Hola, como esta todos, muchas gracias por todos los mails que me han mandado por los otros relatos. De más esta decir que esta historia es real, espero que les guste.
La ansiedad me carcomía. Hacía rato que te esperaba. Todo pronto, el champagne en la hielera a la temperatura deseada, y mi cuerpo a una temperatura mayor de la deseada.
Me prometiste una noche especial, dónde haríamos realidad nuestras fantasías.
Cuando llegaste, nuestras bocas se fundieron en un beso interminable, nuestras manos recorrían los cuerpos a la velocidad de la ansiedad.
Te separas, me miras a los ojos y comienzas a desnudarme. Luego me obligas a sentarme en un sillón. Te acercas por mi espalda, llevas mis manos hacia atrás y me las atas. Vuelves a girar te pones de frente, tomas mi verga entre tus manos y le das una pequeña caricia. Sientes como salta, se pone dura, se tensa, el glande se hincha y se pone morado. La sueltas, te colocas a la distancia exacta y comienzas a desnudarte. Puedo ver como desabrochas lentamente los botones de tu camisa, develando un brassier, blanco totalmente transparente, por donde quieren escapar tus pezones, duros, erguidos. Pasas tus manos sobre ellos y parecen crecer más aun.
Luego giras y levantas tu minifalda de ejecutiva justo hasta donde terminan tus medias con ligas y empieza la rotunda redondez de tus maravillosas nalgas. Bajas el cierre con el movimiento de tus caderas acompasado de tus manos para bajar la falda y dejar frente a mis ojos los fantásticos mediomundos de tu culo, apenas divididos por un hilo dental.
Te pones de frente nuevamente, subes y bajas en un baile sensual que esta a punto de hacerme explotar la pija. El tanga transparente como el brassier me permite ver los bellos de tu monte casi rasurados en una línea que indica la entrada de tu fuente de placer. Pones tus manos entre la tela y tu coño, insertas un dedo en él y lo sacas, lo llevas hasta mi boca me das aprobar el néctar más delicioso de la vida. Te acercas, pones tu boca en mi oído y tu estomago roza la dureza de mi verga, pasas tu lengua profundamente por mi oreja y tomando mis huevos con tus manos, pronuncias tus primeras palabras.
– mmm, mi guachito esta como para comérselo…pero hoy tengo una sorpresita para él…porque hoy es el día de las fantasías cumplidas…siempre dijiste que te gustaría verme con otra mujer…hoy tu sueño será realidad.
Te alejas, sirves el champagne en dos copas.
Té quedas mirando mi erección hasta que suena el timbre, abres la puerta y aparece…una morocha impresionantemente alta, con un cuerpo de actriz porno, y una cara de puta que se le parte.
La saludas con un morreo que hace que casi me venga. Sus manos se apoyan en tu culo casi desnudo y separan las nalgas dándome una visión única de tu trasero. Se acercan juntas hacia mí, me miran no dicen nada, la morocha se acerca a mi verga trempada al máximo y pasa la lengua por sus labios, abre la boca y cuando parece que va a meterla dentro, la tomas del cabello y violentamente la tiras al piso. Te desnudas totalmente, y le abres la camisa a ella, rompes su brassier y dejas a mi vista, dos pechos enormes, sin dudas por su dureza y contextura siliconados, coronados con dos pezones negros a punto de explotar. Pasas tu lengua por sus pechos, te regodeas con esas bellezas, ella comienza a respirar agitadamente, los muerdes primero suavemente luego cada vez mas fuerte, tirando de los pezones como si en una dulce tortura los quisieras separar de los pechos.
Es lo mejor que me ha pasado en mi vida, mi sueño hecho realidad. Dos hermosas mujeres tiradas a mis pies brindándome un espectáculo lésbico fascinante. Pones tu cuerpo encima de su cara, tu coño se refriega contra los labios de la morocha. Tomas la copa de champagne y dejas caer su contenido por tus pechos, que cae hasta tu conchita, para que la boca carnosa de ella reciba el helado licor.
Es tu momento de gozar, y como lo disfrutas, sabía que te gustaría estar con otra mujer, pero ahora, mientras la morocha te come el coño con devoción y tu gozas como una condenada, me asusta un poco que te guste tanto como para olvidarme.
