Esto que voy a contarles ocurrió hace 2 veranos atrás con Cristina, la madre de un viejo amigo, es una mujer de unos cincuenta años, de 1.65 mts de altura, nada del otro mundo, si no fuera por un par de pechos grandes y de contextura macizos, un gran culo y caderas anchas como la mayoría de las mujeres de esa edad. Yo soy productor de seguros y tenía en ese momento 28 años. Federico, el hijo de Cristina, es un viejo amigo mío del colegio, llevamos una amistad de más de 10 años y como consecuencia de ello también tengo una gran amistad con toda su familia.
Debo confesar que siempre me había sentido atraído por mujeres mayores que yo, preferentemente cuarentonas, pero nunca hasta este momento había tenido ninguna experiencia al respecto. Tampoco nunca me había fijado en la madre de mi amigo, por principios obvios jamás le había prestado atención, hasta una tarde de verano que nos encontramos en una reunión familiar conversando en el jardín de su casa sentados en unas cómodas reposeras, Federico, Cristina, un par de familiares que estaban de visitas y yo, que había pasado a cobrar los seguros de la familia y me quedé un rato a conversar y disfrutar de los deliciosos mates que cebaba la madre de mi amigo. Estábamos sentados en círculo y la casualidad quiso que Cristina quedara sentada justo frente a mí. Ella vestía unos pantalones de gimnasia que le quedaban bastante ajustados y una remera algo ceñida que delataba sus atributos. Entre charlas y risas mi vista comenzó a posarse involuntariamente en las piernas de la madre de Federico, luego en sus caderas y segundos después en su concha. Ese día fue cuando me di cuenta de los atributos de la madre de mi amigo y a partir de ahí, comencé a dedicarle algunas de mis mejores pajas.
Cada vez que iba a la casa de mi amigo, le fulminaba las tetas y el culo con la mirada a su madre, cuidando que ni él ni ella se dieran cuenta, también comencé a elogiarla y alentarla a que saliera y buscara pareja ya que hacía varios años atrás había enviudado y desde entonces nunca había estado con un hombre. ¡No digas pavadas Marcos!!! me decía, ¿quién se va a fijar en una mujer de mi edad? ¡No estoy en forma ni muchos menos!!! Yo no estaría tan seguro de eso Cristina- Le respondía, ¡tienes unos buenos atributos que a más de un hombre le interesarían!!!!! agregué. Pero ¿qué desayunaste Marcos?, ¿Whisky? me contestaba Cristina entre avergonzada y agradecida por el cumplido. Ni Whisky ni nada Cristina, tienes una par de sensuales pechos y una cola que más de una treintañera te envidiarían le dije, aprovechando la confianza que tenía con ella. Definitivamente no sabes lo que estas diciendo, mejor cambiemos de tema me dijo entre risas y miradas cómplices, y así fue pasando la primavera s y parecía que el cielo pronto se caería, ya que unas nubes negras se veían acercar desde el oeste. Toqué el timbre y segundos después Cristina me abrió la puerta, Hola Cristina, ¿cómo estas?- -que sorpresa Marcos, Adelante, aunque no tienes suerte, Federico no está, se ha ido a pasar unos días a la casa de sus primos en La Pampa.
– que suerte tienen algunos, dije a modo de broma mientras algunos trabajamos, ¡otros se van de vacaciones!!!!! Y nos echamos a reír.
En realidad Cristina, pasaba a cobrar los seguros -, ¡Ah vienes a sacarme dinero! bromeo ella Bien, ¿me aguardas unos minutos mientras termino con esto? Estaba lavando el piso del patio, habían estado los pintores en la casa y estaba sacando el polvillo que se pegaba en todos lados, los muebles estaban todos desacomodados y tapados con lienzos como suele ocurrir cuando hay pintores o albañiles en la casa.
Mientras Cristina seguía lavando el piso del patio me senté en un sillón de piedra a esperar que terminara. Vestía un solero celeste y estaba descalza, empezamos a conversar sobre el destino de mi amigo en La Pampa y otras cosas sin importancia. Cuando se inclinó para pasar el palo con el trapo de piso descubrí a través de su holgado escote que no llevaba corpiño, por lo que sus tetas se movían desenfrenadamente, sus pezones eran oscuros y grandes, eso me produjo una erección al instante, me daban ganas de abalanzarme y apretarlos
con mis manos. Creo que me preguntó algo y yo no contesté, debido al espectáculo que estaba disfrutando, por lo que levantó su mirada y me vio con mi vista fija en sus tetas. Yo no sabía que hacer ni que decir, ¡me habían descubierto!!!, Cristina hizo una sonrisa cómplice y siguió lavando el piso como si nada pasara exagerando un poco sus movimientos. Minutos después terminó y me invitó a tomar unos mates mientras descansaba. Ya se había levantado viento de tormenta y la lluvia ya era inevitable.
