo que el semen ya estaba seco pegado entre nuestros cuerpos. Al fin pudimos vernos con la total ausencia del deseo y la pasión. Francamente sentía mucha pena por todo lo que había pasado y hecho, ahora, ya no había marcha atrás.
– ¿Nos bañamos nuerita? Dijo mi suegro.
– Si, -contesté más por una necesidad de salir del embarazoso momento que por convicción propia.
Él se levantó (con el miembro aún medio erecto, ¡que sorpresa para un hombre de más de 60 años), y bajó a encender el boiler del baño. Después de unos minutos volvió a la recamara y se quedó en la puerta, observándome desnuda en la cama.
– ¡Qué hermosas chiches tienes! ¡Son divinas y francamente no pensé que estuvieran tan deliciosas como están!
-¡Suegro!, -contesté verdaderamente apenada.
-¡¿Qué?!, es la verdad, después de hoy no podré dejarlas de mamar a cada momento. Va a ser necesario chupártelas cada vez que pueda.
-¡Jajajajajajajaja! -Reí más de nervios que de otra cosa, sabía que lo que comentaba mi suegro no era una idea, más bien era un anuncio, una amenaza.
Mi suegro se fue acercando a la cama y quedo al pie de ella, cerca de mis pies y me dijo:
– Ven, levántate.
Todavía cansada y con todo mi pesar me levanté, quedé de pie frente a él, entonces me acarició los hombros, mi cuello, bajo hacia mis pechos y los apretó dulce pero firmemente.
Se sentó en la cama y quedo con su cara a la altura de mis pechos. Se quedó viendo un pezón para pasar a otro. Los veía con mucho detenimiento, como queriendo descubrir un secreto, una pista, algo que explicara el porqué de su fascinación por ellos. Luego, tomo uno con su mano.
-No puedo abarcarlo con una sola mano primor, son verdaderamente grandes y duros.
Tomo mi pecho ahora con ambas manos y aún le faltaba un poco para abarcarlo. Se acercó a mi pecho, saco su lengua y embadurno con saliva mi pezón hasta que éste respondió quedando totalmente erecto. Cuando esto sucede, la aureola de mi pezón se contrae haciéndose pequeña. Luego tomó el otro pecho e hizo lo mismo. Él se sentó en la cama y me volteo quedando yo de espaldas, yo veía mi reflejo en la luna del tocador. Vi como sus manos tomaban mis pechos y los apretaban.
De repente, me jalo hacia atrás y caí sobre sus piernas, pero cual serías mis sorpresa que su pene se introdujo como mantequilla en mi sexo. ¡Entro todo y de un solo intento! Me sentí inundada, llena, ensartada. Parecía una salchicha con un palo dentro.
– ¡¡¡¡Suegritoooooooo!!!!
– ¡¡Nuerita linda, que rica!!, ¿nos vamos a bañar? –Preguntó mi suegro.
– ¿Así? Como me tienes, ensartada hasta las bolas.
– Siiiiii, anda, levántate.
Como pude me levante y al mismo tiempo mi suegro, tiene una verga tan larga que aun parados, tenía un buen pedazo de verga metido en mi cueva.
-¡Hayyyyyyy cabrón! Aún me tienes ensartada suegrito.
-Si amor, te siento bien mojada ¿te gusta cabrona? –Me pregunto mi suegro.
-¡Siiiiiiiiiii papiiiiiiiiiii! ¡¡¡¡No lo saquesssssssssss cabrón!!!! ¡Déjamelo adentroooooo pinche suegro vergudo!!!!!!!!!!
Así comenzamos a caminar, la verdad no se pueden imaginar lo que siente una mujer al tener una verga bien dura y al mismo tiempo metida en tu sexo y a la vez caminar. Mientras caminábamos me iba agarrando las chiches, las nalgas, las caderas, mi sexo, ya no cabía lugar en donde sus manos no hubieran acariciado o apretado algo. Los 10 pasos de distancia que hay de su recamará al baño los aluciné, los quería hacer eternos.
