Tenia ya un año saliendo con Patricia, que en ese entonces tenia 23 años yo era dos años mayor que ella. Patricia era muy bien formada de 1.65 de altura y nos llevábamos bárbaro en todo ni que hablar en el sexo.
Patricia vivía con su padre, de 55 años, viudo vuelto a casar con Miriam de 41 años y los 2 hermanos menores hijos de este matrimonio. Mi relación con todos ellos era sensacional.
Miriam es una mujer de 1.70 muy bien cuidada, bien formada, que realiza ejercicio a diario, aparatos, pileta etc. Tiene un par de tetas imponentes es bien proporcionada, con una melena rubia (teñida) por la mitad del cuello, un culazo de otro planeta, duro, redondo y parado. Piernas macizas y marcadas, bonita de cara y sobretodo una mujer con un gran sentido del humor, muy aggiornada y muy fina.
Yo soy de 1.80 físico deportivo, delgado y no es por nada pero se me a premiado con una herramienta de 23 cm. de largo, pero no es justamente el largo lo que siempre llamó la atención sino el ancho, lo que hace resaltar mucho sobretodo el glande.
A pesar de lo que era ese mujerón de Miriam, nunca se me había ocurrido pensar en algo, nada más que admirar el estado de esa mujer para la edad que tenia. Normalmente yo pasaba por Patricia a media tarde por su casa ya que ella trabajaba como Miriam en el estudio de mi suegro.
Fue así casi todo ese año, hasta que un día yo pasé como de costumbre por mi novia, me sorprendió que me recibiera Miriam que a esa hora tendría que estar trabajando, ahí me informó que no había ido a trabajar ese día, Patricia tendría que quedarse más tiempo entonces, y los hermanos estaban en un campamento. Me invitó a merendar mientras esperaba a mi querida novia, todo transcurría normalmente, hablábamos de bueyes perdidos y otras yerbas, ya dije que Miriam es una mujer con un gran sentido del humor, con una conversación muy interesante y muy agradable, hasta que no se como la charla derivó en el sexo con nuestras respectivas parejas.
Ahí me enteré de lo que le sucedía con mi suegro ya que por la edad y el trabajo no la tocaba por varios meses, eso hacia que tuvieran unas riñas importantes, cosa que trataban, muy bien, de disimular los dos, según me contó. Cuando iba a comenzar yo con mi parte de la charla me interrumpió, diciéndome que ya sabia todo ya que ella era la confesora de Patricia, lo que yo no conocía era hasta que grado llegaban esas confesiones.
– Me dijo Patricia que tenés un muy buen instrumento y que sabes usarlo muy bien- dijo con su mejor sonrisa.
Yo que hasta ese momento no tenía ninguna intención, que no fuera seguir disfrutando de la conversación, tratando de ser gracioso conteste:-Bueno no me puedo quejar pero tampoco es algo deslumbrante (risas).
La mayor sorpresa de la tarde llego para mí cuando continuó:- ¿Puedo pedirte algo? Javier.
– Si claro, Miriam, decime.
-Me dejas verla.
Tartamudeando, sudoroso, e inquieto contesté:-Pero, Miriam, mira si llega a venir alguien que puede pasar.
-Ya te dije que van a demorar un buen rato. Además no es algo tan grave- dijo despreocupada y siempre sonriente.
Me convenció, a lo que accedí a su pedido, me paré, saqué mi tesoro y sentándome de nuevo al lado de ella la apoyé sobre mi pierna derecha. Sus ojos hablaron, la vio, me miró a los ojos y volvió a contemplarla diciéndome: -Nunca pensé que Patricia exageraba pero tampoco pensé con encontrarme con esto- y se rió nerviosa. Debo aclarar que la situación me empezó a poner algo cachondo lo que se empezó a notar en mi verga. Continúo mirándola embelesada y me dijo:- Puedo pedirte algo más -Si, lo que quieras -¿Me dejas tocarla? -B…Bueno si-. La idea me ponía a mil y comenzó a acariciarla en todo su largo con una ternura y maestría que me volvió loco, no le quitaba la vista de encima, la calidad de las caricias, la calidez de su mano, y la hermosa situación me hizo tener una erección normal pero notoria. A lo que me dijo: -Huy… mira lo que te hice perdoname.- Con tono sarcástico.
-Puedo pedirte algo yo ahora -Si lo que quieras decime.
