Siempre que escribo algo, me cuesta trabajo escribir el primer renglón; tratar de explicar situaciones y sentimientos es una tarea difícil
Siempre que escribo algo, me cuesta trabajo escribir el primer renglón; tratar de explicar situaciones y sentimientos es una tarea difícil, pero trataré de hacerlo de la manera más apegada a mi sentir; así que siendo ésta la mejor página de relatos del mundo, espero que ésta vivencia esté a la altura.
Soy un hombre, actualmente de 26 años, que vive en la Ciudad de México, me encanta salir los fines de semana a beber, con mi grupo de amigos a quienes considero casi como hermanos, ya que soy hijo único; en cuanto a mi apariencia mido 1.75, soy delgado, guapo (¿porqué no decirlo?), y también un poco sangrón (también ¿porqué no decirlo?); mi físico me ha ayudado con las mujeres, pero esa no es mi mayor virtud, lo que en verdad ayuda a un hombre, simple y sencillamente es saber tratar a una mujer (que quede claro que solo hablo de mis experiencias, tal vez a alguien más le funcionen otras cosas).
La historia que les voy a contar empezó hace como 4 o 5 años, cuando estaba en el segundo semestre de una Universidad de ésta Ciudad, donde conocí a una mujer que me facisnó desde que la ví, esta es Julieta (por ponerle un nombre), es alta 1.73, muy delgada, muy femenina, muy fina en sus poses, con rasgos también muy finos.
En cuanto a su fisonomía, tiene senos pequeños y un cuerpo que no es el tipo de cuerpo espectacular como el que se presentan en todos los relatos, pero es un cuerpo muy firme y muy estético; lo que realmente diferencia a Julieta de las demás mujeres es su rostro, que en una palabra y sin faltar a la verdad es: hermoso.
Julieta era la niña más guapa del salón (lógico, en estos relatos todas son las más hermosas), del tipo de niña que nunca anda con nadie, pero eso sí les dá unos calentones de miedo a muchos imbéciles que solo se la pasan halagando a las mujeres y nunca llegan a más, incluso a los que no eran de los anteriores, y que querían algo serio con ella los bateaba, en mi caso en ese segundo semestre en un antro como a las tres de la mañana, le pedí que fuera mi novia, el problema fue que lo hize estando ahogado de borracho (sí, lo sé, fue una de las varias estupideses que cometí; la juventud y la inexperiencia determinan que así debió haber sido), fue una estupidez muy grande pues así perdí la oportunidad de llegar a algo más con ella.
Después de haber pedido las rigurosas disculpas, al día siguiente nos fuimos a tomar un café, platicamos y parecía que si quería algo conmigo, nos dimos un beso cuando la dejé en su casa; a la mañana siguiente cuando la volví a ver en la Universidad, ella fue grosera conmigo, intenté hablar con ella pero me ignoró a lo grande. Para no caer en el jueguito de estar atrás de ella y que me ignoraran ahora el que la ignoraba era yo, así pasaron un par de meses. Un día, faltando una semana para los exámenes semestrales, me pidió que le diera un aventón a su casa y en el coche platicamos muy a gusto, en un alto me puso la mano en la pierna y le puse mi mano en el mismo lugar la fue subiendo hasta antes de llegar a mi miembro, yo fui subiendo la mano por sus jeans exactamente hasta donde había llegado; después la bajó y yo también; nos volvimos a despedir de un beso. Al día siguiente el que la ignoró fui yo (he llegado a la conclusión de que en terrenos sentimentales, debe de haber igualdad; si te la hacen, te la pagan). Pero en fin, para no aburrirlos, sepan que durante los cinco semestres siguientes, fue así; salíamos con cierta frecuencia, y jugando el mismo jueguito, pero cada vez mas subido de tono pero nunca llegamos a mas de un buen faje y siempre por arriba de la ropa, una vez intenté meterle mano y me cacheteó y otra vez que me saqué el miembro del pantalón se bajó del coche, así que todo era siempre con ropa.
Cuando estábamos el octavo semeste de la carrera (siempre nos tocó en el mismo salón), un miércoles en la tarde, los miércoles del octavo semestre en especial en la tarde, todos los salones de mi misma carrera estaban en clase, yo para variar llegué tarde (es una muy mala costumbre que tengo), iba subiendo las escaleras cuando ví que Julieta salió del salón, como la tarde a
nterior nos habíamos puesto un faje de miedo nos tocaba ignorarnos, ella venia caminando hacia mí, con la vista fija sin mirarme directamente, así que justo cuando estuvo frente a mi voltee para el otro lado, cuando pasó me dió una nalgada e inmediatamente después corrió cuatro pasos hasta el baño de mujeres.
Honestamente quedé ardido, si le tocaba ignorarme no tenía porque haberme dado una nalgada, así que revisé si no había alguien y entre corriendo al baño de mujeres, cuando entré alcancé a ver a Julieta sonriendo por la nalgada que me había dado, ella estaba de espaldas a mí y la ví por el espejo, (llevaba una falda holgada de tela ligera como cinco centímetros arriba de la rodilla y un top, y encima una camisa anudada, se veía muy bien), entonces subí su falda por atrás y le dí un pellizco en la nalga, volteó roja de las mejillas y antes de que me reclamara la abracé y le dí un beso, empezó a forcejear pero solo como treinta segundos, ya que después me abrazó y seguimos besándonos.