Llegamos a la puerta del cancel, la abrí, y él seguía pegado a mí. Pase a la regadera y abrí la llave del agua caliente, enseguida me metí debajo de la refrescante agua y se mojó mi cabello (que ahora es largo y café oscuro), mis tetas, todo, todo mi cuerpo. Sentía como el agua caía por mi espalda pero no terminaba en mis nalgas, ahora acababa en el fierro de mi suegro.
-¡¡¡Pinche nuera cogelona!!! ¿Qué puto espectáculo verte toda mojada! ¡Eres una diosa putita mía, que pinche afortunado soy Dios miioooooo!
-¡Hay suegritoooooooo! ¡¡¡Se le está hinchando más su vergaaaaaaa!!! ¿Noooo pueeeedeeeee seeeerrrrr! ¡¡¡¡Hayyyyyyy que pincheeeeeeeee gustoooooo!!! –Conteste. Notaba como su chilote palpitaba en mi sexo, pero cada vez que lo hacía se hinchaba más y más. Estaba otra vez bien caliente y con ganas de coger más. Nunca había estado con alguien más que mi marido en la ducha y ahora, estaba hasta la madre llena de verga por parte de mi suegro. Me incline hasta que pude tomarme los tobillos con las manos, de forma que estaba abierta hasta lo máximo.
Mi suegro comenzó a moverse, de una forma tranquila, sabedor de lo magnifico de su pene. Lo sacaba todo, hasta quedar con la cabeza acariciada y aferrada por mis labios vaginales. Y entonces la metía poco a poco, igualmente de desesperante, podía saborear milímetro a milímetro su verga, ya fuera de entrada o de salida.
-¡Hayyyyyyyyyy! ¡Que ricoooooooooooo! –Decía yo, al momento que comenzaba a sentir esas cosquillitas tan características y que anuncian que el orgasmo está a punto de llegar.
-¿Te gusta América?, te agrada como te cojo cabrona, andaaaaaa, dimeeeee cuanto te hago disfrutarrrrrr.
-¡¡¡¡Me está matando de gusto cabroonmnnnnnnnnn!!!! ¡¡¡¡¡¡Cójame, cojemeeeee, dame bien durooooooooo!!!!! ¡¡¡¡Más rápido cabronnnnnnnnnn!!!! ¡¡¡¡¡¡Deme másssssss, así suegritooooooo me vengo putooooooo, me vengoooooooooooo!!!!!!!!!!
Y si, me vine de una forma demencial, mi cabeza choco con la pared porque no podía ni quería soltarme de los tobillos, me temblaban las piernas, estaba llegando a un brutal orgasmo, mi suegro noto que desfallecía de placer y me tomo de la cintura, agarrándome y evitando que callera. Entonces mi suegro comenzó a aumentar su ritmo y me decía:
¡Pinche zorraaaa, ¿así le hablas a mi hijo? ¿Con todas esas palabrotas putaaaaaaa?
Yo no podía hablar, el agua resbalaba por mi boca e intenté contestar pero ningún sonido salió de mi garganta.
Mientras empujaba más fuerte y rápido mi suegro su verga en mi sexo. Comenzó a escucharse el choque de su pelvis en mis nalgas… ¡¡plaff!! ¡¡¡plaff!!! ¡¡¡plaff!! Alcanzaba a escuchar a lo lejos como en sueños.
¡Anda putita contéstame! ¡Anda cabrona que ahora te estoy cabalgando puta! ¡Plaff! ¡Plaff! Me dio un par de nalgadas que me sacaron de mi trance sexual.
-¡Puto! ¡Me pegaste cabrón! ¡Suéltame pendejo que a mí nadie me pega! –Le dije tremendamente enojada.
-¡Ni madres cabrona! –Contesto gritando y aumentando su ritmo. -¡Y si quiero te reviento el culo a nalgadas cabronaaaaaa! ¡Contesta pendeja!, ¿así hablas con mi hijo?