-Ponetela en la boca. Inmediatamente me contestó: -Te lo iba a pedir yo-. Se incorporó y arrodillándose frente a mí entre mis piernas, la tomó fuertemente con su mano izquierda y empezó la mamada de mi vida. Acercó su boca hacia mi verga, le dio un tierno beso a mi glande, me miró a los ojos y empezó a pasar toda la palma de su lengua desde la base hasta la punta misma, donde se detuvo y jugueteó con la punta de su lengua en el orificio de mi pija. En ese momento tenia una erección descomunal, nunca había visto mi miembro así, tenía venas henchidas de sangre que nunca habían aparecido, nunca me la habían mamado con tanta maestría, ¡que hembra!
Seguía con toda delicadeza, mientras se tragaba lo que podía de mi pija y sostenía la base con su mano izquierda, me acariciaba las bolas con la mano derecha, hasta que llegaba a ellas y se las ponía de a una dentro de la boca succionándolas suavemente. Sentía que me iba a explotar de la calentura que me estaba produciendo, el glande parecía un hongo a punto de estallar.
-Por favor Miriam para que sino voy a acabar.
-No-dijo muy segura-Primero quiero que me chorrees la boca con tu leche-. Nunca la había oído hablar así, tan fina y delicada siempre, y era en ese momento una puta tan guarra, cosa que me enloqueció más y me deje ir, sentí desde mis bolas hasta la punta de mi pija los chorretes de leche caliente y espesa, que iban directo a su garganta, mientras ella aceleraba el sube y baja apurándose a tragar todo lo que le daba, para no ahogarse.
Se la devoró todo lo profundo que pudo hasta hacer una pequeña arcada, y la fue retirando pensando que ya había sacado todo, mientras que en el mismo momento de sacarla de su boca me salió el ultimo chorro salpicándole el mentón y parte de la boca, a lo que se apresuro a limpiárselo con la mismísima punta de mi pija comiéndoselo también.
Se levantó y empezó a sacarse la blusa y la mini que tenia puestas todavía, ahí pude contemplar aquel cuerpo monumental, no podía creer que con sus 41 años podía estar en esa forma, tenia puesto un conjunto de ropa interior fucsia con encajes, que me ultra calentó, donde las tetas parecía querer escaparse de esa presión, una caderas bien marcadas por la tanga bien cavada a la cintura terminando en un triangulito que le tapaba apenas su vagina notoriamente hinchada. Se dio una media vuelta para que apreciara aquella obra de arte y pude ver el culazo redondo y parado que se tragaba el pedazo de tanga que entre esas nalgazas pasaba.
Ante ese espectáculo tuve un momento de duda, sí abalanzarme sobre ella y devorarla como un cavernícola o usar toda la delicadeza que pudiera, opté por lo último pero me costó un triunfo contenerme a cada segundo del salvajismo que me provocaba esa hembra, mal atendida y con un atraso de placer notorio.
La tomé de la cintura, la senté a mi lado nos dimos un profundo beso sin decirnos nada, le fui sacando el sostén ¡que visión, las tetas que tenia frente a mi! Eran grandes en forma de gota con una areola pequeña rosada igual que el pezón en forma de bolita en la punta y súper erectos. Se los empecé a comer indistintamente uno y otro a lo que daba pequeños gemiditos de placer, tocándome la cabeza con una mano y con la otra poniéndosela en la boca para contenerse de gritar. Fui bajando por su vientre dando pequeñas lamiditas hasta que quedé de rodillas entre sus piernas, le seguí comiendo los muslos, rodillas, tobillos, pies dedos y planta, con pequeños mordiscos y lamidas. Estiré mis manos, tomé su tanga de la parte más alta a lo que ella me ayudó levantándose un poquito, y ahí tenia ante mí esa vagina divina, con un poco de vello encima prolijamente recortado, abrí más sus piernas pude ver su interior donde sobresalía su clítoris pequeño, húmedo, y visiblemente erecto.
-Ahora me toca a mi devolverte el favor- le dije sonriendo. A lo que solo respondió mordiéndose el labio inferior y mirándome con pasión.
