Hetero, infidelidad consentida. Su esposo no podía satisfacerla sexualmente a causa de su parálisis, proponiéndole a él que le hiciera el amor a su esposa
Me encontraba en el campo después de mi recorrido de varios días, en los
cuales recolectaba diferentes tipos de hojas ya que soy botánico y se me
había encargado en la universidad donde trabajo, hacer una investigación de
esta zona del país. A mi paso por éste lugar pude ver que habían granjas que
distaban entre ellas y cuando caía la noche pedía posada en alguna de ellas
o dormía donde me encontraba.
Es así como llegué a una de estas granjas de las que hablo y al tocar me
abrió la puerta un hombre mayor que estaba en silla de ruedas. Le comenté mi
presencia por el lugar y que si podía darme posada por unos días ya que
tenia que hacer unos estudios de la zona y le ofrecí pagarle un dinero por
su hospitalidad.
Me hizo pasar y se porto muy amablemente, lo cual atribuí a que así era la
gente del campo. La casa era de dos pisos y muy amplia, pero me contó que el
tenia su habitación en el primer piso debido a que había tenido un accidente
hace 3 años que lo había dejado así.
Cuando nos encontrábamos conversando sentados a la mesa del comedor entró
por la puerta una mujer como de unos 28 años, de piel muy blanca y atractiva
lo cual me sorprendió ya que no todas por el lugar eran así. Se me quedo
mirando sorprendida al encontrarme ahí y por un momento pude captar su
turbación.
Le presento a mi esposa Elena me dijo el hombre, me paré y le tendí la mano
para saludarla, su piel era muy suave y tibia, estaba con un vestido
floreado suelto que no podía esconder sus agraciadas formas, que invitaban a
algo mas que un simple saludo. Mis ojos no podían dejar de observarla hasta
que me dijo con una sonrisa en sus labios que era bienvenido.
Arregla una habitación en la segunda planta le pidió su marido, que el señor
se quedara unos días con nosotros, ella subió mientras nosotros dos quedamos
conversando tomado unas copas hasta que llegó la noche y salí a fumar un
cigarrillo.
Debido a los tragos ingeridos mi organismo me llamaba a liberar la presión
de mi vejiga y me pregunté donde habría un baño, pero caí en cuenta que
estando en el campo, este tipo de casas tenían silos en vez de baños y al
girar mi cabeza vi a unos 30 metros de la casa una luz prendida en una
edificación de madera rustica y me dirigí con paso ligero debido a la
presión que sentía en ese momento.
Estaba por empujar la puerta cuando escucho sonidos de agua dentro de ese
lugar y al haber dejado dentro al viejo, la única que podía estar ahí era su
mujer. La construcción al ser de madera tenia varias rendijas por las cuales
uno podía observar de afuera hacia adentro sin ser visto. Me acerque
sigilosamente a una de las rendijas y mi corazón empezó a palpitar
aceleradamente por lo que vi.
Ella estaba de pie completamente desnuda dentro de una tinita echándose agua
con un jarrito para lavar su cuerpo enjabonado. Sus tetas eran perfectas,
del tamaño de dos toronjas y los pezones rosados que miraban desafiantes al
techo. Su pequeña mata de pelo formaba un pequeño triangulo el cual permitía
ver la forma de sus labios vaginales y su culo estaba formado por unas
nalgas redondas donde cualquier hombre desearía clavar sus dedos, esta
visión me provoco una inmediata erección que me causo cierto dolor ya que
aún seguía la presión en mi vejiga.
Cuando ella ya estaba por terminar regresé a la casa, luego de regar un
arbolito por ahí, me senté nuevamente a la mesa y el viejo se acercaba
empujando su silla de ruedas con otra botella de licor, diciéndome que creyó
que me había extraviado por la campiña.
Mientras bebíamos entró su esposa y mientras el viejo me hablaba yo la
seguía con mi mirada cuando ella subía la escalera para irse a su
habitación. E
l viejo me empezó a contar sobre su accidente y que lo que mas
pena le daba era ver a su joven esposa encadenada a un hombre que ya no
podía satisfacerle ciertas necesidades. Para mis adentros yo pensaba como
quisiera ayudarla, revolcándome como un animal con ella, lamiéndole todo el
cuerpo.