Y me volvió a dar otra nalgada. Esta tercera ya no me resultó tan desagradable, ¡me gusto! Mi suegro debió notarlo porque me dio otra más.
-¡Deja de golpearme cabrón!, -pero esto se escuchó menos agresivo y más tranquilo de mi parte.
-¿Qué pare? Si veo que te está gustando hija de la chingada.
¡Plaff! Sonó otra cachetada en mi culo.
-Ya suegrito, deja de pegarme cabrón… -Mientras seguía metiéndome su chile, tuve que levantarme un poco para apoyarme en la pared porque sentía que en cualquier momento me iría para delante de las fuerzas que me faltaban.
¡Plaff! Otra nalgada paro en mis nalgas.
-¡Que me digas si así le hablas a mi hijo! –¡Plaff! Otra nalgada más. Ya sentía que el culo me ardía y que lo debía tener bien rojo de tantos golpes pero eso me estaba súper excitando. Nunca nadie me había dado nalgadas y cada vez que lo hacía mi suegro sentía que me mojaba a chorros aunque el agua caía en mi cuerpo.
-Nooooooooooooooo cabrón, es algo que empecé a hacer contigo. Anda méteme más la verga puto, golpeameeeeeeee cabróoooooooooooooooooooo. Dame duro. -¡Que carajos dije! ¿Qué me golpeara más duro! Ya, ahora sí ya no era yo, era un puta cualquiera y además sucumbía al placer duro, de los golpes.
Mi suegro comenzó a darme de nalgadas una y otra vez, al mismo tiempo que incrementaba su ritmo, ya no sabía que sentir, que permitir, que dejar de hacer. ¿Qué me haría este viejo rabo verde? ¿Cómo podría enloquecerme más?
-¡Lo sabía putita! ¡Sabía que con mi hijo eres muy mocha! ¡Pero conmigo te vas a descoser! ¡Conmigo vas a coger de verdaaaaaaaaaadddddd! ¡Toma cabronaaaaaaaaa! ¡Recibe todo mi chileeeeeeeeee!
-Si amor, si amo, dame, dame duro, dame maaaaaaaaaassssssssssss. Dame vergaaaaa. Yo soy tuya, soy todo lo que quieras, anda cogeeeeeeeeeeeeeee pinche cabrooooooooooon.
Y seguía metiéndome la verga biern duro, me jalo del cabello y me volvió a poner con las manos en los tobillos.
-¡Así putita, así amooooorrrr! ¡Así te abres más rico! – Dijo mi suegro.
Ya era un pistón me daba rapidísimo y las piernas me temblaban, el corazón se me iba a salir por la boca y la cabeza me punzaba.
¡Maaaaaassszsssss amorrrrrrrrrrrr! ¡Así suegritooooooooo! ¡Metelaaaaaaaa, metelaaaaaa! ¿Mássssssssssssssss!!! ¡Pegame cabrooooooooooonnnnnnnn! ¿Dameee duroooooooooooo! ¿Quiero maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssss! – Dije ya fuera de mi.
-¿Quieres más putaaaaaaa? ¡Ten cabrona, toma mi chile zorra cogelona, ten tu pinche pedazo de vergaaaaaaaa!
Ya me cogía como poseído, me tenía tomada del cabello, ensartada, golpeada, me dolían las nalgas, las piernas, mi sexo. Pero que placer tan incomparable.
-¿Quién es tu macho cabrona? ¿A quién le perteneces puta adorada! –Gritaba mi suegro.
-¡A ti pinche viejo vergudo, soy tuyaaaaaaaaaaaa, párteme cabrónnnnnnnnnnnn! ¡Dddame chile! ¡Montameeeeeeeeeeeeee! Soy una pinche vieja cogelona, dámela por favor papitttttoooooooooooooooooooooooooo!