Volví a acercarme lamiendo el interior de esos muslos marcados y fuertes, hasta que llegué al destino ansiado, abrí sus labios exteriores con dos dedos de mi mano y la di una dulce lamidita al clítoris, gimió de placer, comencé una serie de jugueteos con la punta de mi lengua, lo que la hacia r
etorcerse hacia adelante y hacia atrás. Luego lamí la totalidad de su vagina introduciendo de a ratos mi lengua todo lo que podía en su interior, cuando me puse todo el clítoris en la boca y comencé un fuerte lengüeteo, sentí los estertores de su brutal orgasmo, a lo que aceleré la lamida, bramó de placer, apretándome con fuerza de la nuca contra su vagina, con las dos manos.
Sin detenerme continué, a todo esto mi herramienta había recobrado todo su orgullo, lamiendo todos sus jugos seguí hasta su periné, jadeaba, levantando un poco sus piernas rocé su ano con mi lengua, gimió de nuevo, rozando su anillo introduje la punta de mi lengua. A lo que me exigió:- Vení adentro mío, por favor. La hice acostar sobre el sofá, mientras yo me arrodillé frente a ella con las piernas lo más abiertas que pude, tomé mi miembro y lo pasé suavemente por su clítoris unas cuantas veces, daba fuertes gemidos, hasta que se lo introduje lentamente hasta que hizo tope en su interior.
-Mi amor…por favor nunca estuve tan llena ¿está toda adentro?- Me dijo tratando de ver la unión de los dos.
-No te entra más, pero estás llena te lo aseguro- respondí, ya que quedaban unos tres dedos afuera.
-Siempre fui algo estrecha, pero nunca estuve toda completa, me siento en el paraíso, dame lo que tenés para mí- realmente me sorprendía y calentaba oírla hablar así.
Era inexplicable la sensación hermosa que recorría mi verga erecta, esa humedad, junto con el calor interno de su vagina me estaba enloqueciendo realmente. Comencé a acelerar el bombeo y Miriam colocaba sus piernas en mis hombros, yo tomaba sus piernas indistintamente y mordía aquellas macizas pantorrillas, en ese momento ella se arqueó y sentí en mi miembro una enorme cantidad de sus jugos pegajosos y calientes, tuvo otro orgasmo, gemía daba pequeños gritos, se mordía las manos. Luego flexionó una de sus piernas y colocó los dedos de su pie en mi boca:-Comete toda a tu suegrita- me exigió antes de dar un fuerte gemido, y tener otro orgasmo que la hizo casi incorporarse, yo en ese momento estaba en llamas, aceleraba todo lo que podía el bombeo, eso enloquecía a Miriam, hasta que tomó la decisión de cambiar de posición. Nos detuvimos a pedido de ella, hizo que me sentara en el sofá ella se subió arriba de frente a mi, tomó en su mano izquierda mi verga y se la introdujo todo lo que pudo hasta que se ayudó dejando irse hacia abajo, pura gloria ¡que espectáculo de mujer tenia frente a mi! Y era ella en ese momento quien me culeaba a mí.
Comenzó a subir y bajar lentamente acelerando cada vez más, hacia movimiento circulares con su pelvis cuando la tenia bien adentro, iba hacia adelante y hacia atrás, me estaba enloqueciendo realmente nunca había estado con una hembra así, me tomaba con las dos manos de la nuca y pasaba sus hermosas tetas por toda mi cara, a lo que yo no daba abasto para comerlas todo lo que deseaba.