Una vez en el comedor de la casa, seguimos charlando y entre mate y mate me preguntó que me sucedía, ya que estaba algo cayado. En realidad me sentía avergonzado porque me había descubierto mirándole las tetas, pero ensayé una salida airosa y le dije Nada, ¡solo pensaba que al final yo tenía razón!!!! ¿Tenías razón? – ¿de qué hablas?- me preguntó. De tus tetas, Cristina- Le dije. Acabo de comprobar que tienes un par de tetas irresistibles para cualquier hombre, ¡yo no se como sigues sola!!!! Cuando terminé de decir eso creí que me echaría de su casa, pero contra todos los pronósticos se echó a reír, – Eres terrible Marcos!! me dijo, ¿realmente crees eso? – Mientras se los tocaba por encima de su solero como para comprobar lo que acababa de decir. Por supuesto -le dije, mientras experimentaba otra erección. En ese instante un terrible trueno hizo vibrar los vidrios de todas las ventanas de la casa, ya estaba lloviendo y yo andaba sin mi auto, el tiempo había pasado volando, ya eran las 20:30 por lo que Cristina me invitó a que me quedara a cenar con ella. Estaba sola y afuera llovía demasiado para salir caminando, así que acepté.
Ella se fue a dar una ducha, ya que estaba acalorada por los quehaceres domésticos mientras yo me quedé mirando televisión. Cuando salió del baño vestía un short de gimnasia muy ajustado que hacía notar la tanga de hilo dental que llevaba puesta y una remera ajustada que hacía notar que no llevaba corpiño. Eso me excitó sobremanera, me estaba provocando. Mientras preparaba la cena volví a sacar el tema de que ella debería buscar una pareja o al menos un amante y me di me molestaban al principio, pero ya me acostumbré de nuevo -Te queda muy bien, ¡me gustaría vértela!!! Arremetí.
– Ni lo sueñes, deberás imaginártela – me respondió sonriendo
Cuando terminamos de cenar la tormenta estaba en su peor momento, parecía que no dejaría de llover por tres días, por lo que me pidoó que me quedara a dormir, era imposible salir con esa tormenta, así que llamé a casa para avisar que me quedaba a dormir en casa de Federico (obvio que no dije que El estaba de viaje). Cuando llega la hora de irnos a dormir me doy cuenta que el único dormitorio en condiciones era el de Cristina, ya que los pintores habían desacomodado todo los muebles y todas las habitaciones estaban sucias. Cristina me miró y me dijo, -compartiremos mi cama, Federico no tiene porque enterarse, mientras me guiñaba un ojo. El dormitorio de Cristina, era muy grande. A pesar de hacer varios años que iba a su casa, nunca había entrado en su cuarto. Tenía además de una cama matrimonial enorme, un escritorio con dos sillas y dos sillones individuales y muy cómodos. Nos sentamos en la cama y seguimos charlando sobre el tema de la soledad de Cristina, de la posibilidad de que consiguiera un novio o un amante y retomé su vida sexual, a esta altura ya conversábamos más sueltos, con más confianza. Yo comencé a elogiar y resaltar sus atributos femeninos, especialmente sus tetas, le pedí que se ponga de pie para apreciarla mejor y accedió sin problemas, cada parte de su cuerpo que elogiaba, ella se lo acariciaba. Empezó a acariciarse los pechos con mucha sensualidad, enseguida noté que sus pezones se pusieron duros, seguí con sus piernas y sus muslos y ella se los acariciaba también, parecía que se excitaba cuando lo hacía, le comenté también que su short ajustado insinuaba una vulva muy carnosa y llevó su mano hacia allí, yo me ponía como loco aunque la situación me resultaba entre rara, peligrosa y prohibida, estaba en la casa de mi amigo, con su madre, en su cuarto y ella excitándose con cada cosa que yo decía. En determinado momento le pregunté si se consideraba liberal o conservadora con respecto al sexo, a lo que me respondió que toda su vida hab&iacut
e;a sido muy liberal, que nunca se había privado de nada que le diera placer. Afuera, la tormenta seguía muy fuerte, de tanto en tanto los relámpagos iluminaban la habitación como si fuera de día.
Le dije que estaba enloquecido con sus tetas, que se quitara su remera que quería verlas. Te estás pasando Marcos me respondió. Entonces no eres tan liberal como dices repliqué. Si que soy liberal, pero tú eres el mejor amigo de Federico y yo soy su madre- se defendió Cristina. Ya lo sé le dije, pero también eres mujer y yo hombre, hace una noche de tormenta espectacular, yo me muero por acariciar tus pechos y tú hace años que no tienes una alegría. Cristina se quedó mirándome en silencio, como analizando cada una de mis palabras. Al fin habló, – ¡Eres terrible Marcos!!!!!!! me dijo y acto seguido se quitó su remera quedando frente a mi ese inmenso par de tetas que siempre había deseado, sus pezones oscuros estaban duritos. Esto será todo me dijo -, yo sin escucharla apoyé cada una de mis manos en sus tetas y empecé a acariciarlas, apreté sus pezones y comencé a lamerlas, con mi lengua hacía círculos alrededor de sus pezones, se los tironeaba suavemente con mis labios. La respiración de Cristina se aceleró, sus ojos se cerraron, comenzó a jadear suavemente mientras sus manos se enredaban en mi cabello apretándome sobre su cuenta de mi presencia, bajé una de mis manos hasta su short y empecé a acariciar su entrepierna mientras pasaba mi lengua por su cuello.