Estábamos en pleno faje, yo con las manos en sus nalgas (algo nuevo para mí) cuando oímos unos tacones que se acercaban, nos fuimos hasta el último baño entramos y lo cerramos, nos quedamos parados sin decir nada viéndonos a los ojos, la mujer que entró utilizó el baño de junto (aclaro que los baños de la Universidad son totalmente cerrados, no hay espacios ni abajo ni arriba de las divisiones), entonces aprovecando de que no podía hacer ruido para protestar le volví a subir la falda a Julieta y le toque el monte de Venus…
Su mirada de reto ahora se volvía de deseo, así que hice a un lado su tanga, subí mi dedo a su boca y lo bajé y empecé a acariciarla hasta que encontré su clítoris, ella gimió (toda vía había alguien en el baño de junto), así que la besé. Ella empezó a frotarme por encima del pantalón, nos seguíamos mirando, tenía una cara de deseo hermosa, así que desanudé su camisa y se la quité, la voltee hacía la pared y me saque el miembro subí su falda y lo puse entre sus nalgas, al sentirme intentó quitarse, mis manos acariciaban sus senos y la apreté hacía mí; empece a morderle muy suave su el cuello, sus orejas… la chupaba y otra vez gimió; con una mano le tapé la boca para que no se oyeran sus gemidos.
Estaba viviendo la situación más exitante de mi vida, sentia la tibieza de su cuerpo, mis manos encontraban la suavidad de una piel tersa, mi olfato quedaba embriagado por un aroma mezcla de perfume, loción, saliva, sudor: deseo. Mi mente no sabía en que pensar, pero en su indecición pensába en lujuria, intencidad, pasión…
Otra vez bajé mi dedo pero ahora encontré que estaba mojada (mi exitación empezaba a ser la misma en Julieta) que poco a poco lo fui metiendo, ella me apretaba el miembro con sus nalgas, después dos dedos, la otra mano estaba apretándole los senos, (que delicia, de solo acordarme lo que viví, se me está parando). En un momento en el que le saque los dedos, ella volteó hacía mí y me besó, lentamente bajó por mi cuello, mi pecho y se la metió a la boca, me la empezó a chupar, primero la cabeza lentamente ahí estuvo un buen rato, con los dientes me hacía cosquillas, después se la metió hasta donde ya no le cabía mas, con las manos me sobaba las nalgas, entraba y salía. (es importante aclarar que no tengo un miembro de 25 cm, como los que aquí aparecen, nunca me lo he medido y nunca lo he de hacer, pero como referencia, estando hasta adentro de la boca de Julieta toda vía quedaba afuera una parte que me la apretaba cerrando su mano completa).
Así estuvimos algún tiempo (mentiria al decir cuanto), de pronto empezamos a oír que habían muchas mujeres afuera, vi el reloj y eran las seis de la tarde (hora de cambio entre clase y clase), ella me miró espantada, me dijo al oído muy quedito – ¿Ahora que hacemos?. Sin decirle nada le volví a meter un dedo, su espanto, otra vez volvió a ser lujuria, se sentó en el baño le abrí las piernas y empece a chupar sus labios, primero los mayores, los que separé y ahora busque su clítoris con la lengua, sus ojos estaban entreabiertos y su boca apretada, lo estaba disfrutando, así que mientras le daba un masaje con mi lengua
le metí un dedo, como a los cinco minutos sentí sus contracciones, estaba teniendo un orgasmo fuerte porque se movía mucho, pero casi eran audibles los sonidos de su boca, así que estabamos seguros, no nos descubrirían; mientras, afuera de nuestro baño, se seguian oyendo voces de mujeres, que paulatinamente fueron apagándose a medida que transcurria el tiempo.
Cuando estuve seguro de que ya no había nadie, yo seguía moviendo mi lengua y ella seguía con los ojos cerrados, de pronto saque mi dedo y empecé a metérsela poco a poco ella abrió los ojos, puso sus piernas al rededor de mi cintura y me empujó hacía adentro; no podía creer que me estuviera cogiendo a Julieta, después de mas de dos años de cachondeo, después de que según ella era muy puritana y mojigata, ¡me la estaba cogiendo! y lo mejor en el baño de mujeres de la Universidad.
Cambiamos de posición dos veces, primero parados los dos, ella cruzó sus piernas en mi cintura y yo la alcé con los brazos, aunque ella es muy delgadita, me cansé rápido, solo estuvimos así cuatro o cinco minutos (creo, pudo haber sido menos), después la bajé le di la vuelta y la puse en cuatro, ella recargó las manos en el inodoro y seguimos… cuando sentí que me venía se sentó en el baño, la puse entre su pecho y me vine, le llené la cara y los senos de semen. Se paró y nos dimos un gran beso.
En el tiempo que estuvimos besándonos, se la volví a meter, no para volverle a hacer el amor, simple y sencillamente para seguirla sintiendo; ese momento de exitación, lujuria, deseo, pasión, tenía que quedar registrado en mi mente para siempre; si por mí hubiera sido, aún hoy estaría igual; pero en fin, nada es eterno.
Así fue la primera vez que me cogí a Julieta, después nos hicimos novios y duramos un año, tiempo en el que descubri que es bisexual, tiempo en que la lujuria fue hasta el límite, tiempo en que me enseñó cosas que ninguna mujer más me ha enseñado; tiempo en que disfrutamos no solo de la sexualidad, sino también de la vida.
Con dedicación especial para mi Julieta, por si algún día lo lee sabrá que he escrito nuestro secreto y lo he contado a miles de personas, que ni siquiera saben que existimos.
En fin, espero que este relato haya sido de su agrado y si quieren hacerme comentarios sobre el mismo o si desean que les siga contando las otras aventuras sexuales que he vivido, por favor escríbanme a esta dirección:
Autor: simara_mx
simara_mx ( arroba ) hotmail.com