Siguió dándome ella hasta que se vino otra vez, sentía todos sus jugos corriendo por mi cintura, era una catarata, sus olores y la lubricación que habían producido estos en mi miembro, me excitaron más todavía, a lo que tomé yo la decisión de cambiar de posición esta vez, la tomé de la cintura nos levantamos e hice que se pusiera de espaldas a mí en posición del perrito, me puse detrás de ella, ¡que visión tenia ese culazo en pompa todo para mi! Se la introduje en la vagina de nuevo, enterré los dedos de mis manos en sus caderas y comencé el bombeo lo más rápido que podía, Miriam gemía, daba pequeños gritos, sacudía la cabeza, me alentaba: – si mi amor seguí así, no pares, dale todo a tu suegrita no sabes la falta que me hace- Mi verga parecía estallar sentí litros de semen, que le llenaban su vagina en ese momento ella terminó de nuevo dando un grito de placer. Caí derrumbado sobre su espalda comiéndola a besos, a lo que ella se dio vuelta como pudo contestó mis besos, me miro, rió y dijo: -Mi amor nunca, había hecho el amor así, te lo juro, no se cuantos orgasmos tuve, además de mi marido, no había estado con ningún hombre, pero vos desataste cosas que no sabia tenia- esta confección me volvió a poner caliente a lo que comencé a comerle los pechos de nuevo, ella se dejó llevar, y me alentaba:-Sos un cachorro insac
iable, que bien nos vamos a llevar de ahora en adelante- sin más me incorporé, ella seguía acostada sobre el sofá, y la puse en su boca, la empezó a mamar dulcemente, dando besitos en la punta, pasando la lengua todo alrededor de mi glande, tragándola todo lo que podía, mi verga había recuperado todo su tamaño cuando me acosté encima de ella y abrazándome con fuerza de la cintura con sus piernas la penetré de nuevo, comenzando de nuevo a gemir, yo miraba sus manos tomado con fuerza lo que podía del sofá y me excitaba mas, seguí un bombeo cada vez más acelerado, se vino de nuevo, comiéndome la boca a besos, seguí así hasta que ¡¡¡la gloria misma!!!! Me ordeno:- No, no ahora la quiero en el culo- yo quedé un segundo inmóvil, no daba crédito a mis oídos y demás sentidos.
Volví a levantarme, ella hizo lo mismo se arrodilló de espaldas a mí y apoyándose en sus antebrazos, me ofrecía aquel culazo descomunal en pompa todo para mi solo, comencé a comerle sus nalgas dando lengüetazos en el ansiado anillo e introduciendo mi lengua dentro de su ano cosa que la hacia gemir cada vez más, me arrodillé detrás de ella, apoyé la punta de mi glande ensalivada y con mi mano unté su anillo con los restos de sus jugos y mi semen antes descargado, ella me animó:-No tengas miedo mi amor ya lo he hecho unas cuantas veces, aunque mi marido no es tan grande, solo hazlo despacio al principio- así fue logré acomodar mi punta en su agujero fui lo más lentamente que mi ansiedad me permitía, ella comenzó a ayudarme moviendo todos sus músculos y acomodando su esfínter a mi glande. Luego de un pequeño empellón pude introducirlo todo, gritó, mezcla de dolor y placer, y siguió alentándome hasta que aproximadamente estaba la mitad de mi verga dentro de sus entrañas calidas y apretadas: – así amor ahora si la quiero toda, partime al medio dale a tu suegrita toda esa pija divina-. Oírla hablar así como una puta desesperada me calentaba tanto que la erección que tenía hacia parecer mi verga de un tamaño nunca alcanzado. Giró su cabeza mirándome y reculando a la misma vez diciéndome que la quería toda entre gemidos y gritos de placer, yo rebuznaba del ensueño que me causaba penetrar aquel culo maravilloso, comencé un bombeo lo más acelerado que podía, ella se empalaba y desempalaba junto con mi movimiento, gritando, gimiendo, sacudiendo la cabeza, mordiendo sus manos, hasta que casi desplomándose en el sofá bramó del orgasmo que tenia en ese momento, aceleré más derramando no se cuanto pero abundantes chorros de semen dentro de su culo. Caí sobre su espalda dándole besos por toda ella, Miriam giró como pudo, se quitó mi verga de su culo, dijo:-Mmm…Me llenaste la cola de leche que divina sensación, sentía que me partías al medio se me derretían las entrañas-.
Luego rápidamente tomamos una ducha juntos, limpiamos los restos de evidencia del sofá, y ahí fue contándome que todo lo que había pasado esa tarde lo había programado ella, ya que las confesiones de Patricia la habían intrigado y excitado bastante después de que su marido no la tocaba por mucho tiempo.
Como a dos horas después llegaron mi suegro y mi novia, en ese tiempo estuvimos Miriam y yo besándonos y abrazándonos como noviecitos, nadie sospechó nada nunca.
El tiempo pasó Patricia y yo seguimos después de ese día un año más, luego ella se casó y yo también, pero con Miriam hace 13 años que nos seguimos pegando nuestros buenos revolcones una o dos veces por semana. Ella se encargó de que yo quedara como amigo de la familia, para seguir estando juntos, cada vez lo disfrutamos más según ella y yo nunca lo hemos hecho mejor con nadie, no hay duda ¡¡¡¡ somos el uno para el otro!!!
Autor: José R.
quien pudiera ser tu suegra