El licor y la calentura que tenia me hacían tener estos pensamientos y yo le
platicaba que si, que era una lastima, hasta que el viejo me dijo que tenia
algo que proponerme.
Quiero pedirte que le hagas el amor a mi mujer me dijo. Al principio creí
que había escuchado mal así que no respondí palabra alguna. Si, me dijo pero
con una condición. Se lo tienes que hacer aquí delante de mí, quiero también
excitarme viendo como te culeas a mi mujer.
Luego de salir de mi asombro, le pregunté que si ella estaba enterada del
asunto. No, me contestó pero ella tiene que hacer lo que su marido le ordene
vocifero producto de la borrachera. !Elena, baja enseguida!. Ella bajo
enseguida ataviada con una bata de dormir la cual cerraba con sus manos pero
que su transparencia me dejaba ver que solo tenia puesta unas bragas, mas no
sujetador.
Estoy alegre esta noche, quiero que pongas música
y bebas con nosotros. Ella lo hizo de buen grado y bebía unas copas con
nosotros, cuando su marido me dijo, baile con ella amigo, en el momento que
tocaban en la radio una melodía para bailar pegados. La saqué a bailar y
rodeé su cintura con mi brazo, mi corazón se comenzó a acelerar y noté que
su pecho pegado al mío también se aceleraba. Este contacto hizo que mi pinga
se pusiera al palo y no pude hacer nada para que ella no lo sintiera.
Mientras bailábamos y cuando su cabeza tapaba la visión del viejo le lamí el
lóbulo de la oreja, ella me dijo en voz baja, estas loco? mi marido esta
delante nuestro. Le conteste que el quería que esto sucediera. Ella lo miró
y el viejo asintió con la cabeza.
Le empecé a besar su suave cuello mientras me arqueaba para que sienta toda
mi tranca pegarse a su concha. Hice que su bata cayera en el suelo pasando
mis manos sobre sus hombros, hasta que solo se quedo vestida con una
braguita blanca, bajé mi cabeza hasta sus senos y ella echo su cabeza hacia
atrás mientras chupaba como un lactante con una fruición que dejaban escapar
gemidos de su boca.
Metí mi mano dentro de su braga, palpando con mis dedos sus labios
vaginales, sintiendo una sustancia viscosa proveniente de ese hueco que
pronto llenaría con leche.
Miré un instante al viejo que no se perdía ningún detalle de como le metía
mano a su mujer como se me antojaba y la veía sintiendo un placer negado
durante años. Me baje el pantalón y ella se arrodillo sacando mi pene de su
prisión y mientras se lo metía a la boca y lo chupaba de reojo miraba a su
marido para ver su reacción.
La incorpore luego de esa mamada espectacular y quitándole las braguitas la
levante en vilo sentándola en la mesa donde instantes antes había estado
tomando licor con su marido. Le abrí las piernas y ella me miraba a los ojos
pasando su lengua por su labio, suplicando con su expresión que se la
metiera. Enfile mi
pincho a su chucha y la clave de un solo, metiendo y sacando hasta que solté
un río de lechada en su huequito.
Ella se separó de mi y se puso en cuatro patas dándole el culo a su marido,
este se acercó con su silla a ella y metió el dedo pulgar en su ano y el
índice en su concha, moviéndolos metiendo y sacando lo que hizo que se me
pare de inmediato, me acerque a ella y le puse mi pinga enfrente de su cara,
ella la agarró y comenzó a mamarla y a corrérmela hasta que nuevamente sentí
que me venia y le solté todo mi liquido en la cara que fue rápidamente
lamido por esta mujer que me pedía que me quede con ellos.
Esos días siempre los recuerdo y pienso que habrá sido de sus vidas, habrá
pasado otro afortunado al cual le habrán ofrecido la misma hospitalidad que
a mi?
Si le gusto mi relato, envíenme sus comentarios a mi correo:
sleepkiss (arroba) hotmail.com
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