Comencé a sentir algo nunca sentido, mis ojos se pusieron en blanco, las piernas se me doblaban, me temblaban, un placer indescriptible salía de mi espina dorsal y llegaba a mi sexo. Mi suegro gritaba cosas inteligibles. Bufaba como un animal. Me jalaba del pelo con mucha fuerza, me nalgueaba una y otra vez.
-¡Agggggggggggg! Tomamma perrraaaaaaaaaa, andaaaaaa cofgeeee. Purca.
-¡Si puto! ¡¡¡¡Mi puto gran puto, dame dame dame mássssssssssss!!!!!!! Dije.
De pronto, mi suegro se agacho sobre mi espalda, sentí su peso, me tomo una chiche y me lastimó, me la quería arrancar, pinche cabrón, me la apretó durisisisimo y al mismo tiempo sentí si venida bestial, chorros de semen chocaban en mi útero, se estaba viniendo como adolescente, se convulsionaba. Yo estaba con los ojos en blanco, la boca abierta y no sé si era baba o agua escurría de mi boca, estaba como muerta, ida, tenía miedo de explotar como iba a hacerlo, mi orgasmo estaba por venir, estaba ahí ya casi. De repente me soltó del cabello, apoyo su cuerpo en mi espalda y me metió un dedo en el culo. (NO MAMEN QUERIDOS LECTORES casi me vuelvo a venir).
-¡Ten nuerita mi leche, mis mocos, tu lecheeeeeee! ¿Ten cogelona puta hija de la verga! ¿Qué rico culo hermosa! ¡Está más apretado que tu sexo! ¿Te lo voy a partir ricoooooooo!
-¡Nooooooo mameeeeeeeeee suegroooooo! ¡Saque el dedo, puto! ¡Deje ese hoyoooooo, no seas cabrónnnnnnn! ¡Nooooooo! ¡Siiiiiiii, así perroooooo! ¡Así amooooooo! -grité casi llorando!… -¡Me vengo cabroooooonnnnnnn, me muerroooo putooooooo! Me meo pinche culerooooooooooooooo. -Dije ya fuera de sí.
¡No voy a sacar nada cabronaaaaaaaa! ¡Dame tu orgasmo, gritalooooooo cabrona cculona, si bien que te gusta sentir mi dedo en tu hoyo! ¡¡¡¡Soy yo quien te lo fabricó!!!! DAMELO PINCHE PERRA LUJURIOSA. –Me ordenó mi suegro.
-¡HAAGGGGGGGGGG! Puto, puto, puto, verga, puto, me vengoooooooooo. Dije.
Caímos al piso, mi suegro encima de mí pero no importó, mi orgasmo explotó desde el fondo de mí ser y por primera vez en mi vida me vine. ¡Estaba como orinando! ¡Salían chorros de algo como agua de mi sexo! Era interminable y mojaba la verga y cuerpo de mi suegro que estaba detrás mío.
¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyy! ¡Que delicia! ¡Qué encantooooooo! ¡Me muero suegrito! ¡Dioooooooooooos miooooooooooooo! Esto es coger. -Dije sintiendo que moría de placer.
-¡Hay ricura, que buena eres cogiendo nuerita! ¡Bienvenida a tu primera corrida! ¡TE LA REGALO CON GUSTO»… (continuará)
Primero que nada, gracias a los lectores que me han tenido paciencia para espera la tercera parte de mi relato. En segundio lugar quiero decirles que escribir esta parte me encantó, me calentó y me hace desear ser penetrada en este momento. ¡Ufff, me cansé!
En tercer lugar, tengo que agradecer a los lectores que me han escrito, siempre mostrando su respeto ante todo, eso me hace sentir muy bien conmigo, porque aunque en mi relato soy (y lo acepto) una puta muy puta. Ustedes siguen tratandome como a una mujer, eso no tiene valor para mí.
Y ya basta de cosas, espero y hayan disfrutado esta parte como yo. Les mando un besote y no olviden escribirme a [email protected].