Con el trabajo de la chica tu cuerpo comienza convulsionarse, tus manos toman los pechos y los amasan, se avecina tu orgasmo. La lengua de ella parece que tuviera un motor, aletea por tu clítoris, se mete en tu vagina profundamente, toma el henchido botoncito entre sus labios y lo succiona y
vuelve aletear sobre él con una velocidad endemoniada, sin duda sabe muy bien lo que hace.
Ya no puedes contenerte. Comienzas a gemir y a gritar, sueltas la copa que se hace mil pedazos contra el suelo.
– Sí…si…así…asi..más….más…dame…más…no…pares….por…favor….sigue…. cómeme la concha así guacha divinaaaaa….dale por favor…no pares….
Mis ojos desorbitados, no pueden mandar una señal de placer tan grande a mi cerebro, tengo la verga como nunca la tuve, verte así sobre otra mujer, haciéndote chupar el coño de esa forma me esta enloqueciendo, aullando como una perra….por un momento pense que me iba acabar en seco, sin tocarme. Tu sigues en lo tuyo.
– Dale guacha que me acabooooo…dale demostrale a este putooo, como se come una concha…daleeee…..asiiiiiiii…..máaaaaasss…. asiiiiiiii….. aaaaaaaaaaggggghhhhhhhhhhhhhhhhhh….
Te derrumbaste sobre ella dejando un mar de jugos sobre su cara.
Pasaron unos minutos en que nada se movió, solo se escuchaba tu respiración hasta que se normalizó. Luego te pusiste de pie. Te acercaste a mí. Tu mirada fija en mi verga. Acercaste tu lengua y tomaste de ella unas gotitas preseminales, que se aposentaban en la cabeza. Jugaste unos segundos con ellas casi sin tocarme. Quería acabarte aunque no me tocaras, llenarte la cara de mi espesa leche, bañarte con mi semen, descargar mis pesados huevos que ya me dolían. Pero no me dejaste. Volviste a subir hasta mi cara, tu mirada llena de lujuria se clavó en la mía, sentí una puntada en los huevos y mi verga cabeceó para crecer increíblemente un poco más.
– Te gustó? – preguntaste sin dejar de mirarme, y agregaste – esta cumplida la fantasía de mi guachito?
– Si, si – balbucee-
– Bueno, me alegro que te haya gustado. Por como tenés ese mástil, no me quedan dudas que lo disfrutaste mucho. Ahora me toca hacer realidad mi fantasía. No te parece? No conteste. Te mire intrigado, no tenía ni idea que te traías entre manos. Además maniatado como estaba me sentía indefenso. Y la calentura ya no sólo no me dejaba pensar, sino que tampoco podía hablar.
– Mi papito, quería verme con otra mujer, no es así?- y acercando tu boca a mi oído con voz casi inaudible agregaste – pero vos sabes que el sueño de tu putita es ser cogida por un buen macho frente a tus ojos.
Me subió un calor por el pecho. No podía creer lo que estaba oyendo.
Te saliste de encima de mí, te acercaste a la puta que se encontraba de pie detrás de ti y te arrodillaste frente a ella Lentamente bajaste su falda. Luego pasaste tus manos por su culo, la giraste y lo abriste para que yo lo viera mejor. Que orto que tenia esa morocha, parecía tallado, daban ganas de partírselo de un solo vergazo.
Se colocaron las dos de perfil a mí, una frente a la otra, tu con la cara a la altura de la concha de la morocha. Tomaste los hilos laterales del tanga de ella y los bajaste.
Mis ojos no podía creer lo que veían.
Una verga enorme surgió de entre sus piernas. El hijo de puta era un travestí y tenía una poronga que podía hacer feliz a diez mujeres juntas.
Las dos me miraron y se rieron. Tomaste su miembro con tus manos y comenzaste una mamada de antología. Pasabas tu lengua por su cabeza, recorrías todo el tronco humedeciéndolo con tu saliva, te la metías toda en la boca y bajabas a chuparle los huevos. Todo con un deleite que se reflejaba a través de tu cara, esa cara de puta que pones cuando tienes una buena pija a tu disposición y que yo conocía muy bien.
