Alumnos, ella es Barbara. Será la nueva alumna este año.
Eran las 8:10 y la profesora no había llegado aún. La clase era un revuelo, papeles en el suelo, aviones atravesando la clase y algunos alumnos jugando al ta-te-ti en la pizarra. Un alumno sentado en el fondo observa por la ventana interna la llegada lejana de la profesora y avisa a sus compañeros, que se sientan rápidamente. La puerta se abre para dejar pasar a una profesora alta, de castaño cabello y unos 50 años de edad, seguida por una chica de más o menos 16 años, cabello rojizo atado en un rodete alto medio desprolijo y mirada inexpresiva. La profesora habló unas palabras con la alumna y ésta se quedó parada al lado del escritorio de la profesora, mientras la profesora llenaba el libro de aula y observaba la clase. Los alumnos cuchicheaban entre ellos la hermosura de la nueva alumna y las chicas criticaban el estado de su uniforme: falda verde casi hasta las rodillas (las otras chicas las llevaban más arriba), camisa blanca de manga tres cuartos al cuerpo y zapatos de gamuza marrones claros. Sus zapatos tenían dibujadas pequeñas estrellas en varios colores: lila, azul, verde y negro. Tenía las medias verdes casi hasta las rodillas y el suéter enroscado en la cadera. De sus hombros colgaba una mochila negra con unas cadenas plateadas en el cierre.
Profesora de historia: Alumnos, ella es Barbara. Será la nueva alumna este año. Bárbara, ve a sentarte al lado de Diego, al final de la clase, por favor.
Bárbara se dirigió al último banco de la primera fila, donde un chico de oscuro cabello y bronceada tez la miraba venir, mientras se hamacaba en la silla con los brazos cruzados sobre su tórax. Barbara se sentó en la silla de al lado y puso su bolso sobre la mesa. Sacó un cuaderno de tapa blanca con el escudo de Hogwarts y tomó una pluma de su cartuchera. Abrió el cuaderno y se dispuso a escribir lo que la profesora anotaba en la pizarra, pero una voz la distrajo de su tarea. Diego: ¿Me prestas una hoja, por favor? Barbi: Sí.
Diego: Soy Diego Míreles, encantado.
Barbara sonrió tímidamente y siguió escribiendo inexpresivamente. Al término de hora, tuvieron un receso de 10 minutos en los que los chicos se acercaban a Barbi a preguntarle sin descaro cosas cómo: ¿Dónde vives?¿ Cuál es tu teléfono?¿ Te caíste del cielo, angelito? Etc. Barbi respondía ceremoniosamente sin sacar la mirada del libro que estaba leyendo, hasta que uno le preguntó: ¿historia es tu materia preferida?. Al oír esto, los chicos se echaron a reír a carcajadas, mientras Barbi levantaba la cabeza y miraba al chico que había hecho la pregunta. Un chico alto, de unos 17 años, pelo negro y ojos verdes la miraba, esperando una respuesta. Tenia los primeros botones de la camisa desabrochados y abajo una remera de Metálica. Llevaba zapatillas en vez de zapatos y estaban destruidas. Barbi se levantó y miró al chico. Barbi lo miró de arriba abajo y le preguntó: -¿Cómo te llamas? Matías Abeijon. ¿Dónde té sentas?. Matías señaló el banco del medio. -¿Te sentás con alguien?- preguntó Barbs. –No, solo – fue su respuesta. La cara inexpresiva de Barbi formó una ligera sonrisa y, estrujándole el estomago a Diego con el libro que leía, dijo: – Ya vuelvo.
A los minutos regresó y movió sus cosas del banco de Diego al banco de Matías. Al sonar la campana, se sentó y Matías la miró impresionado. Matías: ¿Sabías que hay que pedirle a la consejera permiso para cambiarse de asiento? Barbi: ¿ De donde creíste que venía? La clase siguió como si nada, los chicos mas interesados en Barbi que en prestar atención a lo que la profesora explicaba. Así que se resignó y les dio la hora libre. Al final del día, a la salida del colegio, los chicos abordaron a Barbi para hacerle toda clase de invitaciones.
Tom: Te invito a tomar un helado.
George: Vayamos al cine.
Felipe: Vamos a bailar.
Diego: Te compro lo que quieras en el shopping.
Barbi: Diego, ¿ vos repetiste el año, no? Diego: Sí.
Barbi Se nota.
Matías: ¿Para donde vas? Barbi: Para Palermo.
Matías: Te llevo, yo voy para Belgrano.
Barbi: Hecho.