Cristina sacó su mano del interior de su short y acercó sus dedos mojados por su flujo a mi boca, yo se los chupé uno a uno al tiempo que introducía mi mano por dentro de su short y su tanga buscando su clítoris. Cristina comenzó a frotar su culo sobre mi bulto, Al fin cortó el teléfono y ya nada nos podía parar, Cristina apoyó su manos sobre el borde del escritorio inclinándose para adelante y separando un poquito sus piernas, mi mano abarcaba toda su vulva totalmente empapada de flujo. Con la otra mano empecé a bajarle el short hasta dejarlo en el suelo. La madre de mi amigo tenía una tanga muy pequeña de color ciruela que me enloqueció aún más, comencé a bajársela al tiempo que mi lengua descendía por su espalda ¡Esto es una locura Marcos!!!!!- susurro Cristina. ¿Quieres que me detenga? pregunté, mmmm, creo que no- me dijo, La tanga ya iba enrollada a la altura de sus rodillas cuando mi lengua llegó a la raya de su culo, empecé a lamerle la raya, su agujero, que se veía estrecho, hasta llegar a su vulva, su olor y su humedad me excitaron aún más y Cristina con una de sus manos separó sus labios como indicándome que la penetre con mi lengua, cosa que no dudé ni un instante.
Mi lengua comenzó a explorar esa vulva jugosa mientras con mi mano terminaba de quitarle la tanga para que pudiera separar más las piernas, no pasaron ni dos minutos cuando Cristina me premió con su primer orgasmo sobre mi cara sacudiéndose violentamente, yo como un loco tragué todo el néctar que esa vulva me brindaba, Cristina gemía de placer y me decía cuanto le gustaba lo que hacía con mi lengua, acto seguido se dio vuelta y me besó apasionadamente en la boca, saboreando el sabor de su néctar, yo la tomé por el culo y la apreté contra mi mientras nuestras lenguas de enredaban dentro de su boca, los dos estábamos muy calientes, me excitaba mucho el hecho de estar en esa situación con una cincuentona, era una de mis fantasías que aún nunca había realizado, ella ya completamente desnuda se frotaba desesperadamente contra mi cuerpo. Cristina comenzó a recorrerme con su lengua, comenzó por mi cuello, siguió por mi pecho lamiendo mis tetillas mientras frotaba sus manos por mi espalda, luego siguió por mi panza y finalmente llegó a mi pubis, bajó mi slip y se encontró con mi miembro apuntándole desafiante, lo tomó con su mano por el tronco y me indicó que me sentara en uno de los sillones, ella se arrodilló entre mis piernas y comenzó a lamerlo a lo largo, desde la punta hasta el tronco. Yo me retorcía de placer – ¿te gusta? Me preguntaba Cristina -, siiii, no te detengas-, le respondí y ella aceleró la faena, se introdujo mi verga en su boca y comenzó a mamármela como si fuera una puta experimentada, sentía sus labios apretar mi miembro y su mano que a la v
ez me masturbaba. Me retorcía de placer, me sentía en el cielo, le avisé que estaba a punto de acabar, y Cristina aceleró el ritmo mientras me decía que quería mi leche. ¡Ya acabo Cris!!!!!!!!!!!-Mmmm… ¡Dame toda la lechita!!!-Si zorrita, como te gusta-Mucho, ¡dámela ya!!!!!!!-
Un chorro terrible de semen golpeó en la garganta de Cristina, ella siguió chupando y tragando hasta que quedé exhausto en el sillón, y luego siguió limpiando cada pliegue de mi verga con la punta de su lengua como una gatita buena. Del sillón pasamos a su cama para recostarnos y recuperarnos un poc el placer que sentíamos era inmenso, mmmm, como me gusta – decía Cristina, – cógeme, cógeme bebé. Síiiiiiiiii, zorrita voy a darte mi lechita- Cristina aceleró el ritmo, su concha ya era una catarata de flujo vaginal y sus gemido serán cada vez más fuerte, – ¡no pares bebé, voy a acabar!!!!!! Mmmmmmmmmm, yo también Cris, seguí así, así, bien profundo.
Mi verga entraba y salía muy rápido, cada vez que Cristina bajaba, sentía como mi verga llegaba hasta el final de su canal. No pude aguantar más y explotamos en un orgasmo increíble. Cristina sentía los chorros calientes de mi semen entra en sus entrañas mientras se abrazaba a mí y se sacudía en una sucesión de convulsiones de placer. Nos quedamos así abrazados con mi verga dentro de su concha hasta que perdí la erección. Cuando nos recuperamos nos dimos una ducha juntos enjabonándonos mutuamente, luego me vestí y me fui. Ya van dos años de estos encuentros, con la excusa de cobrar los seguros paso por la casa de Cristina cuando esta sola y ella debe esperarme siempre vestida solo con tacos altos y porta ligas.
Espero sus comentarios especialmente de las maduras lectoras de esta Web
Autor: Marcos marcos251970 ( arroba ) hotmail.com