Lo que más me llamaba la atención de toda la situación es que mi verga muy lejos de bajarse siguió creciendo, como nunca la vi en mi vida. Yo que pensaba que no me iba a gustar nada verte con otro hombre, me di cuenta que verte frente a una hermosa morocha con unos pechos descomunales, un orto perfecto para taladrarlo, chupándole la pija con devoción, me excitaba como creo que nunca lo estuve en mi vida.
Cuando la morocha la tuvo bien parada te acostaste en el suelo, abriste las piernas todo lo que pudiste, tomándolas con tus propias manos y llevándolas hacia tus pechos, dejándome frente a la visión más hermosa que he tenido de tu coño mojado y ordenaste:
– Cogéme, cogéme ya! El travestí se arrodillo en el piso y puso la cabeza de su vergota en la entrada de tu cueva. De un golpe te enterró la mitad. Tu grito desgarró la habitación. El trolo, paró, se asustó.
– No pa
res, hijo de puta, clávamela hasta el fondo- Gritabas al tiempo que movías tus caderas para que este siguiera enterrándotela hasta los huevos.
Es fue la señal para que la morocha se transformara en una locomotora folladora. Comenzó un mete y saca que parecía que te quisiera atravesar, tu gozabas y gritabas como una loca, desde el mismo instante que te la puso, te atrapó una cadena de orgasmos que te mantenían en el limbo sexual.
– Asiiii…..ah…ah…mas….masssss….siiii.ssii…..ahhh…..si…dame…..dame…..asi…..
ahhhhhhhhgggggahhhhhhhaahahhhhhagggggggggg. No habían pasado ni cinco minutos que tu cuerpo se arqueó casi hasta quebrarse y cayó inerte en el piso.
El trava, paró su maquina de coger. Tu le dijiste:
– ¡Quue hacesss!! Quiero que me cogas sin parar hasta que muera!!!! Te incorporaste y te pusiste a cuatro patas como una perra. Pero con una característica especial. Apoyaste tu cuerpo contra el mío, tus brazos en los posabrazos del sillón en que yo estaba. Tu cara frente a la mía, tus pechos rozándome la pija. Si quitar tus ojos de los míos ordenaste.
– Rómpeme el culo. Quiero sentir toda tu verga abriendome en dos. Partime al medio.
La morocha sin esperar más apoyó la cabeza de su verga en la entrada de tu culito. Y comenzó hacer fuerza.
– Aaaaaggggghhhhh – gritaste- No pares, no pares hasta que sienta tus huevos chocando contra mis nalgas…seguí rómpeme mi amor, demostrale a este hijo de puta, como una puto puede llenarme de verga y hacerme gozaar como nunca.
La morocha comenzó a taladrarte el culo sin compasión. Cada embestida repercutía en mí, a través de tu cuerpo apoyado en el mío. La sensación debo admitir nuevamente era maravillosa. Ver como se deformaba tu rostro por el dolor y el placer que te daban, escuchar tus gritos de yegua bien cogida, y sentir como tus dientes se clavaban sobre mis tetillas cada vez que el puto te la sacaba toda y te la enterraba sin compasión en tu maravilloso ojete, era lo máximo.
Luego de unos minutos en esta situación la morocha comenzó a mostrar síntomas de estar por acabar, tu te giraste tomaste su verga con tus manos y comenzaste una mamada que termino con toda una catarata de leche en tu boca, rostro y pechos. El traba pasó su lengua por tu cara y tomo su propia leche, tu acariciabas tus pechos esparciendo lo que allí te había caído. Yo no sabía si esto era ya realidad, me dolían los huevos como nunca, mi verga estaba que no aguantaba ni un aire. De pronto, te acercaste a mí y con aliento a semen, me dijiste:
– Espero que te haya gustado mi amor, porque yo lo disfrute como nunca y esto se va a repetir.
Luego se vistieron juntas y se fueron. Me dejaron atado en el sillón con la verga como un mástil y los huevos con una sobredosis de leche insoportable. Lo peor es que la situación me había superado tanto que no atine ni a gritar para que me desaten.
Espero que les haya gustado, y a alguna mujer que quiere venir ayudarme y desatarme ya saben donde estoy y como estoy, las espero
Autor: secretsy
secretsy ( arroba ) hotmail.com