Barbi tomó del brazo a Matías(q se puso colorado al instante) y se dirigieron al estacionamiento para subirse a un flamante Porche colorado con cuero negro en los asientos. Barbi inspeccionó el coche antes de
preguntarle a Matías: -¿Crees en el idioma de los autos? M: ¿Qué es eso? B: Cuando compras un auto, el interior y exterior refleja tu forma de ser. Por ejemplo, exterior negro con interior verde puede reflejar que SOS un autista, pero que en el interior SOS de andar al aire libre, o que te gusta el dinero.
M: ¿Y mi auto? B: Refleja que sos romántico, pero que en realidad tenés otra idea en la cabeza.
M: Que interesante, debería buscar algo de eso en la Red.
Barbi: No se si vas a encontrar, pero con probar no cuesta nada.
Viajaron en auto por la autopista, sintiendo el viento en la cara, felices y contentos. Al llegar a destino, estaba oscuro, casi anocheciendo.
B: Matías, vos con quien vivís? M: Con mi hermano mayor, hacemos lo que queremos. ¿Vos? B: Con mi tía, pero ella trabaja turno nocturno, no vuelve hasta las 6 AM. Sale a trabajar en un ratito, a las 6 PM. Quieres quedarte un rato? M: Bueno.
Barbi y Matías entraron en la recepción del edificio. Allí se encontraba, saliendo del ascensor la tía de Barbi.
Tía: Barbi, hola, y el quien es? B: Matías, compañero de clase, vamos a estudiar.
Tía: Ah… dejen ordenado. Bye B: Chau Barbi y Matías subieron en el ascensor hasta el 9° piso.
B: Bienvenido a mi humilde morada./abriendo la puerta/ La «humilde morada» no era nada menos que un flamante departamento con una impresionante decoración. Todo tenia un estilo de …… ese aire que a uno le llega en las casas de decoración. B: ¿Queres ver tele?(vaya estudio) M: Dale.
En el living había tremenda TV de muchas pulgadas, era como un mini cine. Matías se acomodo en el cómodo sofá y barbi llego al instante con dos potes gigantes de pochoclo.
B: Bueno, ¿qué queres ver? M: Da lo mismo, lo que vos veas.
Barbi prendió la TV y puso la MTV. Estaba «Dismissed». Hizo Zapping hasta q se le cansaron los dedos y se quedo en Movie City, estaban dando «El 5° Elemento».
B: Es mi película favorita.
Se quedaron mirándola. Barbi se recostó sobre el pecho de Matías y él le pasa tímidamente el brazo por la espalda….. y más abajo también. Barbi levanto la cabeza al notar interrupciones en su cadera y miro a los ojos a Matías. Después le dio un beso en la boca y puso los dos potes sobre la mesa del living. Miro a Matías de vuelta, y empezó a desabrocharle la camisa lentamente, botón por botón, hasta dejar el torso de Matías completamente desnudo. Barbi lo miro un poco con esa mirada inexpresiva de la 1° hora. Luego lo miro a Matías y lo beso. Ambos se empezaron a besar y abrazar con pasión. Matías no dejaba de hurgar bajo el uniforme de Barbi y la sentó en su falda. Barbi acariciaba la espalda de Matías, mientras el se encargaba de desabrochar la camisa de Barbi, que pronto estuvo en el suelo acompañando a la de Matías. Los zapatos volaron a través de la habitación y dieron contra la pared, dejando unas marcas de suciedad. Las medias se las sacaron como pudieron, sin despegar sus labios y muchísimo menos, desenredar sus lenguas que jugaban como dos serpientes. Matías se separa un poco de Barbi y le saco el corpiño de un tirón. Admiro durante una fracción de segundo admiro ese par de meloncitos duros y bien formados que poseía, y procedió a mordisquear con locura; a su vez ella buscaba su espalda con los dientes. Matías se metió en la pollera de Barbi, bajándola y quitando su tanguita negra, húmeda gratamente. Matías se la saco despacito, para hacer sufrir un poco a Barbi q jadeaba lentamente para así posar sus manos en su sexo, metiendo con rudeza los dedos entre los labios vaginales de Barbi, entrando y saliendo… Barbi gemía y largaba suspiros cortos- Asiiiiii mati, siiiiii seguiiiii!!!!!!!. Matías mira a Barbi y se volvieron a besar. Casi desnudos y con el torso al aire, Matías toma a Barbi en brazos y la recostó sobre el sofá. Se le acostó encima y se siguieron besando. Matías volvió a la tarea de meter y sacar los dedos de la vagina de Barbi. Su voz se volvía a ratos incongruente, le escuchaba gemir: siii, siii ,ohhhh, ¡ah! ¡ah! Auuuhh…sigue… Cuando sus gemidos se hicieron más intensos, comenzaron leves estertores, entonces Matías supo que debía penetrarla. Con torpeza le pregunto si deseaba que la desvirgara, ella sólo movió la cabeza afirmativa, para seguir gimiendo. Matías se puso sobre Barbi, con las caderas en posición y con suavidad empezó a entrar; estaba húmeda, sus piernas, su culo y sexo, y sin
embargo, costó para que entrara, lo cual le agradaba secretamente a Matías. Las paredes de la concha de Barbi se estrechaban sobre la pija de Matías, apretaban a cada entrada, al tiempo que los dedos de Barbi se perdían en sus muslos, enterrando las uñas en las carnes de Matías, obligando que entrara con mayor rapidez. Comenzaron a moverse de manera torpe, inconexa, para luego encontrar un ritmo propio, una conjunción sexual que se mecía al vaivén de sus gemidos. La voz de Barbi, pastosa y sensual, se dejaba arrastrar ante cada embestida, hasta que la coherencia dejó de tener lugar; comenzó a subir el tono, a mordisquear con fuerza y a pedir que fuera más intenso: ¡Más fuerte!…ahhh,ahhh, que me duela, métemela hasta el fondo, rómpeme, partime en dos, ahhhh, ahhhh, ohhhhh sí….auuhhh… Así fue como Matías empezó a sentir el orgasmo, sin preocuparse de si podía embarazarla o no, termino dentro, cayendo sobre ella, a la vez que disfrutaba de su lánguido gemido de placer.
