suceso que os voy a relatar acaeció cuando estaba en el instituto, estaba en el vestuario cambiándome después de la clase de gimnasia, me había quedado el último, y estaba solo en los vestuarios. De pronto, para mi sorpresa apareció por la puerta del vestuario de hombres Sonia. Ella es una chica muy agraciada, de complexión normal, poca estatura, pelo moreno, senos grandes y un trasero durito.
Al verla le pregunté por lo que hacia por allí, me respondió que tenía que decirme algo, le dije que de acuerdo, pero que antes me dejase terminar de cambiarme, y que después hablábamos, que tenía que ser algo rápido pues mi novia por aquellos entonces, Cinta, amiga suya también, me estaba esperando fuera, ella me respondió que de eso quería hablar, y sin casi terminar la frase se abalanzó sobre mí, tirándome al suelo, al mismo tiempo me besaba apasionadamente, tras el impulso inicial, la aparté un poco y le pregunté por lo que hacia, y Sonia me respondió que me quería, que me necesitaba, le dije que Cinta estaba esperando fuera, como excusa, y ella me dijo que la olvidase, después me insistió varias veces hasta que cedí, entonces puse mis manos en sus prominentes senos, y Sonia respondió con un leve gemido de placer.
Tras esto, empecé a besarla apasionadamente mientras a la vez le iba subiendo su suéter blanco, para momentos después terminar por quitárselo, inmediatamente comencé a tocar y besar sus senos, los cuales aun estaban dentro del sujetador blanco que llevaba, ella me miraba sonriente, me pedía que siguiera así. A continuación, con una mano le desabroché el sujetador y con la otra le fui masajeando sus nalgas, mientras continuaba besándola. Más tarde, a la vez que continuaba trabajándome sus senos, le desabroché los botones del pantalón vaquero y después se lo bajé hasta los tobillos, llevaba unas preciosas bragas blancas, sin demora pasé mi mano por encima de las bragas, la tela estaba empapada de sus jugos, estaba muy cachonda. Acto seguido metí mi mano en sus bragas, tenía poco bello púbico, el cual acaricié durante un rato hasta que al rato metí un dedo en la rajita, pasándolo de arriba abajo hasta que finalmente le introduje el dedo en su vagina, empecé a masturbarla, el dedo entraba y salía como si nada pues estaba muy lubricada de lo cachonda que estaba, Sonia me decía entrecortadamente entre gemidos de placer que continuara, que le daba mucho gusto, que se moría, que siguiera. Al rato, le bajé las bragas, y la dejé desnuda por completo, ella mientras tanto me fue quitando la ropa, y jugueteaba con mi abultado pene que estaba debajo de mi slip. Pasados unos minutos, le dije que había llegado el momento de que hiciera algo por mí, tras decir esto, me bajé los calzoncillos y le mostré mi erecta polla, sin decir nada, Sonia se hizo la idea de lo que quería y sin pensarlo me agarró la verga con una mano y con la otra empezó a masturbarse. Me lamía el glande, chupándolo, pequeños círculos alrededor de su raja, hasta que poco a poco se lo fui introduciendo en su coño, lo hice con cuidado, y cada vez tenía más dentro, hasta que cuanto estaba casi toda ella me dijo en tono de perra en celo que se la metiera del todo que quería sentirla dentro de mí. Se la introduje entera y ella soltó un sonoro gemido, le había gustado.
Lentamente empecé a follarla, con la postura del misionero, la postura más clásica, le acariciaba mientras la penetraba con las manos, sus tetas, su vientre, su cara, la besaba, ella agarraba mis glúteos con fuerza, yo le frotaba el clítoris con los dedos, le cerraba las piernas lo más que podía para poder sentir cierta dificultad en la penetración y que fuera más intensa, Sonia lo agradecía, y no tardó mucho en correrse, se convulsionaba, me agarraba con fuerza, me besaba apasionadamente.
Tras esto, me tumbé en el banco, ella lo hizo encima mía, empezó a besarme, nos enrollamos, nuestras lenguas luchaban, hasta que ella se puso de pie, se dio la vuelta, y dándome la espalda se fue introduciendo mi polla de nuevo en su vagina, la postura del sometido, yo estaba acostado cómodamente, entregando mi placer a la voluntad de Sonia, la cual se introdujo por completo mi verga en su coñito, era una penetración pro
funda, se la clavó entera, dándome la espalda, subiendo y bajando lentamente, controlando los movimientos con la ayuda de los brazos. Así estuvimos un rato, ella asomaba su rostro de perra en celo sobre su hombro, me encantaba verla, yo mimaba sus glúteos, los amasaba, incluso después le acariciaba su ano, a ella le gustaba, disminuía la velocidad de los movimientos para disfrutar del estímulo anal.
Minutos después, ella empezó con movimientos más rápidos y fuertes, me encantaba follarme a esa hembra adorable, le agarraba los senos disfrutando de cada penetración, hasta que me dijo que se corría, yo aceleré un poco más para llegar a la vez, fuimos adquiriendo más velocidad, ella llegó al orgasmo, yo seguí un poco más hasta que después de un tiempo estaba a punto de estallar, le dije que me corría, ella me dijo que lo hiciera, se la saqué del coño, la puse de rodillas, yo de pie al lado y me terminé de masturbar en su cara, me corrí sobre ella, borbotones de esperma salían e iban a parar a su cara, incluso como tenía la boca abierta muchos de estos chorros fueron a parar a lo más profundo de su garganta, otros resbalan por su cara y pelo, ella los iba recogiendo con la lengua, como queriendo hacer el trabajo bien hecho.
Cuando terminé de correrme, me la mamó para dejármela totalmente limpia, al mismo tiempo que se relamía. Después me vestí y la dejé aseándose en el vestuario. Salí y me fui hacia mi novia, estuvimos hablando un rato, hasta que Sonia apareció, empezó a hablar con mi novia de cosas banales, como si nada hubiera pasado, tras esto nos fuimos.
Autor: Fary pabloeresmas ( arroba ) hotmail.com