Pensaba que con esto bastaría, cuando sintió la boca de Barbi sobre su pené, chupando, quedando a mano sus caderas. Barbi lamía con deleite sus huevos, y Matías busco acomodar la vulva de Barbi sobre su boca; Mordisqueaba con premura cada punto de sus labios bulbosos, húmedos otra vez, separándolos y buscando su pequeño clítoris, para así comerlo, devorarlo a chupones y dentadas, hasta que sintió su líquido sobre su boca, bebiéndolo con premura. Entonces, con pensamientos torvos Matías salió de esa posición sin perder de vista las caderas de Barbi, levanto sus muslos dejándolos a su merced, decidido a tomarla por culo. Matías se incorporo apoyando su glande entre las nalgas apretadas de Barbi y de manera feroz entro en su pequeño orificio; su esfínter se contraía y dilataba exquisitamente, en tanto de su garganta sus gemidos se hacían más duros, más secos, como si el dolor le encantara. La pija de Matías entraba con fuerza, salía casi hasta la punta, para entrar otra vez, y los gemidos terminaron siendo gritos apasionados: ¡¡¡Síííí!!!, rómpeme el culo, quiero que me hagas tuya , ahhhhahhha….ahhhhh…
Matías estaba concentrado en un mete-saca que puso a Barbi de orbita. – Asii Matiii ssiiii, dale que me encanta!!!!!!! – Barbi me voyyyyyyyy!!!!!!!!!!-. Un chorro de semen lleno las entrañas de Barbi y la hizo gemir. Una vez que la ultima gota salió, ambos cayeron sobre el sillón, aun conectados por el miembro de Matías. Barbi recupero el aliento y miro a Matías, que aun estaba u poco exhausto. Barbi le dedico su mejor sonrisa y lo beso tiernamente en la boca. Se quedaron acostados un rato y durmieron un poco. Barbi se levanto a las 2 de la madrugada, por que algo le dificultaba la respiración. Trato de darse vuelta, pero algo la interrumpió. Matías seguía acostado encima de ella y la miraba dulcemente. –Dormiste bien, mi princesa?- le pregunto Matías. –Si, pero estas un poco pesado-. Matías salió de encima de Barbi y así desnudo como estaba se sentó en el suelo. Barbi se puso de costado y lo miro. -No te van a decir nada por quedarte a dormir?-. –Noooo, todo bien mi hermano-. –Bueno, entonces, me acompañas a la cama?- le dijo Barbi a Matías con una sonrisa picara. –Bueno….-. Recogieron las cosas y así desnudos como estaban entraron a la habitación de Barbi, toda decorada con tules de colores rojos y un agobiante perfume a sahumerio. Ambos se metieron en la cama y se besaron dulcemente. Matías llevo sus dedos a la vagina de Barbi y empezó a moverlos adentro y afuera. Barbi gemía y suspiraba. A Matías se le paro al poco rato y lo hicieron de nuevo, pero esta vez mas lento. Se durmieron a eso de las tres y se quedaron abrazados para disfrutar del calor de sus cuerpos. Y así durmieron felices…
Al día siguiente se levantaron y se ducharon juntos, se vistieron y salieron con el auto de Matías hacia el colegio. En la pausa del mediodía, se escondieron en el cuarto de las escobas, pero eso ya es otra historia….
Autor: El guardian
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